
Ahora bien: Las bases de datos, dan la autoría de este film
a Jess Franco, sin embargo los créditos dicen que la responsable el Candy
Coster, es decir, Lina Romay, y me parece que en alguna ocasión le escuché decir que, efectivamente, la había
dirigido ella.
Sea como fuere, no hay mucha diferencia en las maneras de
dirigir de cualquiera de los dos. Es más, yo juraría, que efectivamente es de
Franco.
Y lo cachondo de la peli, es que no es menos aburrida que
cualquiera de las películas de otros
géneros que filmó. Es porno, si, pero tomado a cachondeo. De hecho demuestra
aquí más originalidad que en muchas otras películas.
Cuenta la historia de un ojo del culo (el de Candy Coster)
que se lamenta de que su vecino el chocho goza de una vida sexual activa,
mientras que a él, no se le presta atención.
La narración es, precisamente, Lina Romay moviendo el ano,
mientras una voz en off se adapta al ritmo de movimiento de ese ojete.
La dueña del ojete, no para de chupar rabos y ser follada
por una serie de señores, hasta que al final, le follan el culo y el ojete
lleno de semen, acaba feliz y contento. Que quieren que les diga, para ser
porno, un género que detesto, que me aburre, que no considero cine, está más
que divertido.
Y es que el tío Jess es único hasta para filmar porno (en el
caso de que sea el director… si no, es igual). Ves una de sus escenas y sabes
que son de el, principalmente por como están filmadas, por lo poco sexys que
resultan (tías de lo más corrientuchas, y pollas fláccidas que no se ponen
duras por mucho que las actrices chupen y chupen), primeros planos de Lina
Romay zampando rabos (blandos) con mucho entusiasmo y muy bien comidos, todo
sea dicho, mucho bello (incluído en el ojete de Lulú…) y una sordidez, que hace
que, a rasgos generales, más que excitar, le entren arcadas al espectador.
Ergo, Franco, haciendo porno, ¡hace anti-porno!
Con todo, me quedo con los títulos de crédito. Reconocemos
por ahí a Mabel Escaño, pero en los créditos salen los nombres de los actores
Pepíto Tiésez, Mela Chupen, Jean Morcillón, e Iluminado Lechez… ¿Quién da más?
Para Jess Franco el porno no es motivo de paja, si no de humor y cachondeo, de
gente felíz…