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viernes, 1 de diciembre de 2023

SI FULANO FUESE MENGANO

Quinta y última película para lucimiento de Peret, que se despide del cine hasta su recuperación en los 90 con papeles serios y secundarios. Del mismo modo, a finales de la década de los 70 abandonaría el mundo de la música, que tanto dinero y fama le había reportado, para dedicarse a dar la palabra del evangelio como pastor, labor que ya no abandonaría hasta mediados de los 90, cuando volvería a la música con mucha más fuerza.
"Si Fulano fuese Mengano" fue un encargo para Mariano Ozores. Este, lejos de hacer un film cuyo argumento sirviera de excusa para presentar las inevitables canciones, hace lo contrario; desarrolla una trama cómica muy a la Ozores, e integra cuatro temas de Peret, que es lo mínimo que se le pide en la película, dando pie a un vodevil propio de su estilo. Queda así la parte musical reducida a la mínima expresión.
La verdad que esta es una película estupenda.
Tenemos a un tipo rico y acaudalado, Raúl, un juerguista que allá por donde va la caga, deja deudas o problemas de cuernos y, en consecuencia, tiene unas cuantas amenazas de muerte y/o secuestro. Por otro lado, tenemos a un obrero de la construcción, Miguel,  bueno y honesto, que posee la particularidad de que es exactamente igual que Raúl.
Cuando Raúl sospecha que hay varios frentes que pretenden asesinarle, deja en manos de su secretario, Evaristo Rebollo, el contratar al tal Miguel para que, por una suculenta suma de dinero, se haga pasar por él los siguientes quince días. Su idea es que maten a este pobre desgraciado en su lugar y, después, irse a vivir la vida a Brasil. Miguel aceptará la oferta y se tirará la película entera esquivando intentos de asesinato y procurando enmarañar los desaguisados que Raúl ha dejado por la vida.
Lo bueno de “Si Fulano fuese Mengano” es que, más que una película de Peret, es una de Mariano Ozores. Si suprimimos las cuatro canciones del músico, y en su lugar hacemos protagonizar la película a, por ejemplo, Fernando Esteso, será exactamente la misma y no se resentirá en el resultado. No obstante, la elección de Peret termina siendo muy acertada, porque al margen de lo que su música nos parezca, no tenía frente a las cámaras el carisma de Manolo Escobar, pero casi, y aunque aparece doblado, lo cierto es que como actor funciona bien y se complementa a la perfección con sus partenaires (y verdaderos protagonistas velados de la película) que son José Luis López Vázquez, Antonio Ozores o, esplendido —y, no sabemos por qué, también doblado— José Sazatornil “Saza”. De hecho, en los ochenta, cuando el film se lanzó en vídeo de alquiler, y Peret había pasado a un segundo plano al abandonar su carrera musical, la carátula con la que apareció le posicionaba en tercer lugar, atribuyendo total protagonismo a López Vazquez que, en justicia, lo era.
Además, una de las secuencias más graciosas de todo el cine de Ozores se encuentra en esta película y prescinde de la presencia de Peret. Es aquella en la que el personaje de Saza, padre de la joven a la que Raúl ha dejado embarazada, cree que Evaristo Rebollo (López Vázquez) es el seductor de su hija y, en consecuencia, pide responsabilidades al interfecto. Y le insulta, le zarandea, le atiza y humilla. Ese diálogo no solo es desternillante, sino que todo el acting deja claro cuan grandes eran nuestros actores de aquella época. Saza particularmente.
Asimismo, casi se nos malogran López Vázquez, Antonio Ozores y Peret. Contaba el rumbero en sus memorias que tenían que rodar una escena en la que van en un coche de rally. La producción compró a tal efecto uno en un desguace, sin asegurarse antes de su buen funcionamiento, así que colocaron la cámara sobre el capó mirando al interior  y lanzaron a los tres actores a la carretera en una escena en la que el vehículo, conducido por Peret, no tiene frenos. A la voz de acción, el cantante arrancó el coche y salió a conducir, con tan mala suerte que el automóvil tampoco tenía frenos en la vida real. Pero como en la escena el diálogo de Peret hacía referencia a esa misma inconveniencia, el cantante exclamó: “¡Que esto no tiene frenos, pero de verdad!”, el equipo pensó que formaba parte de su actuación y nadie hizo caso, por lo que los tres actores pasaron un mal rato hasta que Peret, conductor experimentado, encontró la manera de detener el auto justo antes de estrellarse contra una fachada.
Salieron ilesos, pero Peret montó un gran pollo a producción y ese día ya no se rodó más. El propio Mariano Ozores tuvo que ir a su camerino a tranquilizarlo y pedirle disculpas.
Al margen de la anécdota, “Si Fulano fuese Mengano” resulta una película fresca y divertida, una comedia de enredo loca de Ozores que, incluso a día de hoy, sigue manteniendo el tipo, y si bien puede que estéticamente se haya quedado añeja, a nivel risas las obras de Ozores siguen funcionando como un tiro. No hay nada más gracioso que ver a López Vázquez, Antonio Ozores o Saza en su salsa y pasándoselo francamente bien con sus tontunas.
El reparto, por supuesto, como solía ser habitual en cualquier película de la época, lo componen, además de los astros ya mencionados, otros del calado de Florinda Chico, Pepe Rubio, Gracita Morales, Helga Line, María Kosty o la televisiva Marisa Medina.
Un divertimento sin par. Además, las canciones son pocas y apenas molestan.

viernes, 8 de diciembre de 2023

EL MESÓN DEL GITANO

“El mesón del gitano”, segunda película para lucimiento de Peret, es la peor de las cinco que protagonizó y un ejemplo claro de lo que representaba el rumbero para según que sectores del público: un reclamo “typical spanish” para atraer a los guiris. Un producto genuinamente rancio y de pandereta.  No la salva ni Saza (que curiosamente, estuvo presente en todas las películas de Peret).
En esta ocasión, tenemos a Peret que regenta un mesón que va muy bien porque su compinche Fidel (Saza), es un guía turístico que acaba todas sus rutas allí. Peret, además de tocar la guitarra y cantar, siempre se las ingenia para ligar con alguna ingenua extranjera, poniendo como excusa que la va a llevar a Aranjuez.
La cosa va tan bien, que en un momento dado decide renovar el local, por lo que contratará a una decoradora. El asunto se complica porque, a medida que el negocio funciona, y él se va convirtiendo en un cantante popular, se enamorará perdidamente de la decoradora. Pero la familia de esta se opone rotundamente a que la chica se relacione con un tabernero gitano.
El argumento, poco interesante, nimio, no es más que una excusa para que Peret se eche unos cantes. Ya se que en principio esa es la idea de la existencia de las películas de Peret, pero, por ejemplo, Mariano Ozores en sus incursiones en la dirección de algunas de estas, hacía todo lo posible por darle prioridad al guion y la comicidad, metiendo pocas canciones, situándolas en segundo plano. Amén de darle un agradable toque de modernidad tanto a las películas como al propio Peret.
Sin embargo los números musicales en “El mesón del gitano” por momentos se tornan exasperantes, llegando al borde de lo insoportable en una escena de casi diez minutos, ambientada en el rastro de Madrid en el que una niña pequeña —en la vida real, una familiar de Peret— se pica con este cantando y bailando. Entre que la niña es repelente, y que la escena no termina nunca, uno se ve tentado a darle de facto al stop.
Nada de esto resulta extraño si tenemos en cuenta que tras la dirección se encuentra Antonio Román, director del régimen que, además, participó junto a José Luis Sáenz de Heredia y el propio Franco en la elaboración del guión de “Raza”. De ahí la ranciedad de este producto de Peret, en el que es non grato para la burguesía no solo por gitano, sino también por tabernero.
Como Román le daba a la propaganda que daba gusto, después de la guerra, no tenía problemas a la hora de financiar sus películas ni de recibir premios, así que rodó cosas muy del agrado del fascio como pudieran ser los clásicos “Los últimos de Filipinas” o “La fierecilla domada”. “El mesón del gitano” sería la película que pondría fin a su filmografía.
Junto a Peret en el reparto, además del habitual Saza, tenemos a Eduardo Fajardo, Margot Cottens o José María Tasso y su puto flequillo de los cojones.
Muy mala.

martes, 15 de octubre de 2024

EL REY PERET

Biopic televisivo para "Radio Televisión Española" que, inspirado en las memorias del rumbero, repasa, por encima de su carrera musical, episodios de su vida personal e íntima desde un prisma blanco y suavizado para todos los públicos.
Se centra especialmente en sus trifulcas amorosas y sendos problemas familiares, es decir, su relación primigenia con una prostituta paya, su matrimonio con “La Santa” y la oposición de la familia de Peret a que este se ganase la vida cantando. La película abarca muy de puntillas pasajes que van desde sus inicios en los años 60, su éxito a nivel internacional en los 70, su conversión religiosa como pastor evangélico y su mastodóntica vuelta a los escenarios con una de las canciones oficiales de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
El telefilme es lo que cabía esperar, una narrativa formal y para echar el rato sin sembrar polémica ni ensuciar un mínimo la imagen del cantante. Momentos importantes de su vida, como el accidente de moto que le dejó parcialmente impedido de una pierna, son suavizados hasta el punto que, si en la vida real Peret iba borracho como una cuba cuando se montó en su vehículo, aquí el accidente transcurre después de una acalorada discusión con su novia de entonces y sin una gota de alcohol de por medio.
Dos cosas destacables que hacen que “El Rey Peret” por momentos roce la comedia involuntaria; la mala elección en el casting, lleno de caras desconocidas, no porque los actores sean malos —son más bien regulares— si no porque, estando el entorno de Peret compuesto de gente más bien fea, aquí se pasan de guapos. El propio Peret, que puede que contara con el atractivo de la tarima, pero que en realidad era un hombre bastante poco agraciado y con bisoñé, esta interpretado, en su primera etapa, cuando es joven,  por Jordi Coll, actor con trazas de galán, mil veces más atractivo y que quizás daría el pego interpretando a Paquirri en un hipotético biopic, pero se parece al de Mataró como un duro a una peseta. Para más inri, lo aborda como si se tratara del apuesto protagonista de una telenovela. Todo mal.
El asunto está mejor sorteado siendo Peret ya un hombre mayor, dándole vida Pep Antón Muñoz, genial actor de doblaje que ha prestado su voz a astros de la talla de Hugh Grant o Christoph Waltz. Cuando se ponen frente a la cámara, los actores de doblaje son infinitamente mejores que los actores al uso. Sin embargo, pese a la caracterización y los buenos resultados, Pep Antón Muñoz es demasiado mayor y hace parecer a Peret un anciano, cuando en realidad en esa etapa aún no lo era. Aquí el tema de la belleza es más equitativo que en la primera parte de la película.
La otra cosa que me llama la atención es que, siendo todo el entorno de Peret de raza gitana, los actores que aparecen en el biopic son payos. Quizás haya uno o dos gitanos contados con los dedos, en el caso de que lo sean.
Más allá de eso, nos encontramos ante un telefilme formal, para pasar el ratillo que no trasciende más, y cuya baza más interesante y curiosa es que se centra en la vida de un cantante del que nunca esperaría un biopic. Entretenidillo y muy consciente de lo que es.
Dirige el tinglado Estebe Rovira de trayectoria meramente televisiva y con algún cortometraje a sus espaldas.

lunes, 20 de noviembre de 2023

AMOR A TODO GAS

Primera película para lucimiento musical de Peret que, a su vez, es un remake de un viejo título de los años 50, “Amor sobre ruedas”, dirigido por Ramón Torrado. Para esta versión moderna protagonizado por el rey de la rumba, los productores José Antonio Cascales y Benito Perojo, contaron de nuevo con los servicios de Torrado a la dirección.
Se trata de un vodevil  típico de nuestro cine clásico, con Peret soltando a diestro y siniestro los éxitos más rutilantes de su emergente carrera en 1969, y subiendo y bajando escaleras, entrando y saliendo por puertas, mientras se desenmaraña la trama de enredo que, por supuesto, acabará bien.
Peret es un taxista de Madrid con un especial talento para la rumba. Un día entra en su taxi a una cantante de éxito que ha regresado a España tras una gira triunfal por Latinoamérica. Como esta quiere pasar inadvertida, finge ser la peluquera del hotel al que Peret la ha de llevar. Pero durante el trayecto se genera un feeling entre ambos, liándose la madeja cuando se enamoran, y ella tiene que hacer triquiñuelas para que Peret no descubra que se trata de la afamada cantante. A la par que todo este enredo, no se perderá ocasión para que nuestro protagonista se cante, guitarra en mano y acompañado de sus palmeros, alguna que otra cancioncilla.
A Peret se le presentó la oportunidad y no la dejó escapar, si bien puso todas las pegas del mundo porque no podía aprenderse el guión debido a un problema que sufría de convergencia visual y le impedía enfocar correctamente sus textos. Al respecto, hay quien dice que es que no sabía leer del todo bien. Como fuere, se adaptó el rodaje de tal manera que el cantante pudiera improvisar.
No está mal, una españolada de las de toda la vida, a estas alturas con un tono absolutamente demodé (con ese muestrario de patillazas que lucen los varones, los colores saturados de la fotografía, o esa chupa de cuero arcaica que, en algunos momentos, viste Peret en pantalla), entretenida y agradable, con el aliciente de contar en su reparto con el artista musical de moda entonces y un reparto de actores clásicos que, siempre, da gusto ver.
Así, como partenaire femenina tenemos a Nieves Navarro, y en papeles secundarios (agárrense) contamos con Fernando Sancho, Florinda Chico, José Sazatornil “Saza”, María Isbert, Xan Das Bolas, José María Tasso, Rafaela Aparicio y, entre otros, a un joven e irreconocible Pepe Sancho, que acometía uno de sus primeros roles casi en calidad de figurante.
Como era habitual en nuestro cine, y como buen vehículo para lucimiento del cantante, “Amor a todo gas” fue un éxito sin precedentes que llegó a congregar a casi dos millones de espectadores, siendo una película que, posteriormente, alcanzó altísimos índices de audiencia en televisión y generó una de las canciones más populares de Peret, concretamente la que da título, es decir, “Amor a todo gas”.
El equipo técnico cuenta asimismo con la presencia de José Ulloa, quien empezaba como asistente o, lo que es lo mismo, trayendo cafés al set.
En cuanto al director, Ramón Torrado, está considerado uno de los más grandes artesanos de nuestro cine quien, especializado en lo folclórico y popular. Puso su cámara al servicio de Manolo Escobar en unas cuantas ocasiones, así como dirigió los vehículos para René Muñoz “Fray Escoba” y “Cristo Negro”, amen de un puñado de clásicos de los años 40 y 50 hoy intocables.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

A MI LAS MUJERES, NI FU NI FA

Película para lucimiento del conocido como “Rey de la Rumba”, o lo que es lo mismo, Peret, gitano y catalán qué ha estado en lo más alto de la música de nuestro país, hasta hace bien poquito.
Eran los años en los que hacer una película-vehículo para algún cantate era mucho mas rentable que cualquier otra, así que casi todos tenían la suya en las salas, pero las de Peret (ocho películas en su filmografía), aún siendo un actor espantoso (no en balde se le doblaba la voz por un profesional, cosa que con Manolo Escobar, por ejemplo, no pasaba) eran de las más exitosas.
Y siempre se contrataba a algún artesano que supiera hacer una película para estos individuos, rindiendo al máximo. Cuando llamaban a Mariano Ozores para dirigirla sería, cuanto menos, divertidísima. Como la que nos ocupa.
Un psiquiatra especializado en  temas sexuales, trata a un manager del mundo de la música, que dice que le gustan las mujeres de forma exagerada y que por otro lado recomienda el psiquiatra a su representado, el cantante de Rumba Pedro.
Pedro queda extasiado con la prometida del psiquiatra a la que mira el escote durante una actuación, con el fin de estar cerca de ella y ligársela, concreta cita con el psiquiatra para explicarle, siendo mentira, que a él las mujeres no le dicen nada, y que tiene miedo de volverse maricón.
Mariano Ozores hacía las películas para estos cantantes, cómo las podía hacer para cualquier actor de renombre, solo que adaptaba las tramas para que se pudieran colar sus canciones entre escena y escena, pero realmente este argumento no dista mucho de uno protagonizado por, pongamos como ejemplo, Arturo Fernández. De hecho, el elenco de actores que acompañan a Peret es de primera categoría, y la factura de la película es tremendamente buena, al estilo de aquellas tan comerciales que hacía Ozores a finales de los 60.
Así pues, se trata de una película con una trama de enredo del todo disfrutable, entretenida, súper bien rodada, y no negaré que Peret, aún estando doblado y siendo horroroso, tiene hasta algo de carisma.
Junto a él, grandes de la talla de  José Luis López Vazquez, Gracita Morales, Antonio Ozores, José Sazatorníl (Saza) y la bella Patty Shepard, vista en muchos títulos de género horrorífico como puedan ser “Al filo del hacha”, “Slugs, Muerte Viscosa”, “Descanse en piezas”, “La noche de Walpurgis” o “Los monstruos del terror”.
Funcional entretenimiento.

viernes, 3 de abril de 2015

LA VIOLACIÓN

Cine pre clasificación “S” que proliferó justo tras la muerte de Franco, y que, si el “S” a nivel histórico tuvo su importancia, pero artísticamente era algo nulo y carente de cualquier interés, imagínense este otro sub-género, más light, más soso, que encima camuflaba su condición “Exploited” con aburridos argumentos melodramáticos donde todos sufren mucho.
“La Violación”, se adscribe a este, y la violación a la que hace referencia el título, no llegamos a verla en ningún momento, porque no sucede tal cosa en la película… a no ser que esta hiciera acto de presencia en alguno de los muchos momentos en los que me distraje pensando en mis cosas durante el tedioso visionado, en cuyo caso, esa violación sería aún más ridícula.
Cuenta la historia de un pianista de éxito que conoce a una groupie y se la tira. Pero para más inri, resulta que este ya se estaba tirando desde hace tiempo a la hermana de esta, lo que conllevará que el drama se extienda hasta límites extremos, entre escenitas de cama rancias y situaciones sonrojantes. Además del interminable bla, bla, bla,  un guión estúpido y exagerado y la inevitable comedia involuntaria, esta vez llevándose la medalla un secundario Antonio Mayans, al que le toca algo tan divertido como darle de hostias a su mujer… y tiene excesivo cuidado a la hora de darle los guantazos.
Por lo demás… tentado estuve de quitarla un par de veces… y cuando eso pasa, malo.
En el reparto, además del amigo de la casa, tenemos a  Simón Andreu (como se le echa de menos en el cine español, coño), Paca Gabaldón a.k.a. Mary Francis, Beatriz Rossat, Emiliano Redondo o Manuel Alexandre.
Dirige el, por otro lado, interesante Germán Lorente, director de cosas tan  marcianas como “Adolescencia” con Ramoncín, “¡Qué cosas tiene el amor!” para lucimiento de Peret y con Pajares o “La vendedora de ropa interior”, contemporáneo (en su momento) “Exploitation” del tipo de comedia  que tanto éxito tuvo  y que cultivaba Don Mariano Ozores.
Mala hasta decir basta.

lunes, 2 de mayo de 2022

SPICEWORLD: LA PELÍCULA

Me encanta ese subgénero que abarca todas las películas concebidas para el lucimiento de un determinado artista. Porque, además de tratarse de productos que cumplen con su cometido, no siempre, pero es fácil que te puedas llevar alguna sorpresa. A mi edad no me duele reconocer en absoluto que una de las películas de Hombres G, “Sufre Mamón”, se encuentra sin duda entre mis favoritas de todos los tiempos, del mismo modo que siento debilidad por ese tipo de films destinados a promocionar a cómicos o que surgen en consecuencia a un espacio televisivo de éxito. Quizás estas películas responden más a inquietudes arqueológico-exóticas, pero del mismo modo que en su momento ciertos críticos se deshacían en halagos con según que películas de Elvis Presley o de The Beatles, yo lo hago con algunos títulos, no ya de Hombres G, sino incluso de Peret o Manolo Escobar. Como fuere, dentro del subgénero no es difícil que me guste bastante algo de lo que propone. No dejaré de mencionar esa película al servicio de Dani Martín de "El canto del loco" titulada “Sinfín”. Es una buena mierda.
Naturalmente, no es el caso de  “Spiceworld: La película”, que nace tan solo para tocar los cojones a Disney que previamente había hecho una oferta a las Spice Girls para protagonizar una de sus producciones —y que rechazaron—, y cuya infamia no me ha dejado indiferente. Dudo bastante que la vuelva a ver en un futuro, pero mentiría si no dijera que me ha sorprendido sobremanera la gran capacidad que posee de insultar a todos los involucrados, al séptimo arte en general y, sobre todo, al espectador. Y no nos llama bastardos, o malnacidos; nos llama a todos retrasados mentales.
“Spiceworld: La película”, cuya única finalidad es promocionar por el globo terráqueo el segundo álbum de las Spice Girls (el primero se había convertido poco menos que en un fenómeno social), nos presenta a unas Spice en la cumbre de su fama que se las tendrán que ver con una serie de gerifaltes del mundo de la música que, sin motivo aparente, pretenden boicotear la existencia del grupo. Entre tanto, las Spice Girls saltan, bailan, cantan sus canciones y hasta reciben la visita de unos extraterrestres que bajan a la tierra para ver el concierto que tendrá lugar al final de la película, y que ya que están ahí, aprovecharán para meterles mano. No, no es broma, uno de los extraterrestres toca con su mano deformada la teta de la Spice Girl negra. También, en otra secuencia, las cinco zagalas ayudan a parir a una china… Háganse una idea del desmelene que propone la única película de las Spice Girls.
Todo ello en un ir y venir a ninguna parte, mostrándonos a unas Spice Girls absolutamente mongólicas interpretando (mal) escenas para un público decididamente subnormal. El pasar vergüenza ajena jamás tuvo más sentido.
Para colmo de males, cuenta con pequeños papeles y cameos de reputadas personalidades británicas, haciendo asimismo de retardados, como puedan, agárrense los cojones, Roger Moore, Bob Hoskins, Meat Loaf, Richard E. Grant, Allan Cumming, Elton John, Elvis Costello…
Además la película está rodada como el culo, mal montada, y con unas transiciones de Windows Movie Maker que tiran de espaldas.
El caso es que en el momento de su estreno, esta bazofia llena de colores chillones y de pizpiretas golfillas que acabarían casi todas siendo carne de la prensa rosa (como les vaticina muy acertadamente un juez dentro de una ensoñación que tiene una de ellas en la película) y esposas de futbolistas megalómanos, fue condenada a críticas feroces, más sangrantes que cualquier cosa que pueda yo decir de esta mierda, pero las Spice Girls estaban en lo más alto y el resultado de esto se tradujo en una de las películas inglesas más taquilleras de la historia, quedando segunda tras “Titanic” a nivel mundial, en aquel aciago 1997. “Titanic” también le va a la zaga...
Por suerte Spain is a little different, y aquí también fue un éxito que casi alcanza el millón de espectadores, pero no se convirtió en el fenómeno social que supuso para el resto del mundo, en el que el número de espectadores superaba fácil los cuatro millones según el país.
Por supuesto, y como se puede intuir, la película ganaría innumerables premios Razzie.
En definitiva, “Spiceworld: La película” es un spot no demasiado caro, 25 millones de dólares, que además de recaudar lo que no está escrito, sirvió para que las ventas del segundo álbum de las Spice fueran mayores que si no se hubiera rodado la película. Vendieron una barbaridad. Aunque ellas tendrán el estigma, durante toda su vida, de haber sido retratadas en el cine como deficientes mentales de grado alto.
Lo más curioso de todo, es que 25 años después, con el grupo ya disuelto, las Spice Girls amenazan con rodar una secuela… dudo mucho que con los tiempos que corren nadie ose a poner sus dineros en semejante locura, pero si eso llega a ejecutarse, vive dios que iré el mismo día del estreno para no perdérmelo. Si te gusta el cine, estas cosas hay que verlas. Y si no, también.

jueves, 8 de mayo de 2014

TÚ Y YO

En España hubo un tiempo en el que  las películas más taquilleras, no eran las que protagonizaban los actores, si no los cantantes. Manolo Escobar, Rocío Durcal, Peret, Julio Iglesias, Raphael, Marisol… todos ellos gozaron  de una carrera fructuosa en el mundo de la música, que se vio complementada con otra carrera cinematográfica. Algunos de estos cantantes, no podían ni vocalizar y había que doblarlos, pero otros como Manolo Escobar, se prodigaron como excelentes actores de comedia con largas y exitosas filmografías a sus espaldas. “Tu y yo” vendría a ser el equivalente actual a aquel entrañable cine, quedando, no obstante, muy lejos de todo eso.
Cierto día, de estos que estás haciendo zapping en televisión, escuché decir a David Bisbal, que había hecho un cameo para una serie argentina, que él, la espinita que tenía clavada, era la de la interpretación, y que recuerda cuando era niño, como le gustaban todas esas películas para lucimiento de cantantes, y que era una pena que esa tradición, tan de aquí, se hubiera perdido. Con eso, lo que el cantante quería decir es que mataría por protagonizar una película para lucimiento propio.
Unos años después, algún gerifalte de “Universal”, su sello discográfico, ha debido escuchar sus súplicas y como estaba en cartera el nuevo disco del “triunfito”,  ejecutó un plan, supuestamente, maestro para promocionar el disco y a la vez, contentar los caprichos de su artista: Rodar una película en la que Bisbal canta mogollón de temas del disco, y donde se luce como actor. Mata varios pájaros de un tiro porque, por un lado se saca de la manga una peli, por otro, los video clips publicitarios saldrían, a su vez, de esa peli y por otro, es publicidad para el disco, por la que el público también tendrá que pagar… vamos, esto es un as en la manga, porque en caso de recuperar el presupuesto, la publicidad les sale gratis…y es de suponer que aquellos que compren el disco, irian también a ver la peli, ergo, el disco facilita la publi de la película. Todo muy bien pensado.
Eso si,  los tiempos que corren en cuanto a los gustos del gran público, han cambiado mucho, por eso, y siendo esto un experimento, solo se gastaron en la película 160.000 €, lo que es una miseria, no fuera que no recuperaran. Y siendo un mediometraje al que le faltan cinco minutos para ser un largo, en taquilla, creo que te cobran lo mismo que por una peli de tres horas… en cualquier caso eso es lo de menos. De estreno reducido (aunque estrenada en infinidad de salas) su exhibición, al menos durante un par de semanas, se reduce  a una media de pase diario. Supongo, que si el disco  culpable de todo esto ha sido un éxito de ventas, la pasta que costó hacer la peli habrá sido recuperada, seguro, aunque también es cierto, que pasadas las dos semanas iniciales, ya no permanece la película en cartelera, así que a saber. Supongo que si hubiera ido bien, bien, se habrían ampliado pases.
La película cuenta como David Bisbal se enamora de una muchacha súper guay, descarada y chachi-piruli de alocada, que un buen día aparece en su caravana cuando este está de gira. La muchacha es un poco subnormal, e insta al artista a hacer cosas raras como irse a un bar de Streap tease, mientras vemos escenificados unos cuantos temas del nuevo disco de Bisbal. Pronto descubrirá que la chica apareció en su caravana, no gratuitamente, sino por un secreto que esconde y por el que es perseguida por las autoridades (y que es una gilipollez).
Para llevar a cabo esta película promocional,  se contrató al galardonado con el Goya a mejor director relevación por “Eva” –la película en la que Lluis Homar hace de robot- Kike Maillo, un director de tercera categoría con ínfulas de innovador.
Bien, pues si algún fan de Bisbal lee esto, que le quede claro una cosa: Los artífices de la película, creen que usted es retrasado mental, creen que Bisbal es retrasado mental, y lo peor de todo es, no ya que la película les toque los huevos y sea un proyecto meramente alimenticio, si no ese espantoso tufo que la película desprende a “me importa un carajo esta mierda” y esos diálogos que intentan ser profundos, pero que claramente están escritos por alguien que si que es retrasado mental, pero de verdad. Las planas situaciones en las que meten a Bisbal y ese afán por hacerle parecer un paleto de buen corazón- todo su afán en la película es dar un conciertillo pequeño, en su pueblo con la orquesta con la que empezó, “Expresiones”, porque estas cosas a la plebe, les llegan al corazón-, así como la dejadez y desgana con la que resuelven los numeritos musicales, demuestran el nivel al que está el cine en este país. Una falta de respeto al mundo del espectáculo y también un atentado al séptimo arte. Parece que sus artífices, más que amar el cine, lo odien con toda su alma, es como si con esta película quisieran hacerlo desaparecer de la faz de la tierra. Una basura pero en el peor y más infame de los sentidos, porque si USTEDES responsables de la película, nos han metido a Bisbal hasta en la sopa, nos sabemos sus canciones a fuerza de tenerlas puestas en cualquier lugar al que vamos, queramos escucharlas o no, deberían tener un mínimo de respeto al fan que, también, ustedes han creado, y también al artista al cual explotan. Que al menos las películas de Manolo Escobar, Marisol, etc, no solo eran mas respetuosas con el espectador, si no que eran PELICULAS. Esto parece un mal corto de un aspirante a cineasta, niño de papá, que acaba su proyecto de fin de carrera, para que, cuando no termina de cuajar en el cine, por su más que palpable falta de talento, termina dirigiendo la empresa  farmacéutica de la que papá es propietario, y para la que, igual que para el cine, tampoco está preparado, pero como es el hijo del jefe... Un autentico asco.
Y yo, que no soy fan de Bisbal, pero si que tenía curiosidad por ver su incursión en el cine como cantante, porque conocía las ganas de este de hacer algo de esto, desde fuera, como fan del cine, lo que veo es una absoluta estafa. Lo que está ocurriendo en este país con sus gobernantes  corruptos, aplíquenlo al cine español, y así, sin hacer excesivo ruido, tienen “Tu y yo”, una absoluta vergüenza.
Como será la cosa, cuando digo, sin despeinarme, que lo único bueno de la película, lo único digno y honesto, es el propio David Bisbal, que se esfuerza por no parecer lo que sus jefes se empeñan en hacernos ver que es, se esfuerza, sin ninguna formación con María Rota, en hacer una interpretación decente, y eso es lo que hace. La vergüenza ajena viene, en este caso, no por él, sino por todo lo demás; lo ridículo de la trama en general, del tono de la película y sobretodo, por parte de los actores profesionales de la misma.
Yo he tratado lo suficiente con actores profesionales de este país para llegar a la conclusión de que los actores jóvenes van de profundos y cultos cuando en realidad son la cosa más simple y analfabeta del mundo, su cultura cinematográfica en nula, y los esfuerzos que han empleado en que parezca lo contrario se han volcado en cosas de calado pretencioso y no popular, con lo que a que tengas, no dos, sino un dedo de frente, se les ve el plumero. Me dan asco.
Pues de eso está lleno esta película, empezando por el tal Cristian Valencia, que hace del regidor (¿???) amigo de Bisbal  y que responde al perfil antes explicado. Su interpretación es una absoluta vergüenza. No ya porque no sepa interpretar, si no por su irritante mera presencia. Los diálogos más idiotas, los que pronunciaría un mongólico, se los reservan a este actorcillo que también salía en “Atrocius”. Pero no es lo peor de la película. Ni tan siquiera lo son los cameos de  José Corbacho, tan mal actor como siempre o Santi Millan y sus peinados según imperen las modas, que ya peina canas y estira arrugas y cuyas dotes actorales son más limitadas que cuando empezaba. No. Lo peor es María Valverde, cuya aparición, cuyas frases y caritas, más allá de provocar vergüenza ajena, provocan arcadas. Porque es que a esta niña (que ya no es tan niña) alguien le ha hecho creer que es buena actriz, y está claro que no lo es. Alguien le ha dicho que la hostia, y se lo ha creído… y de ahí que de tanto repelús cuando se viste de tío, se dibuja un bigotillo o imita el acento andaluz de bisbal para seducirle. Un papel y unas situaciones, que por mucho que le pagasen, que no lo creo, si hubiera sido lista, hubiera rechazado. Tremendamente espeluznante.
En cuanto al directorcito, es posible que no sea tan malo como parece en esta película, pero es poco inteligente tomársela a cachondeo como él hace, rodar para un público retrasado(o eso cree él, firmemente), porque al fin de al cabo, “Tu y yo” es una creación suya… y a las creaciones de uno, y más cuando se es “mainstream” y se vive de ello, hay que ponerles un poco de alma o rechazarlas si no interesan. Claro, que a lo mejor si es tan mal director como demuestra y ha puesto en esta película todo su esfuerzo técnico e intelectual y lo que pasa es que no da para más, que es lo que mucho me temo….
Ya les digo, un aplauso para Bisbal, que está más que correcto, le pone ilusión y esfuerzo y es el único de los que participa en la película al que podemos llamar artista (nos guste su música -que no es el caso- o no), y un zurullo bien gordo para los millonarios que tiene detrás de su producto y para el equipo técnico y artístico que da puta pena. De verdad.
Ahora, ¿Te ríes con la película de lo mala que es? Como ya he dicho, gana por goleada la vergüenza ajena, pero si, alguna carcajada te echas.
Como dato freak comentar, que Mario Casas, uno de los peores actores de la historia, solo comparable al gran Paul Marco, pero sin llegar a ser tan patético como para que nos alegre con sus interpretaciones, es novio de María Valverde. Bien, pues la prensa rosa dice que, durante el rodaje, acudía a acompañar a su compañera para vigilarla, y que los celos hacia Bisbal le consumían… Valverde en las entrevistas se ha dedicado a desmentirlo, pero no se por qué, la cosa me cuadra. O al menos, me gusta creérmelo.
Véanla… total, ¿no es material promocional?

martes, 8 de abril de 2008

JUNCAL

Lo primero de todo: Aclarar aquí que odio los toros. Me parece un espectáculo lamentable, no ya solo por su crueldad y su bestialidad. Me parece espantoso por lo aburrido que es todo lo relacionado con la tauromaquia. Es decir, que si los toreros, en lugar de matar animales, torearan, por ejemplo robots, me parecería igual de aburrido. Sin embargo, siento una extraña atracción por todo lo patrio. Soy fan de Lola Flores, de Peret y de las películas de Joselito. Nada me pone los pelos más de punta que una saeta bien “cantá” o admirar durante horas un bodegón bien “pintao”. Por eso no os debe extrañar que me encante la imagen de los toreros, jóvenes paletos, dispuestos a lo que sea con tal de conseguir la gloria. Me encanta, con todo su patetismo y su garrulismo. Repito, estoy en contra de todo tipo de violencia animal (hago especial hincapié, que luego hay malentendidos), es la actitud del torero la que me fascina y como buen hortera que soy, me encanta su look. No hay nada que me parezca más chulo que un tío vestido de luces, con todo el paquete de lado. Me he zampado, con dos cojones, todas las pelis de toreros, de el Cordobés, del Platanito, e incluso una que protagonizó el Juli antes de convertirse en figura, titulada "Sueño de luces", bastante costrosa, que hoy está ilocalizable, precisamente porque el propio torero se encargó de que ese bodrio desapareciera de circulación… pero en su momento la alquilé.
Si a eso añadimos la profunda admiración que siento hacia TODOS nuestros actores clásicos, está claro que "Juncal" es una serie que me marcó lo suyo.
"Juncal", serie ¡filmada en cine! de siete capítulos, que se emitió hace ya 20 años en televisión, nos cuenta la historia de un torero que pudo ser muy grande, pero por culpa de una cogida (que se joda) se quedó a medio camino. Ya viejo, este hombre no ha pegado palo, ha vivido de las mujeres y ha sido un caradura, pero todo eso le ha pasado factura y se ha quedado solo, así que planea recuperar a su familia, a la cual abandonó años atrás.
Basada en las andanzas de Bienvenida y creada y dirigida por Jaime de Armiñan, un auténtico aficionado al toreo y lo cañí que le gusta plasmar todas sus inquietudes en la pantalla, nos encontramos ante una serie muy amena, donde se toca el tema de la tauromaquia, pero por encima, en "Juncal" eso es lo de menos, lo importante es Paco Rabal, actor como la copa de un pino, que por culpa del éxito de esta serie se encasilló en el papel, a pesar de que ya llevaba tropecientos años de carrera. Hay que mencionar también que a este actor, libre de prejuicios, le tengo especial simpatía por haber intervenido en autenticas joyas de fantástico europeo (con dos cojones, Paco) como puedan ser "La invasión de los zombies atómicos" o "El tesoro de las cuatro coronas" ¡haciendo de "La Masa" en un circo! Y ya al final de su carrera, su última película fue "Dagon, la secta del mar", lo que deja muy claro que “el que dirán” se lo pasaba por los cojones. Tenía el estatus suficiente para hacer lo que le saliera de los idems.
Lo dicho. Da gusto ver a Rabal en esta serie. Sus monólogos, o las conversaciones con su compañero de aventuras “el Búfalo”, interpretado por El Brujo, son totalmente antológicas.
No es la trama sobre su hijo abandonado y también torero lo que nos interesa, lo grande es ver a "Juncal" en el bar, o seduciendo a una señorita, recitando un poema o tirándose el pisto.
Y luego, lo bien que se mantiene la serie, en cuanto a ritmo… podía muy bien haber sido rodada ahora.
Con todo el rollo que os acabo de soltar, la reseña se titula "Juncal" porque de algún modo tenía que titularse, pero en realidad, con este texto, lo que quiero es reivindicar un poquito la figura del torero (que el garruleo también mola) y, sobre todo, la de Paco Rabal.