miércoles, 12 de octubre de 2011

LA MASACRE DE TOOLBOX

Un tipo realmente listo se preguntaba hace tiempo por que Hollywood estaba emperrado en producir remakes de películas de los 70, ya de por si consideradas buenas, en lugar de hacerlo con films de baja estofa y, de este modo, mejorarlos. Pues bien, "La masacre de Toolbox" vendría a ser un ejemplo... aunque apuesto a que saldrá el típico mamón por ahí arremetiendo contra esta nueva versión y defendiendo la antigua por mala que sea, y creedme, "El asesino de la caja de herramientas", ultra-ponzoña dirigida en 1978 por Dennis Donnelly, y con el inmortal Cameron Mitchell como estrella principal (hum...), es una gran caca aburrida. Fue editada en España en video en su momento, y yo, engañado por críticas en las que salía muy bien parada y era calificada de "obra de culto", la alquilé, llevándome la ya habitual decepción.
Pasados unos años, el mismo productor, Tony Didio, decide rehacer el film de marras (que, por cierto, en su época dio mucha pasta) y para ello contrata a Tobe Hooper en las tareas de director, si, ese que en los 70 firmó la ultra-mega-reconocida "Matanza de Texas" y que, tras escuetos destellos de inspiración del calibre de "Poltergeist" o "La casa de los horrores" (para muchos su segunda mejor película), con el paso de los años fue desvaneciéndose entre productos segundones con gracia (todo lo que dirigió para la Cannon o la famosa serie de "Salem´s Lot") o ya directamente pestiñazos considerables (esa "Combustión Espontánea" de terrible recuerdo o ese HORRENDO y patético "Mortuary" que siguió a la peli comentada). Quizás, tras años y años de amargura, Mr.Hooper ha decidido de una vez por todas aceptar su papel de "viejo dinosaurio del cine de terror" y pasarlo bien con ello.
A lo mejor por eso mismo "La masacre de Toolbox" no es tan mala como parece... a ver, tampoco es un destello de genialidad, pero se trata de una peliculilla agradable y entretenida en la que Hooper retoma las formas del cine de los 70 (según los críticos) y añade unas gotas de "sobrenaturalismo", asuentes en la versión original, para contarnos la historia de un edificio en el que se suceden crímenes espantosos a base de herramientas de bricolaje. Aunque le cuesta arrancar y durante un buen rato el film echa mano de resoluciones muy rutinarias, es a partir del momento en que la heroína decide investigar a fondo en las entrañas de la vivienda que la cosa gana en interés... y no baja el listón hasta su tontísimo, pero entrañable, desenlace.
De por medio, un malo que se parece a Darkman, algun leve susto efectivo, algo de rollo inquietante (poco, poco) y, eso si, truculencia de la de antes, nada excesivo o que se salga de madre, pero suficiente para saciar nuestra sed de violencia y desmelene.