jueves, 30 de septiembre de 2010

EL AMO DEL CALABOZO

Un baranda que domina mucho el tema de los ordenadores (y en 1984, lo que tiene más mérito) es elegido por un sosías de Belcebú como contrincante para combatir en otra dimensión. La idea consiste en confrontar hechicería y tecnología, a ver cual gana. El muchacho deberá pasar siete pruebas, a cada cual más bizarra, antes del enfrentamiento final. También su novia anda metida de por medio (sí amigos, en aquellos años el concepto del informático que no se come una rosca todavía no existía) y, claro, tendrá que salvarla.
Lo más chulo de "El amo del calabozo", "The Dungeonmaster" en versión original, es su significado, esencia y naturaleza como producto. Se trata de un especie de campo de pruebas para Charles Band y su legendaria Empire Pictures, que entonces aún no existía oficialmente, pero poco le faltaba (de hecho, la peli fue distribuida en cines a través del sello). En sus muy escasos 73 minutos de duración (muy escasos pero muy agradecidos) reúne a varios de los nombres que terminarían otorgando entidad a la empresa (así como muchos de sus tics, y unos cuantos propios de la década). Es un trabajo colectivo, y cada una de las siete pruebas de las que hablaba al principio son como pequeños cortometrajes narrativamente diferenciables los unos de los otros escritos y dirigidos por distintos realizadores que se estrenaban para la ocasión (bueno, y técnicos, ya que Band dio la oportunidad de mandar a algunos de ellos, más acostumbrados a ser mandados). De esta guisa nos encontramos con un par de episodios muy acordes a la especialidad de sus responsables. Es decir, el bueno de John Carl Buechler, del que en este blog se ha hablado mucho, padre de los "Ghoulies" y director de "Troll", firma el segmento más "de terror", que incluye zombies y, ¡¡sí!!, uno de sus característicos y entrañables cutre-monstruos. Dave Allen, el ya fallecido mago del stop-motion (tan necesario para Charles Band como lo era Buechler), es el responsable de un sketch que incorpora, ¡¡sí!!, una estatua gigante moviéndose fotograma a fotograma (por lo visto el tipo aún no dominaba mucho el tema pues resulta un pelín torpe). De las demás mini-historias se encargan Ted Nicolaou (habitual montador de la casa y director de la mítica "Terrorvision") que aquí se curra un cacho muy deudor de "Mad Max 2" o Peter Manoogian ("Eliminators", "Arena" o "Demonic Toys"). Al resto, no los conozco... bueno, salvo al mismo Charles Band, que en funciones de director desarrolla el sketch más ridículo de todos, en el cual el prota se enfrenta, nada más y nada menos, que a la banda jevillarra "Wasp"!!!! (y no olvidemos que "Wasp" se encargarían de aportar un carismático tema al soundtrack de "Ghoulies 2").
En el reparto destaca el gigantón Richard Moll (el de la serie "Juzgado de guardia" -gracias don Olid por el dato correcto-, el cadáver viviente de "House, una casa alucinante" y habitual en muchas producciones fantásticas de segunda o tercera división) y, en el lado opuesto -por tamaño-, el enano Phil Fondacaro, otro nombre ineludible en toda producción Empire que se jacte de serlo (allá donde sea necesario un tio de su talla, está él... eso incluye no solo films como "Troll" o "Ghoulies 2", también cosas como "El retorno del Jedi" -por los Ewoks- y, cómo no, "Willow"). Gracias a una pequeña ayuda de Imdb, descubrimos a Kennet J. Hall interpretando a un hombre lobo. Este caballero, además de múltiples curreles junto a David DeCoteau y Fred Olen Ray, tiene en su haber la realización de "Evil Spawn"/"Engendro Satánico", ¡ahí es nada!. Como no podía ser de otro modo, de la mitad de la banda sonora se encarga Richard Band, por supuesto.
Y sí, mucho me temo que este film es más interesante por todo lo expuesto hasta ahora que por si mismo. "El amo del calabozo" es, en fin, una chorradita entretenida por los pelos, que hace gala de una lógica escasez de medios y con la que puedes echarte algunas risas afectivas. Como decía, los tics ochenteros son muchos, tales como sus efectos de ridículos rayos de colores (que son mogollón), las vestimentas, el rollo futurista de los ordenadores (tan desfasados ya), etc, etc... pero se ve con cierto agrado por su condición de pieza de arqueología y su delirio general (acrecentado por esos constantes sketchs tan distintos los uno de los otros... y tan anodinos).
En 1988 Empire da un redoble salto mortal con "Pulse Pounders", un producto de lo más exótico compuesto de tres segmentos. Uno de ellos es otra adaptación de H.P.Lovecraft con parte del reparto de "Re-Animator" (Jeffrey Combs, Barbara Crampton y David Gale, nada menos). Y los otros dos son... ¡secuelas!... o mejor, mini-secuelas de "Empire movies" previas. Por un lado "Trancers 2" y por otro, lo adivinaste, "The Dungeonmaster 2", con los mismos actores protagonistas (incluido Richard Moll). Sin embargo, los por entonces muy agravados problemas financieros de la empresa hicieron que el film terminara cayendo en un limbo del que no ha salido nunca. ¿Nos lamentamos o no?.