sábado, 1 de noviembre de 2008

DEATH RACE : LA CARRERA DE LA MUERTE

Fui el primero en afirmar con contundencia que el trailer tenía una pinta horrorosa. Y sigo pensando que la peli hace gala de ese tufo a producto destinado a cholos y adolescentes adictos a los video-juegos. Peeeeero, decir que no disfruté el visionado de ayer noche, sería una vil mentira. Si algo ofrece "Death Race" es diversión por un tubo. Puro cine palomitero elevado a la máxima potencia. Está claro que lo mejor que puedes hacer al sentarte frente a la pantalla es olvidarte por completo de "La carrera de la muerte del año 2000", la producción Corman con Paul Bartel a los mandos, supuestamente remakeada por el tan -incomprensiblemente- detestado Paul Anderson (es el autor de la más que buena "Horizonte Final", y por norma todas sus pelis son cositas con las que pasar un buen ratillo, por lo que a mi es un cineasta que no me desagrada especialmente). Está bien que los remakes varíen la idea de base, vamos, que no sean meras fotocopias... pero el problema de este "Death Race" es que olvida por completo todos los elementos atípicos que hicieron de la original un título de culto (eso si, tampoco era para tirar cohetes, ¿eh?). Humor negro hay, pero a cuentagotas. Sátira político-social... no, quizás un poco de crítica, pero del montón. Hay delirio, pero a ratos. Y gore, menos que el film de Bartel, aunque satisfactorio. ¿Que es lo que falta pues?, la mala leche propia de los 70, tristemente domesticada hoy día. Pero una vez asumimos eso, y si nos dejamos llevar por "Death Race", podemos llegar a pasárnoslo pipa. El siempre solvente Jason Statham interpreta a un ex-piloto de carreras encerrado en la cárcel porque a la alcaidesa le interesa encontrar alguien lo suficientemente bueno como para sustituir al fenecido rey de la carrera de la muerte, el enmascarado Frankenstein. Para ello, hace que asesinen a su mujer y le den las culpas a él. De entrada, Statham jugará al juego, pero su verdadero plan es escapar y vengarse (o al revés). El film está contado a toda pastilla. Su ritmo es frenético. El montaje está plagado de efectillos videocliperos que aún le meten más velocidad a lo narrado, pero en este caso no molesta, es más, por temática incluso le pega. Claro que lo mejor de "Death Race" son las carreras de coches, bastante descerebradas y capaces de dispararte la adrenalina, con momentos estrella como el coche lanzado por los aires gracias a un cohete (y su piloto posteriormente hecho papilla) o el mega-camión armado con varias metralletas. Francamente divertido. Además, extrañamente no se abusa de los efectos infográficos, y eso mola, la sensación de estar viendo acero real chocando y ardiendo es mayor, y por tanto, más emocionante. También hay momentos para el ridículo, con la llegada de las tias buenas que harán de copiloto o el desenlace, políticamente correcto y más predecible que lo que fue el final absurdamente feliz (aunque en esencia despiadado) del film de Paul Bartel. Leí por ahí alguna crítica que se escandalizaba porque Roger Corman era también co-productor de esta versión, como si no pudieran creerse que el maestro contribuyese a cargarse su propia producción de los 70. Está claro que dichos críticos no están muy puestos en el tema, porque si hubiese visto los remakes que Corman produjo no hace tanto de "Piraña" y "Humanoides del abismo", verían que al menos en esta ocasión, el resultado está bastante por encima de la media. Además, joder, Corman es Corman... y fijo que en el momento de su estreno, "La carrera de la muerte del año 2000" fue vapuleada por la crítica que hoy tanto la respeta. Resumiendo: No me equivoqué con "Death Race", sabía lo que iba a ser... y lo es, solo que mejor orquestrado de lo que esperaba. Diversión asegurada.