viernes, 26 de agosto de 2022

AMITYVILLE IN THE HOOD

Tras la repercusión de su “The Amityville Legacy”, Dustin Ferguson continuó haciendo películas amateur como churros y a medida que se iba imponiendo el estilo idiotesco de “The Asylum” con los sharknados y demás, Ferguson, por demanda popular, fue idiotizando su estilo al mismo tiempo.  Eso no fue óbice para que le sacara partido a su preciosa maqueta de la casa de Amityville y al hecho de que podía hacer tantas películas sobre el tema como le apeteciera puesto que no había derechos que amparasen a la franquicia. Así que grabó una segunda, más exagerada y con más efectos especiales que la primera, titulada “Amityville: The Evil never dies” (también conocida como “Amitivylle Clownhouse”) en la que esta vez se disponía de un payaso como móvil de la endeble trama.
Pero claro, cada vez es todo más como el coño de la Bernarda y se empiezan a estilar toda suerte de crossovers extraños, lo que propicia que montones de directores SOV quieran sacar provecho del nombre de Amityville rodando variantes a cada cual más desquiciada. El amigo Mark Polonia se saca de la manga “The Amityville Exorcism” y, más alocada todavía, “Amityville in Space”, pero también tenemos cosas ya absolutamente ridículas como “Amitivylle Thanksgivin”, una cosa cuya caratula expone en primer plano a un pavo de acción de gracias y, en la lejanía, la casa de Amityville (?) dirigida por un tal Will Collazo Jr., “Amityville Bigfoot” del youtuber/actor Shawn C. Phillips y, ya el colmo de la desfachatez, “Amityville Cop” de Gregory Hatanaka.
“Amityville in the hood” responde a una de estas variantes estúpidas, y la cosa consiste en ambientar Amityville en el gueto. Nada nuevo por otro lado, esto ya se ha hecho con anterioridad en la franquicia Leprechaun que llevaba al duende a los suburbios negros en dos películas, e incluso en el cine mainstream se ha coqueteado con mezclar horror y gangstas en films como “Bones” o “El convento del diablo”.
Así tenemos un grupo de pandilleros que roban una partida de marihuana cultivada en la casa de Amityville (??) y la distribuyen en Compton, en la otra punta del país, y como la marihuana está poseída por espíritus malignos se arma la marimorena. Una excusa como otra cualquiera para mostrarnos un par negratas (solo un par, que en el ambiente de Ferguson no debe haber demasiados) diciendo mother fucker continuamente y poco más.
Se trata de una película absolutamente incompetente que pretende tener una continuidad con los Amityvilles originales y con los títulos pergeñados por Ferguson, pero el individuo esta vez solo tiene la idea loca, sin nada que contarnos. Así, se la toma a total cachondeo e incluye escenas humorísticas, como la inicial en que una prostituta suelta chascarrillos con un pandillero que quiere que se la chupe por 20 dólares, para acto seguido ser eliminada de un disparo por el jefe de la pandilla por chuparla mal (otra vez ??). Por otro lado tenemos un detective que conduce por Compton y de esta manera Ferguson se quita de encima como diez minutazos de metraje, solucionando esto con un viajecito en coche por el gueto, grabando desde el asiento del copiloto y mostrándonos la miseria del suburbio en una travesía en coche real. También usa mucho relleno de exteriores filmados con drones, donde se saca de la manga una bonita panorámica nocturna de la estatua de la libertad que no viene ni a cuento. Y para rematar, y al mas puro estilo Amityville, más de media hora de metraje se compone de flashbacks que nos recuerdan acontecimientos de las dos anteriores películas de Ferguson sobre la celebre casa encantada… pero todo es impostado, nada genuino y hasta esos flashbacks están ahí de manera homenajística, (sin duda Ferguson podría haber desarrollado más la trama y ahorrarse el cortapega… pero hace cortapega porque en las películas originales de la saga se hacía y eso mola…) así que no tienen valor trash alguno. En letra de molde: “Amityville in the hood” es una basura. Y una estafa.
Ferguson además debe ser incluso consciente de esto, porque aunque todo el que la ha visto sabe que es una película suya, decide firmarla bajo el seudónimo Dark Infinity, váyanse ustedes a saber por qué.
Y sin más… Como siempre digo, estas películas sirven para saciar la curiosidad de uno, pero en pleno 2022 ni siquiera algo tan marciano como llevar Amityville al gueto es original o gracioso. Esto es ya el exploitation del exploitation del exploitation… pero en malo, mal hecho y aburrido.
Y todavía algún gilipollas se atreve a asegurar en la prensa especializada que Dustin Ferguson es el Roger Corman del siglo XXI. Algún amigo suyo, supongo. O algún gacetillero con cierto retraso mental. O algún desgraciado. O váyanse ustedes a saber.