sábado, 1 de marzo de 2014

GIRA SANGRIENTA

Sandy Cobe es un viejo conocido de este blog. He maldecido sus huesos ya unas cuantas veces gracias a la temible ristra de películas -de terror- que produjo a lo largo de la década de los 80 y que comparten una notable peculiaridad, son absolutamente insoportables. Casi todas recurren a psycho-killers armados con cuchillos y demás utensilios cortantes como principal reclamo, y están más o menos enfocadas a la platea juvenil, de ahí que contengan una generosa ristra de desnudos y sustos baratos. Curiosamente, la única que se aleja un poquito de todo ello es la más soportable... y mucho me temo que no se trata de esta "Gira sangrienta", a la que fácilmente podríamos haber titulado "Gira grasienta".
Originalmente bautizada el año 1980 como "Terror on tour", el infra-film, en una demostración más de su interés por -la buchaca- del espectador joven y poco exigente, narra las desventuras de una banda de rock que, siguiendo la estela de Alice Cooper, y añadiéndole ciertas gotas de "Kiss" por aquello de su saturado y ridículo maquillaje/uniforme, escenifica actos macabros y truculentos en el escenario durante las actuaciones (si es que truculento y macabro es ver cómo le quitan el brazo a una maniquí). Sus fans se vuelven locos y las groupies hacen cola para follárselos. Sin embargo, los problemas arrancan cuando una misteriosa figura, oculta tras el emblemático look que luce toda la banda, comienza a asesinar gente, especialmente fans y, más concretamente, mozas (a las que considera unas golfas). La policía decide infiltrar a una del gremio para que dé con el azezino.
Como suele pasar con estas películas y temáticas, lo realmente divertido del show es ver cómo el director y el guionista retratan, desde la lejanía generacional y la ignorancia, la disoluta e inmoral vida que llevan las rock stars, a base de excesos delirantes. La ristra de diálogos ridículos es tremebunda, pero son especialmente destacables, por descojonables, aquellos que se producen durante los encuentros eróticofestivos. Cosas como "tocámelas, ¿no te gustan?, hummm, son tan bonitas, blanditas y redondas" (by the way, la que suelta esta ristra de gilipolleces está muy comestible, en otros tiempos habría buscado su nombre, pero ya no me apetece, no estoy TAN salido) o "La cocaína me pone cachonda", valen el precio de la entrada o del alquiler, como el que pagué yo siendo jovenzuelo, llevándome el consiguiente
hostión. Tampoco tiene desperdicio la secuencia en la que la banda, antes de salir al escenario, toca una bonita y empalagosa balada romántica porque resulta que eso es lo que de verdad les mola, pero claro, no vende (en todo caso sería al revés, ¿no?). El policía que sospecha de ellos se queda patidifuso cuando escucha la canción, perfectamente amoldada a sus conservadoras apetencias musicales y descubre no solo que le pone, sino que, después de todo, y a pesar de sus vicios y su actitud rebelde de cocacola, en realidad todos ellos son buenos chicos -otro topicazo barato, en este caso bañado por una irritante intención paternalista-. Incluso hay uno que sufre un ataque existencialista y se pregunta por qué hacen lo que hacen y cómo esto afecta a su desquiciada audiencia. Suerte de ese mánager enrollado y bien simpático que le quita tan absurdas ideas del cabestro y le convence de que lo suyo es el degenerado rock and rollo. ¿Quién será el asesino?, ¿algunos de los chicos de la banda?, ¿el "roadie" friqui que no se come un torrao?, ¿o el manager, manipulador y movido por el sucio y vil metal?. Adivinen.
Dirige el cotarro todo un clásico del exploitation, Don Edmonds, que ha pasado a la historia -le guste o no- por firmar "Ilsa, la loba de la SS" y su primera secuela (y repetiría con Sandy Cobe al año siguiente, pero como actor, en la horripilosa "Dulce Hogar"). El guionista tiene un nombre muy molón, Dell Lekus (¿pseudónimo?), y "Gira sangrienta" es su única contribución al séptimo desastre (normal!). La banda de ficción, llamada "The Clowns", "Los payasos" (que iba a ser el adecuadísimo título del sarao en un principio), toca un especie de hard-rock/pop trasnochado del que en realidad se encargó un grupo que responde al nombre de "The names" (je!), de oscura procedencia y que únicamente editó un single en su época. Como curiosidad reseñar la presencia del icónico George "Buck" Flower, actor secundario todoterreno que pa la ocasión figura como "production manager" y la de John Wintergate y Kalassu, artífices de la mítica -y posterior- "Agresión en la casa del terror".
En fin, que es una auténtica mierda... pero si la ven con intención de reírse de ella, igual hasta logren llegar al "the end" de una pieza.