Para empezar diré que, efectivamente, esta película se
distribuyó en España, supongo que, al menos, en algún pase para televisión,
bajo el título de “Historias insólitas”, en un montaje alterado y
censurado, eliminando del mismo todas las escenas de sexo y violencia de la
película -que son muchas- convirtiéndola en una mierdecilla sin gracia. No
obstante rula por la red un montaje de la misma con el audio castellano, pero
integra, con lo que cuando en la película hay sexo o violencia, el audio está
en inglés, cosa esta que, inconscientemente por parte del ripeador, se
convierte en una nueva versión aún más turbadora de lo que pueda ser la
original. Sea como sea, el caso es que su versión en español ha pasado de estar
inencontrable a estar a disposición del fan (que es quien se pondrá a buscar
estas cosas, supongo).
La película es, desde luego, una curiosidad muy sugestiva:
Cuenta, al modo clásico (ya saben, la “Amicus” etc, etc…), y vía un maestro de
ceremonias que para la ocasión tiene forma de zarrapastrosa – e inmóvil- momia,
una serie de historias cortas de contenido erótico festivo la mayoría, de violencia y tortura otras pocas, que van
pasándole factura a los géneros, a las épocas y a los estilos sin orden ni
concierto. La excusa es rodar una película “Nudie” al uso que genere algo de
dinero en cines de tercera, pero Balch lo que rueda es un muestrario de sus
gustos y preferencias que van desde la serie Z y el cine de terror hasta el
cine de arte y ensayo más feroz y vanguardista. Así la película, comienza de una
manera claramente artie con unos personajes en pelotas girando y bailando, para
pasar a contar una de esas pequeñas historias que forman la película antes de
los créditos, y después ser un “Nudie” al uso, muy raro –Un grupito de fornidos
muchachotes, apuntan con sus metralletas a otro grupo de señoritas en cueros-
en el que se pasa a experimentar con las superposiciones, para, ya si, pasar a
la momia que nos va presentando las historias. Todo tiene entonces una
narración estándar, para al final volver a los derroteros arties.
A todo eso, añádanle una escena de unos 10 minutos en la que
vemos desfilar por pantalla chicos y chicas de buen ver y la momia que nos dice,
una vez detrás de otra durante todo ese tiempo, “Imagínense haciendo el amor
con esta chica. Imagínense haciendo el amor con este chico”.
En cuanto a los niveles escabrosos, la película tiene
algunas escenas gore, con esa sangre tan rojita, como en las pelis de Herschell Gordon Lewis (¡y los mismos colores chillones!... claro son de la época), para
en cuestión de segundos saltar a la comedia más tonta y blanca.
En definitiva, una película interesante, rara, entretenida y
descabellada, una sucesión de escenas en tierra de nadie que forman una alocada
película, y que junto con “Horror en el hospital” son una buena muestra de lo
que podía haber sido un director tan particular y cinéfilo, de no ser porque
falleció tempranamente.
Recomendable para los que busquen rarezas, en el más amplio
sentido de la palabra.