sábado, 2 de marzo de 2024

LA MITAD OSCURA

Thad Beaumont es un escritor la mar de intelectual con un pasado sórdido y, sobre todo, bien secreto. Buscando dinero fácil, ocultó su identidad tras el nombre de George Stark y comenzó a escribir novelas ultra-comerciales repletas de sexo y violencia. Todo iba de maravilla hasta que un tipo que conoce la verdad le chantajea, pidiéndole guita a cambio de no chivarse. Thad decide hacerlo público protagonizando un reportaje en una popular revista, coronado por una foto en la que posa junto a una supuesta lápida del escritor ficticio. ¿Ficticio?. Justo entonces, alguien comienza a asesinar brutalmente a aquellos que intentaron hacer desaparecer a George Stark.
"La mitad oscura" suponía algo así como un acontecimiento. Todos conocíamos y, con mayor o menor intensidad, amábamos a George A. Romero y Stephen King. Juntos habían colaborado previamente, por supuesto... ¡y de qué manera!, pero Romero jamás llegó a adaptar oficialmente una novela del escritor. ¿Qué podía salir mal?. Pues, básicamente, que estábamos en los noventa. El género del terror comenzaba su peculiar descenso a los infiernos, uno del que nunca se recuperó del todo. Tampoco las inspiraciones y trayectorias de esos dos titanes vivían momentos de gloria (aunque ambos hicieron cosas mucho peores a posteriori) ¿Resultado? sigan leyendo... 
La vi en el Festival de Sitges. Y las expectativas hicieron su agosto. El público allí congregado aplaudió los respectivos nombres de Romero y King cuando aparecieron en pantalla. Era un ritual bastante común que también se dio con John Carpenter y una de sus películas más flojitas, "El pueblo de los malditos". En cualquier caso, la audiencia Sitgetana llegaba tarde. Es decir, pillaba a todos estos autores a los que tanto habían admirado y amado en el inicio de sus respectivas decadencias. Para cuando "La mitad oscura" terminó, el entusiasmo inicial se había desvanecido. No convenció.
Se decía -injustamente- que George A. Romero contaba por primera vez con un actor "de verdad" al fichar a Timothy Hutton como protagonista. También asomaban Michael Rooker y dos más acostumbrados a aquel tipo de verbenas, Robert Joy y Rutanya Alda quienes, by the way, en su día formaron parte de la saga "Amityville". Aunque el nivel de truculencia era muy escaso, iba incluida una escena hacia el final -que no desvelaré- bastante cañera y muy bien acabada en cuanto a trucajes (si se lo preguntan, sí, Tom Savini anda por ahí metido, pero en un plano mucho más segundón de lo habitual).
El verdadero problema con "La mitad oscura" es que, siendo correcta como es, acaba resultado aburridilla. Sosa. Desapasionada. Desangelada. No deja ninguna huella. De hecho, en mi más reciente visionado caí rendido de sueño antes de llegar al final. Y, créanme, fue una de esas sobadas intensas y babeantes.