viernes, 29 de junio de 2012

EN BUSCA DEL AVIÓN PERDIDO

Que el mayor mérito de una película sea haberse aprovechado de un taquillazo ajeno antes que nadie, es mala señal. Y mucho me temo que ese sea el caso de este "En busca del avión perdido" que, con semejante título, no hace falta decir de qué film churrupetea. Claro que es el título Español, tal vez sea cosa de un distribuidor oportunista/desalmado y en realidad, en versión original, las intenciones no canten tanto. Hombre, TANTO no, pero tampoco se quedan cortas: "Race for the Yankee Zephyr", que así se llama de verdad, tiene cierto parecido con "Raiders of the lost ark"... ambos van a la búsqueda de algo de enigmático nombre. ¿O no?. Recuerdo cuando se estrenó "En busca del avión perdido" en este país de paletos. Aún caliente el éxito del film de Steven Spielberg, apareció en los periódicos el anuncio de esta producción Australiana (con ayuda de Nueva Zelanda y los mismos USA). Eso sí, en pequeñito, sin llamar mucho la atención (y mintiendo, el avión ilustrado tiene un aspecto más futurista del que vemos en la peli). Ya entonces pensé: "¡Vaya morrazo!". Y no tuve interés en deglutirla. Y así continué hasta que la encontré metida entre mis recién adquiridos Betas y pensé que ya iba siendo hora de darle una oportunidad.
Unos cazadores encuentran en lo alto de las montañas un viejo avión de la segunda guerra mundial desaparecido en su época (y ocurre a los 10 minutos de trama, por lo que la búsqueda dura bastante poco). Resulta que entre su cargamento hay unos lingotes de oro de los que un malvado mecenas quiere apropiarse a todo precio. Los cazadores, acompañados de la inevitable hija chillona de uno de ellos, harán lo posible para ganarles la "carrera" a la que hace mención el título original.
Francamente, mientras veía "En busca del avión perdido" tenía mis dudas de si realmente la intención de sus artífices fue imitar "En busca del arca perdida". A fin de cuentas, ambas están fechadas en el mismo año, 1981... ¿no es demasiado poco margen para que los segundos vieran la de Spielberg y se pusieran manos a la obra?. Tal vez simplemente fuese casualidad... pero claro, la idea de recuperar el regusto del viejo cine de aventuras es una casualidad muy gorda para aquellos tiempos en los que a nadie parecía interesarle meterse en tales mandangas. Aunque la peli va cargadita de pequeñas pistas, pequeños detalles, que le hacen dudar a uno. ¡Qué misterio más tonto!.
En todo caso, la labor de los Australianos tampoco es que sea gran cosa. Arranca más o menos bien, como un divertimento de sobremesa, pero su repetición de conceptos (vamos, que todo se limita a esa carrera que no parece acabar nunca) termina por aburrir. Ahora los malos se adelantan, ahora los buenos les paran los pies y ganan la partida, pero los malos vuelven a adelantarse, y los buenos una vez más intentan pararles los pies. Y bla, bla. Coñazo. Además, tampoco es muy espectacular ni llamativa en ningún aspecto, y el humor, basado en el típico antagonismo entre el chico y la chica, algo inadecuado (aunque no tanto como para inspirar a unos distribuidores de vídeo que, posteriormente, la editaron con la absurda y extraña caratula que les dejo aquí cerquita, totalmente de comedia cafre y con el detalle de que el George Peppard retratado es el que por entonces se dejaba ver en las filas del "Equipo A").
Pues sí, George Peppard interpreta al malo (y que de entrada, va vestido igual que "Arnold Toht"). Le siguen el prota guaperas/golfo de rigor, Ken Wahl (de "Ultimátum") y el bueno de Donald Pleasence tirando a sobreactuado, tanto como Lesley Ann Warren (aunque en su caso, la sobreactuación es un talento innato. Por cierto, se marca un numerito erótico tan chorra/cutre como sensual) y algún que otro secundario habitual del cine de aquellos lares. Dirige el cotarro David Hammings, más conocido por su faceta como actor -lo has visto en "Blow-Up" y "Rojo Oscuro", la de Argento- pero que en funciones de director también se marcó algún que otro título de interés, como "El Superviviente"... ¡y varios episodios de "El Equipo A"!, supongo que resultado de sus buenas relaciones con Peppard.
En definitiva, "En busca del avión perdido" es una mediocridad de tamaño colosal que, si de verdad no tienes nada que hacer, y te aburres muchísimo, y no hay nadie en la habitación dispuesta/o a darte placer carnal, y el calor es infernal y... etc, entonces, sí igual te sirva de algo. En caso contrario, ¡pal container!.