martes, 26 de febrero de 2013

ROCÍO Y JOSE

De los directores de tendencia “Outsider” que hay en nuestro país, hay dos de filmografías más o menos ignotas, pero de las cuales, el día menos pensado y de sopetón, siempre aparece algo, por los que siento especial fascinación. Uno de ellos sería Martín Garrido Ramis, y el otro Gonzalo García – Pelayo.
De ambos había ya hablado por aquí en alguna ocasión. Pero hoy me centro en Pelayo por dos motivos: La reciente aparición de una de sus películas a una calidad acojonante (ésta “Rocío y José”) y el hecho de que no hace mucho que me enteré por lo que es conocido este hombre realmente.
Ustedes habrán oído hablar infinidad de veces de Los Pelayo, esa familia que logró desbancar los casinos de medio mundo y de los cuales se ha hecho una espantosa película, “The Pelayos”. Pero lo que igual no sabían es que el cabeza de esta familia, es nada menos que Gonzalo García- Pelayo (del que de su faceta como cineasta, apenas hay alguna referencia en la película), que creó un método para acertar a la ruleta, basándose en la probabilidad de un fallo de construcción que estas tenían. El método para ganar, era completamente legal, así que los casinos comenzaron a temblar. De hecho tuvieron que fabricar nuevas ruletas corrigiendo ese fallo únicamente por su culpa, que estaba dejando los casinos sin dinero.
Lo curioso es que mientras que yo conocía su faceta como cineasta, desconocía que el director fuera el eminente “pater familias” de Los Pelayo.
Pelayo, es una de las cabezas visibles del llamado “CineAndaluz”, cuyo estilo deambula entre la mamarrachada más chunga y el cine experimental. De hecho hay quien se ha atrevido a compararlo, no sin cierta razón, con Val Del Omar.
Con la crítica en su contra, con pelis que, aún con estrenos comerciales, son poco menos que subterráneas, su cine, costumbrista (como todo el cine Andaluz), sin embargo, es motivo de análisis y estudio para –y por- según que universidades, que le dedican hasta retrospectivas (Me gustaría ver esos análisis de películas tan corrosivas y cutronas como “Corridas de alegría” y escuchar las sesudas tesis que, seguro, le dedicaron).
Pero la mayoría del público desconoce la trayectoria, corta, de este director.
“Rocío y José” es una película a medio camino entre el documental y la ficción, de corte experimental en la parte documental, y terriblemente populachero en cuanto a la narración, que nos cuenta la historia de una parejita joven (y andaluza) que se enamora durante su peregrinaje al Rocío.
Básicamente, se trata de filmaciones del Rocío que vemos a ritmo de terribles (y temibles) Sevillanas, a la par que cada equis minutos, nos cuenta la estúpida, intrascendente y aburrida historia de amor de los dos catetillos. Un documental con insertos, vaya.
De una hora y poco de duración, el experimento, a fin de cuentas, no deja de ser interesante, curioso, y combina, no sin cierto descontrol, maneras de filmar en lo documental talentosas, con la más absoluta incapacidad para las escenas de ficción.
Desde luego, un –cuestionable- innovador incomprendido con un cine a descubrir (solo cinco películas) interesante, y sobretodo, diferente en la época en la que operaba este hombre (últimos setenta, primeros ochenta)
Aunque repite actores de su anterior película “Corridas de Alegría”, el tono y maneras, son completamente diferentes, por lo que resulta un cineasta de lo más versátil.
Muy interesante… y andaluz.