lunes, 4 de julio de 2022

ANIMALES RACIONALES

Segunda película de Eligio Herrero, de corte post-apocalíptico y sin diálogos, que aprovechaba las localizaciones y decorados de su anterior “Jane, mi pequeña salvaje”, rodada al mismo tiempo que esta en las Islas Canarias. En realidad la que le interesaba hacer a Herrero era “Animales racionales”, surrealista y con ramalazos hacia el cine experimental, pero por si acaso fracasaba, y para curarse en salud, rodó “Jane, mi pequeña salvaje”, en teoría un éxito anticipado con actores de primer orden, cuyas ganancias servirían para cubrir las perdidas que el director intuía que podía tener esta marcianada. Ninguna de las dos funcionaría especialmente. Sin embargo, y al tratarse de una película que carece de diálogos, “Animales racionales” se convertiría a posteriori en un film de culto que ha sido recientemente rescatado y remasterizado en 4K para su posterior lanzamiento en Blu-Ray por el sello Mondo Macabro.
Tras una explosión nuclear, tres personas se encuentran en medio de una isla desértica. Después de asumir lo que ha sucedido agradecerán el estar vivos. Dos de ellos, un chico y una chica rubia son hermanos (según el propio Herrero) y el tercero en discordia, es un roquero suburbial que al ser consciente de que ha sobrevivido a un holocausto nuclear, mostrará su alegría ofreciendo un recital de “Air guitar” (¿?) a sus parteneirs. A partir de ese momento, comenzará la lucha por la supervivencia en la isla, buscándose el alimento o enfrentándose a peligros varios, como unos extraños cangrejos de colores que moran en las arenas y a los cuales acabarán devorando (otra vez [¿?]).  Pronto aparecerá por allí un perro que les guiará hacia una zona donde hay más seres vivos que les servirán para alimentarse, lo que junto al paso del tiempo propiciará que se generen las competencias entre unos y otros por conseguir los favores sexuales de la señorita. Se la acaban pasando por la piedra el roquero, su hermano y hasta el perro. Y lo que comenzó como una vulgar competencia, acaba convirtiéndose en una carnicería.
Desde luego se trata de una película rara, misteriosa y desperada, con una fotografía muy colorida donde imperan los tonos rosa y azul pastel y que, aunque en un principio aparente ser cutre y salchichera, lo cierto es que está hasta bien dirigida y me parece una proeza que con las misma localizaciones y decorados utilizados para una comedia tonta que explotaba “El lago azul” como es “Jane, mi pequeña salvaje”, Eligio Herrero consiga ambientar la cosa en un entorno post-apocalíptico y, más importante todavía, que de el pego. O al menos lo da hasta bien entrada la hora de metraje, cuando se supone que ha pasado el tiempo y nuestros tres protagonistas lucen pelucones y taparrabos, y más que una película post-apocalíptica parece como si estuviéramos viendo una de cavernícolas. Ahí ya da menos el pego.
Pero flipamos colorines con todo lo demás que sucede, situaciones imposibles que van desde el incesto hasta la zoofilia, pasando por el homosexualismo por descarte (en un momento en el que la chica yace con el can, como ofrenda tras haber traído la pieza de comida más grande), por parte de los otros dos competidores masculinos.
No se trata de una película corta precisamente, llega a la hora cuarenta, por eso me resulta sorprendente lo bien que se aguanta el visionado. Se trata de una obra con lo contemplativo por bandera, sin diálogos, con largos paseos por los desiertos volcánicos y polvetes soft de más de tres minutos.
Se clasificó “S” por lo escabroso de todo lo que cuenta, por los desnudos, la follambre y la violencia, pero no se trata de un producto “S” al uso, que eran todos un coñazo; esto es algo infinitamente más interesante que todas aquellas comedietas guarrindongas y creo que tiene algo más de valor.
Eligio Herrero venía de hacer algún dinero trayendo películas fantásticas del más variado pelaje para ser estrenados en cines de barrio y sesión continua. Cuando decidió dar el paso a la producción, lo hizo con estas dos de las que les he hablado (entre otras), y aunque recuerdo que en su momento “Jane, mi pequeña salvaje” gozó de cierta popularidad, lo cierto es que Herrero no ha vuelto ha hacer más cine tras “Animales racionales”. Y sin duda, se trata de una de las rarezas del cine español.
Por otro lado, al tratarse de una película en la que tres individuos (y el perro Larry según los créditos) exploran su sexualidad en una isla desértica, muy, muy cogido con pinzas, pero podríamos decir también que se trata de otro de los exploits españoles de “El lago azul”… ¿Me aceptan pulpo?
Como protagonistas tenemos a José Yepes representando la parte hispánica de la película, al que hemos visto en un montón de títulos en calidad de secundario habiendo trabajado para Paul Naschy, Mariano Ozores, Fernán Gómez, etcétera, así como se le puede ver en un buen puñado de teleseries de producción nacional. En la parte guiri, tenemos a Carole Kirkham a la que vemos hasta las amígdalas, apareció también en “Latidos de pánico” y en esa obra neo-nazi tan salada que es “I Love Hitler”. Y Geir Indvard sería el actor que da vida al hermano de esta. Los tres aparecen en papeles secundarios en la anteriormente mentada “Jane, mi pequeña salvaje”, lógicamente.
Por cierto, el póster de “Animales racionales”, me parece cojonudísimo.