lunes, 2 de enero de 2023

MUSICAL CANÍBAL

“Musical Canibal” es la película (no tan) amateur que llevaron a cabo los hoy archiconocidos Trey Parker y Matt Stone durante sus años de estudiante en la universidad de Colorado. Los dos individuos se conocieron allí, hicieron migas y procedieron a facturar cosas juntos, una de ellas, un trailer ficticio sobre una odisea en clave de comedia, basada en hechos reales, narrando las hazañas del explorador Alfred Packer, que fue uno de los individuos que fueron juzgados en los Estados Unidos por un caso de canibalismo, allá en 1847. El joven Parker, obsesionado con la historia de este tipo, tiró para delante con la idea de rodar un largometraje cuando se vio alentado por sus profesores y compañeros que le aseguraron que el trailer era buenísimo. Así, consiguió reunir 125.000 dólares de parte de familiares y amigos, encontrar unas localizaciones del todo creíbles y, filmando en 16mm, daría forma a una pequeña película musical que contendría todas las señas de identidad que reconoceríamos después en el cine y las animaciones de Trey Parker y Matt Stone.
La cosa va sobre este Alfred Packer que va a ser juzgado por comer carne humana durante una expedición que comanda con el fin de encontrar oro. En esta expedición el viaje se alarga, el invierno se hace insoportable y, algunos de los miembros de la misma mueren, por lo que al resto no les quedará más remedio que alimentarse de los cadáveres. Durante el juicio la acusación exagera lo acontecido notablemente, por lo que, en off, Packer narrará al espectador lo sucedido tal y como ocurrió. Entre medias chistes de toda índole, un buen montón de números musicales de baja alcurnia y algo de gore bien crudo y vistosito.
Una vez terminado el film, bajo el título de “Alfred Packer: The Musical”, Parker y Stone lo moverían por toda suerte de mercados de cine y festivales con la idea de venderlo y, con las ganancias, poder realizar otra película, pero el resultado no era lo suficientemente profesional para que los festivales la tuvieran en cuenta. Sundance les dio una sonora patada en el culo, por lo que, como revulsivo, se limitaron a alquilar salas de convenciones en hoteles para hacer proyecciones privadas y Santas Pascuas.
Después de esta experiencia, Parker y Stone seguirían a lo suyo, con sus cortos, su humor y sus animaciones, hasta 1996, cuando “Musical Caníbal” ya llevaba tres años dando vueltas por ahí y no tenía distribución, que no les quedó más remedio que vender los derechos de la película a Troma por cuatro duros. Fue lanzada en VHS y la compañía tampoco le dio una distribución masiva, sino más bien todo lo contrario. De hecho, y considerando que el personaje de Alfred Packer era muy local, para vender más cintas fuera de la tierra de origen, Colorado, Troma decidió cambiarle el título a la cinta por el de “Cannibal! The Musical”, título algo más comercial por el que se conoce hoy día a la película. No vendieron mucho tampoco con ese título. En nuestro país, emitida de soslayo alguna vez en la programación televisiva  de madrugada, recibió el título de “Musical caníbal”.
Sin embargo en 1997, ya comenzó a emitirse en Comedy Central lo que serían los primeros capítulos de una serie de dibujos animados absolutamente irreverente, protagonizada por cuatro niños y que llevaría por título “South Park”. Qué les voy a contar… Esta serie pronto sería un fenómeno social que convertiría a los jóvenes Matt Stone y Trey Parker en estrellas millonarias que recibirían el beneplácito de la crítica y público en cine, televisión y teatro, pese a que por encima de ellos siempre volaría la sombra del NC-17 (no recomendado para menores de 17 años). A día de hoy, son los dueños intocables de su producto que en pleno 2022, y con “South Park” a la cabeza, funciona como un tiro.
Por supuesto, como bueno mercachifles, inmediatamente después de su éxito, la Troma lanzaría nuevas ediciones en vídeo y DVD de la película, anunciando en la caratula que esta era una producción de los creadores de “South Park”, vendiendo DVDs a mansalva y convirtiéndose en la película más vendida en la historia de la compañía en formato domestico.
Entonces, no podemos decir que “Musical Caníbal” sea de culto groso modo, pero sí podemos decir que se trata de una película muy querida por los fans de Parker y Stone, que está muy bien considerada y que, a su manera, es un pequeño clásico.
A título personal sí que puedo considerar este un producto en algunos aspectos superior a la media (los USA en los 90 dieron mucha mierda directa a vídeo) y que, desde luego, deja entre ver el talento que, sin duda, se gastaban Trey Parker y Matt Stone, o la solvencia dirigiendo del primero. No obstante, y a pesar de tres o cuatro chistes bastante graciosos, tampoco la considero una película en demasía buena ni entiendo la locura de ciertos sectores del fandom hacia ella. Digamos que, sentándome a verla, “Musical Caníbal” funciona a la perfección una vez. La segunda, ya tengo que quitarla a la mitad. Pero no deja de ser una película meritoria a todos los efectos.
Como curiosidad, decir que Trey Parker dio papeles a todos sus amigos y conocidos, asignando así papeles de extra para algunos de sus profesores; uno de ellos era, curiosamente, uno de los popes del avant-garde cinema, Stan Brakhage.
Por la parte que les toca a los creadores, Matt Stone interpretaría un par de papeles secundarios mientras que el protagonismo absoluto recaería sobre Trey Parker que firmaría ese protagónico bajo el alias de Juan Schwartz. Por supuesto, la integridad de la estupenda banda sonora, letras y músicas, serían también obra de Parker. Y toda la película, por primigenia que esta sea, está impregnada de su particular sello.