viernes, 8 de febrero de 2013

THE SHRINE

La gracia de "The Shrine" consiste en que arranca como un "torture-porn" al uso, para derivar en algo más sobrenatural, un cruce entre "El Exorcista" y "Posesión infernal" que termina resultando bastante simpático y la aleja unos pocos metros de la mediocridad propia de todo producto segundón adscrito al género de mis amores. 
La movida comienza con un sacrificio humano que recuerda algo al inicio del clásico de Mario Bava "La máscara del demonio" ya que, como aquella, el sacrificado recibe por parte de un encapuchado culto religioso una máscara con pinchacos vía mazazo. Pasado ello, nos encontramos con los protas de la historia, dos ambiciosas periodistas y el ex-novio fotógrafo de una de ellas (el único rostro reconocible de la función, Aaron Ashmore, al que has visto en "The Thaw" y unas cuantas series), que haciendo oídos sordos a las demandas de su jefe, deciden encontrar al chaval sacrificado/desaparecido. La última vez que se le vio, fue de viaje por la vieja Europa... y ya sabéis cómo las gastamos aquí, que nos pone eso de secuestrar y torturar jovencitos americanos. Sin embargo, cuando todo parece que va a perderse por esos derroteros, entra en la ecucación una misteriosa niebla y una no menos misteriosa estatua demoníaca que pondrán la guinda al pastel. El trio heróico es capturado por el culto del principio... una de ellas la palma, pero dos consiguen escapar. Y es aquí donde la peli se reserva alguna sorpresilla jugosa y bastante divertida que, sin ser la repanocha, y ni convertir a "The Shrine" en un peliculón, impide que te quedes sopa.
De producción Canadiense, viene dirigida por un señor llamado Jon Knautz en cuyo curriculum encontramos una cosilla tan simpática como es "Jack Brooks: Cazador de Monstruos", lo que hace más comprensivo que "The Shrine" no sea después de todo una absoluta caca.
Visible.