viernes, 26 de marzo de 2021

CHRISTINA Y LA RECONVERSIÓN SEXUAL

Producción clasificada “S” producida por Andrés Vicente Gómez en extraña co-producción con Estados Unidos junto a  Harry Alan Towers (quien también produjera en algún momento algunos títulos de Jess Franco) y dirigida por Francisco Lara Polop que, como es de suponer, no aporta absolutamente nada  al subgénero más allá de un título en castellano la mar de musical y chanante, el hecho de que puede que sea una de las últimas producciones clasificada “S” que se estrenó en salas (ya en 1984), y la refrescante presencia de Jewel Shepard , scream queen y diva screwball de baja alcurnia a la que hemos visto hasta las amígdalas en “Desmadre en la universidad”, “My Tutor” o “El regreso de los muertos vivientes” y que, si bien destaca por unos atributos físicos extraordinarios, aquí finge muy mal estar pasándoselo bien en las escenas de folleteo.
La gracia del asunto es que tiene toda la pinta de que “Christina y la reconversión sexual” planeaba convertirse en una suerte de Emmanuelle de los 80, y para ello, se toma prestado al personaje principal de unas novelas eróticas firmadas por Blakeli St. James que fueron best seller en su época, en las que una rica heredera, Christina Van Bell, malgasta su fortuna y se folla a todo bicho viviente.  Por supuesto, la película que nos ocupa, adapta todo ese material como buena película “S”, como por inercia, sin ganas, sin brío.
Así, consta de una sucesión de escenas que desfilan por la pantalla en las que a la tal Christina le pasa de todo; Desde ser secuestrada por unos terroristas, hasta tener que vérselas con una organización de lesbianas luchadoras para, en todo momento, acabar haciendo el amor con unos y otros de la manera más lúdica.
Se ve que en un principio, y al ser una producción destinada a ser rodada en España, Towers concibió esta película con la idea de fuese dirigida por Jesús Franco, pero las relaciones no debieron ser muy cordiales en anteriores experiencias y, Franco, directamente ni contestó las llamadas de Towers. Para su sustitución, se pensó en otro artesano del entorno, que no fue otro de Paco Lara Polop.
Por supuesto, la película es un coñazo insufrible en la que lo único que cuenta son las escenas de sexo, y estas son toscas y chabacanas, casi anti libido, pero tiene cierta gracia, por ejemplo, ver la interactuación en un par de escenas de la Shephard con el bueno de Emilio Linder. Mientras que ella no parece muy cómoda en esas escenas de follambre, Linder parece ponerse las botas. Obviamente, damos por hecho que ambos están interpretando, así que, a todos los efectos, con su manita introduciéndose en lugares donde no se debe, Linder resulta infinitamente mejor actor… él sí que parece gozar.
En aquel 1984, las salas X ya estaban legalizadas y había un circuito marginal más especializado para el cine de folleteo, por lo que “Christina y la reconversión sexual” llegó demasiado tarde y, aunque debió salir rentable, apenas la vieron unos escasos 36.000 espectadores. La clasificación “S” agonizaba.
Por otro lado, La Shephard, habló en su blog en 2013 a cerca de esta película, ya que se trata de la única de cuantas rodó en la que fue la principal protagonista, y renegó bastante. Dice que le vendieron una película erótica de buen gusto con desnudos artísticos al lado de la Torre Eiffel, y se encontró regateando con el productor  negociando en cuantas escenas aparecería desnuda, pasando más frío que vergüenza y rodando en exteriores de tapadillo, cuando se ya habían ido los guardias a las 7 de la mañana del lugar estipulado para el rodaje.
Como curiosidad se le puede echar un ojillo pero, vaya, más cine “S” desalmado y sin vida, aunque, paradójicamente, histórico para nuestro país.
Junto a la Shephard y Emilio Linder, vemos en pantalla a Tony Isbert, Emiliano Redondo y una actriz acreditada como ¡¡Pepita Full James!!