lunes, 19 de septiembre de 2011

NOCHE DE MIEDO (2011)

Yo no soy un hombre que tenga por costumbre poner a parir remakes, si no todo lo contrario. De hecho LA COSA de John Carpenter es un remake, y soy un defensor a ultranza del remake de I SPIT ON YOUR GRAVE. Con esto lo único que quiero decir, es que no estoy condicionado por el tema de que NOCHE DE MIEDO (2011) sea un remake. A eso hay que añadir, que soy de la opinión de que el original de 1985, ha envejecido bastante mal.
Por otro lado, las comparaciones son siempre odiosas, así que centrémonos en esta nueva versión, y olvidemos que la de Tom Holland existe.
A una casa de una urbanización perdida en algún lugar de Las Vegas, llega de nuevas un individuo bastante atractivo y con pintas de macarra cervecero. Por otro lado, dos adolescentes, Charlie y “El Rata” se percatan de que cada día hay menos alumnos en clase, y uno de ellos, “El Rata”, que lleva un tiempo espiando al nuevo vecino de su compañero, descubre que es un vampiro y que es el responsable de que los alumnos no vayan a clase, porque este se los carga.
Pronto las cosas se complican, y en el afán de acabar con este vampiro, Charlie contacta con un performer de tres al cuarto de Las Vegas, que dice ser experto en vampiros y que responde al nombre de Peter Vincent. El resto se lo pueden imaginar.
La película no llega ni a producto para adolescentes. Aburrida, lenta, estúpida y sobretodo, muy infantil. Más que una película de terror para adolescentes parece que estemos viendo una película basada en un relato de R.L. Stine, destinados al público infantil.
Lo peor, es que durante todo el visionado, nos acompaña una extraña sensación de vergüenza ajena, en parte por la presencia de Peter Vincent, interpretado por un tal David Tennat, y aquí inevitablemente, me remito a la versión ochentera. Era genial la idea de un caza vampiros representado por un actor sexagenario en decadencia que presenta un programa de televisión en el que programan viejas películas de terror de serie B. Aquí es un treintañero medio millonario que prepara estúpidos espectáculos de vampiros en directo. El personaje, pierde así, toda la gracia que tenía el original.
Curiosamente, la película está exenta de humor, que podía ser un punto a su favor, de no ser porque toda ella es un zurullo, y la presencia de Christopher Mintz- Plasse (El “Bruma Roja” de KICK-ASS, o el Mc. Lovin de SUPERSALIDOS) se torna absolutamente desagradable y gilipollesca.
Efectos especiales de mierda, ni una sola gota de sangre y en definitiva, un absoluto desastre.
Mientras la veía, notaba algo raro en la imagen. No tenía aspecto de película Americana, más bien parecía algo Europeo, concretamente, tenía la iluminación de una película española. Pronto le he restado importancia a esa apreciación, hasta que en los títulos de crédito finales, me he percatado de quien era el director de fotografía. Se trata de Javier Aguirrerasobe, fotógrafo habitual hasta hace poco de Pedro Almodóvar y de títulos destacados de la cinematografía española, que de un tiempo a esta parte está haciendo carrera en Hollywood. Así se explica un poco ese extraño ambiente.
Dirige esta peste Craig Gillespie, que destacó hace unos años por dirigir una película de autor titulada LARS Y UNA CHICA DE VERDAD, y también la comedia CUESTION DE PELOTAS. No, no se trata de la de Ben Stiller.
Un zurullo negro.