
En aquellos tempranos ochenta, todo el "boom" del artisteo
infantil lo viví intensamente y siendo
fan de casi todos ellos. Consumía sus casetes, y sobre todo, cienes de veces,
sus películas.
Yo supongo que los universitarios y
veinteañeros que pululan por aquí, quizás, ni de oídas conozcan a Chispita. Era una niña monísima y encantadora (hoy una cuarentona del montón) que cantaba
de maravilla. Sevillana ella, sacó un disco de gran éxito (en el que venía el
"hit" “La vuelta al mundo en Góndola”) y otro que pasó inadvertido. Con este
segundo desapareció del mapa. Pero entre disco y
disco, junto a otros improvisados cantantes infantiles, los archi famosos -gracias a la serie “Verano Azul”- Miguel Angel Valero y Miguel Joven, “Tito y
Piraña”, que grabaron su propio vinilo bajo el nombre común de "Los Pirañas" (en el que venía la canción de “Comer, comer” y
donde mayormente cantaba Piraña, ya que Tito lo hacía como los perros, relegándole así a coros), protagonizaron
una película que de puro “exploitation” no se como no se les caía a los
productores la cara de vergüenza, porque esta, en poco más de hora y veinte le pasaba factura no solo a Chispita y a “Tito y Piraña” (con ese cartelón, como para no llevar a los críos al
cine, debieron pensar nuestros padres) , si no que, además, y vistas ambas
películas recientemente, tiene serios ramalazos de “Annie” (las dos musicales
sobre niña huérfana pobre que acaba viviendo con señor mayor rico y señorita de
mediana edad de medio buen ver, y un personaje femenino directamente
relacionado con la cría, antagonista, que rebosa maldad), ramalazos de “Las aventuras de Enrique y Ana” (en ambas hay
personajes adultos estrafalarios aparentemente salidos de un universo ficticio
ajeno al costumbrismo del que provienen los protagonistas), además de guiños a
Bud Spencer y Terence Hill. Tito y Piraña, uno gordo y uno flaco, reparten leña
como si de los actores italianos se tratase, y por si el espectador más idiota
no se diera cuenta, lo adornan todo con posters de las películas de aquellos y,
además, se añade una escena en la que ambos salen disfrazados
como ellos en “Quien tiene un amigo tiene un tesoro” soltando un
forzadísimo diálogo: -“Hola, Bud Spencer”. –“Hola Terence Hill”, se dicen en un
momento dado Miguel Ángel Valero y Miguel Joven.
Por otro lado la película es súper cutre, no solo en lo
referente a la ambientación (todo rodado en pisos reales y exteriores
cochambrosos al más puro estilo neo-realista, pero a lo chabacano), sino también en
la dirección y el montaje; Lo primero corre a cargo de Luis María Delgado (“Loca
por el circo”, “Mírame con ojos pornográficos”) y es de lo más dejada, a años luz
de lo que este hacía en los setenta con Alfredo Landa o Fernando Esteso. Lo segundo, con tantos saltos de eje y fallos de raccord, parece amateur.
Y bueno, esos defectos acaban siendo, siempre, virtudes.
Además, este tipo de productos, negocios puros y duros, deberían estar por
encima del propio cine. ¿Cómo no me va a gustar “Chispita y sus gorilas”? ¡Es
pura nostalgia!
Cuenta la historia de una niña que, al morir su madre,
descubre que esta la había adoptado. Huyendo del maltrato
al que la somete la novia de su padrastro, se hace amiga de dos muchachos muy
fuertes, que la defienden de todo
peligro, con los que monta un conjunto musical del enorme éxito, motivo por
el que el padrastro la buscará para aprovecharse.
Como dato extra , sin más, diré que Chispita se puso delante de la
cámara en las series yankis “Matt Houston” y “Vacaciones en el Mar”, y Miguel
Ángel Valero y Miguel Joven lo hicieron, juntos, en “Padre no hay más que dos”.
Valero, por su parte, apareció además en “Buenas noches Señor Monstruo” y “El Rollo de Septiembre” antes de abandonar definitivamente el mundo del
espectáculo para dedicarse a sus estudios y acabar ejerciendo de profesor universitario. Joven creo que es camarero en su Málaga natal.
Muy entrañable todo.