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lunes, 20 de junio de 2016

EL FOTOCROMO DE "LOS BINGUEROS"

Hoy les traigo un fotocromo. Si, solo uno. Ya me gustaría a mí poder ponerles el juego completo, pero no.
Les cuento la historia. Resulta que en los últimos tiempos, a pesar de estar ninguneados durante años y años, inevitablemente, Mariano Ozores, Andrés Pajares y Fernando Esteso, sufren un pequeño revival. Lo que hasta hace poco era algo cafre, machista y casposo, ahora mola mucho. Bueno, en otros tiempos me hubiera cabreado por este revival en el que esnobs y modernitos de postal que no tienen ni puta idea de nada se suben a un carro que no es el suyo. Es lo normal, pasa con todo lo que ha significado algo popularmente. Además el fandom necesita carnaza fresca. Todo en su sitio. Luego, con el mismo ímpetu que les ha venido la moda, la olvidarán. Fans de toda la vida, dicen que son. Pero sus dvds  con las películas del triunvirato son los que vendían junto a los periódicos, no los que editó Manga Films o DeAplaneta originariamente. Fans. ¡Ja!
Por otro lado, a Don Mariano Ozores recibió un Goya honorífico en la pasada edición de los premios de la academia. Mariano Ozores es ya muy mayor y no se va a andar con hostias, así que recibe el premio y Santas Pascuas, pero lo que tenía que haber hecho, ya que en su momento no quisieron que él entrara en su sistema, es entrar  al trapo y recibirlo, tenía que haber mandado el Goya a tomar por culo, pero bueno eso es otro asunto.
Al margen de todo esto –que como ven, el fotocromo de rigor me sirve para soltar la perorata- el amigo José Manuel Serrano Cueto, y en contra de lo que puede parecer, con un proyecto anterior al Goya (pero quizás si consecuencia de este Revival, aunque me consta la admiración que siente Cueto por el cine de Mariano Ozores, Pajares y Esteso. Con esto quiero decir, que en cualquier caso, se trata de un proyecto genuino), su documental sobre Mariano Ozores –y su cine- “Yo quise hacer Los Bingueros 2”, contacta conmigo para ver si consigo que Andrés Pajares aparezca en el documental. Cuando tenemos el sí, quedamos con el set de rodaje en el hall del Hotel Miguel Angel, donde tendrá lugar la aparición de Pajares. En el documental, que mezcla ficción con entrevistas a los artífices de aquél cine, tengo yo una aparición en la parte de ficción, interpretándome a mí mismo, además de hacer algún apunte puntual en la intervención de Pajares. Entonces, un momento de esta secuencia, narra como Pajares autografía fotocromos de “Los Bingueros”. Y es que, algún amigo de Serrano Cueto, le envió un juego de fotocromos de “Los Bingueros” para que se los autografiase el genio de la comedia. El tema está en que, gentilmente, y quizás le costara a Cueto un disgusto con el dueño de los fotocromos –ni lo se, ni me importa- , Serrano Cueto decidió regalarnos un fotocromo de la película a cada uno de los que habíamos participado en el rodaje de la secuencia y así pues, todos recibimos un fotocromo, que Pajares nos firmó.
Y además de que la imagen de este fotocromo me encanta (Cueto me dejó elegir), y a pesar de que he perdido ya la cuenta de objetos que tengo firmados por Pajares, me gusta especialmente la dedicatoria; Pajares a la hora de firmar autógrafos suele ser más o menos escueto. Pero esta dedicatoria está personalizada, dice “A Víctor, mi amigo”. Y como comprenderán, me hace mucha, mucha ilusión.
Ya les hablaré en otra ocasión, y quizás no en este blog, sobre mi sana y sincera amistad con Pajares. De momento, les dejo con el fotocromo.
Por cierto, no deja de ser irónico, que un documental que habla sobre un tipo de cine al que se le negó la subvención del  Ministerio en su momento, por motivos políticos y subjetivos, esté, mucho o poco, subvencionado.
Aprovecho aquí para mandar un abrazo y darle las gracias al director del documental, José Manuel Serrano Cueto, que tuvo la brillante idea de regalar fotocromos a diestro y siniestro. Porque este, hasta lo he enmarcado.


miércoles, 20 de abril de 2011

LAS "MINAS" DE SALOMON REY

Los argentinos utilizan la palabra “Minas”, para referirse a las chicas. Vamos, que el equivalente a “minas”, aquí en España, sería “Chavalas”. Dicho esto, ahora saben que LAS “MINAS” DE SALOMON REY, no es la enésima parodia del LAS MINAS DEL REY SALOMON, si no un juego de palabras a costa del título. Por aquí sabemos algo acerca de eso.
Y ahora, una reflexión; Hay que ver lo que se parecen las comedias ochentenas argentinas a las españolas. No paro de ver películas y cada vez me siento mas sorprendido de esto. Igual que Olmedo y Porcel son los Pajares y Esteso Argentinos, el director de la película que nos ocupa, Gerardo Sofovich, sería el Mariano Ozores Argentino, y por trama de enredo, el equivalente español a LAS “MINAS” DE SALOMON REY, sería CUATRO MUJERES Y UN LIO, con Fernando Esteso, y rodada en 1985, un año antes que esta. Las similitudes entre ambas cinematografías, me dejan perplejo en muchos casos. Y es que si hablamos de plagios, se retroalimentan ambas, no se sabe quien copia a quien, pasa como con lo del huevo y la gallina, cosa que me deja mas perplejo todavía, porque tras mucha mierda vista ya, llego a la siguiente conclusión; Yo creo que todas estas similitudes, escandalosas en algunos momentos, son fruto de la casualidad. Al fin de al cabo, el cine Argentino ha tirado por derroteros similares a los del cine Español. Son cinematografías muy parecidas, y mentalidades iguales, entonces en los ochenta, que nuestro cine y el Argentino sea prácticamente igual, es evolución natural de dos países parecidos. Igualmente, en la actualidad, ambas cinematografías, son una puta mierda.
Dicho esto, pasemos a la película.
Salomon Rey, es un hombre de negocios que sale con dos mujeres, una no sabe de la otra y viceversa, pero justo en el momento en el que decide regalarle un visón a una de ellas, surge el enredo, puesto que resulta ser el aniversario con la otra, que piensa que el visón es para ella. Ante tal pillada, no le queda mas remedio que decir que es su regalo de aniversario, y tendrá que buscar otro visón para contentar a la otra jamerga. Tristán, el conserje y autentico protagonista, estará entre medias para liar mas aun las cosas, o ayudar a su jefe a solucionarlas, y entre enredo y enredo, vemos tetas y chochos peludos de todos los tamaños y colores, como si de una peli de destape se tratara.
Típica comedia de enredo en la que todo se complica, y con resolución feliz, que sirve para entretener y poco mas. No es especialmente graciosa, pero ahí está.
El tal Tristán, secundario habitual en las películas de Olmedo y Porcel, protagoniza la película. y a la hora de buscar su equivalente en España, se me ocurre Antonio Ozores, que siempre estaba en las de Pajares y Esteso, pero luego protagonizaba otras. Pues este igual.
En cuanto a Gerardo Sofovich, dirigió las primeras y mejores películas de Olmedo y Porcel, cediéndole el testigo luego a su hermano Hugo Sofovich, que mas adelante se lo cedería al infantiloide Enrique carreras. Suma y sigue.

martes, 2 de febrero de 2010

EL PAN DEBAJO DEL BRAZO

La fiebre de los remakes asola el mundo sin piedad. Se hacen remakes hasta de películas españolas de éxito. Bien, esto no es ni bueno ni malo, da lo mismo. Pero si en la actualidad el remake es algo que no se estila mucho en la industria de nuestro país (debido lógicamente a que no hay ninguna industria), en los años ochenta Mariano Ozores fue pionero en eso. Con "El rollo de septiembre" lo fue en lo que a "comedia teen" se refiere, y con "El pan debajo del brazo" lo fue en la cosa esta del remake. Y no solo eso, también del autoremake, igual que ahora hacen directores de prestigio como Michael Haneke -caso de "Funny Games"-.
En 1984 Ozores gozaba de un éxito atronador, con cuatro duros hacía películas que generaban millones, así que ávido de dinero, el productor Andrés Vicente Gómez le propuso producirle una película para rodarla lo antes posible. Como Don Mariano estaba muy atareado con alguna de Pajares y Esteso, se negó, alegando falta de tiempo para escribir un guion original (porque, diga lo que diga, no le gustaba dirigir guiones de otros), así que Vicente Gómez le propuso hacer una nueva versión de una película suya de éxito. Ozores aceptó y actualizó a los tiempos de la época el que hasta entonces había sido su mayor éxito, "Crónica de Nueve Meses", y tiró para adelante con el proyecto. Lejos de lo que creía Andrés Vicente Gómez, por lo que fuera la peli se estrelló en taquilla. Pocas veces más (por no decir ninguna) productor y director volvieron a trabajar juntos.
El caso es que "El pan debajo del brazo" está muy bien. Es innegable que Ozores estaba en plena forma, en su mejor momento, y facturó una película como las que estaba rodando en aquellos momentos: como una película de Pajares y Esteso, pero sin Pajares ni Esteso.
Cuenta el cómo tres parejas de distintas posiciones sociales viven lo que supone la noticia de un embarazo, unos con alegría y otros con tristeza, enlazando las historias como solo Ozores sabe hacerlo y metiendo gags típicos de la época, echando mano de humoristas de moda entonces como Fedra Lorente 
(especialmente jamona en esta peli), que por aquel entonces estaba haciendo de “La Bombi” en el "Un, Dos, Tres" y, para garantizarse el éxito, suelta los chascarrillos típicos de su célebre personaje.
Como todo lo de Ozores, imposible aburrirse viéndola. Esta es de las grandes, al nivel de un “Roque” o unos “Liantes”, quizás más ñoña en sus intenciones, pero igualmente divertida, y con un pedazo de reparto de gente tan mítica como su hermano Antonio, su sobrina Adriana antes de convertirse en la respetada actriz que es hoy, Pepe Da Rosa (le metió en el cine después de sus “J.R´s”), Juanjo Menéndez, Juanito Navarro, Lolo García, María Casanova, Arévalo, Luis Lorenzo, María Luisa Ponte... lo más granado de las tarimas y las pantallas, oiga.
Por eso digo que el cine español de ahora es una mierda (porque no hay actores de carisma y por mil millones de cosas más) y el antiguo cojonudo.
Luego en la época de “directos a vídeo”, Mariano Ozores se volvió a remakear con "Ya no va más", explotando 
esta vez el guión de "Los Bingueros", pero esa es otra historia.

martes, 6 de abril de 2010

EL GORDO CATÁSTROFE

Gracias a un lector, y a un poco de información, y a juzgar por lo buena que es "A los cirujanos se les va la mano", descubrimos que las pelis de Olmedo y Porcel dirigidas por Enrique Carreras son precisamente las malas de las muchas que hicieron, y que las buenas son las que datan de la época de mediados de los setenta y primeros ochenta, firmadas por otros directores. Esta "El gordo catástrofe", la dirige Hugo Moser.
Al igual que en las de Pajares y Esteso por separado se incluía un cameo de su pareja (es decir, que si la protagonizaba Pajares, salía un momento Esteso, y viceversa) en este "El gordo catástrofe", protagonizada por Porcel, hay un cameíto de Olmedo… Más similitudes con el universo Ozores… Mejor no pensar. De hecho, el equivalente (de lejos, eso sí) al cine de Ozores de esta película sería "Qué tía la CÍA". No argumentalmente, si no estructuralmente… vamos, que se parecen.
Un gordo con tendencia a crear desastres a su alrededor, y reprimido sexualmente, traba amistad con un científico que tiene una formula que en malas manos podría ser fatal. Y por accidente la comparte con el gordo, y este se ve acosado por todo tipo de señoritas que le seducen con el fin de obtenerla… claro que la formula del gordo en realidad es la de un cubata.
Cierto, se puede ver mejor que las dirigidas por Carreras, la trama de enredo es efectiva (e incluso complicadilla) y voy a empezar a tener en cuenta la etapa setentera de los Pajares y Esteso Argentinos.
Eso sí, se echa de menos un poco a Alberto Olmedo.

miércoles, 18 de abril de 2018

VÍCTOR EN "HISTORIA DE NUESTRO CINE"



En representación de este blog y de Vial of Delicatessens, asistí al coloquio semanal que organiza el programa de La 2 de RTVE "Historia de nuestro cine".
Lo emiten el próximo Viernes 20 de Abril en la 2, pero para verlo en directo o streaming a través de la red, aquí les dejo la dirección de su web:
http://www.rtve.es/television/20180414/semana-dedicada-parodia-historia-nuestro-cine/1713924.shtml

Sin más, les dejo con un corta y  pega de la info que viene en la web de RTVE.

‘Historia de nuestro cine’ revisará la próxima semana el género de la parodia a través de las películas ‘La pandilla de los once’, ‘Crimen imperfecto’, ‘Yo hice a Roque III’, ‘Que nos quiten lo bailao’ y ‘La gran aventura de Mortadelo y Filemón’. El viernes, en el coloquio que modera Elena S. Sánchez, participarán el director y guionista Javier Fesser, el cineasta Víctor Olid y la crítica de arte Mery Cuesta. Junto a ellos, el crítico de cine y colaborador habitual del programa Jordi Costa.
El lunes se emitirá ‘La pandilla de los once’, de Pedro Lazaga, que analizará el crítico, escritor y director, Fernando Méndez-Leite; el martes, ‘Crimen imperfecto’, de Fernando Fernán Gómez, que introducirá el historiador cinematográfico y coordinador del programa Luis E. Parés; el miércoles, ‘Yo hice a Roque III’, de Mariano Ozores, que comentará el crítico de cine Javier Ocaña; el jueves, ‘Que nos quiten lo bailao’, de Carles Mira, que presentará el crítico de cine Jordi Costa.
El viernes, ‘La gran aventura de Mortadelo y Filemón’, de Javier Fesser, que presentará la crítica de cine Andrea Gutiérrez. En el coloquio sobre parodias en el cine español participarán el director y guionista Javier Fesser, que acaba de estrenar en cines ‘Campeones’, participada por RTVE y que se ha convertido en el mejor estreno de cine español del año; el cineasta “underground” Víctor Olid, también actor escritor y locutor, que analiza el cine de Pajares y Esteso en su libro ‘El descacharrante cine de Pajares y Esteso’; y la crítica de arte, comisaria de exposiciones y dibujante de cómics Mery Cuesta. Junto a ellos, el crítico de cine y colaborador habitual del programa Jordi Costa.

‘Historia de nuestro cine’

‘Historia de nuestro cine’ se estrenó en mayo de 2015 en La 2 para revisar en prime time gran parte del cine español desde los años 30 hasta finales del siglo XX y recuperar muchas películas que no se habían emitido en muchos años en otros espacios de cine de RTVE. Presentado por Elena S. Sánchez, coordinado por el historiador cinematográfico Luis E. Parés y dirigido por Francisco Quintanar, el espacio cuenta con un equipo de expertos que introducen cada película.

miércoles, 4 de febrero de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "PADRE NO HAY MÁS QUE DOS"

Damos por oficial esta nueva sección, la de Fotocromos, que un buen día inició Naxo y a la que le vamos a dar continuidad, colgando fotocromos originales, únicamente ediciones españolas (vamos, de películas estrenadas en cines en España), pertenecientes a nuestras colecciones particulares, o de allegados nuestros que coleccionan fotocromos, con más avidez y pasión que nosotros.
Así que vamos a continuar con una de las joyas de la corona de mis fotocromos: “Padre no hay más que dos”. Ya saben, conscientes Pajares y Esteso de que tenían un público infantil, convencieron a Don Mariano Ozores para que este les confeccionara una película a medida para el público infantil, con ellos como protagonistas. Por si eso fuera poco, contrataron a Miguel Ángel Valero (Piraña) y a Miguel Joven (Tito) provenientes de “Verano Azul”, y secundados por la “Annie Española” –así la llamaban- dieron forma a esta gran película de entretenimiento que es “Padre, no hay más que dos”.
Aún siendo un éxito de público fulgurante (no me extraña) fue la película de Pajares y Esteso que menos recaudó… aunque de todo eso sabrán mucho más si siguen atentos… tenemos muchas noticias que dar por aquí acerca de mi gran amigo Andrés Pajares y de Fernando  Esteso.
De momento, les dejo con los fotocromos de “Padre no hay más que dos” que adornaron las marquesinas de los cines allá por 1983. Si se fíjan, se ven hasta las marcas de las chinchetas.
Desde aquí mando un fuerte saludo a Ricardo, que ha escaneado la gran mayoría de Fotocromos que veréis en esta sección, y que nos cederá muchos  escaneos para deleite de todos. Ale, a disfrutar!!!







miércoles, 10 de noviembre de 2010

20 AÑOS SIN EL NEGRO

Si son ustedes lectores de AVT de los de verdad, de los que nos leen todos los días independientemente de sobre lo que se escriba o quien lo escriba, sabrán que por mi parte, de un tiempo a esta, me he ido aficionando a dos cómicos Argentinos que siempre comparo con Pajares y Esteso, y que, a la par que estos, protagonizaron una serie de películas mas o menos afortunadas, pero que a mí ya me valen para tenerlos en alta estima. Ellos son Jorge Porcel y Alberto Olmedo, ambos ya fallecidos.
De sobras, resta decir que estos dos espectaculares cómicos son unos completos desconocidos (a no ser que seas lector de este blog) y que muy poquitos podrán captar lo que digo en esta reseña, cuando afirmo que este, es el jodido país de la envidia.
Lo de “El Negro”, es el sobrenombre que tenía Alberto Olmedo, al igual que el de Jorge Porcel era “El Gordo”, y estos apodos son cosa de tradición; los cómicos Argentinos era muy dados a ponerse estos Alias.
Bien, pues Alberto Olmedo, que falleció una fatídica noche de 1988 tras caerse desde el balcón de la habitación del Hotel donde se hospedaba, dejó en el camino una buena ristra de amigos y a un país entero que le adoraba (El éxito de Olmedo en Argentina, era una cosa que a día de hoy no se me ocurre un símil con el que compararlo…) y en este documental, se entrevista a familia y amigos del cómico, que nos irán contando anécdotas sobre su vida, así como se hace un repaso a su carrera en cine y televisión. Un documental fundamental para comprender la trayectoria de este cómico, y saber un poco a que nos enfrentamos cuando nos ponemos frente a una película suya.
Lo que a mí me llama la atención (y que justifica eso de que este, España, es el país de la envidia) es que siendo Olmedo un cómico de sal gruesa, mas de la grosería que del humor inteligente, no solamente contara con el beneplácito del publico, si no también del resto de la profesión, así como de gente de corte más intelectual… del protagonista de LA GALERIA DEL TERROR, gente como Ricardo Darín o José Sacristán dicen de el, poco menos que era Dios.
Bien, sin embargo en España, de nuestros Pajares y Esteso, si se hace un documental es para sacar sus miserias y trapos sucios. Y yo no he escuchado a Javier Bardem o a Luis Tosar hablar de ellos, ni bien ni mal. Y eso es por envidia.
Dirige el documental Matías Gueilburt, cuya experiencia profesional hasta que hizo este documental, fue editar cosas en televisión.

domingo, 14 de julio de 2013

VIOLADA

Cuando te sientas en el sofá dispuesto a ver esta película del año 1984 ("Violated" en versión original), la verdad es que lo que esperas encontrarte es uno de esos "rape & revenge", tipo "La violencia del sexo" o "Venganza desnuda", sobre mujeres violentadas que se toman una cruda revancha (algo a lo que contribuye su muy engañosa caratula y su no menos trolante eslogan ). Y no, no van por ahí los tiros (ni las violaciones), de hecho aquí no hay tiros hasta el minuto 78, pocos y ejecutados por un macho. En realidad se trata de un especie de drama con un sutil trasfondo de thriller criminal que te deja bastante dolor de culo al terminar (si es que logras hacerlo, yo me quedé frito y tuve que retomarlo al día siguiente). Dicho de otro modo, ¡¡anda que no se pueden hacer chistes con esta peli!!, que si el violado eres tu, que si el violado es tu cerebelo, que al terminar de verla te sientes sucia y quieres vengarte de sus perpetradores, bla, bla. Demasiado fácil. 
Un grupo de gangsters, encabezado por el todopoderoso Jack Diamond (sí, tiene un nombre muy de gangster), al que teme incluso el apuntador, se dedican a organizar partys con jovencitas a las que terminan liando, primero, y violando, después. Una de estas denuncia al agresor, lo que complicará mucho la papeleta. Un poli, en principio algo descreído, decidirá ayudarla, y tirársela, con el fin de detener de una vez por todas al maldito hampón y sus compinches.
"Violada" es una peli altamente hipócrita (como lo era, por ejemplo, "Holocausto Caníbal"), porque en realidad se trata de puro "exploitation" camuflado, digamos que denuncian aquello que ellos mismos explotan gustosamente... y encima, mal. Se nota que sus artífices intentan parir un drama serio, como los que hacía Meryl Streep de joven, pero no llegan. Evitaré cometer el error de mucha gente (incluido el fallecido crítico y hermafrodita Roger Ebert) y basar mis impresiones en cuestiones morales, éticas y espirituales. En eso sentido, también resulta fácil despellejar esta película. Sencillamente me limitaré a decir que es bastante aburrida y anodina, casi podría pasar por un telefilm de tarde del Domingo si no fuera por las escenas de destete y su look grasiento. Todo en ella hace tufo a culebrón de tirada cutre, aunque en el proceso se ponen algunas medallas dignas de rememorar. Por ejemplo: en las violaciones, mientras la chica posa totalmente desnuda, el agresor siempre lleva los pantalones, y bien abrochados (casi como en las de Pajares y Esteso). A los pocos días de ser crudamente violentada, la protagonista no tiene reparos en enamorarse de y liarse con el poli. Si eso ya es un tanto bizarro, empeora cuando tenemos en cuenta la diferencia de edad (ella 18, él más de 40) y, sobre todo, el aspecto y las maneras del hombre de la ley, genuinamente desagradables (ese flequillo siempre sudoroso!!). Nada más verlo aparecer, crees que será uno de los malos, un corrupto, con eso se lo digo tó. Tampoco tiene desperdicio la secuencia en la que la primera agredida va a la comisaría a denunciar la movida, y se encuentra que la policía, además de tratarla rudamente, le dice que no se moleste, que no va a servir para nada y que se vaya a casa a descansar, cosa que ella hace sin tomárselo demasiado malamente. 
Aunque para momentos bizarros, el que sigue: La prota se prepara para asistir a la fiesta donde será violentada. Está de pie ante el espejo, en top-less. Se abre la puerta y entra su hermano menor, que le aconseja qué ponerse esa noche, no sin antes marcarse una escueta charla sobre los pechos de la interfecta, cómo estos le ponen nervioso y lo atractiva que resulta toda ella. El hermanito se le abalanza y la agarra por la cintura exclamando: "¡Si no fueras mi hermana!". La chica ríe y le dice "¿Qué sabrás tú del sexo?, ¿has comenzado ya a masturbarte?". ¿Inquietante, no?.
Sin embargo, y a pesar de atributos tan curiosos y llamativos para el aficionado medio al cine chungo, el resto es bla, bla y mucho aburrimiento. Tal vez con ingerir algún estimulante pre-visionado puedan encontrarle algo divertido pero, no se engañen, esto es un coñazo.
En el reparto destacan Elizabeth Kaitan, atractiva ex-scream queen de la serie B/Z de los 80, que has podido ver en películas como la séptima "Viernes 13", "Noche de paz, noche de muerte 2", "Esclavas del espacio", "Necromancer", "Roller Blade Warriors: Taken by Force" (del temible Donald G. Jackson), "Dr.Alien" (del no menos temible David DeCoteau), "Monstruos en la noche" o la interminable saga "Vice Academy" (al ser "Violada" una de sus primeras pelis, aparece como dios la trajo al mundo... ¡y bien que lo hizo el cabrón!), Samantha Fox... pero no, no se trata de la cantante inglesa de pantagruélicos pechotes que tantas noches de auto-amor propició en su época a los de mi quinta, esta Fox es la actriz porno de los 70 y 80 que, puntualmente, se liaba en productos no-exclusivamente-gorrinos, destacando entre todos ellos su protagonismo en el super-clásico del "trash" "Una noche para descuartizar" de Doris Wishman, sobre el que pueden leer -y alucinar- en nuestro "pest-seller". Y finalmente John Heard en un papel minúsculo de misógino desatado, lo has visto en títulos de renombre como "Big", "Solo en casa" o "En la línea de fuego". Últimamente las cosas no le deben ir muy bien, porque su más reciente lanzamiento es un delirio de "Asylum" titulado "Sharknado" (de tiburón + tornado me temo).
El director y guionista de "Violated" se llama Richard Cannistraro (sí, su nombre está mal escrito en la caratula), y esta es la única peli que hizo a lo largo de su mísera vida. ¿Sorprendidos?.

viernes, 11 de febrero de 2022

CORAZÓN DE CRISTAL

Co-producción Hispano-Americana de mediados de los ochenta orquestada por José María Reyzabal de Izaro Films —el productor de gran parte de las películas de Pajares  y Esteso—, que estiraba el presupuesto hasta límites insospechados en un film que, de cara a Europa, pudiera dar el pego como eminentemente americano. Además, basada en un relato propio, el guion está ejecutado por el escritor Alberto Vázquez Figueroa en colaboración con Linda Shayne.
Se trata de una de las pocas películas en las que participó Lee Curreri. Curreri, pianista de profesión, saltó a la fama gracias a la película de Alan Parker “Fama” y a su posterior serie, en las que daba vida a Bruno Martelli. Da la casualidad que en España la serie fue un auténtico bombazo y, en consecuencia, Curreri una verdadera estrella, a pesar de que como actor, y más fuera de los parámetros de la propia “Fama”, era más bien tirando a malo. Después de “Corazón de cristal” apareció esporádicamente en alguna película más, pero abandonó la imagen para dedicarse a lo suyo que era la música. La estrella femenina sería la emergente Tawny Kitaen, posteriormente musa de la "serie B", que por aquel entonces venía de protagonizar el rol femenino de una película que también había funcionado muy bien aquí: “Despedida de soltero”, aunque se la pudo ver en otra película más o menos célebre de la época como “Gwendoline” de Just Jaeckin (El director de Emmanuelle), así como en la posterior "Witchboard (Juego Diabólico)". Que guapa era. Falleció en mayo de 2021 por una sobredosis de barbitúricos, muy echada a perder y con la cara como un cromo por culpa de tanta operación estética.
Así, el presupuesto se va en las dos estrellas americanas, y se escatima en localizaciones. Se rueda en Los Angeles pero en dos o tres localizaciones cutronas, y con un póster absolutamente ochentero y llamativo ya tenemos película americana. El elenco de secundarios está compuesto por los típicos actores españoles que se incorporaban a las co-producciones amparándose en el hecho de que sabían hablar inglés, o sea, Simón Andreu y Jack Taylor que era yanki.
Supongo que, al exportarse al extranjero, la película a rasgos generales funcionaría bien, a pesar de que en cines españoles apenas lograría llegar a los 300.000 espectadores. Tras su estreno tuvo vida comercial en vídeo de alquiler, y a día de hoy, poco programada en televisión y sin haber sido distribuida en DVD, es una película totalmente olvidada. Pero yo me acuerdo perfectamente de cuando se estrenó… sin haber sentido ganas de verla hasta el día de hoy.
Se trata de un drama romántico, tan previsible, que cuando la película lleva media hora de metraje el espectador intuye cual va a ser el desenlace. Y acierta.
Un joven tiene una extraña enfermedad inmunológica que le mantiene confinado en una burbuja de cristal. El chaval se entretiene tocando el teclado (había que explotar la principal virtud de Curreri…) o viendo la tele, y su manera de socializar es a través de correo. Envía cartas a una joven aspirante a estrella del rock que le contesta solo para hacerse publicidad. Pero un día va a visitarle y acaba enamorándose de él. Se trata de una relación imposible porque el muchacho no puede salir del habitáculo en el que se encuentra confinado.
Mientras él discute con sus padres, y ella esquiva el acoso y el maltrato al que le somete su manager (Simón Andreu), el muchacho se escapa de la burbuja y se va al encuentro de su amada. Todo se complicará, naturalmente.
En verdad es un folletín repetitivo y que busca la lagrima fácil, sin embargo, el hecho de que se trate de una película prácticamente española con ínfulas internacionales, y el espectáculo de sobreactuación que nos ofrece Lee Curreri, que está desatado cuando su personaje se lleva una rabieta de campeonato porque no puede salir de su burbuja, la convierten en un producto un poquito, poquito interesante. Salvo por eso, impera la mediocridad más rutilante y la total falta de imaginación. Pero, en resumidas cuentas, está curiosa. Además el póster, tan ochentero, con esa tipografía a base de neones y esos focos de luces de colores, me encanta.
Por supuesto, contar con el protagonismo de Lee Curreri y la Kitaen se llevó la mayor parte del presupuesto de la cinta, así que hubo que racanear en lo que al director se refiere. Reyzabal quería que fuera un americano, y en lugar de contratar a un director con experiencia en largometrajes de presupuesto medio bajo, contrató a Gil Bettman que, sí, es americano, pero hasta “Corazón de cristal” no había dirigido más que capítulos sueltos de “Billy Joe y su mono” o “El coche fantástico” y un par de videoclips. Reyzabal le brindó su debut en la gran pantalla. Después de esto, Brettman dirigió otra cinta de la época, muy marciana, esta vez meramente americana y con John Stamos de protagonista, que inevitablemente acabará cayendo por aquí un día de estos y que lleva por título “Nunca es pronto para morir”. Después, más videoclips, más capítulos sueltos en series, y el ostracismo.
Puede que “Corazón de cristal”, que resultó un éxito moderado en Italia, sea su película más conocida… y no la conoce ni Dios...

lunes, 21 de enero de 2019

EL ASALTO AL CASTILLO DE LA MONCLOA

“El asalto al castillo de la Moncloa” en realidad no trae nada nuevo. Lo que nos ofrece, no es otra cosa que una vieja película de dominio público, que en este caso es la titulada “Los amantes del desierto”, que cae en las manos de un señor con alma de “Exploiter” como era Francisco Lara Polop y que realiza un redoblaje de esta película introduciendo unos diálogos cómicos que casi nunca le van bien a las imágenes. Eso ya lo vimos en la popular “Woody Allen Nº 1, Lily la tigresa” de Woody Allen y en tantas otras, aunque aquí en España fueron pioneros Tono y Mihura con  su “Un bigote para dos”, inencontrable en su versión original.
Sin embargo, lo que hace especial a esta película es el contexto histórico en el que la situamos, nada menos que tras las primeras elecciones generales de nuestro país en la llamada transición democrática, época esta que afectó en todo momento a nuestra cinematografía y en la que, en consecuencia, más chistes de política se inventaban.
Así que con la  ayuda de Manuel Castiñeiras y Juán Portillo “Top” (quien fuera pareja radiofónica de Luis Sánchez Polack “Tip”, antes de que este se uniera en matrimonio humorístico con José Luis Coll) Polop se escribe unos diálogos que giran en torno a la política de aquellos días con Alfonso Suárez y Felipe González a la cabeza del asunto, y se montan un argumento cogido con hilos bajo los que soltar una retahíla de chistes y chascarrillos en torno a la situación política que se vivía en la España de aquél ya lejano 1978. Mariano Ozores, qué ya hacía estos experimentos por placer con sus hermanos y amigos, se encargaría de adaptar los diálogos a las imágenes bajo dirección de Polop.
Y el caso es que el experimento queda de lo más curioso, teniendo en cuenta que los diálogos escritos para la ocasión son soltados con total naturalidad por actores de doblaje profesionales de los de toda la vida, o sea, cojonudos, por lo que estos quedan bien encajados en la acción y totalmente creíbles. “El asalto al castillo de la Moncloa” es, finalmente, una enorme broma.
La película se estrenó en salas, congregó casi 130.000 espectadores y el negocio sale redondo, sin embargo, amén de las críticas que tachan a la película de oportunista (cosa que es cierta y que sus artífices en ningún momento ocultaron) salta la polémica cuando Carmen Sevilla, protagonista de “Los amantes del desierto”, ve la película y al verse doblada y soltando por su boca toda esa ristra de chistes sobre socialistas, sobre UCD y sobre la oposición, entra en cólera. La actriz se siente utilizada e interpone una querella contra Francisco Lara Polop por utilizar su imagen de esa manera en la cinta, alegando que esta podía verse seriamente dañada. Sin embargo, de poco le sirvió esta demanda a la actriz,  puesto  que fue desestimada al tratarse “Los amantes del desierto” una película en dominio público con la que el cineasta podía hacer lo que le viniera en gana. Carmen Sevilla, sufrió lo suyo con este tema cual plañidera, pero lo cierto es que la broma no era para tanto.
Por otro lado, el principal reclamo de la película, además de tratarse de un producto de mera actualidad, era la presencia en el doblaje de Tip y Coll, que hacen las veces de narradores de los hechos acontecidos.
Está claro que “El Asalto al castillo de la Moncloa” en su momento debió resultar un producto fresco y altamente divertido. Vista hoy, la cosa no deja de tener gracia, pero se queda tan anclada en su momento, en 1978, que es como descifrar un jeroglífico. No nos enteramos de nada. No es como esas comedias de Pajares y Esteso en las que de vez en cuando se soltaba un chiste político de la época, sino que se trata de una catarata de referencias una tras otra, sin tregua, y en la que se frivoliza con temas como la legalización del amancebamiento, el aborto y la píldora “antibaby”, conceptos, estos ya antidiluvianos. Sin embargo, ese es su handicap, ya que se trata de una astracanada cuya condición de película es lo que menos importa; se concibió para ser consumida en ese año 1978 y, con las mismas, que fuera olvidada también ese año 1978. Una película del aquí y el ahora, que hoy se puede disfrutar de ella más como concepto que como película, porque en resumidas cuentas de película tiene más bien poco. En todo caso sería como una cinta de “Chistes del golpe” de Arévalo en formato celuloide. Vamos, que no es una película tanto como un ejercicio humorístico. Y un sacacuartos.

lunes, 26 de diciembre de 2016

INTERVIEW: MARTÍN GARRIDO RAMIS

Nacido en Palma de Mallorca en 1952, Martín Garrido Ramis, un hombre de teatro que cuando se ha embarcado en la empresa cinematográfica, lo ha hecho desde la más absoluta independencia, y desde ese lado Outsider, que al que suscribe tanto le agrada.
Responsable de ser el primer director Mallorquín que consigue rodar una película para su distribución comercial en salas (“¡Que Puñetera Familia!”), también lo es de la película más extraña y lúgubre del cine español de los últimos años “El hijo Bastardo de Dios”, amén de tener una dilatada carrera con títulos de absoluto culto como puedan ser “Mordiendo la vida” o “Héroes de Cartón”.
Padre del también director Martín Garrido Barón (“H6, Diario de un asesino”), nos concede unos minutos de su tiempo para hablar de los dimes y diretes en torno a su carrera, de sus próximos proyectos y de sus preferencias.
Martín Garrido Ramis, el último director independiente.


 Comienzas en el cine con una serie de cortometrajes en 35 mm. para luego convertirte en el director de la primera película de corte comercial realizada en las Islas Baleares, “¡Qué Puñetera Familia!” ¿Cómo surge la oportunidad de realizarla?

Había hecho dos cortometrajes: “… Pero no ahoga” y “La Rosario y el Pinzas”. Este último me lo seleccionaron en 1983 en el festival de Cine de San Sebastián y viajé allí invitado por el festival. Tengo críticas que lo clasifican como una pequeña obra maestra. Cuando volví a Palma conocí a un empresario de cine (Joan Olives) que me propuso alargar mi primer corto y convertirlo en un largo. Y así lo hice. Costó 6 millones de pesetas y dio como 32. Aunque la película la considero mala porque me daba igual hacer cine, pero ahí está como la primera película comercial mallorquina de la historia.

Así que la consideras malísima…

Sólo mala. Escribía cada día lo que iba a rodar, no había guión. Pero te diré una cosa que me han dicho muchas veces pero de la que yo nunca he hablado; Es una primicia. Estoy seguro que mi película la vio el joven Almodóvar y me copió una escena, la de la meada. Yo soy el primer director que rodé una meada auténtica, luego lo hizo él. Y como la película se vio en toda España… Y ya que estamos te diré dos copias más que me han hecho. Mota me ha copiado el final de un corto que está en Youtube y se llama “Muerte y resurrección de Pedro Navaja”, y un famoso cómico inglés me acaba de plagiar otro corto mío de Youtube. Mi corto se llama “Am not Becham” y él me ha plagiado para hacer un spot de calzoncillos de Beckam. A partir de ahora registraré lo que cuelgue en Youtube.

Rodaste “¡Qué puñetera familia!” con equipo técnico proveniente de Barcelona ¿No había en Mallorca equipo técnico cualificado para acometer el rodaje de un largometraje?

En Mallorca no había nada, por no haber ni había una cámara de 35 mm. La película la rodé en cinco fines de semana, y cada fin semana traía a un equipo de siete personas, y el material alquilado, pagándo todos los gastos y el sueldo. El director de fotografía es Joseph Gusi de TV3, pero un fin de semana no pudo venir y lo sustituyó Carles Gusi, que después haría películas con Almodóvar y en Hollywood.

¿Cuánto le debe “¡Qué Puñetera Familia!” al cine de John Waters?


Waters es sexo, yo siempre he sido crítico social. Mis películas son esencialmente de humor negro.

En la película cuentas con la presencia de un actor clásico de la escena Mallorquina como es Xecs Forteza. ¿Cómo fue dirigirle?

Xesc Forteza era un cachondo que estaba detrás de todo lo que llevara faldas. La escena que tiene muriéndose con  Lynn Anderson encima, para él fue la releche. “Repítela todas las veces que quieras”, me dijo. En la escena aparece él muriéndose tocándole los pechos a la actriz porno. Fue muy divertido dirigirlo.

Cuéntanos algo sobre la distribución. ¿Costó mover la película en la península?

Todas mis películas se han distribuido en la península, menos una que se titulaba “Simpáticos degenerados” protagonizada por Florinda Chico. No se distribuyó porque la compró la Warner Bros para estrenarla en vídeo directamente. La distribución para los que hacen cine en la isla es muy complicada y difícil, de hecho no conozco a ningún director mallorquín al que le hayan distribuido su película. También tengo que decir que los únicos que hacemos cine en Mallorca somos mi hijo y yo.

“El último Penalti” y “Simpáticos Degenerados son tus únicas películas que aún no he visto. ¿Qué me puedes decir de ellas?

Las dos son comedias divertidas y poco más. Cuando las rodé estaba más por otras cosas más divertidas. En las dos películas lo importante eran las fiestas que organizábamos. No perdía nada de tiempo en escribir los guiones, lo hacía de cualquier forma. Pero te voy a contar una cosa que tampoco he contado nunca a nivel prensa; “El último penalti” se llamaba en realidad “La eterna España de charanga y pandereta” y me lo iba a producir nada más y nada menos que José Esteban Alenda, el primer productor español que ganó un Oscar. Yo era íntimo amigo de él porque me distribuyó cinco cortometrajes e incluso me hizo ganar dinero. Pues bien, él leyó el guion en el que me había esforzado un poco, y me dijo que me lo producía si esperaba seis meses a que se recuperara del fracaso de “Volver a empezar”, que le había costado 200 millones.  Le dije que me lo pensaría. Y de repente surgió en mi vida, desgraciadamente, Ricard Reguant, actualmente director de musicales (“Grease”, “Chicago”), y me dijo que si le metía mano al guión haciéndolo más hortera y con más sexo, me traía todo un equipo de Barcelona a precio tirado, y que luego me presentaba a Antonio Llorens (Lauren Films). Yo, como en aquel tiempo era joven, guapo y gilipollas, accedí y dirigí una mierda de película. Al año siguiente la película fue seleccionada en el Festival de Cine de Comedia de La Coruña, y el gran Berlanga me dijo: “Es una pena, Martín. Has hecho una película mala pero hubiera podido ser muy buena.” Así es la vida, una mala compañía puede cambiarte la vida. 


 En “Héroes de Cartón” ruedas en 35 mm. en unos años en los que el vídeo ya se imponía en las producciones profesionales independientes. ¿Por qué decides rodar en 35 mm?

“Héroes de cartón” existe por mi hijo que quería ser director de cine. Puedo decir que es mi primer guión pensado y bien escrito. Aunque yo salgo como director y mi hijo Martín Garrido dirigió la mitad de la película con tan solo 15 años.

¿Tuvo algún tipo de distribución esta película? Tanto dentro como fuera de Mallorca.

La distribuyó Lauren Films, la distribuidora que en aquel momento distribuía en exclusiva todas las películas de Woody Allen. Parece mentira con las películas malas que hacía y la suerte que tenía con las distribuidoras. No sé que debían  ver en ellas.

En ella cuentas con la presencia de Antonio Mayans y Ricardo Palacios. Ambos habían trabajado con anterioridad con  Jesús Franco ¿Encuentras algún paralelismo entre tu obra y la de Jesús Franco?

Ni por asomo. Antonio y Ricardo hicieron sus papeles muy bien. Yo siempre he hecho un cine malo hasta “El hijo bastardo de Dios”, porque me surgía el dinero para hacerlo, ni más ni menos. Es increíble pero es cierto. Hacer cine, para mí, era solucionarme un año con el dinero que ganaba. Y eso era lo importante.

¿Cómo fue la experiencia de rodar con un hombre con la experiencia con la que cuenta Mayans, tanto como actor, como de jefe de producción?

Antonio Mayans es el clásico ejemplo del actor que podía haber sido muy importante en el cine en español. Quizá el asociarse con Franco le perjudicó su carrera. La experiencia con Mayans fue buena como lo es siempre. Es un actor muy intuitivo que no hace falta decirle mucho para que lo haga muy bien.

Sin embargo, y a pesar de tu larga trayectoria cinematográfica, tú siempre has realizado teatro.


Desde que tengo 19 años no he dejado de hacer teatro. Entre función y función era cuando hacía cine. Fui a la escuela de Arte Dramático de Trino Trives y después ya no dejé de hacer teatro. En estos momentos estoy montando “Un invierno en Mallorca”. El teatro para mí es la vida, el cine es la parte cachonda del arte de crear. De todas formas ahora, que en las redes me tachan como el último director independiente de este país, me tomo el cine en serio. Desde “El hijo bastardo de Dios”, me esfuerzo. Tengo por estrenar “Turbulencia Zombi” y “Una función para olvidar” en la que Fernando Esteso hace un pequeño papel. Las dos películas son tragicomedias, lo que me gusta.

“H6, diario de un asesino” en mi opinión es una de las películas españolas de psycho-Killers más infravaloradas del cine de terror español, dirigida por tu hijo Martín Garrido Barón y con guion tuyo. ¿Qué opinas de la película?  ¿Tú la hubieras rodado de manera diferente?


Me alegra que me digas esto porque si antes podía tener dudas de si entendías de cine, ahora estoy seguro de que entiendes. Por primera vez en mi vida me comí el coco de mala manera para escribir el guión de lo que sería el primer largometraje de mi hijo Martín. Me lo comí de verdad, y el resultado fue un guion genial (no soy humilde pero sí terriblemente objetivo). Y mi hijo con 21 años hizo una película de puta madre. Y ahora te voy a contar otra cosa que nunca he contado públicamente; “H6, diario de un asesino” se terminó y todos dábamos saltos de alegría. La película había salido genial y nos fuimos a La Columbia para que la viera su director, James Armstrong. El americano quedó flipado y dijo que la estrenaba en Gran Vía y tiraba ciento veinte copias. Lo habíamos conseguido, pensamos mi hijo y yo. Cuando salimos de la productora nos fuimos a comer una mariscada los cuatro. Mi hijo y yo, y los productores de Kanzaman Mark y Denis. Por la noche volvimos a Mallorca más contentos que unas castañuelas. Mi hijo iba a conseguirlo con 21 años. La leche. Al día siguiente, a última hora de la tarde nos llamó Samuel Gómez, el montador, para decirnos que los productores habían cortado cuarenta minutos de metraje. Casi nos da algo. Al día siguiente volvimos a Madrid y les dijimos a los productores de todo menos guapos. Pero no hubo manera, querían que la película durara noventa minutos. Al quitarle a la película tanto metraje, se quitó la esencia de la historia. La película fue un fracaso comercial y las críticas la devastaron. Hay tanto inepto en el cine que uno no se lo puede creer.  


Vuelves a hacer cine años después, en 2015, con “El Hijo Bastardo de Dios” ¿Qué te motiva volver? ¿Es el cine de tu hijo una inspiración para esta película?

Simplemente tenía ganas de hacer un cine que siempre he sabido hacer y que nunca he hecho. Increíble pero cierto. Hasta “El hijo bastardo de Dios” mis películas no me gustan. Hablo de las que yo he dirigido.

¿No crees que el tener un presupuesto escueto puede beneficiar de algún modo a esta película en concreto?

Repito: como dicen en las redes soy el último director independiente de este país. Yo nunca he pretendido hacer un cine convencional. A mí siempre me ha gustado el cine independiente. Siempre. ¿Por qué? Porque haces lo que te sale de los cojones y ningún productor gilipollas te puede cortar tu obra. “El hijo bastardo de Dios” es una película que quería hacer, y sé, que con el tiempo será de culto. Ya lo han dicho muchos, no sólo yo. De todas formas no es el cine que quiero hacer, lo mío es la tragicomedia. Adoro a Berlanga.

¿Por qué “El hijo Bastardo de Dios” es tan sórdida y lúgubre? ¿No crees que es demasiado extraña para un público que acude en manada a ver “8 Apellidos Vascos”?

Tienes toda la razón, pero yo prefiero que me recuerden como el director de “El hijo bastardo de Dios” que como el de “8 Apellidos Vascos”.

“El Hijo Bastardo de Dios” se estrena en cines, sin embargo, no cuenta con una edición en DVD. Pero ahora que lo pienso, tampoco tus películas anteriores cuentan con distribución en DVD ¿Por qué ocurre esto? En el caso de “El hijo Bastardo de Dios” en particular, y con el resto en general.

Lauren Films editó la película en VHS, las demás no han salido en DVD. La razón no la sé porque estaba de juerga. “El hijo bastardo de Dios” si va a salir en DVD.

Tus dos últimas películas son “Turbulencia Zombi” y “Una función para olvidar”.  ¿Por qué una película de Zombies? ¿No te parece que el mercado  esté sobresaturado de cine Zombie?


“Turbulencia Zombi” es una tragicomedia en la que no sale ningún zombie. Es un grupo de parados de un pueblo que decide grabar una película de zombies para Youtube y ganar dinero, el problema es que no tienen ni idea de cómo hacerlo.

“Una función para olvidar” cuenta además con la presencia de un grande de la escena cómica como es Fernando Esteso, además en un rol dramático. ¿Cómo decides integrar a Esteso en el casting?
Esteso y Pajares son grandes actores. Es más, todos los grandes cómicos son grandes actores dramáticos. Lo conocí en una fiesta en Madrid, y años después le dije que me gustaría trabajar con él. Leyó el guion y dijo que sí.

¿Podremos ver estas películas en cines o DVD, o el tema de la distribución esta jodido en exceso?

Claro que sí. Además, ya tengo distribución para las dos.

¿Eres consciente de que haces un cine muy distinto en maneras y formas al del resto de cineastas españoles? Eres especialmente antiacadémico. ¿Por qué crees que si no sigues las pautas marcadas por los academicismos, las películas no encuentran un público?


Yo soy escorpión. ¿Sabes lo del escorpión que le pidió a la rana que le cruzara el río? La rana le dijo que no porque le picaría. El escorpión le juró que no lo haría, y la rana se fió. Y cuando estaban en la mitad del río el escorpión le pico. “¿Eres imbécil? –le dijo la rana- “Nos vamos ahogar los dos.” “Lo sé” –le contestó el escorpión-, “¿pero quién frena mi personalidad?”  Mi padre era de la FAI y yo he salido a él: anarquista.

¿Qué cine ve habitualmente Martín Garrido?


El mejor cine que te puedas imaginar. Soy un cinéfilo de cojones. Una película, por ejemplo: “Sed del mal” o “Matrix”.

Dime cinco películas que adores

Rufufú
Plácido
La Escopeta Nacional
Divorcio a la Italiana
La Jauría Humana

Cinco Películas que odies

No odio a ninguna película porque sé lo que cuesta hacerlas.


lunes, 12 de octubre de 2020

AMOR A LA ESPAÑOLA

“Amor a la Española” representa la auténtica y genuina españolada. Además, es una de las culpables de que el termino se use despectivamente. Y también es una de las culpables de que el público medio asocie el término con las películas de españolitos típicos, morenos, bajitos y cabreados que van a Torremolinos babeándole a las Suecas. Y es que precisamente, ni más ni menos, “Amor a la Española” trata sobre eso.
Un trabajador de aeropuerto, tras ayudar a una sueca con unos problemas a la hora de tomar un vuelo hasta Málaga, queda prendado de ella. Poco después irá en su búsqueda. Por otro lado, en la misma Málaga, más concretamente en Torremolinos, con el boom turístico, podemos ver la más variada fauna ibérica y autóctona intentando ligar con las extranjeras y más concretamente con esta sueca que trae de cabeza al protagonista, que de pura ingenuidad, parece tontita perdida. Y todo ello sin apenas salir del complejo hotelero donde trascurre la trama.
Pues sí, aquí tenemos la película —o una de ellas— de los españolitos tras las suecas, en un subgénero de la españolada, que los menos afines y conocedores de nuestra filmografía asocian siempre con la figura de Andrés Pajares y Fernando Esteso. Se ha convertido en un tópico, pero, al igual que pasa con las películas sobre la guerra civil, es cierto que existen mogollón de películas con estas premisas; Precisamente por eso, se convierten en tópicos. Sin embargo a la hora de enfrentarse a una película de estas características a día de hoy, hace que nos percatemos de que el tópico muchas veces se basa en habladurías, en oír campanas y no saber dónde, porque, efectivamente, el tópico está ahí, en “Amor a la Española”, tenemos a un grupo de españolitos tras las suecas, pero no es todo ni tan denigrante ni exagerado como se tiende a pensar en un principio con este tipo de comedias de los 60. Es más, las baña una pátina de inocencia que puede llegar a resultar sonrojante. Paradójicamente, y tan representante de la españolada como es “Amor a la Española”, resulta que es una co-producción con Argentina, de hecho, en la parte artística tenemos a la actriz Argentina Erika Wallner haciendo de sueca y, si no tenemos en cuenta este detalle, hay que decir que la actriz da el pego a la perfección… Rubia de pote, e intuimos que, chocho morenote.
Francamente, la película, en todos sus aspectos, es en realidad más mala que la quina. Se trata de una producción de José Luis Dibildos, escrita a dos manos junto con Alfonso Paso, dejando supuestamente su gustos e inquietudes a un lado para dar rienda suelta, en sus guiones, a lo que el pueblo llano quería ¿y que quería? Precisamente lo que Dibildos ofrecía, en este caso, como no, españoles detrás de las suecas, llevando al cine a más de 2.000.000 de españoles que se sentían identificados con nuestros protagonistas, interpretados por una serie de actores que, como viene siendo habitual en las comedias de los años sesenta y setenta, se prodigan como lo mejor de las películas en las que intervenían, convirtiéndose, en la mayoría de los casos, en auténticos chalecos salvavidas capaces de rescatar cualquier película que se hunde en el lodo.
Al mando, José Luis López Vázquez, que además de su vis cómica natural, soporta el escueto peso dramático y/o romántico que contiene la película. Manuel Gómez Bur: Contaba Alfredo Landa en sus polémicas memorias, que Gómez Bur, en el teatro, subía consigo al escenario una pequeña aguja de tricotar, y que tal era su rabia y su ira (y puede que hasta envidia), que cuando alguno de sus compañeros de tablas resultaba más gracioso que él, sacaba la aguja y le pinchaba con saña, incapaz de aceptar que en determinados momentos alguien consiguiera más risas del público que él. No debió ser el caso en esta película, porque, evidentemente, Gómez Bur aquí tiene poca competencia: Un desgraciado de provincia dándoselas de señorito en Torremolinos, tomando cubatas y ligando con toda extranjera que se le ponga a tiro, en lo que puede ser uno de los primero precedentes del personaje de Pepito Piscinas que tan bien interpretara Fernando Esteso años después en “Pepito Piscinas”. Manolo Gómez Bur, lo borda. Cierra el triunvirato un comedido Alfredo Landa en un papel episódico, dando vida a un camarero, confidente de las argucias de los vacacionistas y testigo del “temperamento” de nuestra sueca protagonista. Landa es Landa.
Dibildos, delegó las labores de dirección de la película en el director Fernando Merino, que durante la segunda mitad de los sesenta facturó títulos clásicos como puedan ser “Los Subdesarrollados” o “La dinamita está servida”, y en cuya carrera tendría los altos y bajos comunes en este tipo de directores artesanos, que tantos buenos títulos dejaron a nuestra cinematografía.
“Amor a la española” es muy mala, mala de solemnidad, inquietantemente mala, incluso aburrida, pero es un título clave para entender lo que es eso que llaman españolada, y, solo por ver a sus protagonistas en su salsa, bien vale un visionado. Por destacar algo, ya que estamos, destacar los magníficos títulos de crédito a base de ilustraciones a cargo del historietista Mingote.

martes, 7 de enero de 2025

OLIMPIADA HUMORÍSTICA

En la era dorada del video-club, cuando en tan añorados establecimientos había cabida para toda suerte de productos susceptibles de ser alquilados, eran habituales las cintas dedicadas al humorismo, el teatro y la revista. "Olimpy Vídeo" se podía llevar la palma en cuanto a lanzamientos al servicio de personalidades tremendamente populares, pero, en las estanterías del fondo, en esa sección en la que las caratulas cogían polvo, se amontonaban los títulos de la distribuidora "Boulevar" que, lejos de distribuir cintas para el lucimiento de los más populares humoristas, solía sacarlas de cómicos de provincias más desconocidos o directamente locales. Algunas contaban en sus filas con humoristas verdaderamente raros y desconocidos que, a día de hoy, se convierten en auténticos descubrimientos. Iremos reseñando por aquí, de vez en cuando, algunas de ellas.
Sin embargo, "Boulevar" contaba también con vídeos al servicio de humoristas medianos, más populares para el gran público, pero no a la altura de los todopoderosos Pajares y Esteso o Juanito Navarro y Antonio Ozores, como es el caso del individuo al que está dedicada esta cinta, “Olimpiada humorística”: Manolo de Vega.
A Manolo de Vega ustedes, igual que yo, lo conocen de la época de los 90, cuando en un pico de popularidad pudimos verle a diario, a la hora de comer, como parte del elenco fijo de humoristas de la primera etapa del mítico programa televisivo “No te rías que es peor”. Se prodigaba como un cuentachistes de los de toda la vida que, entre personalidades como la de Pedro Reyes o Marianico el corto, lo cierto es que no destacaba demasiado. Pero Manolo de Vega, que empezó su andadura como cantaor flamenco y en un principio se hacía llamar Fosforito de Valladolid (ya que era pucelano y no andaluz como muchos pensábamos) comenzó, como tantos de los que se dedicaban al humor en los 70 y 80, contando chistes por accidente, cuando fue requerido para homenajear al cómico Joe Correira, fallecido en la década del funk, contando unos en su honor. Y tuvo más éxito con los chistes que con su cante jondo —pizca más o menos lo que le sucedió a Eugenio—. Más tarde, se hizo popular a nivel nacional apareciendo en el programa de Iñigo y no le faltaría el trabajo hasta bien entrados los dosmiles. Pero su época de bonanza serían precisamente los 80, década en la que apareció el vídeo que nos ocupa.
Sin embargo, Manolo de Vega, más que por su humor, se hizo popular en el terreno de la prensa rosa. Ya en los 80 se especulaba con que era un mujeriego con hijos de varias mujeres, que llevaba una vida llena de derroche y excesos, e incluso se le llegó a acusar de maltratador. En los dosmil se arruinó y, víctima de una diabetes en estado muy avanzado, tuvieron que amputarle las dos piernas, lo que le retiró de los escenarios, falleciendo en la miseria en 2015.
Esta “Olimpiada humorística” aparecía en vídeo en 1984, en la época de mayor esplendor del humorista. También es un legado para estudiosos de la comedia española porque la cinta, al final, es un compendio de lo mejor del repertorio del artista y está compuesta por dos o tres baterías de chistes (que a veces De Vega entrelaza entre sí muy a la americana y rozando el monólogo a la stand-up), otro par de gags escenificados en forma de sketch, otro tanto de cante jondo y su celebrada imitación de Eugenio, su humorista favorito.
Lo bueno es que, con toda la perspectiva, la cinta sirve para ver que, quizás, Manolo de Vega ocupaba el lugar que merecía en el mundo del espectáculo, el del medio, ya que al final es un tipo que se nutría de chistes y tics propio de sus coetáneos (hace de gangoso o pasota como Arévalo, muecas como Paco Calatrava o canta como Manolo Caracol) pero que, visto lo visto, y teniendo en cuenta la caterva de humoristas jóvenes de hoy en día con un acercamiento al stand up americano que, pese a tener un nicho de público bastante amplio, en realidad practican un humor mediocre, clasista y condescendiente que no me interesa en absoluto, Manolo de Vega era un individuo que sabía marcar los tempos, contar los chistes y, en definitiva, a poco que tengamos tolerancia con la ranciedad inherente al humorismo de esta época —precisamente “No te rías que es peor” marcó su final ya que, en 1995, el director general de "Radio Televisión Española", Jordi García Candau, retiraba de la parrilla televisiva un espacio que, según este, era claramente fronterizo con el mal gusto—, nos sabrá sacar una sonrisilla y conseguirá captar nuestra atención. No era tan de tercera Manolo de Vega y este tosco y chabacano vídeo de “Olimpiada humorística” da buena fe de ello.
No ha estado mal verlo por primera vez en pleno siglo XXI.

lunes, 21 de marzo de 2016

DE HOMBRE A HOMBRE

La transición, los ochenta, fueron sin duda una buena época para el cine español. Una época dónde lo que se imponía en el cine era la comedia porque, de siempre, y hasta los noventa, era lo que se nos daba bien en este país.
Por un lado teníamos a Mariano Ozores, Pajares y Esteso, llevando a millones de espectadores, al pueblo llano, a las salas a la vez que “El nuevo cine Español” capitaneado por Colomo y demás, se abría paso a codazos con sus aires progresistas y culturetas, mirando por encima del hombro ese cine populachero y comercial pero, ni por asomo, llegando a las cuotas de pantalla como si llegaban las comedias de Ozores –y clones- .
Sin embargo, entre medias, había otro tipo de comedia muy de los 80 que no dejaban ni un duro en pantalla, pero que eran verdaderamente entretenidas, e incluso, si buscamos bien, superiores a muchas de ambos subgéneros imperantes antes nombrados.
Películas como “La Miel” de Pedró Masó, “El poderoso influjo de la Luna” de Antonio del Real, entrarían junto con esta “De hombre a hombre” dentro de ese subgénero mediano.
Y quizás como consecuencia del éxito de aquellas películas protagonizadas por el niño Lolo García –y en particular la títulada “Dos y dos, cinco”, pese a que no fue un taquillazo-  Tito Fernández se dirige un guion de Joaquín Oristell, en el que se le coloca como compañero de tropelías de Fernando Fernán Gómez, al niño Jorge Nogera, ni la mitad de guapo, salao y gracioso que Lolo García y se cuenta la historia de un anciano que ante la irremediable decisión de sus familiares de meterle en el asilo, decide fugarse y vivir de ocupa en Galerías Preciados de Madrid (lo que ahora es la Fnac). Por otro lado, como sus papás curran demasiado y parece que no le hacen mucho caso, decide escaparse cuando le llevan de compras a dichos almacenes comerciales, quedandonse dentro del edificio y entablando amistad con el anciano. Un grupo de carteristas capitaneado por Fernando Conde –el tercero de “Martes y 13” que tenía un gracejo increíble y que no tuvo suerte en el cine tras su salida del grupo cómico. Demasiado encasillado, quizás- y un Súper Héroe llamado Silvestre Tex, serán parte importante de una trama en la que el niño protagonista, acaba siendo secuestrado.
Lejos de ser cine infantil ya que está destinada a un público meramente adulto, si que formaría parte de ese subgénero tan de la época al que llamaremos “pelis de niño con viejo” al que también se adscribiría, por ejemplo “Mi amigo el Vagabundo” de Jacinto Molina.
Se trata de una película muy agradable y entretenida, que al contrario que sus coetáneas, apenas congregó 40.00 espectadores a las salas, que hace pensar, como si de un abuelo cebolleta me tratase, que los ochenta fueron unos años de gran creatividad que dio a nuestra cinematografía un tipo de cine único, que jamás volveremos a ver. Y es que lo de ahora… pues como que ni de forma, ni de modo.

viernes, 6 de enero de 2023

DIARY OF A SINNER

Canuxploitation de corte soft setentero y desacomplejado, que le sirve para coger cayo a un emergente Ed Hunt que, haciendo con la pasta del gobierno canadiense sus primeros pinitos, más tarde se convertiría en un director artesanal que dirigiría cosas tan populares como “Invasión a las estrellas”, “El cerebro” y sobre todo “Cumpleaños sangriento”.
Este “Diary of a sinner” es una película concebida para causar morbo y ser explotada en los circuitos de sesión doble y autocines en los pases golfos, sin embargo, Hunt utiliza el material del que parte, es decir, el folleteo, para contarnos una historia que muy bien podía haberse movido por los circuitos arthouse de la época, de no ser por todo tipo de carencias técnicas derivadas del bajo presupuesto que le otorgan un tono general bastante chapucero y unos actores que no acaban de convencernos ni cuando están fingiendo sexo en una escena de folleteo, ni en las eternas conversaciones, supuestamente profundas, de las que está plagado el film.
Digamos que a Ed Hunt le dijeron que hiciera una película de folleteo y este rodó una compleja película sobre la amistad y la desesperación en la que, sin que en ningún momento haya penetración, los protagonistas follan.
Así tenemos una road movie en la que un proxeneta al que le ha dejado la novia y un cura que se ha salido del seminario, se encuentran hundidos y deprimidos hasta tal punto, que deciden jugarse la vida a cara o cruz. El que pierda, deberá suicidarse ante el otro. Sin embargo, antes de lanzar la moneda, ambos decidirán realizar un viaje en coche atravesando la ciudad para, antes de suicidarse, hartarse de follar y disfrutar de todo lo que venga. Así que se lanzan a la vorágine. Durante el periplo les pasará de todo, follarán como posesos y las circunstancias cambiarán, pero ¿Se jugarán la vida finalmente a cara o cruz? Para saberlo hay que ver la película.
La verdad es que estamos ante una rareza, una película extraña con toques melodramáticos a la Cassavetes que asimismo está rodada como con la imperiosa necesidad de hacer ver, que aunque esta sea una película de folleteo, se sabe rodar, de ahí que Ed Hunt a las primeras de cambio ambiente según que escenas eróticas como si de ensoñaciones oníricas se tratase y nos muestre folleteo que roza el cine experimental.
Es por todo esto que me imagino las caras de los pajilleros de turno que fueran a los cines para contar con material que les sirviera para pajas y se encontraran con un cura y un chulo — ¡Ja! ¡Como en “Los Chulos” de Ozores y con Pajares y Esteso!— absolutamente depresivos que están al borde del suicidio y que la trama central de la película se centre en el cómo lo hacen y no en cuanto follan.
Poco más. Una curiosidad del cine canadiense de explotación de los años 70 que de no ser por ese marcianismo del que hace gala, sería una más… O  una peor, porque las señoritas en pelotas que aparecen en los actos sexuales que practican estas dos almas de cántaro, no tienen mucho que envidiarle en fealdad y sordidez a las que aparecían en “Bat-pussy”.
No es especialmente coñazo por otro lado.

sábado, 19 de abril de 2008

TRUHANES

Una de las grandes obras maestras de la comedia española contemporánea, debut como director de Miguel Hermoso y, probablemente, una de las mejores películas, independientemente del género, de la historia del cine español.
"Truhanes" cuenta la historia de dos hombres, Ginés (Paco Rabal) y Gonzalo (Arturo Fernández), que, por avatares del destino, se encuentran entre las paredes de la prisión de Carabanchel. Gonzalo es un criminal de guante blanco que se dedica a la compraventa de antigüedades –robadas- y ha sido traicionado por sus socios, mientras que Ginés, Natural de Bullas, provincia de Murcia, es un carterista de tres al cuarto que ha dado con sus huesos en la cárcel en más de una ocasión. El caso es que estando ambos allí, deciden llegar a un trato; Ginés cuidará de Gonzalo durante su estancia en la cárcel, ya que al primero por experiencia y veteranía se le respeta, mientras que el segundo es carne de cañón en presidio. A cambio, una vez fuera, Gonzalo ayudará a Ginés a reemprender su vida.
Cuando Ginés sale de la cárcel y da con el paradero de su compañero Gonzalo, las más disparatadas situaciones cómicas, pero también dramáticas, se sucederán a lo largo del metraje.
El gen de esta película se remonta a 1974, año este en el que tras finalizar sus estudios en la escuela de cine, el director Miguel Hermoso, es condenado a prisión al ser detenido cuando filmaba una manifestación. Se le acusaba de propaganda ilegal. Al morir Franco, hubo una amnistía por lo que los presos condenados en esos cargos saldrían en libertad, pero al director le dio tiempo a pasar allí un mes y medio (de los ocho previstos). La sensación nada más entrar, la soledad del primer día –y que tan bien reflejada se ve en la película con la llegada a prisión del personaje de Arturo Fernández durante los títulos de crédito-, fueron los sentimientos que, años después, motivaron el rodaje de esta película.
Hermoso estuvo trabajando en publicidad durante una década que le sirvió de auténtica escuela a la hora de abordar un rodaje, en contraposición a la escuela de cine. Así que, tras tener los huevos pelados de rodar spots, decidió que ya era hora de ejecutar su primer largometraje, este “Truhanes”.
Eran tiempos en los que para rodar una película bastaba con que la idea gustara a un productor que decidiera financiarla. Hermoso movió su guion por las diferentes productoras. Pero la cosa no acababa de cuajar. Se llegó a decir incluso que un argumento como ese no funcionaría en taquilla a no ser que lo protagonizaran Pajares y Esteso, amos de la taquilla en aquellos días. Sin embargo, Miguel Hermoso tenía claro quiénes serían sus protagonistas; Paco Rabal y Arturo Fernández.
Como fuere, y ante las dificultades presentadas por los diferentes productores/inversores, Hermoso decidió producir él mismo su película, por lo que se vio obligado a invertir en ella todos sus ahorros y a empeñar sus bienes, hogar incluido y,  así, afrontar los riesgos que una producción conlleva. Claro, en la época no era tan difícil como lo pueda ser hoy exhibir después la película producida, máxime cuando se cuenta con dos estrellas en el reparto.
Por otro lado, tampoco fue fácil lidiar con el ego de sus actores protagonistas que no eran conscientes de que iban a enfrentarse a papeles imprescindibles en sus respectivas filmografías. Es por ello que tanto Paco Rabal, como su hermano Damián, a su vez su representante, mostraban cierta reticencia  ante el papel de Ginés ya que este requería que Rabal no luciera el peluquín que acostumbraba a ponerse normalmente, y es que  aunque el actor ya era un hombre maduro, todavía tenía arraigado el concepto de galán clásico en sus entrañas; Rabal. Aparecer calvo en la película, pensaba él, acabaría con esa posición. Finalmente, y muy acertadamente,  accedió.
Por su parte, Arturo Fernández – más galán todavía-  se encontró, por un lado, con que la imagen de hombre guapo y casi aristocrático que daba en el teatro podía verse afectada en una película en la que no solo tenía que aparecer en muchas de sus secuencias desaseado y mal vestido, sino que en algunas de ellas, cual mamarracho, debía aparecer con un traje varias tallas más pequeñas, y no es que sean manías de típico actor presumido, es que Arturo Fernández vivía de interpretar al galán de toda la vida. El público no quería verle en otro rol, por lo que tenía mucho que perder y nada que ganar en el caso de que la película resultara un fiasco. Pero ese no era el mayor inconveniente, el mayor problema era compartir protagonismo con Paco Rabal, al que Fernández consideraba un maestro. No puede ser que haya dos gallos en el mismo gallinero. Fernández pensaba que, a pesar de contar con mayor número de escenas que su partenaire, el papel que se iba a calar en el público era el de Paco Rabal quien se llevaba las mejores escenas en un guion y, por tanto, acabaría eclipsándole. El propio Miguel Hermoso fue a verle al teatro donde trabajara durante le pre producción y le convenció para hacer la película alegando que, efectivamente, Rabal era el motor, uno que de ninguna manera arrancaría sin la gasolina de Arturo Fernández. Y ambos actores están memorables en la película, si bien es cierto que mientras los premios y honores se los llevaba Paco Rabal, hay quien decidió premiar a Arturo Fernández por su labor, cosa que el actor agradeció y no se esperaba. A título personal, decir al respecto que abogamos desde estas ciber páginas por la actuación de Fernández por encima de la de Rabal. Los dos están muy bien, pero el primero está de antología.
Claro que el nivel actoral de la película es muy grande a todos los niveles, y si memorables están Rabal y Fernández, no menos los secundarios, sobretodo en la primera parte, que transcurre en prisión, con las presencias del eterno Emilio Fornet, Fernando Bilbao o sobretodo, Rafael Díaz, visto en películas como “¡Ay, Carmela”, secundario invisible del cine español que compone el personaje de “El Lupas”, un entrañable intelectual del lumpen, que roba escenas a cada momento que puede.
Todos estos secundarios brillan con luz propia en todas las escenas en las que sus personajes se reúnen en la celda de uno u otro y tienen conversaciones totalmente improvisadas que dotan de frescura, química y saber hacer el material.
Por otro lado, y directamente del cine folclórico y sugerida para el papel por el propio Paco Rabal, Lola Flores interpreta a la hermana de Ginés, que en un momento, y debido a una fuga, da cobijo en su hogar a nuestros protagonistas. Flores, que nunca había tenido la oportunidad de actuar más allá de ser el icono que era, en una película para su propio lucimiento, demuestra que todo el poderío que tenía como folclórica, lo tenía también como actriz ajena a todo eso, dando unos resultados, en sus escasos minutos en pantalla, del todo eficaces y a la altura de sus protagonistas.
La película se estrenó en el festival de San Sebastián, cosechando un gran éxito. Por aquel entonces el evento no tenía películas a competición, así que "Truhanes" tan solo recibió el premio que le otorgó el público a Paco Rabal en calidad de actor, pero fue un pistoletazo de salida que, aunque de discreto paso por salas congregando unos 350.000 espectadores, sí hizo ganar mucho dinero a su productor/director con la venta a, prácticamente, todas las televisiones del país que la emiten con mucha regularidad, y a otras tantas Europeas, convirtiéndose así en un film muy popular con el paso de los años.
Y es que “Truhanes” sería una rara avis de los ochenta, que vino a las pantallas en tiempos en que en el cine español lo que primaba era una comedia de corte erótico y sexual, ya viniera este desde el desmadrado objetivo de Mariano Ozores, o desde el de los miembros adscritos a la  nueva comedia madrileña capitaneada por Colomo o Trueba. “Truhanes”, que también tendría sus dosis de destape, sin embargo, era un tipo de película extraña y distinta que no se adscribía a ninguna de las dos corrientes imperantes. A eso añádanle que, sí, se trata de una comedia, pero con pinceladitas dramáticas y que mezcla subgéneros teniendo gotitas de cine policiaco, obviamente del cine presidiario y, considerando en cuenta los personajes secundarios que pululan por la cárcel, muy extraño es que no aparezca en esos listados de cine quinqui elaborados por fans del subgénero empeñados en incluir cualquier película en la que aparezca un delincuente. El resultado final de este cóctel de conceptos es verdaderamente divertido y,  por muchos años que pasen, la película nunca se queda desfasada u obsoleta, asimismo, posiblemente sea una de las comedias españolas menos disparatadas que, sin embargo, mayor número de carcajadas provoca al espectador, y que deja ese regustillo tan agradable en el subconsciente colectivo.
Por otro lado, técnicamente esta bien rodada, mejor montada y de corte clásico, un ejemplo de ritmo del mismo modo que muestra, también de forma maestra, como hilar tramas y subtramas y que todas acaben desembocando en el mismo lugar. Un trabajo bien hecho.
Miguel Hermoso, que sería un solvente director a lo largo de su carrera con buenos films a sus espaldas como “Como un relámpago” o “La Luz Prodigiosa” y films directamente malos como el fallido biopic sobre la anteriormente mentada Lola Flores “Lola, La película”, jamás volvería a rodar nada semejante.
El prestigio, a posteriori, generó que diez años después se produjera una serie de 26 episodios basada en la película y en la que repetirían los personajes principales, Ginés y Gonzalo, nuevamente interpretados por Paco Rabal y Arturo Fernández, en una suerte de sitcom a la española, un vodevil televisivo que no casaba nada con los personajes y dirigiría el propio Miguel Hermoso. Sin ser algo que no pueda disfrutarse en una tarde tonta, comparada con la película resulta infinitamente inferior.