viernes, 8 de noviembre de 2013

COLMILLOS ASESINOS

Portentoso bodrio de los de padre y muy señor mío, de aquellos que aguantas y aguantas con el fin de ver algo por lo que haya merecido la pena darle al play, y cuando llegan los créditos finales, resulta que no lo has encuentrado.
En un edificio de huéspedes se siembra la discordia porque uno de los inquilinos tiene un perro con muy malas pulgas. Uno de ellos va a joder al perro con un trozo de carne, y este le ataca. Tras esta agresión, los inquilinos van cayendo muertos y todo parece indicar que se trata del muchacho violentado por el perro, que se ha convertido en can tras la mordedura, aunque pronto saldremos de dudas en este embrollo.
La película es un coñazo; no va de perros asesinos como parecen querer vendernos, no hay ramalazos de terror por ningún lado y es estúpida, pero tiene una cosa muy positiva en contraposición a todo eso; el espectador no logra empatizar con nadie, y es que no recuerdo película con personajes más antipáticos que los de esta casa de huéspedes. A cual más cabrón y más hijoputa.
Dato totalmente intrascendente y que a mí me hizo especial gracia:  Tras atacar el perro al muchacho, uno de los inquilinos dispara al animal, provocándole la muerte, alegando que estaba rabioso, lo que hace encolerizar al dueño. El casero solo deja tener un perro en todo el inmueble, por lo que el que ha matado al can, corriendo compra un cachorrito para que el dueño del perro cabreado no pueda comprarse otro, solamente por joder, porque son todos más malos que el demonio y básicamente, se putean unos a otros durante todo el metraje, que es lo único bueno de la película y lo  único que vamos a ver, porque la poca chicha que tiene, no la gozamos hasta bien entrada la hora, y cuando hace acto de presencia es del todo decepcionante.
Lo dicho, pura basura que quizás entre amigos se disfrute un poco más y ni así.
En el reparto tenemos a un decadente Aldo Ray en un insignificante rol, y un buen puñado de actores de tercera, que ni para sobreactuar sirven, aunque lo hagan a conciencia.
En la dirección, Robert A. Burns, uno de estos señores que lo mismo sirven para un roto que para un descosido y que , habiendo hecho un montón de tareas técnicas de mogollón de películas conocidas, destaca su faceta como director de arte en cosas como "La matanza de Texas" original (y del cuento vivió hasta su fallecimiento), “Re-Animator”, “La masacre delmicroondas”, “Mausoleum” o “No vayas cerca del parque”.
Sin embargo, como director, esta es su única película, cosa que, por otro lado, no me extraña en absoluto.