
Lo que aquí tenemos es la historia de un pueblecito yanki que se ve en crisis cuando un grupo de tarántulas venenosas llegadas de Sudamérica en un avión accidentado (y pilotado por, nada menos, el bueno de Tom Atkins), se emperran en cargarse su ración de naranjas, que es lo que da de comer a la comunidad. De camino, no se estarán de cepillarse a unos pocos, entre ellos un chaval interpretado por un jovencito Matthew Laborteaux (un rostro inamovible de la televisión de esa década, conocido por "La casa de la pradera", pero también -posteriormente- por "Amiga Mortal"), algo que sorprende tratándose de un producto directo para la pequeña pantalla (claro que hablamos de los 70...).
Protagoniza la historia el entrañable Claude Akins, alias "Sheriff Lobo", al que acompaña Pat Hingle (a los lectores de este blog les sonará como el comisario Gordon de los primeros films modernos de "Batman"). La peli se desarrolla como todo buen telefilm, de modo plano, sin estridencias pero sin parones y lo que realmente llama la atención de ella es cómo resuelven el tema de la crisis. Descubren que a las tarántulas les da un miedo atroz el zumbido de las abejas, así que pillan unas cuantas, las meten ante un micro y apuntan con el ampli a los arácnidos, a la espera que se paralicen de pavor. Retorcido pero curioso.
Si le pones un poco de paciencia, hasta puedes divertirte con ella.