En uno de sus habituales tropiezos entre éxito y éxito, el año 1984 Wes Craven dirigía "Las colinas tienen ojos 2ª parte". Llevaba ya un tiempo perdidísimo y supongo que rodar la secuela de uno de sus "clásicos de culto" era lo que decimos una "opción desesperada".
Sin embargo, y tal y como suele ocurrir en casos así, el resultado quedó muy lejos de ser potable. A día de hoy, la secuela de "Las colinas tienen ojos" original, no solo se considera una de las peores propuestas de Craven, también, directamente, un truño de proporciones épicas. Y yo lo confirmo. Afortunadamente para el cineasta, justo ese mismo 1984 se pondría a los mandos de "Pesadilla en Elm Street", y las cosas cambiarían para mucho mejor (hasta el siguiente tropiezo, claro, ¡que lo hubo! y, de hecho, fueron unos cuantos).
Antes de todo eso, en 1975, Paul Naschy convencía al "hammeriano" John Gilling, de vacaciones en España, para que dirigiera la traslación a la gran pantalla de las famosas leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer con "La cruz del diablo". Por alguna extraña razón (como era habitual en la carrera del hombre lobo patrio, siempre salpicada de caca) finalmente Gilling echó a Naschy (aunque mantuvo su nombre -real- en funciones de co-guionista) y rodó la película con otro actor, al que acompañarían nombres ilustres como los de Carmen Sevilla, Adolfo Marsillach, Emma Cohen o Mónica Randall, entre otros. No he visto "La cruz del diablo", y la tengo ahí pendiente, pero no soy muy fan del fantastique hispano de los años 70, no formo parte de esa prole de desmedidos e incontrolados devoradores de cualquier cosa que lleve el sello Naschy, aunque sea pura diarrea (es decir, el 90% de su filmografía, vamos).
¿Y qué une en un mismo post a dos pelis tan diferentes en el tiempo y el espacio?, pues sus respectivas ediciones en formatos domésticos. Dicho de otro modo, en cómo el vhs de "La cruz del diablo", según las dudosas capacidades de "Deva Films Video", lucía una caratula que era puro plagio, descarado y retorcido, del cartel de "Las colinas tienen ojos 2ª parte". Ya no únicamente en el reciclamiento de imágenes (como ese rojizo y enfadado rostro barbado), también por la tipografía del título, y su diseño, con ese especie de "pincho" (ejerciendo en ambos casos de sustitutivo de la letra i) asomando desde la parte superior de la caratula hasta su base... incluida sangre, aunque en la de Craven quede deslucido por mala distribución de elementos. Genio y figura. Y desvergüenza.