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lunes, 15 de mayo de 2023

LOS AÑOS DESNUDOS: CLASIFICADA S

Resulta muy curioso que en su momento, 2008, Félix Sabroso y Dunia Ayuso, estandartes del cine petardo español de los 90 con títulos en su haber como “Perdona bonita pero Lucas me quería a mí” o “El grito en el cielo”, centraran la temática de “Clasificada S: Los años desnudos” en una corriente cinematográfica tan efímera, marginal y chabacana como fue el cine “S”. Más concretamente, en aquellos softs de tan mal gusto y que tanto se estilaron en las salas de tercera categoría de la transición. Sin embargo no lo reivindica ni lo homenajea, sino que lo denuncia, mostrando el trato que recibían las mujeres que se desnudaban en aquellas películas por parte de los productores y directores que las realizaban. Sería una necedad pensar que una película de estas características iba a hacer un retrato alegre y desenfadado de aquellos films y lo normal es que los directores hagan un acercamiento social —y no jocoso— al fenómeno. Es cierto que las actrices que aparecían en aquellas películas y que luego tendrían mayor o menor fortuna en el mundo del cine, eran tratadas poco menos que como floreros. Entonces, "Los años desnudos...." habla de aquello, eso sí, conociendo el fenómeno “S” desde lejos sin tan siquiera realizar un estudio profundo del cine que pretende retratar, que, sin duda, era deshonesto y desperado, medio mafioso y misógino. Lo que la salva es que es una película que está muy bien y que resulta entretenida hasta las trancas.
Cuenta la historia de tres jóvenes que buscan suerte en el mundo del cine. Estamos en plena transición y las películas de culos y tetas  se producen como churros, así que las tres protagonistas se meten de lleno en todo el tinglado, teniendo que tragar sexualmente con el productor de turno y siendo despreciadas por el público biempensante de la época. Pasa el tiempo y las vidas de estas actrices van tomando su rumbo; una se casa con un productor, otra acaba haciendo pequeños papeles en el cine convencional y la tercera adicta a las drogas.
La ambientación a mediados de los setenta (cuando quizás estas películas de las que se nos quiere hablar son más bien de los primeros ochenta) está bastante lograda y centra algunas de sus secuencias en anécdotas que son vox populi en el mundo del cine, como aquella en la que las actrices no se saben sus diálogos y, como luego van a ser dobladas, bastaba con que recitaran números al azar. Al fin y al cabo su calidad como actrices daba lo mismo porque de lo que se trataba era de mostrar carne.
En los papeles principales tenemos a Candela Peña, Goya Toledo y la modelo Mar Flores, que tras ser presentada para el cine por Juan Antonio Bardem en su última y horrorosa película “Resultado final”, tuvo una pequeña carrera como actriz que no debió convencer a nadie, sin embargo, yo creo que aquí, y teniendo en cuenta el tipo de papel que interpreta, está bastante bien. Curiosamente, después de esta, el único crédito que posee la modelo como intérprete es al lado de Casper Van Dien en “Sharktopus vs Whalewolf”, cosa que manda cojones.
“Clasificada S: Los años desnudos” supuso un fracaso de taquilla que no trascendió ni lo más mínimo, siendo hoy en día una película bastante olvidada, sin embargo, con todo, a mí me resulta simpática. Y es que las secuencias en las que se recrean rodajes de productos “S”, aun sin enterarse de la misa la mitad los directores, son altamente divertidas, a pesar de que la intención principal de la película sea hacernos tomar conciencia y deprimirnos.

sábado, 23 de marzo de 2024

FRONTIÈRE(S)

A mediados de los dosmiles, se produce en Francia una pequeña explosión de películas horroríficas interesadas en recuperar las maneras más duras, sucias y explícitas del género, vertiente yanki, acaecida durante los años 70. Estaban "Alta Tensión" (el plagio de la novela "Itensity" de Dean Koontz perpetrada por Alexandre Aja), "À l'intérieur" (seguramente la mejor del todas) y la que repasaré a continuación, "Frontière(s)". Repetían en la producción -tras la "alta imitación" de Aja- Luc Besson y su "EuropaCorp", esta vez mucho más seguros de donde se metían. Así pues, hasta cierto punto, se podría decir que "Frontière(s)" fue la aportación "mainstream" del pack. Y es curioso porque, a su vez, es la menos imaginativa y más de manual. Estamos ante la enésima variación de "La matanza de Texas", oooootra vez. Fotocopiar el clásico de Tobe Hooper ya era por entonces algo más propio de zineastas costrosos y amateuristas que de todo unos profesionales de la industria, como es el caso. E, igual que ocurre en las producciones de baja alcurnia, también aquí se tira de mucha sangre y más truculencia explícita cuando, no lo olvidemos, esta escaseaba en el film de Hooper, sustituida por una atmósfera sórdida y poco higiénica, cosa que solo se consigue cuando hay talento. Tirar de explosiones de hemoglobina y empacho de látex es lo opuesto / fácil.
"Frontière(s)" se centra en un grupo de chavales, semi delincuentes, que, huyendo de los alborotos urbanos ocurridos en París por aquellos entonces (lo recordarán, con quema de coches a tutiplén y demás mandanga destructiva), recalan en una casa de campo habitada por un clan de tarados cuyo cabecilla resulta ser un viejo nazi. Tenemos incluso al gorderas medio lerdo,  ataviado con un delantal salpicado de sangre, dedicado a trocear cadáveres. Así que, sin sorpresas. Los chavales serán perseguidos, cazados, mutilados (el momento más "ouch!" consiste en unas enormes tenazas cortando un tendón de Aquiles) hasta que la "final girl" de rigor (pal caso la "dernière fille"), teñida de rojo rojísimo, acabe con la troupe al completo en un clímax ultra-violento + intenso durante el que me costó mantener los ojos abiertos. Y no por miedo, sino por sueño.
"Frontière(s)" nunca llegó a estrenarse de modo oficial en nuestro sucio país, limitando su recorrido a festivales. Bueno, por una vez obramos sabiamente.
En los créditos finales se incluye un listado con todos los que ejercieron de figurante durante el rodaje. Como eventual integrante de colectivo que soy, lo encontré sorprendente y admirable. ¡Estas cosas solo pasan en la frans! A ver si aprendemos, españññña.
Debutaba en el largo comercial Xavier Gens, quien luego dirigiría "Hitman" y unas cuantas cosas más igual de desalmadas y olvidables.

viernes, 23 de agosto de 2013

VICIOSAS AL DESNUDO

En el cine clasificado “S”, la verdad es que el resultado de las películas da exactamente lo mismo, siempre que en esta haya una buena dosis de escenas de “Porno Soft”. Digamos que tienen carta blanca para hacer una mierda de película, siempre que se vea pelo. De hecho, la gran mayoría de las películas “S”, ya lo he dicho otras veces, son todas un auténtico coñazo, tan sosas, que ni siquiera propuestas, a priori, tan bizarras y cachondas como “Neumonía erótica y pasota”, que nos ofrece, incluso, una “Hulka” que tira de espaldas, resultan dignas de merecerse un visionado.
Por eso me hace especial gracia que una película como “Viciosas al Desnudo”, clasificada “S”, y por tanto, con licencias para poder ser rodada con el culo, dirigida por el manitas Manuel Esteba, que jamás cuidó un solo plano en ninguna de sus películas, sea tan divertida, refrescante, y, curiosamente, la más elaborada y mejor terminada de cuantas rodó el artesano catalán.
Cuenta la historia de un escritor de éxito que escribe sobre las bondades de la juventud actual. Siempre discute con su editor sobre este tema, pues este incide en que la juventud de ahora solo piensa en drogarse y en follar.
Cuando su mujer se va de viaje con los niños, y se queda en casa solo una noche de lluvia, llaman a su puerta dos hippies que le piden cobijo y un baño… pero lo que recibirán es la polla del escritor por todos sus orificios. Vamos, que Jack Taylor, que es quien da vida al personaje, se pega el festival.
Claro, que le saldrá cara la cosa, porque tras el folleteo, las chicas le pedirán, incluso, dinero, y cuando se quiere deshacer de ellas, acaban secuestrándole, formándose una espiral de sinrazón de sexo, drogas y violencia, que si bien a mí me recuerda ligeramente  (por plagiadora más bien) a “La naranja mecánica”, a un entusiasma fan japonés en IMDB le recuerda a “Thelma y Louise” (??).
Cojones ¡pues me ha entretenido mucho la maldita película!, porque con Esteba, la fascinación no viene por la calidad y/o el entretenimiento. Hasta con las desmadradas comedias de Los hermanos Calatrava, hay que tener paciencia y soportar el aburrimiento que suele ser sinónimo de Esteba, pero me temo que estamos ante la mejor de sus películas. Porque la historia es interesante, las escenas de folleteo estéticamente están bien resueltas, porque está bien dirigida, porque Esteba ha sabido dotar de ritmo algo que podía haber sido muy coñazo, porque tiene humor involuntario, como no, y un reparto que siempre mola verlo en pantalla. Y todo ello en una película “S”, que como ya he dicho, no tenía por qué contar con ninguno de estos elementos, solo coños y tetas.
Como diría el Pumares “Se la ha hecho un primo”.
Ahora, ver a Jack Taylor revolcándose en un yakuzzi con Adriana Vega y Eva Lyberten, ver como alguna mano se le escapa al pan, sobando, chupando, gozando y poniendo cara de chimpancé en lugar de cara de placer, es una experiencia única que nadie debería perderse, así como algunos de los diálogos, que de poco currados, acaban por ser brillantes, como el que tiene lugar nada más comenzar la película, entre el escritor y el editor: “- Se que tus libros dan dinero. ¿Cómo no lo voy a saber, si soy quien los editó? Pero esa juventud que defiendes no es mejor que la nuestra. –Si que lo es, porque no tiene prejuicios. –Precisamente por eso. Son una juventud que solo piensa en drogarse” o algo muy parecido se escucha nada más comenzar.
En definitiva, una maravilla, una rareza (por potable) en la filmografía de Esteba, y una “rara avis” (por entretenida) dentro del cine clasificado “S”.
En el reparto, junto a Taylor, tenemos  las ya mencionadas Adriana Vega (vista en casi cualquier película ochentera de Mariano Ozores) y Eva Lyberten (nacida Herminia Benito y vista en productos de consumo como “Porno: Situación Límite”, “En busca del polvo perdido”, “La caliente niña Julieta”, “Neumonía erótica y pasota”, “Los violadores del amanecer” o “La Zorrita en Bikini”) y Javier Garriga a.k.a. Frank Garrik.

viernes, 26 de marzo de 2021

CHRISTINA Y LA RECONVERSIÓN SEXUAL

Producción clasificada “S” producida por Andrés Vicente Gómez en extraña co-producción con Estados Unidos junto a  Harry Alan Towers (quien también produjera en algún momento algunos títulos de Jess Franco) y dirigida por Francisco Lara Polop que, como es de suponer, no aporta absolutamente nada  al subgénero más allá de un título en castellano la mar de musical y chanante, el hecho de que puede que sea una de las últimas producciones clasificada “S” que se estrenó en salas (ya en 1984), y la refrescante presencia de Jewel Shepard , scream queen y diva screwball de baja alcurnia a la que hemos visto hasta las amígdalas en “Movida en la universidad”, “My Tutor” o “El regreso de los muertos vivientes” y que, si bien destaca por unos atributos físicos extraordinarios, aquí finge muy mal estar pasándoselo bien en las escenas de folleteo.
La gracia del asunto es que tiene toda la pinta de que “Christina y la reconversión sexual” planeaba convertirse en una suerte de Emmanuelle de los 80, y para ello, se toma prestado al personaje principal de unas novelas eróticas firmadas por Blakeli St. James que fueron best seller en su época, en las que una rica heredera, Christina Van Bell, malgasta su fortuna y se folla a todo bicho viviente.  Por supuesto, la película que nos ocupa, adapta todo ese material como buena película “S”, como por inercia, sin ganas, sin brío.
Así, consta de una sucesión de escenas que desfilan por la pantalla en las que a la tal Christina le pasa de todo; Desde ser secuestrada por unos terroristas, hasta tener que vérselas con una organización de lesbianas luchadoras para, en todo momento, acabar haciendo el amor con unos y otros de la manera más lúdica.
Se ve que en un principio, y al ser una producción destinada a ser rodada en España, Towers concibió esta película con la idea de fuese dirigida por Jesús Franco, pero las relaciones no debieron ser muy cordiales en anteriores experiencias y, Franco, directamente ni contestó las llamadas de Towers. Para su sustitución, se pensó en otro artesano del entorno, que no fue otro de Paco Lara Polop.
Por supuesto, la película es un coñazo insufrible en la que lo único que cuenta son las escenas de sexo, y estas son toscas y chabacanas, casi anti libido, pero tiene cierta gracia, por ejemplo, ver la interactuación en un par de escenas de la Shephard con el bueno de Emilio Linder. Mientras que ella no parece muy cómoda en esas escenas de follambre, Linder parece ponerse las botas. Obviamente, damos por hecho que ambos están interpretando, así que, a todos los efectos, con su manita introduciéndose en lugares donde no se debe, Linder resulta infinitamente mejor actor… él sí que parece gozar.
En aquel 1984, las salas X ya estaban legalizadas y había un circuito marginal más especializado para el cine de folleteo, por lo que “Christina y la reconversión sexual” llegó demasiado tarde y, aunque debió salir rentable, apenas la vieron unos escasos 36.000 espectadores. La clasificación “S” agonizaba.
Por otro lado, La Shephard, habló en su blog en 2013 a cerca de esta película, ya que se trata de la única de cuantas rodó en la que fue la principal protagonista, y renegó bastante. Dice que le vendieron una película erótica de buen gusto con desnudos artísticos al lado de la Torre Eiffel, y se encontró regateando con el productor  negociando en cuantas escenas aparecería desnuda, pasando más frío que vergüenza y rodando en exteriores de tapadillo, cuando se ya habían ido los guardias a las 7 de la mañana del lugar estipulado para el rodaje.
Como curiosidad se le puede echar un ojillo pero, vaya, más cine “S” desalmado y sin vida, aunque, paradójicamente, histórico para nuestro país.
Junto a la Shephard y Emilio Linder, vemos en pantalla a Tony Isbert, Emiliano Redondo y una actriz acreditada como ¡¡Pepita Full James!!

jueves, 1 de febrero de 2018

PALOS PUNTIAGUDOS

Cualquier banda de rock que para bautizarse tome prestada una palabra, o dos, de un gag de los Monty Python merece todos mis respetos. Es el caso de los "Pointed Sticks", lo que traducido al castellano sería "Palos Puntiagudos" y pertenece al sketch en el que John Clesee da una clase de defensa personal a unos cadetes donde vale como arma hasta un plátano. Es Eric Idle quien esputa el mentado término.
Los "Pointed Sticks" son una relativamente oscura banda Canadiense nacida por ahí 1978 cuando el boom del punk rock comenzaba a declinar, pero aún estaba caliente. No hay duda de que su sonido bebe de esa fuente, pero los "Pointed" suenan más melódicos que otra cosa. En realidad encajarían mejor en el llamado power pop (o punk pop, aunque el sonido "a lá Fat Wreck" que se entiende hoy por punk pop es altamente odioso). Sin embargo sus dos "hits" son, por velocidad y dinamismo, genuino punk rock. Hablo de "Out of luck" y "Somebody´s Mom", dos pildorazos de pura energía pegajosa, pogebale y perfectamente coreable. Un par de auténticas joyas.






Justamente, gracias a estas supe de su existencia, lo que no tendría nada de raro si no fuese por el cómo. Una anécdota la mar de bonita y que adoro rememorar.
Situémonos a mediados de los 90, cuando andaba yo a tope con el punk tras un primer intento infructuoso justo una década antes. En aquellos entonces consumía casi cualquier cosa que tuviese que ver con el tema, de ahí que decidiera alquilar la película "Caído del cielo / Out of Blue" tras leer no sé dónde que narraba la historia de una chavala ansiosa por formar parte del punk tras sentirse marginada entre los suyos. La peli venía firmada, y co-protagonizada, por Dennis Hopper, y no dudaba que sería un poco chapas, pero la localicé en mi video-club habitual y la vi. Efectivamente me pareció un rollete, y no me gustó lo que era moneda común en casi todas las pelis sobre/con punk/s, retratar la movida como algo esencialmente negativo. Sin embargo, hubo una cosa que me atrapó. Y mucho. La inevitable escena en la que la protagonista acude a un concierto. Aluciné con las dos canciones que tocaba la banda del escenario, que justamente eran -una versión acortada de- "Out of luck" y "Somebody´s Mom". Quedé tan prendado que corrí a juntar mis dos vídeos y copiarme aquel material. Esa escena concreta. Solo había un problema, el nombre del combo en cuestión no salía por ningún lado, ni siquiera al final de los títulos de crédito. ¡¡Demonios!!.

Actualización (25-02-2021): Revisada recientemente, pude corroborar que sí, el nombre sale, un poco a escondidas, pero sale. No entiendo por qué cojones no me di cuenta entonces (¿la mala calidad de la copia, tal vez?). De paso, comentar que también se menciona a "Teenage Head" y "The Subhumans" (los Canadienses). En cuanto a la peli, puede que vista ahora la considere algo más interesante... pero tampoco es como para echar cohetes. Y, sí, la imagen que da del punk sigue siendo negativa e inevitablemente salpicada por ideas propias del cine mainstream.



Pasó algo de tiempo. Puntualmente rememoraba aquel sonido revisando el material de la cinta VHS, pero era casi imposible saber más al respecto. En esa época tenía un amigo nuevo con más o menos gustos afines y solía prestarme cintas. Cierto día puse en el radio-casete una. Era un punk melódico muy de finales de los 70 bastante chulo. De pronto, ¡arrea!, ahí estaba "Somebody´s Mom". ¡¡No es posible!!. ¿Había dado con la misteriosa banda?. Escuchar "Out of luck" me lo acabó de confirmar. ¡Eran ellos!, ¿y cómo se llamaban?. Pues como ponía escrito en la respectiva pegata: "The Pointed Sticks".
Me volví adicto a la cinta que llevaba siempre en el walkman. Cierto que las dos canciones que sonaban en la película eran básicamente lo mejor de su repertorio, pero el resto estaba a la altura. Y así tiré durante largo tiempo, hasta que apareció internet. Busqué en el emule y di con un disco recopilatorio llamado "Part of the noise". Era el mismo material del casete, solo que ahora ya podía escucharlo en el mp3. Y procedí.
Este es un culebrón con varios saltos temporales de longitud considerable, porque mi relación con los "palos puntiagudos" ha sido así hasta la llegada de las redes sociales y "Spotify". Justamente, fue hurgando ahí que me acordé de ellos, tecleé su nombre y cuál fue mi sorpresa al encontrarme con, no solo un par de trabajos clásicos, también discos nuevos. ¡¿Mande?!. Sí amiguitos, los "Pointed" habían resurgido del retiro dispuestos a seguir rockeando. Y yo con estos pelos.
Pero antes de llegar a esa parte, demos un leve repaso en plan "revista oficiosa" a la trayectoria del grupo (cortesía de "Wikipedo", por supuesto).
Los "Pointed Sticks" fueron la primera (¿y única?) banda Canadiense fichada por el seminal sello británico "Stiff Records", cantera de muchas y míticas punk-bands. Sin embargo se encontraba en plena movida financiera y el LP resultante, "Perfect Youth", nunca vio la luz (ese es también el título de mi tercera canción favorita de los muchachos). Estamos en 1980. Naturalmente un palo de tales dimensiones desanimó por completo al combo que, poco a poco, fueron perdiendo el contacto entre ellos hasta que "Pointed Sticks" desapareció del mapa.



En 1995 se publicó la recopilación de la que hablaba antes, "Part of the noise". Y una década después ve la luz el LP perdido, cortesía de "Sudden Death", sello que regenta nada menos que Joey Keithley/Shithead, frontman de los míticos "D.O.A." que también son Canadienses y muy colegas de los "Pointed" (habiendo tocado juntos en alguna ocasión a pesar de la diferente intensidad de sus sonidos). De igual manera, "Sudden Death" edita al año siguiente una recopilación de singles y rarezas titulado "Waiting for the real thing" (donde "Out of luck" y "Somebody´s Mom" suenan mejor que nunca). Por lo visto este material se vendería bien en Japón, donde tira mucho el punk melódico y saltarín (allí también funcionan guapamente peña como "The Carpettes", que guardan ciertos parecidos sonoros con los "Pointed Sticks"), y en 2006 el combo parte para allá, llevándose la sorpresa de su vida ante el notable éxito obtenido. Animados, se fueron juntando y rejuntando esporádicamente hasta que pasó lo inevitable, en 2009 graban un nuevo LP, "Three Lefts Make A Right". ¿Y qué tal?. Hombre, pues lógicamente el sonido se relaja un pelín. El pop gana terreno al punk y cuenta con algunos temazos muy dignos. De hecho, si hablamos concretamente de "All Night" estamos, simple y llanamente, ante una auténtica delicia que en un mundo justo sería un total y absoluto "hit" a nivel masivo. Vamos, que el disco está chulo y se disfruta. Contentos con esta dinámica, en 2015 lanzan otro LP de título evidente: "Pointed Sticks". Aunque el sonido se sigue pareciendo a "Three Lefts Make A Right", y tiene algunas canciones bien majas y agradables, también se cascan de esas que te saltas cuando lo estás escuchando. Pero hace gala de algo afín a todas las composiciones de los "Pointed", y es que muchas de sus melodías, incluso las que en principio te parecían del montón, se te quedan impresas a fuego en la mente y te van absorbiendo poco a poco, hasta que un día, casi sin darte cuenta, comienzas a tararearlas obsesivamente. No obstante, y tal cual ocurre con casi cualquier grupo del mundo, como el primer disco, ninguno.
Actualmente los "Pointed Sticks" gozan más que nunca de lo que hacen porque, según declaraban en una reciente entrevista, se trata de un auténtico hobby sin presiones de ninguna clase. Cada uno de sus miembros, ya con pinta de señores respetables, más arrugas y menos pelo (sobre todo en el caso del cantante, que no lo lleva nada bien disimulándolo con un sombrerito), curran en otras movidas (sin alejarse mucho de su pasión). Uno es profe de música, el otro se encarga del merchandising en macro-conciertos, etc, etc. Van tirando. Y la banda es aquella cosilla con la que disfrutan juntos cuando hay tiempo libre. Y eso es hermoso.

Como guinda, dos canciones de su más reciente repertorio:






viernes, 4 de febrero de 2022

EROS HOTEL (EL HOTEL DEL AMOR)

Según se cuenta, el trasfondo de esta película durante su preproducción era político, tratando de emular las películas exploit americanas que usaban ese tipo de reivindicaciones a la hora de mostrar teta en pantalla, darle un poco de enjundia al producto, no solo peludos coños y turgentes senos. Sin embargo, “Eros Hotel”, una vez rodada, resultó ser una más de las muchas películas “S” que se exhibieron en salas acondicionadas a películas de tal categoría antes de que el porno se legalizase, una mediocridad. Por otro lado, al tratarse de una co-produccion hispano- italiana, y al no existir en Italia una categoría como esa, el erotismo de esta película se queda un tanto descafeinado en comparación con otros títulos “S” de producción eminentemente española, para amoldarse al tipo de cine erótico italiano que se llevaba entonces en el país de la pizza, un poquito más comedido.
El argumento, como no, es una tontería: Con la excusa de mostrar carne y escenas de sexo,  tres parejas de distinta nacionalidad deciden ir a pasar una temporada a un hotel en Turquía —obviamente, para abaratar costes a la producción— y así resolver allí sus diferencias sexuales. Pero una de estas parejas acude con una joven sobrina de 18 años que dice ser muy liberada, lo que acarreará la discordia sexual entre todos ellos. Por otra parte, en el hotel hay una especie de sátiro con bigote, que tirará la caña a todas las hembras que por allí pululan, llegando a mojar en alguna que otra ocasión con algunas de ellas.
Nada. Una película de folleteo vacía y sin un atisbo de reivindicación política como se preveía —gracias a dios—.
Sin embargo llama poderosamente la atención que la película entera es un vehículo para el lucimiento del palmito de la actriz Violeta Cela, secundaria habitual del cine español en la era “Ley Miró” que aparecía en “Amanece que no es poco”, “El año de las luces” y tantas otras películas de prestigio, que ganó cierta popularidad a finales de los setenta por interpretar a un personaje del programa infantil “La mansión de los Plaff”, y que aseguró a la prensa que era sobrina de Camilo José Cela. Nadie puso en duda esto hasta que, años más tarde, se descubrió todo el pastel y se supo que no era sobrina de Cela, que se lo había inventado para darse importancia, pero sí lo era del director de las películas de Joselito, Antonio del Amo. También era prima de la vedette Paloma Cela. El caso es que me llama la atención, que con una carrera ascendente en televisión durante los primeros 80 que se tradujo luego en la regularidad que ofrece el ser una actriz secundaria, combinó esa faceta televisiva de marcado carácter infantil con los protagónicos en el cine “S”, apareciendo pizpireta en lo de “La mansión de los Plaff”, a la vez que de despendolaba, más pizpireta todavía, como Dios la trajo al mundo y completamente desinhibida en películas seminales del subgénero tales como “¡Susana quiere perder… eso!”, “Suave cariño, muy suave” y, más tarde, la que nos ocupa. Cosas de la época.
Por lo demás, un producto de lo más miserable, la típica película “S” que cubre el cupo de escenas picantonas y, para rellenar, construye un par de tramas insaboras y pretendidamente cómicas que en absoluto resultan eficaces. El cine menos autoral y menos eficaz de cuanto se hizo en nuestro país tras la muerte de Franco, que únicamente sirvió para cubrir la demanda pajera de la época, o para rellenar la programación de madrugada en canales de dudosa procedencia como 8 Madrid, a partir del nuevo milenio.
En esta ocasión, al ser una co-producción y ser el reparto procedente de distintos puntos de la geografía europea, se le encomienda la tarea de dirigir a todo un artesano de la serie B/Z italiana, Sergio Bergonzelli, que comenzó con el spagueti western, se paseó por el cine erótico y la comedia bobalicona, siendo una se sus películas más célebres una que co-dirigida con Carlos Aured, ni tan siquiera le da a Bergonzelli crédito como tal ; “Apocalipsis Sexual”.
Para completistas muy completistas.

viernes, 12 de mayo de 2017

LOS PORNOAFICIONADOS (LA PERSEGUIDA HASTA EL CATRE)

Genuina clasificada “S” que tiene como  principal virtud el estar algo más entretenida que las otras. No mucho más, pero vaya, me la comí del tirón, sobretodo, porque como el protagonista, Emilio Linder, aparece poniéndose las botas en esta película, uno está atento para ver si en algún momento captamos alguna penetración real. Y diría que es posible que en algún momento si que penetre a alguna de las mozas. Como fuere, se lo está pasando muy bien. Luego, en entrevistas diría que no había sexo en estas películas, pero si después de los rodajes. No obstante, también dijo que no había hecho porno nunca. En cualquier caso, para desmentir su declaración, tan solo habría que echarle un ojo a “Una rajita para dos”.
“Los Pornoaficionados (La perseguida hasta el catre)” no deja de ser una película idealista. Cuenta la historia de dos jóvenes cineastas que tratan de hacerse un hueco en el cine rodando porno, por lo que seducen a dos jovencitas de las que se acaban enamorando y con las que filman mil y una secuencias pornográficas en Súper 8. Al final uno decide irse a Madrid a probar fortuna en el mundo del cine convencional, mientras que el otro decide quedarse en Valencia, lugar donde se desarrolla la acción, a seguir con el porno, que procura un dinero fácil. Parece una declaración de principios por parte del director.
Con esta premisa se suceden las secuencias de folleteo soft, en un agonizante tour de force por llegar a los 90 minutos de metraje, por lo que rellenan el mismo, también, con metraje que nada aporta a la trama, como pueda ser la actuación completa del famoso cantante Valenciano José Marqués, o unos bailes modernos en la discoteca.
El tono de comedia se hace patente desde el subtítulo que acompaña al título principal, “La Perseguida hasta el catre”, en referencia a una broma que los protagonistas hacen en medio de una de sus orgías fílmicas.
Poco  más que decir, una película “S” concebida para saciar las lívidos de los españolitos de la transición a poco análisis se puede someter. Pero dentro de la bazofia que, en sí, nos ofrece el género, esta está simpática, y es de lo mejorcito.
Por otro lado, su director es de lo más interesante; Tras la cámara, y firmando con el pseudónimo de Félix Varón, tenemos a Ismael González. Un loco del cine de arte y ensayo, amigo personal de Françoise Truffaut que durante los años 60 se encargó de la distribución en España de películas de autor para salas especializadas.
En su filmografía como director tenemos un montón de cortometrajes de arte y ensayo hasta que en los ochenta, y con la proliferación de las películas-vehículo para grupos infantiles, rodó “La canción de los niños” con Rodrigo Valdecantos (el “flaco” de las películas de Parchís), para poco después, y de manera alimenticia pasarse a la producción y dirección de películas “S” y, también, porno.
De hecho, gran amigo de Jess Franco, conocida es la anécdota que cuenta, que estando los dos compartiendo estudio dónde montaban sus respectivas películas, se apostaron, con la nueva ley que legalizaría el cine X, a ver cual de los dos rodaba más filmes porno en una semana. Jess Franco rodó tres. La apuesta la ganó Ismael González que rodó cuatro.
Por lo demás, citar algunos títulos de la filmografía de González, que son música para mis oídos… por lo demás, habría que verlos: “El Orgasmo y el Extasis”, “Yo amo a Hitler” o “Escuela de grandes putas”, formarían parte de la peculiar filmografía de este amante del cine de Truffaut.
Junto a Emilio Linder, tenemos al actor catalán Joan Monleon, el único que no se presta al folleteo en la película y a un par de actrices “S” cuyos encantos relativos he visto pasear en otras películas de la misma índole, pero cuyos nombres soy incapaz de recordar.
Tiene su gracia el asunto.

jueves, 24 de marzo de 2016

LUCIO FULCI: AUTOPSIA DE UN CINEASTA

Si decidí comprar (¡sí, comprar!) el libro que Javi(er) Pueyo ha dedicado a Lucio Fulci fue por tres motivos. Uno, previamente él había adquirido “Cómo NO hacer un cortometraje” y me sentía moralmente obligado. Dos, entre sus páginas se incluye un cita a mi inmunda persona en relación a la reseña de "Aenigma" publicada en este mismo sacrosanto blog. Y tres, el tema me interesaba razonablemente. Imagínense que Pueyo hubiese firmado un libro sobre… no sé…. David Trueba, Alejandro González Iñárritu o alguien igual de despreciable… ¡habría tenido un serio problema!. Pero me gusta creer que nunca haría algo semejante y que, él como yo, prefiere a los viejos exploiters italianos. Y es que para mi Lucio Fulci siempre ha encajado en la etiqueta con contundente perfección. No olvidemos que su película más famosa es, en versión original, una secuela pirata de otro film de éxito.
Nunca me he tomado muy en serio a Fulci. Y tampoco a aquellos que le consideran un maestro, un genio, y le rebozan continuamente en intelectualismos baratos o nobles referencias. ¿Que si Pueyo comete tan irritante error?, no. Cierto que ocasionalmente se deja cegar un poco (¿¿¿buena "Murder Rock"???), pero nunca llega a resultar demasiado ofensivo ni cargante. En realidad la mayor parte de las veces que eso pasa se debe a citas ajenas (no cuenta aquí su opinión más que favorable respecto a esta mierda).
Naturalmente son las partes dedicadas a las películas de terror más legendarias del cineasta lo realmente interesante y adictivo del tochito/repaso. Y aunque Pueyo parece encabezonado en aclararnos que la obra del italiano va más allá de.... ¡"El más allá"!, o de "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes", es en los textos dedicados a estas cuando le vemos disfrutar regodeándose en los detalles escabrosos, algo que agradecí. No cada día alguien que escribe un libro sobre la obra de un director de cine se centra con placer y saña en describir las secuencias más sangrientas con el mismo entusiasmo que cualquier aficionado medio, lo que corrobora aquello de que el autor es, en mayor o menor medida, un igual. Y mola.
En el lado malo, quizás la parte que menos me ha gustado es la que habla de la influencia que Fulci ha ejercido en otros (incluso aunque ronde Vial of Delicatessens por ahí), me pareció arbitraria e incompleta. Varias de las micro-escenas en las que el director de "Nueva York bajo el terror de los zombi" dejó más huella fueron el "backyard horror" yankee, el germano (no todo se queda en Schnaas y sus insufribles zombies) y un cierto ¿underground?, todas ellas vilmente ignoradas. Tampoco me parece justo que cuando toca hablar de lo mucho que Fulci tomaba nota de Dario Argento, la cosa se limite al giallo. Ni por el forro, el asunto era bastante más extenso. Lo del perro lazarillo atacando a su dueña de "El más allá" lo vimos antes en "Suspiria". También ahí teníamos una lluvia de gusanos, como la de "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes"... y seguramente de seguir investigando localizaríamos más sospechosos parecidos, pero no hay ganas.
El libro se completa con entrevistas a gente que en algún momento de su carrera artística se cruzaron con Lucio Fulci. Tenemos al fragassado de Claudio, por ejemplo. Aunque mi favorita es la última de todas, Batrice Ring, actriz en la temible "Zombi 3". A diferencia del resto de entrevistados, la chica se dedica a poner verde no ya al cineasta, más bien a toda la industria del horror italiano de bajo coste, por sus precariedades y, sobre todo, el trato inhumano. Algo que me creo a pie juntillas a pesar de que canta a la legua la antipatía que la actriz gasta para con el género. Y también el que anda un poco amargada. Pero una cosa no quita la otra, nunca he dudado que los Fulcis, Lenzis, Castellaris y Massaccesis del mundo serían todos unos hijos de puta tiránicos, algo extensible a buena parte de nuestros propios estetas del fantastique setentero (e incluyo aquí a tío Jess) y al exploitation planetario en general, y leer tales declaraciones me hizo sentir incluso aliviado. En este país de retrasados, y concretamente entre el fandom, los fanzines y libros monográficos, no abunda la crítica, en cambio lamidas de culo descontroladas las hay para dar y regalar. Que Javier Pueyo cierre su recomendable, intrascendente (positivamente hablando), honesta y agradabla obra con ella da que pensar. ¿Casualidad?, ¿velada denuncia del propio autor en un intento de rebajar la pátina de absurdo prestigio que acompaña a toda esta peña?.... en fin, dejen que así lo crea, me hace mucho más feliz.

domingo, 27 de abril de 2008

DEAD MAN´S SHOES

Un chaval retrasado es adoptado cual mascota por los matones/traficantes de un pequeño pueblo de las Inglaterras. Lo que primero son bromas (hacerle fumar crack, liarle con una tipa...) van empeorando lentamente, hasta la humillación total. Años después, el chaval vuelve al pueblo acompañado de su hermano mayor, militar, quien viene dispuesto a vengarle con los métodos más expeditivos.
Leído así suena a típica película de venganzas justicieras... y más si añado que para actuar el prota se disfraza con un mono verde y una máscara anti-gas de esas. Hay violencia y hay sangre. Sin embargo, "Dead Man´s Shoes" vendría a ser "El Exterminador" dirigida por Ken Loach, en serio (y no voy tan desencaminado, ya que, supongo que involuntariamente, ambos films tienen un par de ideas en común, que el vengador lleva un abrigo verde de origen militar cuando va "de paisano" o que amenaza a sus informadores con "Si me has mentido, volveré a por ti").
Dirigida por Shane Meadows, el realizador británico responsable de la potente "This is England", "Dead Man´s Shoes" es lo que se dice un título de culto. Lo que la hace distinta a la típica peli de vigilantes y revanchas es su estética, su ritmo, su tono... que como se daba en "This is England" es brutalmente realista, de una naturalidad pasmosa, casi parece una peli improvisada, con la cámara bien sujeta al hombro del que filma y dejando el trípode en la puerta. Nada de efectismos, ni secuencias espectaculares de acción desbocada. La violencia es sangrante, pero contenida y abundan los anti-climax, los momentos que rompen con lo que en una producción de Hollywood hubiesen sido pura descarga de adrenalina. Los matones son una panda de desgraciados, de perdedores, que no tienen ni un arma decente, y mucho menos lujos... incluso en algunos casos da lástima verlos caer bajo la ira vengadora del soldado protagonista.
Vale, a ratos es un poco brasas, pero hay una pequeña "sorpresa" final que logra despertarte justo en el momento en el que los ojos iban a cerrarse. Sin embargo, y a pesar del rollo auteur, ES una peli de venganzas y ES una peli de justicieros... de esas que los críticos petulantes que echen pestes sobre "Death Sentence" pondrán en un pedestal cuando, en esencia, son casi lo mismo (y de hecho, arrancan igual).
Aunque solo sea por su diferencia, vale la pena verse este "Dead Man´s Shoes". Sin duda, con Shane Meadows estamos ante un cineasta cuanto menos interesante. Que siga así.

miércoles, 8 de mayo de 2013

VIERNES 13

Hay películas que tienen un peso histórico dentro de los parámetros de su género. Marcan un antes y un después. Pero también es bien cierto que algunas de ellas no resisten el paso del tiempo y, vistas hoy día, pierden. Eso es exactamente lo que me pasa con "La noche de los muertos vivientes" original, por ejemplo. Y con el primer y genuino "Viernes 13", también. A la hora de reseñar y/o comentar un film de esta clase, ¿qué haces?, ¿tienes en cuenta su pesado curriculum o te dejas de pamplinas y opinas libremente, sin condicionantes?. 
Últimamente paso las horas muertas releyendo un estupendo tochito que les recomiendo a todos ustedes, "Making Friday the 13th, the legend of camp blood", según las artes del Sr.David Grove (estupendo salvo por algún descuido). Es el segundo libro dedicado al universo "viernestreciano" que tengo en mis sagrados estantes. Y es que da la casualidad que soy fiel seguidor de la franquicia y tengo a su indiscutible protagonista, "Jason Voorhees", como uno de mis personajes de ficción predilectos. Son varios los muñecotes del interfecto los que adornan mi refugio, destacando el que luce junto a la tele, de palmo y medio y con el vestuario hecho de tela auténtica. Un regalo de mi primera ex.
De hecho, soy de los que opinan que la saga "Viernes 13" se puso realmente interesante a partir de la segunda entrega, es decir, cuando "Jason" se convierte en el protagonista. Pensamiento este más generalizado de lo que cabría esperar pero no compartido con muchos de los puristas. Y oigan, les entiendo, claro que sí. El primer "Viernes 13" era la "seria" del pack, la que lucía crímenes bien sangrientos y que -se supone- daba verdadero miedo. También es la que se parió desde la independencia, sin intrusión por parte de ningún estudio. Vamos, muy deudora del espíritu libre y transgresor de los 70. El caso es que comprendiendo todas estas razones, sigo pensando que el "Viernes 13" original, el de Sean S. Cunningham, es un tostón. Ayer noche la revisé, impulsado por la lectura del mentado libro, y así pude corroborarlo a pesar de su siempre fascinante "look" semi-setentero a base de grano y proto-realismo.

Por desgracia no es una aprecicación reciente, viene de lejos. Ya conté aquí en una ocasión lo especial que fue el día que la vi por primera vez. Emocionado, me senté frente al televisor, puse el vídeo a grabar y.... errr, me dormí como una marsopa. ¡¡Menudo rollazo!!. Lo más traumático de todo fue descubrir que el de la máscara de hockey ni tan siquiera aparecía. Bueno sí, un poco, pero no con el aspecto de las espectaculares fotos que hasta entonces había visto en el "Fotogramas" o en las mismas caratulas de las consiguientes secuelas que descansaban en los estantes del vídeo club y que tanto me fascinaban a la par que atemorizaban. Francamente, lo único bueno que para mi tuvo "Viernes 13" fue que me animó a alquilar todas las continuaciones y, ahí sí, comenzó a forjarse el mito.
El botón de "start" lo apretó "Psicosis". Luego vino el "giallo". Y "Bahía de sangre". Apareció "La noche de Halloween" que se llevó unos méritos que, después de todo, tal vez no merecía, porque antes estuvieron "Noche silenciosa, noche sangrienta" y, muy especialmente, "Navidades negras". Sin embargo, Sean S. Cunningham, que siempre fue un hombre de negocios desesperado por lograr un "hit" al que, digámoslo claramente, el género del terror le importaba tres pimientos (como al 95% de los cineastas que han parido algunos de los clásicos modernos), prefirió fijarse en el film de John Carpenter y, sobre todo, su tremendo éxito. Hay quien dice que también tomó buena nota de la peli de Mario Bava, lo que es muy posible. En todo caso, y sin quererlo, Cunningham sentó las bases de la consiguiente fiebre "slasher" gracias a que su pequeña y sucia peliculita fue un bombazo, un fenómeno social no exento de cierta polémica. Aportó tres cosas al firmamento del psycho-killer enmascarado que hasta entonces nadie había tenido en cuenta, un campamento veraniego como emplazamiento, la venganza como motivador del asesino y, sobre todo, el gore. No todos los "slashers" que le siguieron tomaron nota de esto último (ahí tenéis "Examen Final" y "Prom Night", por ejemplo), pero los que sí lo hicieron, son los que acabaron dejando huella, como "La quema" o "El Mutilador". Y es que es esto último, los truculentos trucajes escalofriantemente realistas de un Tom Savini en plena forma, lo único que realmente mola de "Viernes 13". Así de sencillo y así de cierto. 
Si te pones en el lugar de aquellos que acudieron a verla en su estreno, puedes comprender perfectamente el impacto que tendría. Envidias su posición. Su suerte. Imagínatelo, sería la leche asistir virgen a una proyección de "Viernes 13". Pero si lo miras hoy día, con toda la retahíla de imitaciones, copias, tributos, homenajes y, sobre todo, secuelas, la peli fundacional de Sean S. Cunningham es un puto rollazo tremendo repleto de momentos involuntariamente contemplativos. Es decir, un montón de material muerto que no sirve para nada más que pasar el rato hasta el siguiente asesinato. Esto es lo que ofendió a muchos críticos de la época, la estructura casi-porno de la película. "La noche de Halloween", o incluso "Navidades negras", aún contaban algo de interés entre crimen y crimen. Pero "Viernes 13", ¿qué?, larguísimas escenas de peña preparándose un café... paseando por el bosque... hablando de gilipolleces... paseando por el bosque (¡esta ya la has dicho!), etc, etc... la nada más absoluta. Y no me vengan con el cuento de la atmósfera o el suspense, porque NO LO HAY. Cunningham es incapaz de crear nada de todo eso, únicamente se le da bien rellenar metraje e inmortalizar los esfuerzos creativos de Savini. That´s all (bueno joder, y la estupenda partitura de Manfredini).
Hey, y me sabe mal hablar así... pero es lo que pienso. Ayer noche le di una oportunidad esperando cambiar de parecer, esperando aprender a apreciarla. Pero no. Hoy me levanto y digo más seguro que nunca aquello de: Sí, la primera es la primera, pero la franquicia no se puso realmente interesante y divertida hasta que el hijo de la Sra.Voorhees agarró los mandos. Y Michael Bay lo sabía cuando produjo el remake, que para algo limita el contenido de la peli de Cunningham a los 15 minutos del prólogo. Tio listo.

jueves, 31 de mayo de 2018

S IS FOR STANLEY

Sé lo que estáis pensando: "¡¿un nuevo documental sobre Kubrick?!, ¿acaso hay a estas alturas algo más que añadir o decir sobre la figura del director de "Barry Lyndon"? Pues yo os respondería, sí y no... aunque ahora mismo os lo cuento con más detalle.
Este documental de nacionalidad mayoritariamente italiana está basado en "Stanley e me", un libro que el historiador y crítico cinematográfico Filippo Ulivieri escribió en 2012 y en el que a su vez se inspiraría el director Alex Infascelli a la hora de contar el insólito caso de Emilio D'Allessandro, un nombre que por otra parte jamás ha aparecido - ni creo que aparezca ya - en ningún libro de cine; de hecho, dudo que su persona se haya llegado a citar siquiera en alguna de las incontables biografías dedicadas al director americano, por mucho que D'Allessandro colaborase estrechamente con Kubrick en el arco temporal que va desde el rodaje de "La naranja mecánica" hasta el de "Eyes Wide Shut": es decir, cinco películas y casi treinta añitos, nada menos. Procedente de la pequeña localidad de Cassino, situada en el centro de Italia, Emilio emigra a Londres a comienzos de los 60 sin tener ni idea de inglés y, tras pasarse la mayor parte de la década desempeñando toda suerte de oficios relacionados con el mundo del motor (mecánico, corredor de Fórmula 1, taxista...), al italiano le llega la oportunidad de su vida cuando, en una de las peores nevadas que se recuerdan en Londres, recibe el encargo de transportar un peculiar objeto al otro lado de la ciudad: en concreto, a una gran mansión donde estaba teniendo lugar la filmación de un largometraje. La pieza deseada era nada más y nada menos que la escultura fálica con la que Alex Delarge se carga a una de sus víctimas, y la película - como no podía ser de otra forma - era "La naranja mecánica".
A pesar de no haber trabajado con anterioridad en el negocio cinematográfico, y de ser prácticamente analfabeto en todo a lo que a películas se refiere, Kubrick queda impresionado por la osadía, eficacia y rapidez de la que hace gala el italiano, por lo que inmediatamente decide contratarlo en calidad de chófer personal, ocupación que con el tiempo , y conforme Emilio se va ganando su confianza, irá extendiéndose a prácticamente todos los ámbitos de la vida del director, tanto en el personal como en el profesional, y ya fuera en los rodajes de sus pelis como - sobre todo - durante los largos intervalos de tiempo en los que no filmaba.
De esta manera, y tras más de cuatro décadas de absoluto secretismo, Emilio nos hace aquí partícipes de lo que se cocía en la trastienda de la gestación de títulos tan populares como "El resplandor" o "La chaqueta metálica", y lo hace a través del relato de una serie de anécdotas en apariencia intrascendentes pero que tienen el valor de delimitar los aspectos más mundanos de la personalidad de Kubrick: de hecho, y en esencia, "S is for Stanley" no nos descubre en realidad nada que no sospecháramos o supiéramos ya del carácter del director, aunque sí que completa aquellos matices cotidianos que en el pasado otros documentales más ambiciosos que éste, y también peores, optaron por pasar por alto. Así las cosas, el proyecto de Infascelli ahonda en lo ya sabido al mismo tiempo que intenta descubrirnos la faceta más humana y vulnerable del director, mostrándonos así a un Kubrick que trata a sus empleados de una manera tan tiránica como sobreprotectora, a una persona perfeccionista que se toma con la misma seriedad y meticulosidad tanto el rodaje de una superproducción como la elección de la comida idónea con la que alimentar a sus numerosos gatos. Y aunque asimismo se aborda la relación de dependencia que se establece entre los dos absolutos, y casi únicos, protagonistas de la cinta (es decir, Stanley y Emilio), también se decide pasar de puntillas por los aspectos más cuestionables de su colaboración en común, pintando de este modo con una capa de amistad y lealtad una relación que, en el fondo, se intuye bastante enfermiza: de hecho, el vínculo de dependencia que existía entre ambos hombres alcanzó tales extremos que Kubrick llegó a contar con línea telefónica propia en casa de Emilio e, incluso, llegaría a prohibirle que siguiera corriendo en los circuitos por miedo a perder en un accidente a uno de sus más valiosos colaboradores.
En el aspecto formal "S is for Stanley" no podría estar hecha de una manera más simple, optando así por no recurrir en ningún momento ni a excesos infográficos y/o de montaje ni tampoco a ningún narrador célebre con el fin de llamar la atención sobre el proyecto: el propio Emilio cuenta su historia de una manera tan elocuente que nada de lo anterior es realmente necesario; en este sentido, ni siquiera se llegan a utilizar demasiadas imágenes de los films de Kubrick a modo de refuerzo visual, ilustrando en su lugar el relato con las fotografías que D'Allessandro ha ido conservando a lo largo de los años o con las notas y cartas que el propio director le escribía, documentos que, por otra parte, el italiano tenía orden expresa de destruir una vez leídos: afortunadamente, y por una vez, Emilio no atendió a la petición de Kubrick. En definitiva, y gracias casi en exclusiva a su entrañable protagonista, el documental de Infascelli es un film que desborda emoción, una película cálida, sencilla y cercana, encontrándose así curiosamente justo en el extremo opuesto de la pedantería y frialdad acostumbradas en la obra del responsable de "2001": de esta manera, y si otros documentales como "Room 237" o "Stanley Kubrick's Boxes" se afanaban con especial ahínco a la hora de intentar revelar al genio detrás del director, éste en cambio se ocupa en descubrir al ser humano que - por lo visto y sorprendentemente - también había.
Finalmente, y para ponerle la guinda al pastel, en "S is for Stanley" ni siquiera faltan los cotilleos a costa de algunas estrellas de Hollywood, como por ejemplo el hecho de que durante el rodaje de "El resplandor" Nicholson fuera todo el tiempo más pedo que Antoñete o que intentara follarse a todo lo que llevara falda. Una delicia, vamos: 100% recomendable.

jueves, 27 de febrero de 2025

MINUTOS MUSICALES 31: EL MEJOR DE "TOY DOLLS"

Está científicamente demostrado que, en general, cualquier debut es siempre lo mejor de la carrera del respectivo artista/creador. Vale, tal vez no sea "lo mejor", pero sí contiene una energía especial, única, que, seguramente, ya no se repetirá jamás de los jamases. Hay quien atribuye ello a la desesperación, al innato deseo de epatar, a la frescura de aquel movido por la pasión, sin haber caído presa aún de rutinas, obligaciones laborales o el contentar a sus devotos. Tal vez, donde más se note sea en lo musical. Y, muy concretamente, en el "género" (se supone que no lo es, pero ya nos entendemos) del punk rock y sus muchas variantes. Raro, rarísimo es el grupo cuyo segundo, tercer, quinto o sexto larga duración iguala y, mucho menos, supera al primero. Tal vez se deba a que semejante "estilo" basa su esencia en lo puramente enérgico, ya sea a la hora de componer como a la hora de crear las letras. Y la energía, inevitablemente, se desgasta con el paso del tiempo. Claro que luego vienen los gustos personales. Quiero decir, puedes considerar mejor el LP de debut de tu banda favorita, pero mantener una relación especial, peculiar, con cualquiera de los que siguieron. Eso mismo me pasa a mi con "Toy Dolls".
He contado muchas veces ya cómo descubrí a este legendario trío británico, capitaneado desde su arranque a finales de los setenta por el peculiar Michael Algar, más conocido como Olga (capaz de generar una voz inconfundible a la hora de canturrear -"de castrado", según él-). Estaba yo currando en un vídeo promocional para una panda de pintores amateurs cuando uno me cedió una cinta de casete de los interfectos con el fin de ilustrar sonoramente su segmento. Quedé prendado al escuchar. Aquel era el material vigoroso, chispeante y divertido que andaba buscando como loco desde hacía algunos años. Ocurrió en 1993 y fue lo que comúnmente llamamos amor a primera vista. Resultó ser punk... aunque en aquel momento eso daba igual. Como lo da el hecho de si podemos considerar al grupo adecuado para la etiqueta. Sinceramente, veo muy poco de punk genuino en "Toy Dolls". Los consideraría más una caricatura del mismo, pero una muy bien dibujada, tal y como atestigua la imagen que les mostraba en la parte trasera de uno de sus discos. Llevaba varias semanas consumiéndolos pero todavía no los había visto en carne y hueso. Eran tiempos sin internet y costaba lo suyo informarse a fondo sobre ciertos temas minoritarios, así pues representaban todo un enigma. Cuando finalmente vi dicha imagen, aluciné. Eran EXACTAMENTE como los había imaginado, casi salidos de la serie "The Young Ones", lo que aumentó mi devoción.


Debatiblemente "auténticos" desde una perspectiva "punkista" aparte, lo que nadie puede discutir es que eran -y son- un combo absolutamente incomparable. Su sonido, su voz, su rollo alocado, su estética. No hay, no ha habido y no habrá nadie como "Toy Dolls".... o casi. Mantienen cierto vínculo, discreto pero existente, con los norteamericanos "The Dickies". De hecho, Olga llegaría a unirse a ellos en un directo y ambos lo petaron de modo parecido -y una excusa "punkista" de lo más trillada y facilona-, ejecutando una versión aceleradísima del tema musical de una exitosa serie infantil. Los yankis con "Banana Splits" y los ingleses con "Nellie the elephant", su único "hit", especialmente en el país de donde son originarios que, según ha declarado siempre su líder, posteriormente pareció rechazarlos sistemáticamente hicieran lo que hicieran. Tuvieron que salir al exterior para triunfar, con especial fijación en Japón, donde son verdaderos héroes (también es normal que, gastando una personalidad tan única, provoquen sentimientos extremos de odio o amor).
En lo que a mi respecta, me volví super-fan de los "Toy Dolls". Compré absolutamente todo cuanto pude. El resto de su discografía, vídeos de conciertos, camisetas... lo que fuese. Nada saciaba mi sed. Los adoraba. 
Tuve la "suerte" de coincidir en el tiempo con el lanzamiento del que muchos consideran uno de sus mejores discos -incluido su frontman-, "Absurd-Ditties", LP que les devolvió un poco a primera plana. Dos años después, a la par con el siguiente, "Orcastrated" (y el anodino + temporal cambio de nombre a "Toy Dollz"), los vi en directo. Diría que disfruté muchísimo, pero mentiría porque nunca me han gustado los conciertos.


Toda la mierda "toydollsiana" que llegué a acumular.


y aquí en 1993 luciendo orgulloso parte de la misma.

Así iban las cosas cuando, inevitablemente, nuestro idilio comenzó a apagarse. Sus nuevos trabajos eran cada vez más mediocres. Repetitivos. De primeras me quedé con el de debut como lo más, "Dig that groove baby". Y sí, es un gran disco, hasta las trancas de temas inolvidables (la misma "Nellie the Elephant", "Stay Mellow", "Fiery Jack"...) pero, con el paso de los años, fui asumiendo que mis genuinamente favoritos no eran aquel, ni "Absurd-Ditties" (que ha perdido algo de "punch"). Tampoco el segundo "A far out disc", por mucho que me guste (y no menos el tercero, "Idle Gossip", con momentos potentes pero lastrado por su patosa producción), el "number one" vendría a ser aquel con el que debutaron en la década de los noventa, "Fat Bob´s Feet".



En realidad pertenece a un trío de LP´s por los que siento una muy especial estima. Lo encabezan "Bare Faced Cheek" y "Wakey Wakey!". Concretamente, este último contiene el tema que acabó sonando en el documental sobre los pintores y, por tanto, la primera vez que oía a "Toy Dolls", así que sería normal la preferencia. No obstante, como digo, este y "Bare Faced Cheek", aunque juntos vienen cargados de composiciones altamente gozosas ("Howza bouta kiss babe?!?", "Fisticuffs in Frederick Street", "The Ashbrooke Launderette...", "One Night In Moscow (& We'll Be Russian Home!) -esta es la que suena en el dichoso documental-", "Blaze Of The Borough") no alcanzan la perfección. Muy al contrario, eso sí ocurre con "Fat´s Bob Feet", al que no le sobra ni un solo tema. Se puede escuchar de principio a fin sin que uno sienta el deseo, a veces incordiante, de querer saltarse un surco o dos.
Y, por si fuera poco, los tres comparten otras virtudes. Las maravillosas portadas a base de dibujos graciosos. Un sonido algo más guitarrero que los previos, pero sin abusar -ni "heavymetalizarse"- como ocurriría poco después. Una energía inagotable. Coros pegadizos. Ritmos adictivos. En fin, que me encantan, y adoro "Fat Bob´s Feet". ¿¿Cómo no iba a ponerme palote un disco titulado "Los pies del gordo Bob"??
A la hora de elegir una muestra sonora, considerando lo mucho que me mola todo el contenido, pues ha costado, pero la lógica decía que me decantara por, justo, la que da título al pifostio, es decir...



martes, 22 de enero de 2013

MY BEST FRIEND´S BIRTHDAY

Antes de convertirse en la estrella que es, y como buen aficionado al cine, cuando Quentin Tarantino era un vulgar currante hacía sus peliculitas en formatos pequeños, vídeo, súper 8… y ya en plan más ambicioso, le daba a los 16 mm.
Hace no demasiado salió a la luz una de esas películas, una que está incompleta y  de aspecto y formas totalmente amateur, en blanco y negro y que lleva por título “My best friend´s birthday”. El cineasta
 reniega de ella e intentó que no se viera, pero amigo, internet es imparable y una vez que alguien cuelga algo, es muy difícil hacerlo desaparecer.
Así pues, es muy interesante poder ver qué es lo que hacía el director junto a sus amigos, y en sus propias viviendas,  cuando era pobre. "My best friend´s birthday" es muy mala, obviamente, pero también es todo lo que se puede esperar de una película casera (¡esos encuadres, Quentin!).
Protagonizada por él mismo, cuenta la historia de un locutor de radio que contrata a una puta para que se tire a su mejor amigo, recién cornudo, el día de su cumple. Este, al comprobar la afinidad que tiene con la chavala, acabará enamorándose.
La peli deja claro lo que en un futuro sería el cine de Tarantino: largas conversaciones, referencias cinéfilas y musicales, el fetichismo de los pies, drogas, e incluso mete, en plan jocoso, un combate de kung-fu entre el mejor amigo y un negro que se parece a “Dolemite”, despejando cualquier duda respecto a su amor por el cine de artes marciales y el “blaxploitation". Resumiendo: todo lo que ya hemos visto en sus películas famosas, pero sin ningún cuidado y en plan cutre.
Y sí, es aburrida y los diálogos no hay por dónde cogerlos, porque intentan condensar en segundos montones de conceptos y al no disponer de actores de primera fila, la cosa no es como si los soltara Chirstoph Waltz, ya que en esta ocasión carecen de ritmo alguno. Son vomitados en plan ametralladora. Pero resulta una experiencia altamente curiosa y sorprendente, ya que, efectivamente, haciendo cine casero Tarantino no era mejor que cualquier chaval que empieza.
Además, es gracioso verle hacer el ganso.
Por otro lado, mola descubrir en una de las escenas una habitación con los posters de “Gusanos”, “Días felices”, “Justicia Salvaje” y tantas otras.
Muy curiosa.

jueves, 5 de enero de 2012

SHOCKER, 100.000 VOLTIOS DE TERROR

El éxito de la saga "Pesadilla en Elm Street" desencadenó una oleada de imitaciones cuyo nexo de unión era el usar como reclamo (desde el mismo título) a un monstruo que, a pesar de cometer los más atroces crímenes, en realidad fuera un tipo simpático y ocurrente. El asesino como absoluta estrella del espectáculo. Mirado en la distancia, vemos que son cientos y cientos los films que se subieron al carro, pero así a lo burro, podríamos citar cosas como “Funny Man” (francamente horripilante), la saga de “Leprechaun” (que también guarda similitudes con “Chucky”) y la otra creación del mismo padre, “Rumpelstiltskin”; “Circuitry Man”, “Jack Frost”, “Uncle Sam” o la tardía “Scarecrow”, con varias secuelas en su haber... así como una infinita ralea de infra-producciones con el mundo de los sueños como denominador común, léase “Beyond dream´s door”, “Nightwish”, “Dreamaniac” o la inevitable imitación exótica, “Ranjang Setan”, también conocida como “Satan´s Bed”.
Pero no hay que ir tan lejos para encontrar refritos Kruegerianos. El mismo ex socio de Wes Craven, Sean S. Cunningham, produjo “House 3”, o mejor, “The Horror Show”, como un intento de convertir al asesino encarnado por Brion James en otro anti-héroe adicto a la sangre que se mueve felizmente por un mundo de pesadillas. Es curioso que el argumento de esta tuviera muchísimos puntos en común con la auto-copia oficial de Craven, “Shocker, 100.000 voltios de terror”. Ambas (producidas en 1989) narran la historia de un psycho-killer capturado y llevado a la silla eléctrica, donde en lugar de fenecer, pasará a habitar otra dimensión desde la que hará la vida imposible al tipo que se encargó de capturarlo.
Aunque Craven ya usó anteriormente casi el mismo tono y fondo de “Pesadilla en Elm Street” para “Amiga Mortal”, “Shocker” es la que más se parece a las desventuras de Freddy Krueger. Obviamente, el realizador no podía plagiarse a si mismo de un modo demasiado descarado, así que en lugar de situar a su monstruo de chanante nombre –Horace Pinker- en el mundo de los sueños, le da la capacidad de usar la electricidad como arma y método de transporte, hasta el extremo de poder colarse en el interior de una televisión en una tan ridícula como divertida pelea con el prota. En otro momento de la función, Pinker se introduce en varios cuerpos como quien cambia de zapatillas, destacando especialmente a la angelical niña, transformada de pronto en un rudo matón que cojea y echa lapos.
Ni la presencia de la enemiga jurada de Krueger -Heather Langenkamp- en plan aparición especial, o la de Ted Raimi o incluso la canción de “Megadeth” con la que nos estuvieron dando la chapa vía caja tonta, ayudaron a que “Shocker” funcionara lo suficientemente bien como para dar vida a la criatura más allá de su debut. Y es que, además, Horace Pinker no era nada simpático.

miércoles, 6 de julio de 2011

NEUMONIA EROTICA Y PASOTA

A medida que voy descubriendo un nuevo título del fenómeno “S” en su ramalazo mas soft – recuerden que al final, esta calificación se le otorgaba prácticamente a cualquier película que no fuera infantil, ya que la “S”, obviamente, vendía- me doy cuenta de que no existen productos mas tristes, pobres, chabacanos y mediocres que estos… Como en todo sub-género, naturalmente siempre hay alguna joyita a tener en cuenta. No es el caso de esta NEUMONIA EROTICA Y PASOTA, un coñazo de padre y muy señor mío, que al contrario que pasa con el porno convencional, aquí tenemos que darle al Fast fodward en las escenas de folletéo, porque la verdadera chicha está en los diálogos y en la supuesta historia. La película, eso si, toma como suyas montones de referencias a la cultura popular de aquellos años, y si bien el argumento toma como base el clásico del porno GARGANTA PROFUNDA (En la que una mujer tiene el clítoris en la garganta y necesita hacer tremendas felaciones para alcanzar el clímax. La exposición del argumento en esta,no es exactamente lo mismo, pero si similar), también cuenta con guiños considerables a la serie EL INCREIBLE HULK, siendo además un repugnante “Exploited” que pretende enriquecerse a costa de tomarse a chufla el celebre caso de las intoxicaciones por aceite de colza y sus efectos en quienes lo tomaron. Desde luego, no se puede ser más despiadado a la hora de hacer una película.
En pleno (Y moderno, y costero, y hortera…) verano, las parejas se lo pasan bien practicando el sexo libre y siendo un poco idiotas, pero una partida de aceite de colza desnaturalizado, ha hecho que nuestra protagonista (Eva Liberten, musa del “S”), que a tomado este aceite, se convierta en un repugnante, rosado y tetudo monstruo, cada vez que, estando ella excitada, alguien ejerce algún tipo de violencia. Así de tonto y estúpido. Entre tanto, parejitas de diversas orientaciones sexuales, practican sexo de manera casi gilipollas.
En realidad estas películas eran para lo que eran: mostrar toda la chica posible, sin pasarse, mostrar una libertad sexual tras años de represión, y que las parejas se metieran mano mientras la veían en su correspondiente cine de barrio.
Como película, absolutamente insoportable, como producto una aberración ¿El título tan molón? Lo mejor de la película. No hace falta ni que se molesten en verla, es perder el tiempo.
Como anécdota, destacar la presencia gratuita (porque aparece en la pelicula, pero si no apareciese, tampoco pasaría nada) de Víctor Israel.
Dirige Jaime Bayarri, responsable de algún sub-producto más, sin mayor trascendencia.

viernes, 21 de junio de 2013

EVA-MAN, LA MÁQUINA DEL AMOR

Todos sabemos que el sexo que aparece en las películas clasificadas “S” no es explícito, de serlo, no habría cuerpo humano que resistiera esta película. Y aún así, sin que haya penetraciones ni mamadas explícitas, da cierta grima.
“Eva Man, la máquina del amor”, con la excusa de mostrar sexo entre transexuales en todas las variantes (travelo con chica, travelo con chico, travelo con transexual operado…) introduce en su argumento una serie de tramas que, de no ser por lo decadente y sórdido de las asquerosas escenas de metesaca, y la siempre inquietante presencia del transexual operado Ajita Wilson (vista en películas de Jess Franco, junto a Andrés Pajares en otras de Mariano Ozores, etc..) serían hasta simpáticas.
Un hermafrodita es estudiado por un científico, quien le opera para que tenga una vagina completa, y un pene completo, aunque su presencia física sea de mujer. Observa que como tal, goza cual verdadera zorra (así, literal lo dicen en la película) y como macho, revienta coños. Por otro lado, le ha colocado un dispositivo en el vientre al que denomina “Sexmaker”que proporciona potencia sexual mixta, es decir, que vale tanto para machos como para hembras. Un individuo megalómano, que de tanto follar con su mujer ya no se le levanta, intentará hacerse con ese dispositivo por todos los medios.
La película nace en 1980, justo cuando el cine “S” está dando sus últimos coletazos, y ya se vuelve de lo más rebuscado en sus propuestas, con lo cual vemos el rabo del transexual Eva Robins cada dos por tres, con el shock que eso supone, y más cuando de primeras cuela que la Robins sea una mujer.
Coproducción hispano-italiana entre el mecenas Bermúdez de Castro, autentico descubridor de la Wilson en este país, y otra productora Italiana, en la que podemos ver rostros conocidos de secundarios, tanto españoles, como Italianos.
Como la mayoría  del cine “S”,  el valor cinematográfico de la película es nulo. No solo es sucia, aceitosa y decadente (mientras la ves, huele a mierda) sino que, además, como pasaba con casi todas sus coetáneas – con algunas excepciones- es horrorosamente aburrida.
Lo único destacable es que, en la actualidad, se considera una película de culto entre el público transexual, lógicamente, quien la busca desesperadamente. Para su alegría, alguien ya la ha colgado en la red… así que esas tías se toquen el rabo a gusto.
Dirige el engendro de satanás Antonio D´Agostino, que lo mismo servía para un roto que para un descosido, y eventualmente gustaba de firmar sus mierdas más infames con el seudónimo de Richard Bennett.

jueves, 6 de marzo de 2014

LA INGENUA, LA LESBIANA Y EL TRAVESTI

Es la última vez que me atrevo con un título calificado “S”en su vertiente más erótica. Estas películas, salvo honrosas excepciones, son todas ellas anti cine – dicho en el mal sentido del termino-.  No hay películas rodadas con más desgana que aquellas viejas películas “S”. Y que lo único que podemos obtener de ellas es autentico sopor, porque, si, vemos tías en pelotas, poblados felpudos y largas escenas de folleteo, pero estas películas trasmiten el mismo erotismo que un “Cartoon” pornografico. Incluso este último, sin duda, es infinitamente más interesante que una película “S” al uso. Al final lo único bueno que podemos decir de ellas, es que son un producto consecuencia de una situación política, y todo eso que ya les he contado tantas veces.
En el caso de “La ingenua, la lesbiana y el travesti”, además podemos hacerle un marco al póster, chabacano él, con rótulos que acreditan al equipo artístico escritos a mano, como podrán ver si se fijan en el aquí adjunto.
Un individuo recoge a una chica que está haciendo auto-stop, y a la que, con malas artes, intenta llevársela a la cama, insinuándole que puede ser, en un futuro, una gran modelo, y haciéndole ver que quiere someterla a una sesión de fotos. Al final se la acaba follando otro, y luego esta se enrolla con otra pava, y al final hace acto de presencia un travesti.
Todo lo malo del cine porno, con todo lo malo del cine convencional, con unas actrices tan rematadamente feas que da absoluta grima ponerse a ver esto.
Lo cierto es que, si decidí verla, es por quien la dirigía, Alfonso Balcázar, cuya carrera como director, a priori me interesa mucho, pero a medida que voy viendo  títulos, este interés se va diluyendo. Al fin de al cabo, lo único “bueno”que este dúo de hermanos del “exploitation” hicieron, es la película “Los Violadores”, que la produce el hermano de Alfonso, Jaime Jesús y poco o nada tiene que ver con el individuo que nos ocupa.
Por lo demás, tan solo decir que Balcázar firmó esta mierda con su pseudónimo habitual “Al Bagram”.
Pura basura vergonzante.