
El film nos cuenta la historia de un gigantesco cerebro con ojos, nariz y boca (aliñada con puntiagudos dientes) cuya meta es dominar el mundo mediante un cutre programa de televisión. Su némesis será un chaval bastante irritante, pero de coeficiente intelectual alto.
Aunque está plagada de buenos momentos (las alucinaciones, o los ataques del cerebro monstruoso, al que le mola devorar seres humanos) en general la cosa aburre notablemente y resulta de lo más sosilla, sobre todo cuando nos centramos en los paripés del prota y su novia.
Una curiosidad perfectamente visible, pero para nada imprescindible.