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sábado, 19 de febrero de 2022

BLOOD RAGE

Nada más darle al "play", bastaron dos minutos para arrepentirme de no haber visto antes esta película. El plano que abre situado en un auto-cine donde proyectan una de terror (en un alarde de guiño auto consciente adelantado -y mucho- a "Scream" & company), la dicharachera música de sintetizador, la fugaz aparición de Ted Raimi como vendedor de condones (en su primer rol ajeno al universo de su famoso hermano) y la acreditación del gran Ed French en los efectos especiales (luego hablamos de ello) me hicieron comprender que me había estado perdiendo algo, cuanto menos, interesante. Demasiadas aparentes virtudes, sumadas a su año de producción (1983, aunque no se estrenó hasta 1987) y al título que aparece en esta versión: "Slasher". Dispone de unos cuantos más, entre ellos el mismo "Blood Rage" o "Nightmare at Shadow Woods" para su pase televisivo. No me consta que llegara a España en ningún formato, pero tampoco le faltan títulos en castellano, como la literal traducción del último, "Pesadilla en Sherman Woods" o un ignoto "Rostro del asesino". Resulta curioso plantearse que si "Blood Rage" se hubiese estrenado cuando le tocaba, 1983, habría encajado como un guante en las de su gremio. Pero "Pesadilla en Elm Street" estalló entre medias, así que cuando finalmente la reseñada vio la luz, tuvo que readaptarse, recibiendo el mentado título con la palabra "Nightmare..." para su pase cajatontil y un eslogan muy clarificador: "No todo el mal está en la calle Elm".
Pero "Blood Rage" queda muy lejos de las desventuras de Freddy Krueger. Y, de hecho, tampoco es que sea un slasher ortodoxo. Sí se mantiene fiel a algunas ideas ya entonces muy sobadas, como la bromita pesada que sirve de susto barato (en este caso, la perpetradora se curra un maquillaje prácticamente profesional, sin que sepamos cómo), la escena de la ducha, los cadáveres expuestos para espantar a la "final girl", etc. Pero también arriesga, alejándose de la imagen del asesino misterioso y/o enmascarado. En "Blood Rage" lo conocemos desde buen principio, le vemos -sin cubrirse la cara- hablar y moverse entre sus semejantes. Para animar la trama, dispone de un gemelo. Todo comienza en 1974, durante una noche en el auto-cine. Uno de los dos hermanos pilla una hacha y, por puro deleite, se carga a un pobre desgraciado que andaba tirándose a su novia. Adelantándose a la llegada de testigos, el chaval le cede el arma a su igual y consigue que le culpen del crimen. El verdadero asesino se pasa diez largos años portándose bien hasta que, deducimos, el anuncio de que su madre se va a casar con otro hombre... o la fuga del hermano acusado injustamente, despiertan en él las ganas de matar de nuevo y, en fin, que se pone manos a la obra.
Y aquí nos quedamos, porque la galería de asesinatos es notable. Para ser una de terror medianamente "normal" fechada a principios de los ochenta, lo cierto es que el nivel de truculencia es generoso, gráfico y licuoso. Muy parecido al que se hace hoy día con mentalidad retro. Como decía, de los potentes efectos se encarga el gran Ed French quien, además, aparece interpretando un papelito (cosa que ya solía hacer eventualmente) y se deja asesinar. La imagen de su realista cabeza decapitada colgada en el marco de la puerta, bien chorreante, es ya casi icónica (la incluyo al final de todo, por puro gusto).
El otro elemento que se aleja un poco de terrenos trillados es la presencia de Louise Lasser, una actriz que por aspecto físico, maneras y cazallosa voz, me da un poco de grima. Le van como anillo al dedo los papeles de maruja sufriente, que es lo que interpreta en "Blood Rage". De hecho, se pasa tres pueblos, casi parece que pretenda ganar un Oscar con tanto drama y tanto llanto. Ella y Ted Raimi volverían a compartir créditos en "Ola de crímenes, ola de risas" dos años después (o dos antes... según se mire).
Que la película proyectada en el auto-cine al principio de "Blood Rage" (y en una televisión poco después) sea "The House That Cried Murder" ("La novia asesina" en España) tiene una explicación. El co-guionista de aquella, John Grissmer, es el director de esta, que puso prematuro punto y final a su escueta filmografía (solo dispone de una película previa, "Bisturí").
No les voy a negar que parte de la diversión -moderada- de ver "Blood Rage" también se la debo a algunos momentos risibles compuestos de ciertas incongruencias narrativas e interpretaciones un poco desmadradas (Doña Lasser es un compendio de muchas de ellas), pero lo cierto es que, si se la toman como hay que tomársela, pueden pasar un rato majo y muy pringoso.

domingo, 9 de junio de 2013

SLEEPAWAY CAMP

En cierto modo, puedo comprender el tremebundo culto que arrastra este pequeño "slasher" de los primeros ochentas. Seguramente ello se deba a varios factores razonablemente atípicos -sobre todo en aquella época- para un film de estas características: de entrada, su chocante desenlace (que no citaré por si alguno de ustedes no la ha visto y lo pretende). Luego, el curioso detalle de que los chavales que aparecen, una manada, lo son de verdad, nada de treintañeros fingiendo ser adolescentes, en "Sleepaway Camp" un niño ES un niño. También tiene gracia todo su extraño trasfondo sexual, pervertido diría yo, con ese cocinero pederasta, el hecho de que una de las monitoras se quiera beneficiar al jefe del campamento, un tipo bien viejo y bien feo y todo lo relacionado con el origen del inevitable asesino de la función, destacando la secuencia en la que, siendo crío, espía a su padre liándose con otro hombre. 
OK, asumido ello, veamos ahora por qué ni tan siquiera con elementos tan llamativos, "Sleepaway Camp" logra alcanzar la etiqueta de buena. Que es aburrida y lenta ya lo damos por hecho y lo aceptamos. ¡¡Se trata de un "slasher", carayo!!. Lo malo es que, en este caso, parece más un telefilm sobre amoríos adolescentes en un campamento veraniego que una peli de terror propiamente dicha. Carece totalmente de atmósfera, de nada que parezca medianamente inquietante. Por no haber, no hay ni sustos. Es un culebrón en el que, de vez en cuando, matan a alguien. Estéticamente es de lo más mortecina, los diálogos son genuinamente idiotas y los actores muy negados... y para que yo me dé cuenta, es que han de serlo mucho, mucho. Aunque el verdadero talón de aquiles (si dejamos de lado el inexplicable bigote evidentemente falso del sheriff) es su falta de violencia y tetas. Lo segundo se comprende por la edad de la mayoría del reparto, y lo compensa esa tendencia seudo-sexual retorcida de la que hablaba antes. Lo primero es imperdonable, y más teniendo al gran Ed French encargándose de los efectos de maquillaje y látex. Resulta que el asesino deja cadáveres muy bien resueltos técnicamente, muy chanantes, pero el cómo alcanzan ese estado es algo que queda muy lejos de molar. En general los asesinatos son sosillos, el único realmente salvaje (una penetración vaginal con un secador de pelo... o eso ha entendido mi enferma mente) se medio-ve entre sombras y poca cosa más. Resumiendo, "Sleepaway Camp" es muy mala, muy tosca, cutre y palurda, pero la salvan, por los pelos de los pelísimos, esos pequeños elementos atípicos y que, bueno, al fin y al cabo está hecha el año 1983, y eso siempre otorga un plus.
Yo tuve conciencia de su existencia por primera vez gracias a la prensa especializada americana (que para el caso es "Fangoria"), concretamente en un artículo dedicado a Ed French. Las fotos de los efectos que había perpetrado para "Sleepaway Camp" certificaban que se prometían bien jugosos. Lo malo es que, en aquella época, era inencontrable en España, así que tuve que conformarme con ver la primera de sus secuelas dirigida por Michael A. Simpson y que aquí nos llegó como "Campamento sangriento", luciendo una maravillosamente horripiloide caratula (que intentaba chupar del fenómeno Elm Steet) cortesía de "Córdoba Films", auténticos especialistas en sacar mierdas. Y sí, fue una notable decepción. Pasado un tiempo, finalmente tuve acceso a la primera, pero en versión original sin subtítulos. Pensé que el supuesto gore y la supuesta violencia que vería compensarían el hecho de que no fuese a entender ni la mitad de sus -generosos- diálogos. Y claro, así, poco de bueno iba a sacar yo. Vamos, que me pareció una puta mierda. 
Si damos unos cuantos pasos más adelante en el tiempo, nos encontramos en el momento en que a alguien se le ocurrió lanzar la tercera parte (que directamente ni terminé) y, ya puestos, el pack con la original por fin doblada al castellano. Sin embargo, las malas experiencias previas en relación a la saga me impulsaron a ignorar por completo la oportunidad. Entre tanto, descubrí el incomprensible y desarmante super-culto que acompaña a esta película en los Estados Unidos. Que su director y guionista, Robert Hiltzik, era un tío misterioso con ese único film en su haber, que luego se dedicó a la abogacía y, pasadas dos décadas, se subió de nuevo como dire al carro de una quinta parte que resultaría una decepción para los fans ("Return to Sleepaway Camp"), los mismos fans que poco antes habían ayudado a terminar la cuarta, "Sleepaway Camp IV: The Survivor", abandonada durante su producción por problemas financieros. Y no les estoy hablando de materia muerta, para este mismo año Hiltzik ha anunciado una nueva entrega, "Sleepaway Camp Reunion", en 3D. Mientras que, siguiendo una especie de carrera en paralelo, Michael A. Simpson (culpable de la segunda y tercera) anuncia otra más acorde a SU visión de la franquicia, "Sleepaway Camp: Berserk", ya con elementos sobrenaturales en la trama. Hay que ver, ¿no?, tanto ruido y tan poco interés por mi parte!!!!. 
Como decía, a España estas películas llegaron con una ensalada de títulos. La primera se hace llamar "Campamento sangriento", aunque también "Campamento de verano". La segunda aterrizó directamente como "Campamento sangriento". La tercera lo hizo como "Campamento sangriento 3", saltándose a la torera un "Campamento sangriento 2". Además hay que tener en cuenta que, por su lado, estaba la saga -superior a pesar de todo- "Bloody Murder", cuyo primer título aquí llegó como... ¡¡"Campamento sangriento"!! (seguida de un "Campamento infernal"). La leche.
Y lo que nos cuenta "Sleepaway camp" no tiene mayores complicaciones: Verano, un padre y sus dos hijos son atropellados por una lancha mientras nadan en un lago. De todos ellos, se supone que sobrevive la hija, que va a vivir con su estrambótica tía (se dice que interpretada por un hombre, aunque podría ser falso. Otro toque extraño que añadir a la lista
). Ocho años después, la niña y su primo van de campamentos. Ella, que es rarica, llama la atención de los campistas más mal intencionados (la golfa del grupo resulta genuínamente irritante y odiosa) y, claro, poco a poco estos van muriendo en manos de un asesino misterioso (que, por mucho que lo intenten disimular, sabes quién es perfectamente desde buen principio). Finalmente se revelará su identidad y ello nos acarreará toda una supuesta sorpresilla.
Robert Hiltzik tenía 25 tacos cuando hizo "Sleepaway camp", lo que podría justificar sus incapacidades si no fuera porque Sam Raimi era más joven cuando dirigió "Posesión Infernal" y le salió el super-peliculón que le salió. Tal vez ello esté más relacionado con lo mucho que hoy día Hiltzik se parece al cantante "outsider" Daniel Johnston. En el reparto únicamente reconozco un rostro, el de Mike Kellin, al que has podido ver en algunos clásicos de los 50 para acá o en "El estrangulador de Boston", el "Demon" de Larry Cohen y "El expreso de medianoche", que es por la que yo le recordaba. Felissa Rose, la niña prota, con los años se hizo un nombre dentro del fandom y ha terminado participando exclusivamente en pelis de terror de serie ultra-B o ya directamente Z (como "Dahmer vs. Gacy", "Satan's Playground", del nosemuybienporqué prestigioso Dante Tomaselli o "Nikos, the impaler", de Andreas Schnaas, un señor cuyas películas son algo así como el 11-S del cine). Es una fan del género y lo defiende con uñas y dientes. No retomaría el papel que la hizo "famosa" hasta la quinta entrega de la saga.
"Sleepaway Camp" es mala, mala, mala... pero también un pedazo de historia del celuloide horrorífico no exento de su singularidad. Tal vez, solo por ello, merezca que hagas un esfuerzo y trates de verla entera. Tu mismo.

miércoles, 20 de marzo de 2013

INTERVIEW: TIM KINCAID

Tim Kincaid es uno de mis cineastas de serie Z favoritos. Por alguna inexplicable razón, las pelis que hizo para Charles Band y su subdivisón video-clubera chunga "Beyond Infinity Films", me hacen mogollón de gracia. Tienen muchísimo encanto. Os hablo de las inmortales "Holocausto Robot", "La muerte ataca en Nueva York" y "Cazador de mutantes". En el pack también cabría "Superhuman", pero esa siempre la he visto como algo aparte. Las tres primeras, juntas, forman una trilogía "muy coherente".
Por si no lo sabían, Kincaid venía del porno, concretamente del de tendencia homosexual, donde curraba bajo el alias de Joe Gage. Cuando se metió en el cine no-pajero su plan era usar las mismas técnicas de rodaje que cuando filmaba cacas petados, es decir, poca guita y pocos días. Claro, así le salieron. Tras unos cuantos títulos más, y unos años retirado, retomó su alias y se metió a hacer porno otra vez, solo que, hasta hoy, no ha parado de grabar y triunfar.
Por todo eso, me hacía mazo de ilusión entrevistarle. Sin embargo, sus respuestas, escuetas y algo frías, me han resultado una gran decepción ya que mis preguntas (más largas originalmente que las aquí expuestas) iban cargaditas de pasión y datos. A punto he estado de no publicarla, pero al final me he dicho aquello de "Qué carajo!"...
Pasen y lean (aunque sea poco)...


 Tim Kincaid, disfrazado de Joe Gage, en plena porno-faena....

¿Cual es el origen de su interés en el cine?, ¿hacía cortos en super 8 siendo adolescente?...

Amaba las películas desde la infancia. Comencé como actor pero nunca me puse tras una cámara hasta que hice mi primera película profesional.

En la película del 1971 "Quadroon", hay un Tim Kincaid en el reparto. ¿Es usted?.

Sí, soy yo.

Según algunas fuentes, nació como Tim Gambiani. ¿Por qué esos cambios de nombre?.

Esa información incorrecta ha estado en Imdb, y otros sitios, desde hace años. No tengo ni idea dónde comenzó.

Su primera película fue "The Female Response", del 73. Háblenos de ella.

Las películas de sexo "softcore" florecieron en los primeros años 70. Reuní a un grupo de inversores para poder meterme en el mundillo.

Y de ahí pasó a la pornografía. ¿Por qué el cambio?.

En aquella época, pensaba que era el futuro del cine "mainstream".

En 1986, deja el porno y rueda "La prisión" ("Bad Girls Dormitory"). ¿Por qué una peli "w.i.p" (women in pison)?

Siempre fui un fan del género, y quería probarlo.

De ahí pasamos a "Beyond Infinity Films". ¿Cómo comenzó todo ello, incluida su relación con Charles Band?.

Nos conocimos en una convención de cine americano en Los Angeles. Vió el trailer de "La prisión" e inmediatamente me ofreció un contrato para varias películas.

¿Cual era la infraestructura de esas películas?

Todas se rodaron en 35mm en cuatro o cinco días, con presupuestos sobre los 85,000 dólares cada una, si no recuerdo mal.

Da la sensación de que comenzaban con un poster espectacular y un título llamativo. ¿Es correcto?.

Es correcto!.

En aquellos tiempos, todas esas pelis eran automáticamente tildadas de basura. Ahora, con los años, parece que ha mejorado la opinión al respecto. ¿Qué opina de ese cambio de mentalidad y qué piensa usted de ellas?.

Las considero pecadillos de juventud. La audiencia puede disfrutar de ellas como pequeñas y baratas cápsulas temporales.


De todas, "Holocausto Robot" parece enfocada a un público más juvenil por su tono aventurero/fantasioso y su ausencia real de violencia y tetas....

En realidad es que no había presupuesto suficiente para expandir las áreas de acción y desnudos.

El gran Ed French era colaborador habitual suyo, no solo como maquillador, también como actor. ¿Qué tal?.

Trabajar con Ed era una maravilla y su trabajo era de primera clase. Su talento interpretativo no estaba tan mal, después de todo.

En "Superhuman" ("Maximum Thrust"/"The Occultist") aparece un tio con una polla-metralleta. Gran idea. ¿De dónde sale?.

De Ursula Andress y sus tetas-pistola en "La víctima número diez". Ahora Robert Rodriguez está llevando la antorcha con Sofia Vergara en la secuela de "Machete".

¿Solía relacionarse con los otros integrantes de "Beyond Infinity Films" como David DeCoteau o Gorman Bechard?.

Ellos trabajaban en California, yo lo hacía en Nueva York, así que nuestros caminos raramente se cruzaban.

¿Que tal su experiencia como productor en 1987 con "Enemy Territory" y "Necropolis"?

Desagradable en extremo.

Háblenos de la menos conocida de sus películas durante este periodo, "Riot on 42nd St.". En ella actuaba un imberbe Jeff Fahey, ¿que tal fue la movida?.


Los productores se quedaron sin dinero a mitad de producción. Lo que existía se montó como se pudo y se estrenó en un cine de la calle 42 por unos cuantos días y únicamente por razones fiscales. He oído que hay un DVD en marcha justo ahora, pero no lo he visto y ni ganas tengo.
Jeff Fahey hizo su primera película conmigo con el fin de aclimitarse a los tejemanejes de la industria del cine y así afrontar su siguiente película, "Silverado". Era excelente y un auténtico buen chico.

¿Es "Ella ha vuelto" ("She´s Back") una parodia de las pelis de venganzas y justicieros?

Sí, lo es.

En esa peli curró con Carrie Fisher en plena resaca drogadiza. ¿Qué tal la experiencia?. Por otro lado, Buddy Giovinazzo, director de "Combat Shock", era el guionista.

Nunca he hablado de lo que supuso trabajar con Carrie, y no lo haré ahora.
Buddy estaba lleno de ideas y siempre centrado en el trabajo. Ahora enseña cine y trabaja en Europa.

Y entonces volvió al porno, retomando su pseudónimo de Joe Gage. ¿Por qué ese regreso, se siente más cómodo así?.

Seguía al dinero. El nombre de Joe Gage se convirtió en una marca en sí misma, y disfruto del trabajo. Las personas no son menos incompletas que aquellas que negocian en otras ramas de la industria cinematográfica.

Imagino que las cosas habrían cambiado mucho en el mundillo, ¿no?, ¿qué tal la reentrada?.

Re-comencé justo cuando el salto al cine digital estaba en pleno apogeo y en seguida me di cuenta de que había encontrado el paraíso.


¿Ha pensado en regresar al cine no-porno, alguna idea?

Siempre ando buscando nuevos territorios que conquistar.

Y para terminar, tres curiosidades...
¿Es cierta su implicación en tareas de co-director en la peli "Simbad" de la "Cannon"?

Más información equivocada de Imdb. He contactado con ellos a lo largo de los años para que lo arreglen, pero nunca ha ocurrido nada.

Entre 1989 y 2001 se dedica a escribir novelas...

Escribí un par, "Today, tomorrow and always" y "Never let me go", dentro del género de "novelas para leer en el aeropuerto o en la playa". Fueron exitosas y divertidas de hacer, pero me llevaron mucho tiempo y mucho trabajo, así que volví a las cámaras.

En una ocasión me sorprendió leer que mencionaba a los Hermanos Kuchar (de los que somos muy fans) como influencia. ¿Cierto?.

He seguido a los Hermanos Kuchar desde el principio. No había nadie más valiente que esos dos y los admiro enormemente. Una de las grandes frases de "Thundercrack!" es: "Puedes hacer el bien, puedes hacer el mal, o puedes no hacer nada". ¿Qué hay más profundo que eso?.
(Nota: Esa frase no pertenece a "Thundercrack!", de la que George Kuchar es guionista pero no director, sino a uno de sus cortos más populares, "A reason to live").

sábado, 26 de noviembre de 2022

NECROPOLIS

Llevaba ya una larga temporada queriendo revisar esta pieza de cine zetoso. No la veía desde que en su momento la alquilara y tildara de regular en un fanzine llamado "Fangore" que editaba en 1987 ¿El motivo de tanto interés? Pues que sin llegar a ser oficialmente una producción "Beyond Infinity Films", poco, poquísimo le falta. Estéticamente guarda mucho parentesco con aquellas, además de tener entre sus responsables al normalmente director, aquí co-productor, Tim Kincaid, al gran Ed French en los efectos de maquillaje y tal (aunque pal caso no se luce tanto) y, apadrinando todo el pifostio, Charles Band desde su Empire.
La movida va de brujas. Concretamente de una que, por ahí el 1800 y pico, se carga a una virgen justo antes de que contraiga matrimonio. El novio escaldado, y el resto de pueblerinos, se la cepillan. Ella, como hacen todas las brujas en las películas de terror, antes jurará regresar para vengarse. Y sin saber exactamente por qué, procede en 1986 convertida en toda una seudo-gótica semi-punka. Buscará a los descendientes de aquellos que la mataron (que, mira tu cuan afortunada es la tipa, los pilla a todos juntitos) y comenzará a martirizarlos, hasta que se le reboten.
Nada nuevo. El aburrimiento esperado. Estética acartonada. Dirección sin la más mínima imaginación. Tsunami de diálogos. Pinceladas de truculencia (disfrutable, aunque escasa). Alguna risa involuntaria. Un maquetón cojonudo explotando al final. En fin...
De todo ello podríamos culpar -ni que sea en parte- a su director y guionista, Bruce Hickey, un menda que, previamente, había sido "Danny Zucko" en el "Grease" original de las tablas. Tras su experiencia con "Necropolis", se dedicó mucho al teatro, a parir cortos y películas pero en otra honda, haciendo dramones y tal. No, no me lo invento. Ni es una trola de Imdb. Hickey tiene página web con la respectiva información. Es evidente que no le hace demasiada gracia reconocer su paternidad respecto al film reseñado, lo evita cuanto puede... pero al final se siente obligado a incluirlo en su filmografía, aunque alterando el título a "Neeropolis" y fechándolo en 2016... ¿despiste o estratagema voluntaria para evitar ser localizado por posibles fans de la interfecta y el género en particular? ¿Huye Hickey de la "maldición geek", aquella que te condena a un momento en el tiempo del que no podrás escapar nunca jamás, visitando Con tras Con para poner cara de póquer en las fotos? Si es así, hace muy bien.
Sin duda, la escena más famosa de la película es aquella donde la bruja (interpretada por LeeAnne Baker, sacrificada moza con una filmo compuesta únicamente de películas firmadas por Tim Kincaid y Gorman Bechard. En breve podremos verla con canas y arrugas en el documental "Celluloid Wizards in the Video Wasteland: The Saga of Empire Pictures". Hoy se dedica a escribir) saca cuatro tetas de más para dar de mamar a su séquito de zombies. Tanto es así, que hace poco un decadente Charles Band se lanzó a producir una secuela en formato digital, dirigida por ese ególatra incontrolado de irritante aspecto llamado Chris Alexander, que llevaba por título "Necropolis: Legion" y exageraba la coña de las tetas múltiples hasta límites ridículos. Creo incluso que lanzaron algunos comics. En fin, ¿qué más dará?
Como nota curiosa, (ama)mentar que la banda sonora de "Necropolis" viene compuesta a base de retazos de otras producciones Empire como "Trancers", "Eliminators" o "El alquimista", además de la inevitable fanfarria de archivo firmada por el dúo Tom Milano y Don Great.
Creo que la pillé con tantas ganas que me ha parecido medianamente mejor, o más soportable, que cosas como "Holocausto Robot" o "Cazador de mutantes". Seguramente sea igual de aburrida y prescindible, aunque no se le puede negar cierto encanto.

miércoles, 17 de enero de 2024

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 30: SUBPRODUCTOS YANKIS (PART FIVE, FINDLAY)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

Tras dedicarle una entrada a dos mostros del exploitation con pene, es decir, Andy Milligan y Ted V.Mikels, toca proceder con otro de idéntica categoría. La diferencia es que este luce vagina (y por tanto muta a "esta"). Estoy hablando, cómo no, de Roberta Findlay. Una cineasta que casi supera en deshumanización, interés crematístico, oportunismo, desfachatez y ausencia total de escrúpulos a los arriba mentados, y al resto del gremio al completo. Su historia es apasionante. Desde sus años como pareja de Michael Findlay pariendo roñas desalmadas, pasando por la época dedicada al porno, hasta su reciclaje en "horror filmmaker". Y cuando la biografía de un creador supera en interés a su obra, vamos mal.
No obstante, la providencia ha querido que rejuntara sendo material visual extraído de su filmografía más ochentera. Se hacía pues necesario dedicarle la siguiente galería...




Todas estas imágenes forman parte de "El Oráculo", dirigida por Doña Findlay en 1985. Tenemos un monstruito verde de lo más cutre (en el film se supone la alucinación de un individuo), una prostituta reventada a cuchillazos (y, una vez más, nos ofusca que blogger permita publicarlo pero censure materia sexy) y la cabeza arrancada de cuajo por unas manos monstruosas a un pobre baranda. ¿Me he dejado una? efectivamente, la de la tía -sí, es una dama- con el rostro hecho puré. Pero hay una razón para ello, se trata de una anécdota nostálgica que he explicado chorromil veces. Si no la conocen y desean "saber más", acudan aquí. Casi resulta perturbador que una chunguez como "El Oráculo" marcara tanto mi juventud.
Lo cierto es que, en su día, este blog contó con una reseña de la interfecta. Y, además, tirando a positiva. Me hice con el VHS, la vi tras años desde mi último intento y, muy sorprendentemente, me gustó. De ahí que le dedicara unas letras bien intencionadas. Cuando decidí programarla en la Maratón de Cine de Terror de Cotxeres de Sants del 2015 reincidí y, esta vez, la encontré insoportable, lo que me obligó a retirar la mentada reseña, publicándola -con leves variaciones- de modo exclusivo en papel, concretamente el "AVT" de la misma Marató que, muy alegremente, pueden descargarse aquí.



Estas otras imágenes pertenecen a una de las películas de Roberta Findlay mejor distribuidas en España, gracias a que fue "Lauren Video Hogar" quien se encargó de acarrearla, "Sombras Diabólicas" ("Lurkers" en v.o. Igual que el famoso grupo punk) de 1987. Lo cierto es que creo recordar haberla intentado consumir, sin llegar al desenlace. Vamos, que sería un pestiñaco de mucho cuidao. De momento, quédense con la copla de que el maquillaje del tipo deforme fue obra y gracia de uno de mis héroes, Ed French.

domingo, 25 de julio de 2010

LA MUERTE ATACA EN NEW YORK

Hay veces que, por alguna extraña razón, uno se siente más predispuesto a visionar/soportar un tipo de películas que, en otros momentos y ejes temporales, serían una auténtica tortura. Hoy mismo me ha pasado eso con "La muerte ataca en New York", copia original del VHS editado en estos lares por "Video Screen" -víctima de la humedad-, regalo del bueno de Víctor, y que he visto de un tirón sin avance rápido. Increíble.
La última vez que había intentado visionar este film fue hace bastantes años, cuando era un adolescente granuloso en busca de series Z que llevarme al buche. Gracias a las páginas de "Mad Movies" (mi verdadera biblia en aquellos tiempos) supe de la existencia de Tim Kincaid, uno de los realizadores habituales de la cantera de la "Empire", división "ultra-chungueces video-cluberas". El caso es que Kincaid venía del porno, del de temática homosexual concretamente, donde había triunfado usando el alias de Joe Gage. Por lo visto se le antojó meterse a hacer cine fantástico y tal y el bueno de Charles Band le abrió los brazos, proporcionándole escaso dinero para parir cosas del calibre de "Cazador de mutantes" (mi favorita durante mucho tiempo), "Robot Holocaust" o, por decir una más, "Superhuman". Ahora estas pelis hay quien las ve con afecto, pero en aquellos tiempos se consideraban basura de la más baja estofa, por lo que Kincaid se vió obligado a volver al terreno del porno-gay y no le va tan mal.
El caso es que a mi "La muerte ataca en New York" (o "Breeders", su título original) no me moló nada. Sin embargo hoy, tan víctima como los demás de la vil nostalgia, me ha parecido un pelín menos horrenda y hasta me ha caído en gracia. A ver, que es lo que es, la peli se lo toma con calma, abunda el diálogo, los decorados austeros... en fin, el acartonamiento habitual de toda Z-movie que se precie (y en especial si la firma Kincaid), pero bueno, no se, se trata de una clase de producto irrepetible, lo que siempre es beneficioso, y más con esos efectos de maquillaje un pelín cutres, pero lo suficientemente majos como para disfrutarlos, especialidad del mítico Sr.Ed French (habitual por entonces del clan Kincaid y reputado artista de los FX a día de hoy) que, además, se marca un papelillo bastante destacado.
La cosa va de un extraterrestre que llega a la tierra dispuesto a procrear a base de violar a mozas de buen ver. Da la puta casualidad que todas son vírgenes, algo especialmente difícil de creer más si tenemos en cuenta que casi viven en comunidad (vamos, según esta peli en los 80 había más vírgenes por metro cuadrado en Nueva York que cholos en Valencia), que están muy buenas, que son modelos, que se meten farlopa y, en fin... que no, macho, que eso sí es ciencia ficción y lo demás tonterías. Ponen la guinda un buen montón de tetillas y algo de gore básico.
Una caquita entrañable.

viernes, 19 de agosto de 2011

HOLOCAUSTO ROBOT

De Tim Kincaid ya he hablado en otras ocasiones, pero déjenme volver a hacerlo porque me encanta su historia. Director de cine pornográfico destinado al público homosexual bajo el pseudónimo de Joe Gage, en los 80 decide intentarlo en el "normal" usando su verdadero nombre. Obviamente, con semejante currículum, únicamente podía acceder al terreno de la serie Z y el "exploitation" más ramplón, y termina fichado por Charles Band para su subdivisión de cine videoclubero de tercera categoría, "Beyond Infinity", junto a otros astros del calibre de Gorman Bechard o Ken Dixon. Es en esta tesitura donde Kincaid realiza sus títulos más conocidos, de entre los cuales destacan -por cutres y demenciales- "Cazador de mutantes", "La muerte ataca en New York" y este mismo del que les hablo ahora, que si no es el mejor del pack, poco le falta (todos ellos luciendo magníficos y espectaculares posters... cuya semejanza con la verdadera naturaleza del film que representan es escasa).
"Holocausto Robot" nos cuenta la historia de un futuro en el que la humanidad se ha convertido en esclava de las máquinas y los robots (ding dong!, "Terminator"). Todo está en ruinas e impera de ley del más fuerte (ding dong!, "Mad Max 2"). Afortunadamente existen pequeños grupúsculos rebeldes formados por tios con taparrabos y espadas (ding dong!, "Conan, el bárbaro") dispuestos a derrotar al jefe de todo ello, el llamado Amo Oscuro (ding dong!, errr... ponga aquí su título). A lo largo de los incomparables 79 minutos que dura esta joya, acompañaremos al héroe de turno en su lucha por derrotar al mal, junto a su robot horrible (comparsa cómica altamente cargante), una churri guapa que busca a su padre prisionero, una amazona que odia a los hombres, dos hermanos tontos y un eunuco cachas y greñudo que parece salido de un grupo heavy metal AOR de los 80. Sus enemigos son: una cyborg maciza adicta a máquinas masturbatorias, un robot de espectacular, comiquero pero aparatoso armatoste y mil y un peligros, como gusanos mutantes, robots mutantes y mutantes mutantes.
Naturalmente, todo ello condimentado con una ausencia total de ritmo, lo que convierte los 79 minutos de marras en casi 120. Sin embargo, el delirio de todo ello, y su inevitable/entrañable cutrismo, convierten esta pieza de basura en un producto bastante disfrutable, sobre todo si lo haces en compañía masculina (si lo haces en compañía femenina, dejarás de ver la película, aceptémoslo). Los efectos especiales son tan chusqueros como majos (algo habitual en el cine-no-porno de Kincaid, especialmente si el gran Ed French anda por medio), destacando los descarados puppets (en este caso, cualquier forma de vida gusanil) y la araña gigante que, por obvios motivos presupuestarios, se limita a una pata peluda casi inmóvil. La guarida del Amo Oscuro es una pintura mate tremendamente tosca. Los escenarios, pues los típicos en estos casos: el bosque y una fábrica abandonada (¿qué sería de la serie Z futurista sin fábricas abandonadas?). Diríase que "Holocausto Robot" era el intento por parte de Tim Kincaid de facturar algo más juvenil, casi para todos los públicos, pues la violencia y el tetamen son menores de lo habitual (ausencia esta debida a cuestiones presupuestiles, como él mismo explicó en su respectiva entrevista). No lo consigue, claro, pero aún así la peli termina siendo una ñorda de lo más simpática, en serio.
Desafortunadamente, después de su periplo en el cine de género, Kincaid regresó al porno-gay (retomando su pseudónimo), que por lo visto le da más dinero y prestigio. ¿Para cuando su return?.
Antes de finalizar, os dejo con la que, para mi, es la mejor escena de toda la película y representa mucho y muy bien el espíritu zetoso de "Holocausto Robot". Fijaos en la tremendamente realista y apasionada reacción que tiene este actor frente al visionado de lo que se supone es una criatura de aspecto horrible... ¡¡¡impagable!!!.

sábado, 8 de enero de 2022

PESADILLAS DE UNA MENTE ENFERMA

Dentro de muchos años, si sigo vivo y/o en mis cabales, miraré atrás en el tiempo y, mientras suelto alguna lagrimilla, recordaré cuando me dio el venazo de someter a un segundo y más justo escrutinio todas aquellas películas que, siendo teenager, me parecieron simple y llanamente decepcionantes. Incluso horribles. Y no hay una más adecuada para ilustrar la palabreja que "Pesadillas de una mente enferma".
Visualícenme recorriendo feliz los pasillos de alguno de mis viejos video-clubs, rodeado de estanterías repletas de polvorientas y jugosas cintas. Cuando mi amor por el terror andaba al cien por cien y vivía volcado en todo aquello que arrastrara nombres intocables como los de Romero, King, Craven, Cronenberg, Cunningham, Barker, Hooper y Savini. Estaba sediento de truculencia magnetoscópica. Así que una caratula como la de "Pesadillas de una mente enferma", con ese cráneo partido en dos por un certero hachazo, el anuncio de su prohibición en Inglaterra y sabiendo como sabía (gracias a mis "Fangoria" de importación) que Tom Savini "andaba metido" en ella, pues fue un auténtico subidón (luego ha habido más ediciones, como una titulada "Pesadilla mortal". Pero yo quería echar mano de esta que ven aquí -encontrada y cedida por mi amigo Enorm- porque es aquella que alquilé). Llego a casa, pongo la sucia cinta en el aparato y... en fin, lo que vi me pareció tan aburrido, sórdido, feo y cutre que, a partir del minuto cero, lo ODIÉ. Devolví la película a su sitio y, creo, nunca reincidí. Luego, con el tiempo, supe del escándalo que el film arrastraba en relación a Savini, según el cual toda su participación se limitó a dar algunos consejos, guiar al genuino equipo responsable de los efectos especiales (entre ellos el gran Ed French), pero que nunca metió tanta mano como para salir en el póster a modo de reclamo, cosa que le cabreó como una mona y contra la que luchó para ser retirado (hasta lograrlo). El director de "Pesadillas de una mente enferma" cuenta casi lo opuesto, of course. Savini cobró un pastizal y aceptó lo de que se le usara como atractivo comercial. A saber. Lo preocupante de semejante cristo es que esta es la ÚNICA historia interesante que acompaña a "Pesadillas de una mente enferma". Bueno, y lo de su incorporación a los famosos "Video Nasties" (de hecho, el distribuidor acabó en prisión por lanzarla sin que los defensores de la moral le dieran el visto bueno previamente. ¡¡A la cárcel por esto!!. Vaya tela). Cuando una peli acarrea como único elemento destacable ese par de marujismos, mal vamos. Y pal caso, con toda la razón.
"Pesadillas de una mente enferma" cuenta la historia de un desgraciado que mató a sus padres siendo infante y, obviamente, ha crecido algo tarado. Le pueden las ansias de aniquilar y sufre unas pesadillas horribles. En eso que su doctor, un auténtico inútil a tenor de lo que iremos viendo a medida que avanza la trama, le somete a una terapia experimental con pastillas y le deja salir. Obviamente, el chalado se escaqueará y comenzará a cepillarse a todo el que pille. Tras unos primeros crímenes a boleo, se centra en una familia un pelo disfuncional, destacando al crío del clan que es un auténtico cabrón adicto a hacer bromas muy pesadas. Esa fijación por parte del criminal tiene una razón de ser que, no por menos previsible, me niego a desvelar.
"Pesadillas de una mente enferma" la escribió y dirigió Romano Scavolini, un cineasta italiano que emigró en busca del sueño americano y terminó rodando una de terrores muy a su pesar (aunque ya dispusiera de otra previamente parida en su país de origen y, seguramente, abordada con idénticas reservas). Es algo que ya hemos visto antes. Cineasta europeo con ínfulas se ve obligado -por cuestiones alimenticias- a bajarse los pantalones abordando un género que, en general, detesta. También es cierto que eso, en el fondo, no es malo del todo. Muchos de los clásicos modernos del terror los han hecho peña que, simplemente, lo eligió en busca de cierta seguridad de cara a la taquilla. Basta con comparar las putas mierdas auto indulgentes repletas de guiños, homenajes y plagios que hacen hoy directores abiertamente declarados fans. Pero no siempre salía bien. Por cada Hooper, Romero o Raimi (que entran dentro del amplio club de los frustrados al que muchos pertenecemos, pero con resultados óptimos) hay cien Scavolinis. Y pasa lo que pasa, les sale un chuzo considerable porque no está abordado con el mínimo corazón.
Sobra decir que es la obra más famosa del cineasta. Básicamente la única que aún hoy le otorga ciertas atenciones (posteriormente dirigió "Dog Tags", película totalmente adscrita al Vietnam-exploitation y cuya reconocible caratula intentaba hacerla pasar por uno de los muchos seudo-Rambos entonces habituales en nuestros añorados estantes cinéfagos). De ahí que, como buen exploiter -por mucho que lo quiera disfrazar de "auteur" intelectual- Don Scavolini está intentando regresar al séptimo arte con una cosa sospechosamente titulada "Nightmare: The Wandering Soul". ¡Que le den!.
Por lo que a mi respecta, los defectos de "Pesadillas de una mente enferma" son legión. El principal de todos es el jodido aburrimiento. Nos encontramos ante un tostón de aúpa que solo se recupera cuando, obviamente, se produce algún crimen. Los trucajes no son la repanocha, pero cumplen unos mínimos. El resto es derivativo y gasta las mismas cagadas que muchas de estas producciones con frustradas aspiraciones dramáticas, destacando el rollo familiar a lo Cassavetes. Seguro que fueron las escenas con las que más disfrutó su director. Las que menos serían aquellas estrictamente terroríficas que, por obvio que resulte, a nosotros nos ponen palote y se reducen al tramo final. Curiosamente, mientras en todo lo previo el tono que domina es el hiper-realismo, al llegar al clímax entramos en el puro terreno slasher, con un asesino enmascarado incapaz de morir aunque se coma seis o siete disparos a bocajarro y un guiño final -literal- que arrasa con la llamada cuarta pared. Ambos elementos chorrean escasa verosimilitud, cosa que contrasta con el resto. Es en este contexto donde presenciamos la escena que, seguramente, le dio problemas al film en las Islas Británicas, con el asesino, siendo niño, cargándose a sus padres hacha mediante. Es brutal, sangrienta e intensa. Resumiendo: Rebobinen hasta los últimos veinte minutos.
También hay sitio para la comedia involuntaria. Poca, pero la hay. Un super-ordenador ridículo compuesto de chorromil pantallas completamente inútiles (según Scavolini, puestas a posteriori para simplificar las cosas -narrativamente hablando- de cara a la platea). Las escenas callejeras paridas en plan guerrilla con la peña mirando a cámara e incluso haciendo el paria para destacar (especialmente cuando el psycho recorre la famosa calle 42 con todos sus sex shops y cines grindhouse, repletos de carteles y títulos muy reconocibles). La cantosa cita a Antonioni en un diálogo, demostración palpable de las aspiraciones autorales del director. Y la reina de todas, con la que me partí de risa, aunque pal caso fue gracias al equipo de doblaje. Se la dejo en formato vídeo a modo de colofón, por aquello de alegrarles la jornada....


martes, 5 de octubre de 2010

CREEPSHOW 2

Tengo muchos, muy buenos y muy gratos recuerdos respecto a esta peli. Y, cual batallitas del abuelo, suelo contarlo cuando se me presenta la ocasión. Como es el caso. Era un Viernes 13, yo hacía 1º de BUP y por las tardes no había clase. Se trataba de un día especial ya que por la tele, y de noche, daban, justamente, "Viernes 13", la de Sean S. Cunningham. Ahora sonará normal, pero entonces no lo era. No solían poner cine de terror moderno en la caja tonta, y menos de tipo sangriento. Para rematar, ese mismo día se estrenaba en salas "Creepshow 2". Yo llevaba ya años siendo un puto fan obsesivo de la primera (y lo sigo siendo!), así que imaginaos el acontecimiento que representaba para mi (estaba informado a fondo gracias a mis revistas francesas. Que por cierto, en una de ellas -"Impact"- recuerdo una entrevista a Howard Berger, uno de los responsables de efectos especiales, en la que echaba pestes de otro de los técnicos, el todoterreno Ed French!, llamándolo vago y descuidado -¡¿que esperabas Howie?!, Edward venía de la serie Z, amigo!!-... desde entonces, Berger siempre me ha caído un poco mal). Fui a verla al entrañable "Continental", cómo no, y gocé como una furcia. Por la noche el "magic day" se me arruinó un poco cuando, viendo y grabando "Viernes 13", me quedé frito (y es que, hay que asumirlo, ¡la primera es un rollete!).
En fin, después de secarme las lagrimillas, déjenme que me centre en la peli. Pues sí, secuela de ese clásico imborrable de los 80 en el que, una vez más, se nos presentan varias historias deudoras del espíritu E.C.Comics. A diferencia de la primera entrega, aquí solo son tres (originalmente iban a ser cinco también, pero el escueto presupuesto no dio para más. Una de ellas era "El gato infernal", que acabaría luego siendo parte de la versión cinematográfica de la serie "Tales from the Darkside" -de hecho, era la mejor historia- y dándole título en nuestras tierras). La que hace uno va de un indio de madera que venga el asesinato de sus propietarios. La segunda, y más lograda -opinión esta generalizada-, narra la epopeya de unos chavales que se quedan atrapados en medio de una balsa rodeados por una extraña mancha rugosa que se los quiere comer. Y la última, flojica, la de un autoestopista que muere atropellado y que, por mucho que lo revienten, vuelve una y otra vez para atormentar a su asesina. Entre medio, y en formato dibujo animado (muy cartoon), las desventuras de un chaval fan/lector del comic "Creepshow" al que unos matones quieren dar una paliza (y para quienes tiene preparada una bonita sorpresa).
Vale, digámoslo ya, "Creepshow 2" no llega a la suela del zapato de su predecesora, pero aún así sigue siendo un film jodidamente disfrutable y entretenido. En esta ocasión George A. Romero se quedó en tareas de guión (adaptando historias de Stephen King, algunas publicadas y otras inéditas, quien se marca un cameo interpretando a un camionero tarugo), dándole las riendas a su habitual director de fotografía Michael Gornick (en principio de ello se iba a encargar Tom Savini, que al final se limitó a interpretar al narrador de las historias, que a diferencia de la primera parte, aquí guarda un look y unas maneras mucho más deudoras de "Creepy"/Warren que de la E.C.). Lo triste de Gornick es que detestaba los recursos estéticos/visuales propios de comic presentes en la peli de origen (las luces de colores, los encuadres raros, hojas que pasan, recuadros con texto, etc... justamente, todo aquello que a mi me fascina/ba de "Creepshow 1"), supongo que, habiendo sido dire de foto en aquella, debieron darle mucho dolor de cabeza, así que decidió ignorarlos para su secuela -aunque la dirección de fotografía recayera en otros mindundis-, lo que acabó otorgándole un aspecto mucho más estándar, más común, y desprendiéndola de su aura especial y mágica (y comiquera, por cierto). Tampoco la banda sonora era tan cojonuda como la de John Harrison para the first one, pero hay algunos temas estupendos (sobre todo el de los créditos iniciales. La música está atribuida a Les Reed, aunque por ahí rula Rick Wakeman, quien también compuso el genial soundtrack de "La Quema"). El gore no abunda (de hecho, en esta secuela es incluso menor a su predecesora, reservándose para detalles muy específicos) y el humor sigue siendo genuinamente negro y sutil, sin astracanadas cantosas. El reparto es entrañable, destacando George Kennedy, Dorothy Lamour, Lois Chiles y el mentado Savini en su imitación de "Tío Creepy" (llamado "The Creep"). Del resto, podemos mentar a David Holbrook (hijo del respetado Hal Holbrook, que salía en "Creepshow 1". Ambos intervinieron a la par en ese seudo-slasher de tercera titulado "Creando el terror"), Don Harvey (especializado en papeles de tipo asqueroso, como un par de año después demostraría con "Corazones de hierro"), el guaperas Paul Satterfield (su cara de héroe de comic le llevaría a protagonizar "Arena (el ring de las galaxias)") y la preciosa Jeremy Green -a la que vemos en tetas. Por entonces era la novia del célebre Greg Nicotero, otro de los responsables de los efectos especiales y quien, años después, convertiría "Creepshow" en una serie de tv regulera-, cuya carrera no prosperó.
Un detalle que, aún siendo obvio y chorra, encuentro adorable: La portada del comic de "Creepshow 2" es la que cerraba "Creepshow 1" (es decir, el niño haciéndole vudú a su padre), en un auténtico modelo de secuela con lógica. La pena es que "Creepshow 2" no termina mostrándonos la portada de la tercera parte... algo que quizás explique que esta, finalmente parida con 2 euros por gente ajena al universo Romero y Cía, fuese una cagarruta. Simpática, sí, pero cagarruta a fin de cuentas.
Lo dicho, "Creepshow 2" no es la obra maestra que era la peli-madre, pero sí un plato la mar de rico y jugoso que merece ser devorado, y más de una ocasión.

Y como regalo, un curioso y poco difundido poster alternativo:



miércoles, 20 de julio de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 12: SUBPRODUCTOS YANKIS (PART TWO, BEYOND INFINITY)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

De "Beyond Infinity Films" ya hemos hablado mucho por aquí. Incluso en formato PDF. Así que no voy a extenderme más al respecto, ni explicaré por qué despierta semejante fascinación en mí. Pasaremos directamente a la galería de imágenes, extraídas de un glorioso reportaje publicado en su día en las páginas de "Mad Movies" (num.58, Marzo del 89), más la intrusión de un par sacadas de "L´Ecran Fantastique".




Ver la respectiva reseña de "Robot Holocaust"


Sobre la fascinantemente horrible "Cazador de 
mutantes" hablamos en nuestro pest-seller.


Justamente, ahí va una rara imagen del making of
de la interfecta, con el gran Ed French (derecha) currando
en los maquillajes de los costrosos pero molones cyborgs asesinos.


Pre-cartel de "The Imp", película cuyo título mutó a
otro bastante menos sobrio, lo tienen a continuación...


Supongo que, por cuestiones morales, ese "Bitchin´" (que podría traducirse como
"zorrunas" o "perrillas"), de connotaciones algo "ofensivas" para cierta platea
femenina sin sentido del humor, desapareció, quedando "Sorority Babes in the Slimeball 
Bowl-O-Rama" (emitida en nuestra "Noche de lobos" como "Juego Infernal").
Lo cierto es que, si la ven, no encontrarán el logo de "Beyond Infinity Films"
por ningún lado. Pero se supone que forma parte del catálogo.


La marioneta malvada y graciosilla de
"Sorority Babes in the Slimeball Bowl-O-Rama"


Justamente, en este cuadro maravilloso pueden ver imágenes del rodaje
de "Sorority Babes..." y, también, de otro "clásico" de su mismo
director -David DeCoteau, el que posa en la foto final-, "Creepozoides",
uno de los títulos más famosos de "Beyond Infinity". ¿Que por qué
le dedicamos tan poco espacio? Tranquis, dentro de unas semanas
obtendrán respuesta generosa al enigma.
(
Ctrl + botón izquierdo del ratón para ampliar)



Estas dos imágenes pertenecen a la misma película, "Galactic Gigolo".



Las chicas malas justicieras y los resultados de sus
actos en "Hack´em High", luego rebautizada "Cemetery High"
("Cementerio Caliente" en España)
Esta y "Galactic Gigolo" las firma Gorman Bechard.


El héroe enfrentándose al monstruo prota de
"La muerte ataca en Nueva York"

Chapamos con una de las menos estimulantes
obras de "Beyond Infinity", "Maximum Thrust", también
conocida como "The occultist".
En España fue bautizada "Superhuman".

jueves, 18 de diciembre de 2014

IN/UN/IN-VHS… A CASCOPORRO

Hacía tiempo que no me pasaba por este puto blog a escribir alguna sandez.
Y hacía más tiempo aún que no comentaba nada de mis queridos VHSs.
Así que ha llegado el momento de matar dos pájaros (que no pajarillos) de un tiro. ¡¡Zi amigoz!!, hoy he venido a hablarles de jodidos VHSs. ¿Y por qué?, pues porque me sale de la polla, porque me han regalado unos pocos recientemente y porque tres de ellos me dan juego para hacer un chiste.

Esos mismos tres son los que, ayer,  mi buen amigo Jordi del clan “Sin Audiencia” me regaló por la patilla tras localizarlos en un mercadillo, cosa esta cada vez más difícil. Con amigos así, ¿qué más se puede pedir, mecagoeneldemonionegro?. El caso es que los tres son subproductos (cariñosamente hablando) surgidos a la sombra (directa e indirectamente) de la inevitable “Alien, el 8º pasajero” y los tres tienen títulos sonoramente parecidos y sonoramente simpáticos, son “INseminoid”, “UNinvited” e “INsect”.
Pero veámoslos one by one y estudiémoslos….




“Inseminoid” (1981) es, probablemente, una de las imitaciones más llevaderas y decentes del clásico de Ridley Scott (con permiso del “Alien 2” italiano). De procedencia británica y firmada por el todoterreno Norman J. Warren, viene cargadita no solo de gore, sino también de sexo aberrante. Ya la tenía ripeada de un Beta, pero miren, poder gozarla en VHS era algo que me hacía mucha ilusión.


“The Insect, alerta roja en el gran hospital” la firma William Fruet, otro todoterreno al que debemos infra-clásicos como “Killer Party” (de la que hablamos a fondo en nuestro “pest seller” y que fue proyectada en la pasada Maratón de Cotxeres), “Atrapado (Trapped)” o “Fin de semana sangriento”. Co-producida entre USA y Canadá en el año 87, se trata de una tardía “monster movie” (originalmente parida como “Blue Monkey”) en la que un  insecto gordo la lía en un hospital. Todo muy evidente. 
De chaval no me gustó nada, pero el caso es que no la he vuelto a ingerir desde entonces, así que ha llegado el momento de revisarla y reseñarla (cosa esta que ocurrirá, más pronto o más tarde, con probablemente todas las cintas que protagonizan esta entrada).


“The uninvited” (“El pasajero no invitado” en castilian, según Imdb) es la rara del pack. Rara porque nunca llegué a alquilarla/verla y rara porque en realidad no es para mí… aunque antes de entregársela a su verdadero destinatario, la pienso consumir.
Una vez más, lo que aquí tenemos es a un grupo de actores en decadencia encerrados con un bicho mutante dispuesto a matarlos uno a uno. Estupendísimo.
Lo gracioso del caso consiste en descubrir quién es su director, nada menos que Greydon Clark!! (risas enlatadas). Y si quieren saber por qué es “gracioso”, escuchen el número 27 de nuestro podcast.
“The uninvited” es inevitablemente yankee, del año 88, y en vídeo la sacó “Córdoba Films”, especializada en auténticos truñones.

BONUS TRACK:


Aquí pondría fin a esta actualización si no fuese porque dispongo de otro VHS, también el regalo de un buenísimo amigo (en este caso Enorm), y que llevaba años deseando poder lucir en mis estantes. No por la peli, que es lo que es (la tengo más vista que el tebeo, dispongo de un ripeo y del DVD oficial, la he pasado por Cotxeres y hasta rodé una segunda parte el año 1989 en formato Single-8, nada menos… aunque bien merecería un revisionado y posterior análisis), sino por la puta y grotesca caratula.
Aún recuerdo cuando vi esta por primera vez en formato poster y en una edición del “Sonimag” de vaya usted a saber qué época (1987 me supongo), cortesía de “TriStar”. Lo flipé, me fascinó, fue amor a primera vista. Me obsesioné con dar con la puta peli. Y sí, la vi y también hizo lo suyo a mi psique… pero el poster seguía siendo mi parte favorita del pastel “Sardu” (o “Bloodsucking Freaks”).
Todos conocemos lo bien que se le daba a Troma fabricar posters para sus apestosas películas, y en este caso contaban con la ayuda del gran Ed French, lo que es un “plus”. Naturalmente la caratula de “Sardu” nada tiene que ver con su contenido, pero ¿¿qué más da??. Bienvenida sea la jeta máxima.

Y lo crean o no, ¡¡hubo un VHS más!!, el de “Masters del Universo”.
Tenía una cuenta pendiente con mi buen amigo Juan Carlos Cordero, del clan “Sin Audiencia” too. Hace un año debería haberle regalado una copia del VHS de “Masters…”, pero cometí el error de dárselo a alguien que lo merecía muchísimo menos que JC que, encima, se vino a la Maratón de Cotxeres, donde pasamos la peli en cuestión, a dar un “speech” previo con todo lo que ello conllevaba.
En aquel momento me prometí a mí mismo, y a Juan Carlos, que si algún día daba con otra copia, sería toda suya. Casi un año justo después ocurrió. La conseguí gracias a un (hermoso) contacto y ayer, por fin, pude romper la maldición y entregársela en mano, y en directo, a mi buen amigo.
Hoy soy un poquito mejor persona y, tal vez, un poquito mejor colega.
Ahí va una imagen del suculento momento…



Y, ya para terminar, en plan colofón, cierro este excesivo post con una foto de los cuatro primeros VHSs comentados, juntos, de canto… que también son bonitos de canto, no solo de frente, exactamente igual que una mujer pechugona, vamos.
Disfruten, gocen limpiándose las babas y gracias por leerse el tochito.