
La peli nos cuenta la historia de un especie de demonio enviado del mal cuya misión es acabar con la vida de aquellos que, inconscientemente, lo reclaman... personas perdidas, solas o, directamente, suicidas. La chica prota es una de esas. Pronto, se cruzará con el demonio en cuestión, nacerá una historia de amor y, llegado su momento, las cosas se pondrán feas cuando el muchacho intente cumplir con su cometido. De por medio hay un policía que investiga el caso pero, sinceramente, tampoco aporta mucho... de hecho, fue una de las partes extirpadas en el remontaje de los Weinstein y, oye, ni tan mal.
"Dust Devil" se anunció en su momento como una mezcla de spaguetti western y peli de terror con ciertas gotas del cine de Alejandro Jodorowsky (concretamente de "El Topo"), algo que le pegaba mucho al amigo Stanley, al que le tira el misticismo y todas esas cosas tan jipis. Y sí, la peli a nivel visual es la leche, tiene momentos realmente bonitos y llamativos, en ese sentido el empaque es excelente y el director logra crear una potente atmósfera que nos mantiene en vilo mirando a la pantalla. El problema es que, al mismo tiempo, pretende contarnos una historia... y aquí es donde descubrimos el punto débil de "Dust Devil" (y de Richard Stanley), ya que esta resulta, además de típica en su fondo, algo plomiza. Así, la peli se desenvuelve muy bien en su primera hora, para volverse algo plasta en la parte final. En realidad nada nuevo, en los 90 era muy habitual encontrarse con directores de video-clips que, al pasar al largometraje, denotaban mucho talento para el envoltorio, pero poco interés (y poca capacidad) de cara al contenido. Stanley era uno de esos.
Está claro que la fama de maldita de "Dust Devil" ayuda a su mitificación... pero, siendo prácticos, no hay para tanto.