Y Pedro Ruiz, escritor, actor, director de cine, presentador
de televisión y polémico entrevistador, lo que en realidad es, o al menos, así
lo conocí yo desde que tengo uso de razón, es humorista e imitador. Uno de los
grandes además. Sin embargo, hoy parece renegar de todo aquello. Y en particular,
de esta película, “El gran mogollón”. Tuve el placer de conocerlo
personalmente, y cuando le pregunté por ella, me respondió “Aquello fue un
despropósito”. Y me dio mucha rabia, porque a mí, de chaval, me gustaba mucho
esta película. Que mejor manera que corroborar las palabras de Ruiz que viéndola
años después. Y sí, es zetosa, chunga, rodada con una desgana acojonante por el
otrora artesano Ramón Fernández y, básicamente, compuesta de planos generales.
No quería rodar más, ni montar mucho en este encargo. Pero bueno, por otro
lado, la película da lo que ofrece, que es ver a Pedro Ruiz en su mejor momento, imitando, perfectamente
caracterizado, con unas prótesis acojonantes fabricadas por José Antonio Sánchez,
a todos y cada uno de los políticos que existían en España durante aquellos
años de la transición.
Ahora, que Pedro Ruiz se quería marcar la machada, se creía
que él era Peter Sellers (le he llegado a escuchar, en una ocasión, compararse
con Lenny Bruce) y que estaba rodando “Teléfono rojo, volamos hacia Moscú”
porque, al igual que Sellers en aquella película se interpreta como cuatro
papeles, Pedro Ruiz en esta se interpreta nada menos que veinte, pero,
lógicamente nada que ver con la de Kubrick. De hecho, nada más comenzar el film, aparece
en pantalla un cartelito que reza: “Por primera vez en la historia del cine, un
solo actor interpreta a 20 personajes distintos, 17 de ellos, reales y vivos”.
Bueno, quienes fueron a ver la película, ya sabían eso, de hecho, por eso mismo
fueron a verla, no hacía falta ponerlo. Una muestra más de la prepotencia de
Ruiz, que no obstante, es una cosa que me hace cierta gracia de su persona.
La película cuenta, inspirada en la novela “Ayer España
enrojeció” de Andrés Madrid, como en unas elecciones generales, y contra todo
pronostico, sale elegido, para la
presidencia del país, el partido ecológico y revolucionario. Ante la sorpresa
del resto de políticos, el presidente, tiene que soportar los sobornos,
peloteos y golpes bajos del resto de partidos políticos, que harán lo que esté
en su mano por gobernar junto a él.
Bueno, pues yo me la tragué tranquilamente, disfruté de las
imitaciones de Pedro Ruiz (la de Carrillo y la de Alfonso Guerra se llevan la
palma) y como película para lucimiento de un cómico, funciona perfectamente.
Ahora, si es cierto que la película técnicamente es un desastre. Porque como he
dicho antes, se nota que está hecha a toda prisa y sin amor por lo que se está
haciendo. Quizás demasiado. No obstante, la película, muy de su época y para su
época –verla ahora es un poco raro, porque no sabemos ni quienes son la mitad
de quienes imita- está lo suficientemente entretenida, como para pasar por alto
esa técnica. Es más, yo la paso por alto casi siempre, así que…
Junto a Pedro Ruiz, tenemos en el reparto a Agustín González, Amparo Muñoz, Isabel Luque (solo por verla a ella, merece la pena
cualquier película en la que salga), Rafaela Aparicio, Florinda Chico, Antonio Gamero, José Lifante y los cameos, haciendo de si mismos de José María García y
Joaquín Arozamena.
El director, Ramón (a.k.a. Tito) Fernández, es ya un
habitualísimo de este blog.