martes, 18 de agosto de 2009

OILY MANIAC

Tras el éxito de su reciente incursión en el genero de la sangre y los sustos con BLACK MAGIC, el mecenas Run Run Shaw, ( de los Shaw Brothers, of course) decidió repetir al año siguiente, para lo que contrató de nuevo al director Meng Hua Ho y a parte del elenco de aquella película para realizar otra película de similar catadura. Volvemos a tener rituales de magia China, esta vez aderezados con un monstruo ridículo de gasolina (¡).
Un tipo es condenado a muerte tras asesinar en una reyerta mafiosa, a un individuo a cuchilladas. Antes de ser ejecutado, le muestra un tatuaje que tiene en la espalda a su sobrino enfermo de polio. El tatuaje es nada más y nada menos que un conjuro para convertirse en monstruo de gasolina y le cede tan valiosa información a su sobrino, advirtiéndole que solo puede usarlo para hacer el bien. Si lo usa para hacer el mal, morirá de forma espantosa. Así que se transforma en monstruo para hacer el bien. Sin embargo, la chica de la que está enamorado, se folla a un maromo en su presencia, y en un juicio en el que el sabe que el acusado es inocente, comprueba como una bella damisela miente, diciendo ser violada por el acusado, por lo que le pilla un asco atroz a las mujeres y usará su magia para matarlas a todas. De entre medias, abogados corruptos, amoríos y otro tipo de tramas.
Aunque en cierto modo, se repite la formula de BLACK MAGIC, no llega a ser lo que es esta, y aunque tenemos un monstruo muy gracioso (unas veces un tio disfrazado, otras un monigote al que dejan caer) y unos f/x cutres, cutres, cutres, la ausencia casi total de sangre y un argumento lioso y poco atractivo, hacen de OILY MANIAC, una película del montón, tirando a mala e incluso aburrida, y eso en una peli de los Shaw Brothers, no puede ser. Eso si, esta si que es una película misogena de verdad. Y eso, al menos para mi, es lo que hizo que me tragara entera la película.
No debió de ir mal esta peli, pues luego siguieron con el cine de terror, eso si, introduciendo ( en esta también) un poquito (poquito, eh!) de artes marciales.