Los recopilatorios de trailers tienen una cosa buena, y otra mala. La buena es que algunos de ellos son inéditos, o de films altamente extraños, y en muchos casos mejores que la propia película. La mala es que terminan por saturar y aburrir. Tim Ferrante, ex-fanzinero, colaborador de la revista "Fangoria" y director de "Drive-in Madness!", producción de 1987, intenta evitar ese defecto entrevistando a personalidades del cine de terror y exploitation entre trailer y trailer con el fin de que cuenten sus experiencias personales en relación al título, los drive-ins, es decir, los autocines.
En los años 60 y buena parte de los 70, los autocines de los USA eran sinónimo de serie Z y dobles programas alucinantes. En los 80 llegó el video y los arrasó. De hecho, resulta muy curioso ver cómo este formato es tildado del malo de la función, cuando actualmente sería el bueno. ¡Lo que hacen el paso de los años y la nostalgia!. ¿Que quieren que les diga?, yo nunca he ido a un autocine (y eso que de haberlos habían en mi época), pero tengo entendido que eran una mierda y un modo poco cómodo de ver cine.
"Drive-in Madness!" habla de pelis exploitation de los 60, más de los 70 y algo de los 80. Así de memoria cito "From Beyond", "La noche de los muertos vivientes", alguna de Paul Naschy, "Deadtime Stories", "Midnight", una cosa -para mi- inédita con pinta estupenda, "Bloodeaters (Butchers of the damned), algo de erotismo rancio y, eso si, un aluvión tremendo de producciones "Independent-International Pictures", el sello de Sam Sherman y Al Adamson, reyes de los autocines. Sus avances son los más divertidos y exagerados, y destaca un aspecto muy curioso, la manía de meter como fondo, en casi todos ellos, los jadeos de un monstruo... ¿¿??.
A lo largo del metraje hablan Forrest Ackerman, Linnea Quigley, George Romero, Tom Savini, John Russo... y entre algun otro que se me escapa, James Karen, especialmente conocido por su papel en "El regreso de los muertos vivientes" (es el tipo que golpea el bidón con el zombie).
En los créditos finales sorprende encontrarse con dos realizadores de roña directa para vídeo, Donald Farmer y Warren F. Disbrow (este segundo especialmente activo).
Lo dicho, no es que sea muy entretenida (y eso que dura menos de 90 minutos), pero por su contenido resulta inevitablemente simpática.