Janis Cole y Holly Dale son un dúo de directoras canadienses que, empezando sus carreras en tiempos de estudiante con cortos filmados en 16 mm, pronto se especializarían en trabajos más o menos feministas, cultivando el género documental donde se harían fuertes con una serie de películas que retrataban las distintas problemáticas de las mujeres en ambientes marginales. De este modo debutarían en la dirección con “P4W: Prison for Woman” en 1981, llamando la atención de estudiosos y eruditos, y ganando prestigio en el cine canadiense.
Por otro lado, interesadas como estaban ambas mujeres en todo lo relativo al comercio sexual, se tiraron su juventud investigando al respecto y viajando para documentarse sobre el tema, cayendo en la cuenta de que uno de los mayores focos de prostitución se encontraba precisamente en Canadá, concretamente en un barrio llamado "Davie" del "West End" de Vancouver. Perfecto para ser estudiado y documentado.
Pese a tratarse de una zona residencial llena de tiendas, en 1984 destacaba por ser un hervidero de prostitución, con trabajadoras y trabajadores sexuales que abrían el chiringuito a las 11 de la mañana y ya no se iban de allí hasta bien entrada la noche. Un barrio rojo con todas las de la ley, donde había prostitutas femeninas, transexuales y chaperos.
En 1986 el gobierno procuró limpiar la zona sacando a las prostitutas de allí y llevándolas a las afueras, donde, debido a la menor afluencia de viandantes y vecinos, eran un blanco más fácil para depredadores sexuales y asesinos. Como consecuencia a la reforma del barrio de "Davie", fueron muchas las prostitutas que murieron de manera violenta, cosa que no ocurría cuando operaban en el lugar donde se ambienta la película. Casi que fue peor el remedio que la enfermedad.
Sin embargo, un par de años antes de la reforma, Cole y Dale reunieron a un buen número de trabajadores sexuales con el fin de realizar un retrato sobre todos ellos. Las putas y los chaperos consintieron ser filmados y entrevistados, dando forma a este “Hookers on Davie” que está considerado un documento histórico y muestra de manera fehaciente lo que ocurría en ese barrio canadiense a mediados de los años 80.
Entonces, tenemos una película que va dando saltos del "cinema verité" al documental de entrevistas, filmando las largas esperas de las prostitutas (de hecho, hay un momento en el que una de ellas afirma que su verdadero trabajo es esperar, cosa que me hace especial gracia porque es lo mismo que dicen los actores del suyo...), la interacción entre ellas, trifulcas o intervenciones de la policía que se van intercalando con entrevistas en primer plano en las que las putas y chaperos nos cuentan sus circunstancias. Por supuesto, todo ello es de lo más interesante a la par que desasosegante.
Sin embargo, no es la intención de las directoras tirar de sensacionalismo, ni tan siquiera se permiten el lujo de ser condescendientes, ni de lanzar una moraleja al espectador; sencillamente colocan la cámara y dejan que la vida fluya. Y la combinación de realidad con entrevistas se acopla a la perfección, impidiendo que la cosa se vuelva tediosa o repetitiva. Si solo hubieran filmado entrevistas o solo momentos del día a día, igual no hubiera sido tan efectiva.
Asimismo, se trata de una película de putas callejeras filmada en 16 mm, por lo que, por mucho que las cineastas intentan despojar al conjunto de sordidez incluyendo mucha luz y una gran cantidad de secuencias diurnas al ritmo que marca el temazo “Street Life” de Randy Crawford & The Crusaders (que suena como única banda sonora), la cosa en todo momento resulta pringosilla y queda, tras el visionado, una extraña sensación de desazón. Y eso que hay una copia remasterizada que resalta toda su luminosidad y su grano, pero no consigue que se nos quiten las ganas de ducharnos tras ver la película.
En definitiva, está francamente bien.
En Canadá "Hookers on Davie" goza de excelentísima buena prensa, porque retrata un ambiente que existió durante un periodo de tiempo concreto y que, de no ser por esta película, se hubiera perdido dejando muy poca documentación al respecto.
A día de hoy, el barrio en cuestión se llama "Davie Village" y es el equivalente al "Chueca" madrileño; está limpio e impoluto, y es donde muchos miembros del colectivo LGTBI eligen su residencia. Se trata de una zona claramente turística, llena de librerías de temática homosexual.
Tras este documental, que es su obra culmen, Holly Dale y Janis Cole hicieron un par más de temáticas similares, pero después se ganaron la vida tras los focos como productoras de cine independiente desde "Spectrum Films". Cole, además, es profesora de universidad.