sábado, 23 de mayo de 2020

CBGB

Advertencia: "CBGB" no es un biopic sobre el nacimiento, auge y caída del famoso club neoyorquino. Ni tampoco trata a fondo el despertar del primigenio punk, que es por lo que todos lo conocemos. Esta película cuenta la vida, o una parte de ella, de su fundador y propietario, Hilly Kristal, estupendamente interpretado por el gran y ya fallecido Alan Rickman. Aclaro esto porque puede dar pie a decepciones. Tal vez esa sea la razón por la que el film arrastra tanta mala prensa. O tal vez se deba a las "libertades históricas" que se toma. No sé, en cualquier caso me sorprendía que, en general, se hablara tan mal de ella y que casi nadie supiera de su existencia. De hecho, nunca llegó a nuestras tierras. Sin embargo, y añadiendo una sorpresa más al pack, descubrir que por la red rulaba una versión con doblaje latino fue toda una alegría. Esa es la que he consumido. Pero antes de entrar en materia, dejen que me explaye con respecto a uno de los personajes secundarios que rulan por "CBGB" -la película-, rulaban por "CBGB" -el local- y que, lógicamente, tiene su parte de peso en todo esto: John Holmstrom.
Puede que muchos de ustedes conozcan a John Holmstrom por la cubierta de "Road to Ruin", el disco de "Ramones". Hay que decir que la paternidad de la misma no es totalmente suya, polémica esta que amarga un tanto al dibujante y sobre la que se pueden informar a fondo si buscan por la red. Pero tampoco vayamos a quitarle ahora méritos, también son de su paternidad -y en este caso, de verdad de la buena- la contraportada y las ilustraciones interiores de "Rocket to Russia", tercer LP de "Ramones", así como las cubiertas de otros tantos vinilos para otras tantas bandas, destacando las de "Artless" y "Murphy's Law". Aunque a mi, lo que realmente me tenía enamorado de Holmstrom, además de su estilo de dibujo tosco pero fresco y divertido (con el que me identificaba mucho), era su condición de co-fundador del mítico ¿fanzine? "Punk Magazine". Su influencia en toda la fanedición posterior es irrebatible, básicamente porque fue pionera en mezclar comics cafres con rock and roll callejero y una indiscutible devoción por toda clase de cultura basura. Andaba como loco con ella. Me fascinaba, me obsesionaba y no paraba de investigar al respecto allá donde podía. Llegó a ser una enorme influencia en mis dos fanzines más activos y duraderos, "Suburbio" y "Aquí Vale Todo". Es decir, la versión papel de esto que estás leyendo. De hecho, podría afirmar sin despeinarme que "Aquí Vale Todo" nació como mi propia versión de "Punk Magazine". Adaptada a mis intereses y gustos, pero compartiendo mucho en cuanto a actitud y estética.
Con la llegada de la red, y fiel a mis obsesiones, un día logré contactar con John Holmstrom, que llevaba tiempo "retirado" (como él mismo reconoció en las páginas del libro recopilatorio "Punk: The Original", año 1996). Le declaré mi amor y él me respondió con alegría y generosidad, lo que dio pie a una intensa relación por e-mail que duró un tiempo y dio sus frutos: Me mandó un paquete con varias de sus publicaciones (además de ejemplares originales de "Punk Magazine", también habían números de dos de sus creaciones posteriores: "Comical Funnies" y "Stop!") y le hice una macro-entrevista que publiqué a lo grande en un "Suburbio" especial (en realidad iba destinada al "Aquí Vale Todo", pero a último momento fallaron los dineros). El propio Holmstrom me compró un puñado de ejemplares, lo que me llenó de satisfacción.
A partir de ahí, nuestra "relación" se fue enfriando. Hubo sendos contactos eventuales (no olvidemos que cedió una ilustración para la portada de uno de los ejemplares fotocopiados de "Aquí Vale Todo"), pero inevitablemente aquello acabó. Aquí y ahora es cuando podría comenzar a hurgar en el baúl de los reproches, que los hay, pero no me apetece. Prefiero tener un recuerdo bello y hermoso del culebrón, y ya creo que lo tengo. Sin duda, fue un momento álgido -sino el que más- de mi vida fanzinera.
Diga lo que diga Holmstrom, la entrevista que le dediqué contribuyó mucho a su reaparición. No ya desde las páginas de mi modesto fanzine, sino gracias a que fue publicada -en inglés- en el magno zine yanqui "Maximum rocknroll" (un tiempo después le hicieron otra entrevista -la suya propia, sin intromisiones externas- y en ella no se mencionaba nada de la mía/previa.... ¡jodidos yankis!). Muchos punkitos de nueva generación descubrieron al dibujante y este decidió sacarle jugo, resucitando "Punk Magazine", publicando un libro gordísimo sobre todo ello, fabricando merchandising a tocateja o retomando sus funciones dibujeras. Otra de las consecuencias fue lanzar una página web de "Punk Magazine" y volverse una presencia bastante activa en redes sociales y demás. Justamente ahí, en "Facebook", fue cuando tuve noticia de la existencia de la película a la que se supone va dedicada esta reseña, "CBGB". 
El dibujante le daba mucha cancha y todo se prometía de fenómenos. Pasó un tiempo y, revisitando sus redes, me enteré que se había estrenado y estaba siendo muy mal recibida. Holmstrom hacía todo lo que podía para defenderla, pero no servía de mucho. ¿Por qué tanta dedicación? ¿nostalgia de sus años mozos? ¿un incontrolable deseo por proteger un documento audiovisual que se dedicaba a narrar el nacimiento de una movida de la que él formó parte? Pues no. Ahora que la he visto, puedo responder a la pregunta: Resulta que Holmstrom no solo aparece en la película como personaje, y con bastante presencia, es que además aporta un buen puñado de gráficos (y supongo que sirvió de "consultor" para mantenerse fiel a los hechos, aunque, visto lo visto, no hizo un gran trabajo). Casi podría decirse que "CBGB" da tanta importancia al local como a "Punk Magazine", porque buena parte de ella se desarrolla a base de viñetas, onomatopeyas e ilustraciones que cobran vida -o al revés-, casi casi como si estuviéramos leyendo un comic publicado en el legendario ¿fanzine?. Y, de hecho, el film arranca con la creación del mismo. Es más, se afirma que el uso de la palabra punk para identificar la movida nació en el sótano de la casa de los Holmstrom y que fue John el que lo sugirió. Y cuidao, no digo que no sea verdad porque sí lo es... en parte, al menos (se supone que fue idea de otro de los fundadores, Legs McNeil), solo que ahora comprendo la dedicación del dibujante a promocionar y, sobre todo, defender la película.
El argumento creo que ha quedado claro desde el principio, pero por si acaso lo resumiré de esta manera: Hilly Kristal es un empresario frustrado que se pirra por tener su propio local musical donde dar cancha a su querida música Country, BlueGrass y Blues (de ahí las siglas). En un último intento, se hace con un antro chunguísimo en un barrio chunguísimo y lo transforma en el "CBGB". Pronto se convierte en la meca del primer, genuino y único punk rock. Muchas de las bandas que dieron forma a este cristo, debutaron en el cochambroso local de Kristal que, a pesar de ello, seguía endeudado hasta el culo para mayor escarnio de su decepcionada hija. Al final todo se medio arregla y acaba la película, aunque no la historia del local. Siendo como es un largometraje de espíritu "indie", el interés por narrarnos las miserias de Hilly y la relación conflictiva con su retoño es una apuesta evidente. Lo que ocurre es que, siendo francos, a nadie le importa una mierda la vida del caballero. Alguien que, en el fondo, y a pesar del éxito, vivió siempre frustrado porque nunca pudo hacer lo que quería en realidad: tener un local dedicado al country, bluegrass y blues.
Lo verdaderamente interesante de la existencia del empresario, y de su sucio y apestoso antro, es que dio pistoletazo de salida a esa música revolucionaria que lo cambió todo. Y es cuando la peli se centra en ello que se torna genuinamente interesante, incluso apasionante. Vemos las primeras actuaciones de "Television", "Blondie", "Talking Heads" o los "Dead Boys". Al ser estos últimos el grupo del que Hilly Kristal fue manager, ganan un peso notable en una trama que, superada toda la parte del nacimiento del punk, desciende unos cuantos enteros, narrativamente y rítmicamente, por lo que, como consecuencia, deja de ser tan interesante y comienza a bordear el aburrimiento. Va avanzando a trompicones, con algún destello puntual, hasta que termina. Y la sensación que te deja es de que sí, no está mal. No es tan chunga como la pintan. Se deja ver perfectamente, aunque supongo que una historia como esta tendría que haber dado pie a una película mucho mejor. Elementos para ello no faltaban.
Luego están, como decía antes, las "cagadas y/o libertades históricas". Se echan de menos muchas presencias míticas. Otras aparecen brevemente. Otras únicamente son mentadas de pasada. Aunque quizás el caso más llamativo es el de "Ramones". Sí, están en la peli, no demasiado mal caracterizados, PERO no suena ni una de sus canciones famosas. Supongo que no pudieron disponer de los derechos correspondientes para utilizarlas. Todas estas trifulcas pueden molestar al purista, pero de ahí a cargarse la peli, tampoco.
Inevitablemente, ver cómo Holmstrom y McNeil conocieron a Mary Harron (futura directora de "American Psycho"). Cómo entrevistaron a Lou Reed. O cómo editaron y vendieron aquel mítico primer número de "Punk Magazine" en la barra del "CBGB", es la materia que más he gozado.
El reparto es harto curioso, destaca sobre todo Rupert Grint, el amigo pelirrojo de "Harry Potter", dando vida nada menos que a Cheetah Chrome, guitarra de los "Dead Boys".
Dirige Randall Miller, sin nada destacable en su filmografía salvo por unos cuantos capítulos de la serie "Parker Lewis nunca pierde".
En definitiva, "CBGB" es una peli regulera, visible pero sin mayores consecuencias que, sobre todo, recomiendo a aquellos devotos de la movida punkera original -y fans de "Punk Magazine"- con una mentalidad abierta y comprensiva. Los talibanes mejor que se mantengan bien lejos.
Como cierre de la macro-reseña, les dejo una imagen reciente de John Holmstrom en un stand vendiendo y firmando sus trabajos. Llama la atención que, entre el material disponible, haya un ejemplar de mi fanzine "Suburbio", aquel donde se publicó su entrevista. No negaré que, de entrada, he dudado cómo tomármelo (¿lo estará vendiendo y firmando sin mi permiso / conocimiento?), pero al tonto que hay en mí, característica esta afín a aquellos que hacemos las cosas por amor al arte de forma genuina, le ha hecho hasta ilusión. Al fin y al cabo, ver a "Punk Magazine" y mi fanzine en una misma mesa, juntos, es lo más parecido a un sueño cumplido.