
John Cusack está co-jo-nu-do como estricto padre de familia cuya mujer, soldado sirviendo en Iraq, fallece durante el combate. El tipo tiene dos hijas, y no sabe como darles la temible noticia. Decide romper con su delimitada existencia llevándose a las crías a una excursión improvisada, durante la que cambiarán algunas cosas.
Se trata de un film increíblemente comedido. Sin sensiblerías, ni ñoñerías... o por lo menos no tantas como solemos ver en Hollywood. Es tierno, pero no baboso. Es triste, pero en cambio te deja un regusto positivo. Su crítica al conflicto bélico es sutil, sin estridencias ni moralina. Y su desenlace directo, conciso, coherente y buenísimo.
Una gran película a la que una banda sonora firmada nada menos que por ese monstro del cine que es Clint Eastwood pone la guinda final.