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viernes, 21 de octubre de 2022

SCREAM, QUEEN! MY NIGHTMARE ON ELM STREET

La cosa es la siguiente: “Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy” desde el momento de su estreno ha sido la apestada de la franquicia —sobre todo a raíz de que, gracias a la tercera entrega, el fandom comenzó a ser estúpidamente masivo—, los fans la criticaban porque se saltaba a la torera algunas de las “reglas” no escritas de cómo debía operar Freddy Krueger y, en definitiva, porque no era como a ellos les gustaría que fuese. Por el contrario, siempre fue mi favorita, supongo que por ser la más oscura y terrorífica de todas, así como la más reposada y menos efectista. Que en vez de manifestarse a través de los sueños posea físicamente a un muchachito, a mí me la suda. En cambio, detesto “Pesadilla en Elm Street 3”, que parece un mal episodio de “Dragones y mazmorras”. Es tan tonta...
Como fuere, el caso es que, desde siempre, la segunda entrega de las aventuras de Freddy ha sido despreciada y vilipendiada… hasta hace relativamente poco, cuando el mundo se ha dado cuenta de que la película está llena de referencias homoeróticas. A partir de entonces, y más dentro del mundo gay, se la viene reivindicando no por que sea una buena o mala película, sino debido a la supuesta identidad sexual del personaje principal.
Es evidente que el film contiene un subtexto homosexual, está cargado de referencias; vemos culos masculinos, hay escenas en duchas, bondage, bares de cuero y hasta un bailecito bamboleante por parte del protagonista que incluso cierra el cajón de los calcetines a base de golpes de culo. Sí, es una película absolutamente marica. Sin embargo, siempre que vi un film de “Pesadilla en Elm Street” lo hice en modo asexual, quiero decir, que me ponía a ver una película de terror y en ella lo importante es la sangre, las escenas impactantes… en ningún momento pienso en la sexualidad de ninguno de los protagonistas. Eso lo dejo para cuando hago algún escarceo en la pornografía gay. A lo que voy es que hasta que no he sido ya muy mayorcito ni me he planteado que “Pesadilla en Elm Street 2” era una película gay. Tampoco oí hablar de ello durante la década de los 80, los 90, e incluso si me apuran los primeros años de 2000. Pero, Ok, lo es. Aunque la sexualidad del tipejo me importa un pimiento.
El caso es que cuando saltó la liebre con el tema de si esta secuela era “cine queer”, sus responsables, el director Jack Sholder y el guionista David Chaskin siempre han afirmado que les parece muy bien todo ese embrollo del subtexto gay y todo lo demás, pero que en realidad ellos estaban haciendo una película de terror, sin más, que todos los elementos homoeróticos están en la película de casualidad, y en el caso de Jesse, el personaje principal, es tan gay como lo interpretara el protagonista del documental que nos atañe, Mark Patton, que agarrándome al cliché, en la película grita y baila como si fuera una chica. En la otra mano, el público olvida por completo que Jesse, el personaje, tiene novia (y pensar que el muchacho sale con una chica porque permanece en el armario es un tanto rebuscado), así que me creo a los autores; todo el mariconeo es casual ¿Por qué iban a mentir al respecto?
Por otro lado Mark Patton, un tipo extremadamente antipático, mal actor y homosexual, ve el cielo abierto en cuanto se le ha reconocido mérito gay a la película. Entonces, a lo que tenga que decir al respecto, se le dedica un documental, este “Scream, Queen! My nightmare on Elm Street”. Y el tipo es un cúmulo de contradicciones.
Se ve que tras “Pesadilla en Elm Street 2” no le salieron muchos papeles, por lo que se retiró a México a vender baratijas. Durante todos estos años nadie se ha prodigado al respecto y se intuía que su retirada de los sets era a causa de su falta de talento o de ganas o de trabajo, pero cuando la película que protagonizó en 1985 se ha convertido en un icono de la cultura gay, el tipo aparece y, por un lado echa la culpa de su fracaso a “Pesadilla en Elm Street 2” y  al gato que se les tenía a los gays en el Hollywood de los 80 (cuando no ha sido hasta bien entrado el nuevo milenio que nos hemos planteado si esta cinta era o no era gay) y, por otro acusa a sus autores, Sholder y Chaskin, de haber escrito una película homofóbica que a posteriori le hizo mucho daño —debido a los memes de Internet, producto, asimismo, de los tiempos que corren—. El documental les junta a todos ellos en momentos puntuales y los cineastas se defienden de la acusación de homofobia a las mil perfecciones (son más listos que el tontainas este de Patton, sin duda). Y bueno, puede que la película sea homofóbica y puede que no, no lo se (ni me importa), y puedo incluso empatizar con Patton cuando él considera que sí lo es… pero si es tan homofóbica ¿Qué hace el actor yendo a cada convención de cine de terror en la que se proyecta y prestándose al show previo? Y más aún ¿Qué cojones hace haciendo la loca y ejecutando el popular bailecito cuando la audiencia gay se lo pide? Patton está muy resentido con los autores de la cinta pero no renuncia al protagonismo que le ofrecen las convenciones, donde firma fotografías suyas a cambio de unos dólares o vende espantosas camisetas con su nombre. Y yo creo que, una de dos, o Patton intenta mantener el emergente interés hacia él y la película el máximo tiempo posible para seguir en el candelero y de ahí sus quejas y/o festejos, o es que es un poco cortito y actúa por instinto según le conviene. Me decanto por lo segundo.
El documental no entra a posicionarse en ningún bando, tan solo se limita a mostrarnos la importancia de la película dentro de la cultura gay y a contarnos la historia, sosa a más no poder, del actor que por gritar como una chica fue víctima del ciberbuying 30 años después de haberse rodado la película, del mismo modo que, gracias a este revival, vuelve a hacer trabajitos esporádicos como actor.
A grandes rasgos el documental es estupendo, te hace mantener el interés en todo momento y contiene material muy golosito, ya sea de archivo como actual, y hace presagiar que este repentino interés posmoderno hacia “Pesadilla en Elm Street 2”, será momentáneo y durará lo que tarden estos nuevos fans gays en hacerse mayores.
Dirigen la función, estupendamente y sin tomar partido, Roman Chimienti y Tyler Jensen, que no han realizado ningún trabajo a parte de este que podamos destacar y que, intuyo (porque van limpios y vestidos impecablemente) son asimismo homosexuales.

domingo, 26 de septiembre de 2010

EL COCO VUELVE A DAR MIEDO

Vi el primer "Pesadilla en Elm Street" cuando salió editado en vídeo. Nos sentamos mi hermana, una amiga suya , mi hermano mayor y yo en el sofa y le dimos al "play". Me cagué de miedo. La segunda no llamó mi atención y con la tercera fui al cine. De ahí en adelante, las vería todas en la pantalla grande (incluída la de 3D, claro). Lo curioso de la que hacía tres fue que la consumí en dos ocasiones. La segunda durante la primera Maratón de Cotxeres de Sants a la que asistí!. Que hermoso recuerdo.
Con todo esto quiero decir que el yo "aficionado al cine de terror" creció con Freddy Krueger. ¡Cojones!, si incluso en 1989 pillé a Robert Englund andando por Sitges y le pedí un autógrafo. "Sleep Killz!" escribió encima de su firma el actor. ¿Que si era fan de Krueger?... no, fan no, pero sí es cierto que al principio no le odiaba tanto como lo terminaría odiando luego.
¿Y qué causó ese cambio de perspectiva?, sin duda las consiguientes secuelas de "Pesadilla en Elm Street", especialmente la quinta. Salí del cine maldiciendo los huesos de su director y la madre que lo parió. También contribuyó a ello, y mucho, que el personaje se convirtiera en un monigote mediático, un cómico, un monstruo que ya no daba miedo, anunciaba "Pepsi" y rapeaba. Una puta de los medios. Detestaba que Freddy fuera un tio enrollado y por eso mi simpatía se fue evaporando y Jason Voorhees, con el que compartía amores, se acabó ganando mi absoluta atención y afecto (a fin de cuentas es un pobre freak -de verdad- que no hace más que vengarse de los guaperas idiotas que le ignoraron. ¿Qué es Freddy?, un jodido pederasta!). El último motivo por el que Krueger no me cae bien es por su condición de icono para una generación muy específica. Generación a la que aborrezco.
No falla, todos los -auto-denominados- fans del cine fantástico y de terror de una generación posterior a la mía son los que tienen a Krueger en un pedestal, los que le votan cuando se hacen listas de "tu monstruo favorito", esos mismos que confunden la gimnasia con la magnesia y dicen adorar el terror cuando lo que ellos adoran son las comedias de terror. No les pongas horror serio y traumático porque lo despreciarán.
El remake de "Pesadilla en Elm Street" ya me cayó en gracia desde un principio porque osaba pasarse por el forro las características intocables de la saga original y ofender a los fans acérrimos del de las uñas. Todos comenzaron a llorar porque no habían contado con Robert Englund para el rol del monstruo, y muchos siguen echando pestes de la peli, una vez vista, porque, sí amigos, tiene muy poco de divertida. Y eso, yo lo aplaudo (a parte, ya metí en su momento la chapa al respecto, quien quiera leerlo, que le de a ESTO).
Vi ayer noche el nuevo "Pesadilla en Elm Street" y, sin que me hiciera vibrar, reconozco que me sorprendió. Me sorprendió su seriedad. Me sorprendió su sobriedad. Me sorprendió que no se abuse de efectos especiales (como en la peli madre, no olvidemos que las secuelas eran auténticos festivales gratuitos de látex), incluso que no abuse de gore a falta de nada mejor que ofrecer. Y, obvio, lo que más me sorprendió y moló fue volver a ver un Freddy Krueger malo, malísimo, un auténtico hijo de puta antipático y despiadado. ¡Por fin!. A este Krueger no lo veréis anunciando refrescos ni haciendo el paria, es demasiado desagradable. Bravo por Jackie Earle Haley y su aportación. Ha nacido un nuevo Freddy, no es un payaso, no es una puta, no es enrollado... y mola mil.
¿Que si la nueva "Pesadilla en Elm Street" es mejor que la de Wes Craven?, no, mejor no, pero se permite el gusto de, siendo un remake, no repetir plano por plano lo que vimos en el film de origen. Partiendo de los mismos ingredientes, cocina su propio plato.
AQUÍ pueden leer la acertada reseña que mi compadre Víctor hizo de la peli en su momento.

martes, 27 de julio de 2010

PESADILLA EN ELM STREET (EL ORIGEN)

Como me lo temía… del más que digno remake de PESADILLA EN ELM STREET, no he escuchado y leído más que basura, igual que pasó con PARANORMAL ACTIVITY y hoy es una de mis películas favoritas. Y es que rajar se nos da a todos muy bien… Pues miren, PESADILLA EN ELM STREET (EL ORIGEN) está cojonuda contra todos los pronósticos, sin duda uno de los mejores remakes de películas recientes, a pesar de ser una versión “crepúsculo-ultimatespiderman-buffycazavampiros” muy, muy destinada no ya a las quinceañeras, si no a las doceañeras, que harán (o deberían hacer) del nuevo Freddy Krueger su nuevo Robert Pattison.
Lo bueno, es que no es una revisión plano a plano. Digamos que se han recreado las escenas mas famosas de la primera entrega de la saga (Bañera, chica ensangrentada al fondo del pasillo en bolsa de plástico, calderas, cama que emana sangre…) con un argumento un pelin mas frio y soso que, eso si, se adapta como un guante a los nuevos tiempos. O sea, que el “bla, bla, bla” es nuevo, pero los asesinatos los mismos (¡gran acierto!).
Es tan de hoy la película, que incluso, a mitad del visionado, no sabía si amarla u odiarla… casi, hacen un intento políticamente correcto de limpiar la memoria de Freddy (y con esto, creo que la destripo un poquillo). Se plantea el hecho de que pudiera ser que los padres de los niños de Sprinwood, quemaran vivo a Freddy sin saber a ciencia cierta si este había violado o no a los niños… y con eso juguetean durante el metraje.
En el apartado técnico, la cosa es inmejorable; efectos especiales artesanos (hay C.G.I. pero con cuentagotas e inapreciable), gore muy bruto para lo que son estas cosas hoy en día, buena dirección (quizás la escena de la bañera, que es el santo y seña de esta nueva versión, ha quedado un poco soseras, pero mola de todas formas), una puesta en escena antológica y un ritmo a prueba de bombas. Una película de lo más divertida… Pero, ¿Da miedo?, pues miren, Freddy a estas alturas es Freddy y aunque lo vistan de seda, Freddy se queda. No da nada de miedo (en la de Wes Craven, si lo daba), pero ojo, tampoco da risa. Y es que lo mejor de la película, también contra todo pronostico (mucho gilipollas odia la peli, solo por el hecho de que Freddy no es Robert Englund) es Freddy y el nuevo actor que lo da vida, Jackie Earle Haley, visto en WATCHMEN, en SHUTTER ISLAND, siendo secundario en cientos de películas de diversas cataduras ( Sale en SEMI-PRO, sale en MANIAC COP 3) y fue nominado en 2007 al Oscar como mejor secundario por LITTLE CHILDREN, recrea un Freddy Krueger muy inspirado en el de Robert Englund, pero mas sereno, mas sombrío y para que quede algo de la esencia, y he ahí el único fallo, suelta en la película UN único chiste. Por lo demás, menudo hijoputa está hecho este Freddy, de profesión Jardinero, porque en esta versión, descubrimos cual era su profesión en vida.
No es mejor Freddy que Englund, pero tampoco es peor, simplemente es el que toca ahora y sinceramente, tampoco se me ocurre un actor mejor.
Y el look de Freddy, es de lo más acertado. En lo único que varía es en el maquillaje, que imita ahora a las quemaduras reales; si a ti te prenden fuego, es más probable que se te quede la cara como a Jackie Earle Haley (que ya de por si, la tiene bastante jodida) que como a Robert Englund mas parecido a una pizza, como ya bromeaban en alguna de las secuelas.
¿Tics típicos? En los 80, Freddy movía la lengua con lascivia, ahora frota sus cuchillas entre sí, haciendo un ruido espeluznante.
El director es Samuel Bayer, que debuta en el largometraje (tras tropecientos vídeo-clips) de manera magistral con esta película, y aunque hace poco declaró que nunca más haría cine de terror, y que no participaría en una posible secuela, ahora cuando después del bombazo que ha sido la peli en los USA, se confirma una secuela del remake, su nombre suena como posible director.
Que si, cojones, que no es por llevar la contraria, que PESADILLA EN ELM STREET (EL ORIGEN) es cojonudísima, y como VIERNES 13 (2009) tampoco estaba mal, no solo los dos psycho-killers mas importantes de la historia del cine siguen en esplendida forma, si no que, y no suelo equivocarme, vaticino una mas que pronta secuela del crossover. Time to time.

viernes, 26 de febrero de 2010

¿POR QUÉ ES MEJOR QUE EL NUEVO "FREDDY KRUEGER" NO SEA ROBERT ENGLUND?

A medida que se aproxima el estreno del remake de "Pesadilla en Elm Street", no paro de oir un quejido por parte del fandom que ya comienza a crisparme. Llevo semanas planteándome si escribir esto o no, y hoy, hasta la polla ya de leerlo por enésima vez (el quejido, digo) he decidido aporrear el teclado.
¿Por qué es mejor que el nuevo "Freddy Krueger" NO sea Robert Englund?, por el mismo motivo que Alexandre Aja no incluyó un cameo de Michael Berryman en su versión de "Las colinas tienen ojos", para evitar la familiaridad con la audiencia, ergo la sensación de cachondeo / broma privada, ergo apostar por el miedo y la inquietud antes que por el chascarrillo coleguista. Y bien que hizo. Ese es UNO de los motivos, pero hay otros más obvios.
Muchos parecen haber olvidado -y suelen olvidar- que la función del cine de terror es, eso, dar terror, dar miedo, y que en el "Pesadilla en Elm Street" original "Freddy Krueger" era una presencia amenazadora, inquietante, terrorífica... ¿por qué?, pues porque, maquillaje, interpretación, garras y etc a un lado, el tipo que lo interpretaba no era un actor famoso, no existía capacidad de familiaridad entre él y el espectador. Cuando eso cambió, "Freddy Krueger" dejó de dar miedo y se convirtió en la estrella mediática que anunciaba "Pepsi" y salía con los "Fat Boys" en un vídeo-clip. Lo que por un lado era bueno, por otro era malo... esa conversión del de las uñas en un payaso afectaba, obviamente, a las pelis que protagonizaba, cada vez más efectistas y, en el peor de los casos, chorras, horteras y ridículas. La prueba la tenéis en "Freddy vs. Jason", que básicamente era una comedia.
Michael Bay y su equipo imagino que querrían recuperar el tono del film original y parir un "Freddy" tan oscuro y peligroso como el que interpretó ese actor (casi) desconocido. ¿Solución?, pillar otro que, a niveles de popularidad, estuviera en la misma posición que Robert Englund en 1984. ¿Os imagináis un "Pesadilla en Elm Street 2010" con el lagarto bueno de "V" -y a su edad, otro aspecto a tener en cuenta- dando la nota?... sí, claro, a aquellos que tienen las entregas originales mitificadas y enfocan el terror como algo divertido y risible, les encantaría, pero a los demás, que son mayoría, les resultaría tirando a patético, no pillarían la "broma" y, peor aún, todo haría gala de un amargo tono nostálgico.
Y ¡¡cuidao!! que a mi me mola Robert Englund. Me gustaba en "V" y me gustaba como "Krueger". ¡Joder, incluso le pedí un autógrafo cuando lo cacé por Sitges en 1989 (o 1990, no recuerdo bien)!... pero no soy tan cegato como para darme cuenta de que incluirlo como "Freddy" en el nuevo "Pesadilla..." sería una gran cagada (o que "Jason Voorhees" es un tío con una máscara de hockey, así que me la suda que tras ella esté Kane Hodder).
Apuesto por un regreso a "Elm Steet" tan serio, terrorífico e impactante como lo fue la primera de todas... y en ese terreno, el bueno de Roberto ¡SOBRA!.

lunes, 11 de noviembre de 2019

NIGHTMARE ON DRUG STREET

Se estilaba en Norte América, a mediados de los 80 con el incremento de crack y cocaína en las calles, el uso de las cintas de vídeo para  prevenir a los posibles consumidores potenciales (¿los usuarios de los video-clubes?) sobre los efectos devastadores del consumo de drogas, por lo que se lanzaban en VHS documentales o películas destinados a esta labor, y que evocan directamente a las películas de propaganda antidroga de los años 30 y 40 (y 50 y 60), que se concebían con idéntica mentalidad. Ya saben, las películas de Dwain Esper y todo aquello. Por supuesto, el material que se ofrecía siempre era de una calidad ínfima, de un contenido entre lo exagerado y lo sensacionalista que más que alentar a los jóvenes para que no se drogasen, casi parecía que se estaba haciendo mofa de la situación per se. Claro que todos esos vídeos, a día de hoy son las joyas de la corona de los coleccionistas de rarezas en VHS.
Así, bajo esa premisa, nos topamos con este “A Nightmare on drug Street”, mediometraje de 40 minutos de duración dirigido por una tal Traci Wald Donald —que nunca más volvió a dirigir— que nos narra en forma de episodios el cómo tres jóvenes de edades comprendidas entre los 11 y 16 años acaban muertos de la peor manera por culpa de las drogas. Así, tenemos a un latino de 16 años, que tras fumarse un canuto y tomarse unas birras, se mata en un accidente automovilístico causado por el consumo de estas drogas. En la segunda historia una joven de 14 años asiste a una fiesta donde un tipo algo más mayor le da un par de rayas de cocaína, esta se vuelve tarumba con esta droga y, tras arruinarse —porque en seguida se vuelve adicta— muere de sobredosis (en la autopsia le encuentran cocaína, pero también todo tipo de pastillas). Y en la tercera y última historia, tenemos a dos individuos que instan  a un tercero a que consuma crack. Hasta ahí todo bien… salvo porque los consumidores de crack son ¡¡¡niños de 11 años!!!. El niño (negro, para más señas) decide meterse un pipazo para el cuerpo y cuando llega para casa, lógicamente, sus papás lo notan, así que al chaval no se le ocurre otra cosa que meterse en el baño y llamar por teléfono a sus amiguitos para que le cuenten que puede hacer para contrarrestar los efectos de haber fumado crack. Y le dicen que para que se le quite el pedo ¡¡que se fume otra pipa!! El chaval hace caso a los otros niños y se enchufa un segundo pipazo. Cuando sale del cuarto de baño completamente colocado y sus papás preguntan que qué le pasa, le da un infarto y muere ante nuestros ojos. Luego, los fantasmas de los tres protagonistas, nos darán unos cuantos consejos a nosotros, tontos espectadores, por si necesitamos la ayuda de alguien en el caso de que consumamos drogas. Dan ganas.
Como ya he dicho antes, todo muy exagerado, muy pasado de rosca y, por lo tanto, extremadamente divertido, aunque sea de manera involuntaria.
Ahora, la película es tosca y cutre; como hay un mensaje que dar al espectador, y únicamente por eso existe esta cinta, se descuida en exceso todo lo demás, por lo que no hay ni transiciones entre historia e historia y al espectador le cuesta distinguir cuando acaba una y comienza otra. Todo material de derribo sin más interés. Lo interesante es saber que esto existe, y que existe solo para decirle a la audiencia que si se droga, morirá. Todo muy bizarro y muy loco.
Por supuesto, al principio del film, los tres protagonistas nos indican que lo que vamos a ver es una verdadera película de terror y con estructura de film de terror transcurre toda ella, resultando especialmente hilarante el título de la película, que tomando prestado el del uno de los grandes éxitos de la época “A nightmare on Elm Street” (“Pesadilla en Elm Street”) cambia sin ningún sentido la palabra “Elm” por la palabra “Drugs” y ya tenemos una pesadilla en la calle de las drogas. Para descojonarse de la risa.
En el reparto, la única cara semi-conocida, sería la de Raymond Cruz, que luego aparecería, siempre en calidad de secundario, en mogollón de películas (“Gremlins 2”, “Buscando Justicia”, “Alien: Resurrección”…).

lunes, 1 de febrero de 2010

INTERNADOS

Puedo imaginar perfectamente la alegría de David R. Ellis, director de "Destino Final 2" (yo y muchos opinamos que es la mejor de la saga), cuando le llamaron para encargarse de la cuarta entrega en formato 3D. Y es que, en aquel momento, su carrera como director apuntaba directamente hacia el desagüe. Tras el fracaso de "Serpientes en el avión" (simpática chorradica que, como recordaréis, se suponía iba a ser un bombazo gracias a toda la propaganda previa en internet), Ellis recibió el encargo de llevar las riendas de un producto directo para DVD, "Asylum" (nada que ver ni con las "Asylum" previas, ni con la infame productora), estrenado en España vía "Amazing" como "Internados", y lo que le salió dista mucho de ser potable. ¿Que hubiera pasado con su carrera de no aparecer "Destino Final 4"?, nada bueno me supongo (porque en los USA cuando un director fracasa, va hacia abajo.... algo totalmente opuesto a lo que ocurre en este país de lerdos, en el que uno que pincha en taquilla, pasa a dirigir un film aún más caro que el anterior. Y luego se sorprenden de que el cine patrio sea el cachondeo que es).
"Internados" cuenta la historia de un grupo de chavales que se estrenan como universitarios. Todos ellos tienen dos cosas en común: esconden traumas del pasado (la prota vio suicidarse a su padre) y son increíblemente gilipollas. En tan solo 5 minutos de peli, ya les has cogido tirria a cada uno de ellos. El caso es que la residencia que habitan era, antaño, un manicomio, y el espíritu de un doctor que infligía crueles terapias a sus pacientes, ronda por allí dispuesto a "curar" a los chavales.
¿El remake de "House on Haunted Hill"?... vale, tiene su parecido, pero en realidad "Internados" es puro "Freddy Krueger". Que sí, que no desvarío, tendría que haberse hecho a finales de los 80 / inicios de los 90, cuando todo el mundo estaba obsesionado con producir refritos de "Pesadilla en Elm Street" y crear malos parecidos al de las uñas. Aquí pasa exactamente eso, dejando de lado que narrativamente "Internados" se parezca a la tercera entrega de "Elm Street", el malo es un sosias de "Krueger". Es ocurrente y no para de hablar, viene del mas allá, se aparece antes sus futuras víctimas y las asesina valiéndose de sus propios traumas, tiene el rostro algo cascado y lleva un "look" específico (en realidad dos... el segundo, una especie de hermilla para sadomasocas, es especialmente estúpido). Encima, como el del jersey a rayas, "nació" -como monstruo- tras su linchamiento / asesinato y cuando (re)muere, lo hace dejando escapar las almas de aquellos a quienes mató (¿"Pesadilla en Elm Street 4" o era la 5?... tal vez la 6... no se, yo es que soy de "Jason Voorhees").
Para rematar la jugada, "Internados" es asombrosamente ridícula. Los chavales son ridículamente estereotipados. El guaperas extrovertido es ridículamente guaperas y extrovertido. La buenorra cachonda es ridículamente buenorra y cachonda. Y así con todos. El film entero es ridículamente previsible y tópico, y repleto de salidas estúpidas. De verdad, es alucinantemente malo... pero al mismo tiempo, perfectamente visible si decides tomártelo a cachondeo como yo, a lo que ayuda una factura tan correcta, insípida e inocua que, en fin, ni molesta ni agrada.

lunes, 31 de octubre de 2016

WISHMASTER 2

Secuela de la muy maja “Wishmaster” concebida para ser estrenada para la televisión por cable y la venta en vídeo y DVD, que estrenándose tan solo dos años después de la original para cines, y con un presupuesto que podría reducirse a la mitad de lo que costó aquella, se lleva la peor parte en cuanto a los gustos del personal. A bote pronto, si uno se para a pensar en todas las opiniones que ha oído a lo largo de los años sobre esta película, se dará cuenta de que el público, su público natural, le tiene un asco a esta película de agárrate y no te menees. Y con esa idea me puse a verla.
Sin embargo, que quieren que les diga, me ha resultado harto entretenida, divertida y dotada de un ritmo que para sí quisieran muchas películas de mayor presupuesto.
La cosa sigue sin variar un ápice con respecto a su primera parte; intentar un émulo de Freddy Kruegger que haga las delicias a los aficionados al fantástico. Para ello, y al igual que la franquicia de Elm Street, se le añade más humor al asunto, así como se incluyen llamativas y artesanales muertes cargadas de gore, látex y jarabe de arce, que son muy de agradecer. También, como el presupuesto es ínfimo, para no gastarlo en sesiones de maquillaje, el Djin, en esta ocasión, aparecerá con forma humana casi toda la película, reduciéndose su presencia como monstruo a un par de escenas, y otras tantas directamente aprovechadas de la primera parte. También es muy posible que su protagonista, Andrew Divoff, no quisiera aparecer todo el tiempo bajo el aspecto del Djin y por contrato sea que le vemos el careto. Como fuere, en las posteriores secuelas (que ya iré comentando) Divoff pernocta en casa, sin pasarse por clase. Vamos, que “Wishhmaster 2” sería la última vez que le veríamos dando vida al Djin. Por cierto, es asombroso el parecido que tiene este hombre con Julio Iglesias de jovencito.
La estructura argumental de la película es similar a la de la primera parte; una muchacha es herida durante un atraco a un museo, y no muere gracias a que por allí hay una extraña piedra preciosa. Dentro de ella está el Djin, que en su afán de recolectar almas, ofrece a sus víctimas un deseo, que una vez concedido, este interpretará como le de la gana, aprovechándose de las malas formulaciones y haciendo que todas estas peticiones acaben como el rosario de la aurora, y bañados en sangre en el mejor de los casos. Amén de un caso concreto de un preso que le pide que “Se joda” su abogado, por lo que el leguleyo acabará dándose la vuelta de cintura para abajo, doblándose y dándose por culo a sí mismo. Un gag muy curioso.
Su afan por hacer el mal le llevará a la cárcel, donde hace ostentación de su poder, mientras se las ingenia para dar con la muchacha que le ha devuelto a la vida, y que, otra vez, como si de “Pesadilla en Elm Street” se tratase, tiene sueños con él durante toda la película.
Pues qué quieren que les diga, la película es lo que es, y es bien maja.
Curiosamente, con un equipo técnico compuesto de currelas del cine, el diseño de producción corre a cargo de Alfred Sole, chico para todo de la Serie B Americana, que lo mismo te sirve para un roto que para un descosido. Suyas como director serían películas con cierto culto como “El Rostro de la Muerte” o “Pandemonium, Desmadre en las Aulas”, extraña “Screwball Comedy” de  siniestra apariencia.
Por otro lado, el director sería el pobrecillo de Jack Sholder, por siempre conocido por ser el dire de “Pesadilla en Elm Street 2: La Venganza de Freddy”, paradójicamente, que unas veces atina (“Hidden: LoOculto”), otras mete el cuezo hasta el fondo (“Renegados”) y otras, le quitan el material filmado y cualquier manazas lo monta como le salga de los cojones (“Arachnid”).
Como fuere, la verdad es que “Wishmaster 2” es una muestra de la más genuina Serie B de finales del siglo pasado y primeros del actual, y, que quieren que les diga, a mí me ha dejado con un buen sabor de boca, y con ganas de más.

lunes, 13 de febrero de 2023

EL SECRETO DE LA OUIJA

Pequeño clásico de horror mexicano del mítico Rubén Galindo Jr. que gozó de cierta popularidad en su momento porque, llegado a nuestros videoclubs poco después del estreno de “Witchboard” que supuso un moderado éxito, canibalizaba el póster  teatral de esta haciendo pensar a un montón de incautos  que se trataba de la misma película. Nada más lejos, y aunque en cierto modo “El secreto de la ouija” se mira un poquito en el film de Kevin Tenney, en realidad se trata de un expolio en toda regla de las películas de “Pesadilla en Elm Street” con las que guarda mayor parecido —entre otras cosas porque Galindo plagia sin pudor— y que nos presenta a una suerte de villano sobrenatural llamado Virgyl, que según la publicidad de su versión original mexicana titulada “Dimensiones ocultas”, es “más peligroso que Freddy y Jason juntos”.
“El secreto de la ouija” se concibió para ser exportada al mercado internacional, por eso se rodó en inglés, con un par de actores americanos (el resto purito mexicanos) y se optó por hacerla parecer norteamericana, ambientada en California, dando el pego en todo momento salvo por algún cartel que aparece por ahí con su texto en español y por la presencia del galán de telenovelas Roberto Palazuelos que tiene un rol importante en la cinta, y al que por aquí ya teníamos visto de cuando los culebrones se pusieron de moda.
El híbrido entre “Witchboard” y “Pesadilla en Elm Street” cuenta la historia de Michael, un joven rubio y con mullet que cumple 17 años y que, durante la festividad, es obligado por sus amigotes a usar la tabla ouija. Esto desencadena que una fuerza del mal surja pareciendo poseer a Michael, que en sueños intuye las muertes de sus amigos, pronto asesinados en la vida real. Todo parece indicar que el autor de los crímenes es el propio Michael, pero descubriremos que en realidad se trata de una fuerza del mal llamada Virgyl dispuesta a tomar forma corpórea. El final de “El secreto de la ouija” es de todo menos predecible.
Por otro lado cobra fuerza la subtrama de corte romántico con el enamoramiento de Michael y una chica que conoce en su cumple, Alexandra, que al margen de si es poderosamente hortera o si le regala rosas de plástico a la chica, llama la atención porque ella ¡Es uniceja! La actriz, Gabriela Hassel, es muy guapa pero con algo de hipertricosis (la enfermedad de los hombres lobo, es decir, exceso de vello), y nos muestra una única ceja muy poblada, que puede que en cierto modo llegue a tener su morbo, pero que no es normal ver en el cine. Como fuere, celebramos el no uso de la cera depilatoria.
Lo curioso de “El secreto de la ouija”, “Don’t Panic” en su versión anglosajona, es que teniendo todas las papeletas para ser una basura infecta no está demasiado mal, precisamente por el intento de la producción de hacerla parecer una película de mayor presupuesto, entonces, con unos FX artesanales bastante resultones y un funcional entretenimiento, únicamente resulta cutre porque el prota, que acaba de cumplir 17 años y está con las hormonas desatadas, luce durante más de media película un pijama con dinosaurios de colorines que, desde luego, no es acorde con la edad del personaje. Y sí, tiene algún momento para la risa involuntaria pero, a grandes rasgos, es una película que le hace a uno pasar un buen rato y con momentos de terror que, si bien no acaban de funcionar del todo, al menos están dignamente rodados.
El prota, que a veces recuerda a William Katt, es un actor americano llamado Jon Michael Bischof que debutaba para la gran pantalla con esta película, si bien su carrera no llegó a dar más de un par de títulos además de este, todos mexicanos y del circulo de los Galindo. Curiosamente, Bischof es el compositor de las bandas sonoras tanto de esta película como de “Ratas nocturnas”, otro clásico tex-mex o “Ladrones de tumbas”.
En cuanto al director, Rubén Galindo Jr. ya saben, siguió los pasos de papá en cine de celuloide en los 80, se pasó al video home en los 90 y se dedica a la televisión en los locos años 20 del nuevo milenio. Suya es, por supuesto, “Cementerio del terror”.

domingo, 22 de abril de 2012

MUTRONICS

Auténtico referente del cine más idioto de los 90, "Mutronics" se suponía basada en un famoso manga japonés con el que compartía título original, "Guyver". Su, presupongo, fracaso hizo que en algunos países fuese retitulada "Mutronics" por aquello de que en el reparto hay muchos monstruos e igual podrían hacerlo pasar por algun pseudo-"Gremlins". O esa es mi teoría. Curiosamente el film arrastra algunos nombres de peso... o de poco peso, pero considerablemente populares entre el fandom. Para empezar se trata de una producción Brian Yuzna, de cuando el bigotudo aún conservaba cierto estatus. En la dirección encontramos a dos notables creadores de efectos especiales, Screaming Mad George y Steve Wang. El primero, que en sus años mozos tenía un grupo punkero bastante curioso llamado justamente "The Mad", había dejado su sello en títulos como "Pesadilla en Elm Street 4" y "La novia de Re-Animator". El segundo hizo tres cuartos de lo mismo con "Una pandilla alucinante", "Pesadilla en Elm Street 5" o "Gremlins 2". Antes de "Mutronics" había rodado una peli amateur en Super 8 titulada "Kung-Fu Rascals" y que remakearía después de "Mutronics" con medios más estandards. En el reparto destaca Mark "Luke Skywalker" Hamill, que alcanza niveles de notorio patetismo convirtiéndose al final de la peli en una cucaracha gigante. Le siguen Michael Berryman y, sobre todo, Jeffrey Combs y David Gale, juntos de nuevo tras su enfrentamiento en "Re-Animator". Completa el casting un cameo de Linnea Quigley... haciendo de Linnea Quigley, pero sin quitarse la ropa.
Narrativamente, la cosa no se complica mucho: Una gran corporación comandada por monstruos ocultos tras apariencia humana tiene en su poder una armadura llegada del espacio. Uno de sus científicos, preocupado por todo el mal que podrán hacer con ella, la roba y huye. Es cazado por los malos de turno que se lo cepillan, pero antes logra ocultar la mentada armadura. Casualmente esta cae en manos del prota, un pipiolo que practica artes marciales y, llegado su momento, será quien se convierta en el mentado "Guyver" y se dedique a matar a los malos y salvar el mundo.
Bien, el caso es que el manga original (y el inevitable anime) destacaban por una notable dosis de violencia (gore incluido) y chanismo... pero a la hora de saltar a la pantalla con actores reales (o "actores" reales), todo eso cambió. "Mutronics" buscaba complacer al público adolescente o, incluso, infantil (las "Tortugas Ninja" aún coleaban por ahí, e incluso hay una cita directa a ellas) y por ello el nivel de violencia fue rebajado al mínimo (salvo algún desliz puntual) y el de humor incrementado al máximo, hasta resultar molesto y cansino, a lo que contribuye la presencia de un monstruo que rapea y todo (ugh!). Estos, siendo majos al estar paridos en látex, resultan también un poco cutres, especialmente los secundarios, y las (largas) peleas entre ellos y el "Guyver" alcanzan límites de genuina ridiculez risible. Es evidente que el presupuesto, sin ser muy bajo, tampoco era como para tirar cohetes, y a "Mutronics" le falta acción y le sobra palique. Con todo, y sin querer darle más valor del que realmente tiene, la peli puede verse, si antes te mentalizas de lo que te espera. Ayudan mucho el sentido del humor y la compasión. 
Curiosamente, y este es un dato que desconocía hasta hoy, en 1994 (tres años después) Steve Wang se curra en solitario una secuela, "Guyver: Dark Hero" menos popular pero, según parece, más seria, violenta y fiel al manga. Hummm... ello da que pensar si tal vez la interferencia de Brian Yuzna en la primera fuese más dañina de lo que puede parecer. Su ausencia en la segunda parte dio carta blanca a Wang para hacer lo que realmente quiso. Oiga, pues igual hasta búscola y veóla.

sábado, 12 de febrero de 2011

MAHAKAAL

Antes de ponerme con esta reseña, me animé a investigar un poco por la red a ver qué decían de "Mahakaal". Naturalmente, y como era de esperar, me topé con muchas críticas en las que se reían de ella y únicamente sacaban a relucir sus elementos más ridículos. Aunque era algo que me esperaba, me chocó. Y digo que me chocó porque mis impresiones tras su visionado fueron un pelín distintas. A ver, ¡no se asusten!, no voy ahora a dármelas de esnob y decir que "Mahakaal" es arte y poesía y que los que se ríen de ella son ignorantes... ¡¡para nada!!, acepto y comprendo que sea un film fácilmente ridiculizable, pero también os diré que tiene unos cuantos atributos positivos y que lo que en un principio te desconcierta de ella, termina atrapándote.
Esta es una peli parida en una cultura bastante distinta a la nuestra, que tiene un modo de ver el cine muy diferente. Resulta inevitable que ese modo de hacer se antoje extraño y nos provoque la risa, pero al mismo tiempo ello le otorga un algo especial que la hace atractiva y, hasta cierto punto, fascinante. Supongo que se puede ser más crítico y mal carado con una peli parida en nuestras tierras que pretende hablar "nuestro lenguaje cinematográfico" y luego no haga otra cosa que cagarla. Pero el caso de "Mahakaal" es otro rollo.
Siempre me han hecho mucha gracia esos idiotas que rajan de que en Hollywood únicamente sepan producir remakes de pelis europeas, y no se percaten de que en países como la India o Turquía hagan exactamente lo mismo, pero con el cine americano. Encima, sin pagar derechos. ¿Eso no es criticable?, supongo que no, ya sabemos el odio y envidia que despiertan los USA. Peor para esos memos. Justamente lo que tenemos aquí es un remake made in Bollywood en toda regla, y toda ilegalidad, de "Pesadilla en Elm Street" parida por los Carpenter / Romero / Craven de allí, los Hermanos Ramsay, especialistas en terrores varios. La trama esencialmente es la misma que el clásico con Robert Englund: Unos estudiantes (aquí especialmente adultos, algo muy típico también en el cine americano, pero que en este caso canta especialmente) sufren pesadillas en las que un tipo deformado y armado con uñas de acero les aterroriza. La cosa es soportable hasta que uno de ellos perece. Es entonces cuando comienza la investigación y descubren que, sí, el padre de la prota -policía- acabó con el asesino (que ya era deforme entonces) saltándose a la torera el reglamento (y motivado porque este mató a su hija pequeña). Ahora, y desde el mas allá, el criminal se está vengando mediante los sueños de sus víctimas... claro que este Freddy Krueger no tiene especial problema en entrar y salir del mundo real como si fuera la puerta del lavabo.
Bien, a continuación añádanle a todo esto elementos típicos del cine de Bollywood. Es decir, números musicales tan horteras como divertidos y pegadizos (los jóvenes, felices antes de ser asesinados, cantan y bailan cuando van de picnic), mucho colorido, protagonistas atractivos y esbeltos (el único "feo" es, cómo no, la irritante comparsa cómica que merece comer aparte, por la cantidad de papeles que se marca, por su imitación de Michael Jackson y, obvio, por aportar cantones y cargantes momentos de comicidad que aún pegan menos que los números musicales) y un sentido de la realidad bastante alterado. Los Ramsay no intentan recrear el mundo tal y como es, para nada, ellos hacen su propia realidad fantasiosa, perfecta, limpia, cargada de buenos sentimientos, ropajes bastante horribles (el "malo" lleva una camiseta de "Iron Maiden" (!), encima de un jersey (!!) y todo ello dentro del pantalón (!!!)) y tiran millas. Algo que no deja de ser curioso, incluso puede que molesto para algunos, pero que a mi me agradó especialmente. Es como si este Freddy Krueger se moviera en los sueños de personajes que, en si mismos, también habitan otro sueño, uno en el que el mundo es un lugar maravilloso y apacible que únicamente puede perturbar, cómo no, un monstruo. Delicioso.
A nivel técnico la peli está potable, las secuencias de pesadillas no son especialmente desdeñables (me mola especialmente la que transcurre en la cárcel) aunque el gore escasee. Y luego, además de los elementos robados a "Pesadilla en Elm Street" (y secuelas), también podemos descubrir espolios a "Terminator", "El día de los muertos" y especialmente "Posesión Infernal" (film muy influyente en esa cinematografía), que incluye un sonoro steadycam y una chica poseída que se ríe igual que otra del clásico de Raimi... de hecho, estoy bastante seguro de que incluso utiliza el mismo efecto sonoro.
Y el caso es que, dentro de lo que cabe, y teniendo en cuenta lo que es, "Mahakaal" no me desagradó especialmente (eso sí, con subtítulos en inglés). Algo que tiene doble mérito si tenemos en cuenta las 2 horas y 12 minutazos que dura,¡¡uala!!, chúpate esa, Freddy.
Para curiosos y amantes de exotismos.

jueves, 5 de enero de 2012

SHOCKER, 100.000 VOLTIOS DE TERROR

El éxito de la saga "Pesadilla en Elm Street" desencadenó una oleada de imitaciones cuyo nexo de unión era el usar como reclamo (desde el mismo título) a un monstruo que, a pesar de cometer los más atroces crímenes, en realidad fuera un tipo simpático y ocurrente. El asesino como absoluta estrella del espectáculo. Mirado en la distancia, vemos que son cientos y cientos los films que se subieron al carro, pero así a lo burro, podríamos citar cosas como “Funny Man” (francamente horripilante), la saga de “Leprechaun” (que también guarda similitudes con “Chucky”) y la otra creación del mismo padre, “Rumpelstiltskin”; “Circuitry Man”, “Jack Frost”, “Uncle Sam” o la tardía “Scarecrow”, con varias secuelas en su haber... así como una infinita ralea de infra-producciones con el mundo de los sueños como denominador común, léase “Beyond dream´s door”, “Nightwish”, “Dreamaniac” o la inevitable imitación exótica, “Ranjang Setan”, también conocida como “Satan´s Bed”.
Pero no hay que ir tan lejos para encontrar refritos Kruegerianos. El mismo ex socio de Wes Craven, Sean S. Cunningham, produjo “House 3”, o mejor, “The Horror Show”, como un intento de convertir al asesino encarnado por Brion James en otro anti-héroe adicto a la sangre que se mueve felizmente por un mundo de pesadillas. Es curioso que el argumento de esta tuviera muchísimos puntos en común con la auto-copia oficial de Craven, “Shocker, 100.000 voltios de terror”. Ambas (producidas en 1989) narran la historia de un psycho-killer capturado y llevado a la silla eléctrica, donde en lugar de fenecer, pasará a habitar otra dimensión desde la que hará la vida imposible al tipo que se encargó de capturarlo.
Aunque Craven ya usó anteriormente casi el mismo tono y fondo de “Pesadilla en Elm Street” para “Amiga Mortal”, “Shocker” es la que más se parece a las desventuras de Freddy Krueger. Obviamente, el realizador no podía plagiarse a si mismo de un modo demasiado descarado, así que en lugar de situar a su monstruo de chanante nombre –Horace Pinker- en el mundo de los sueños, le da la capacidad de usar la electricidad como arma y método de transporte, hasta el extremo de poder colarse en el interior de una televisión en una tan ridícula como divertida pelea con el prota. En otro momento de la función, Pinker se introduce en varios cuerpos como quien cambia de zapatillas, destacando especialmente a la angelical niña, transformada de pronto en un rudo matón que cojea y echa lapos.
Ni la presencia de la enemiga jurada de Krueger -Heather Langenkamp- en plan aparición especial, o la de Ted Raimi o incluso la canción de “Megadeth” con la que nos estuvieron dando la chapa vía caja tonta, ayudaron a que “Shocker” funcionara lo suficientemente bien como para dar vida a la criatura más allá de su debut. Y es que, además, Horace Pinker no era nada simpático.

martes, 16 de abril de 2013

VIOLENCIA EN 42ND STREET

Tim Kincaid no necesita presentación en este blog. Hemos reseñado algunas de sus pelis y recientemente le entrevistamos con pocos vistosos resultados. En aquella ocasión, mientras preparaba las preguntas,llegué a la parte en la que hablábamos de uno de sus títulos (no porno) más ignotos, "Riot in 42nd street". Originalmente la cuestión de marras se iniciaba con un "Esta peli es inédita en España", cosa que luego quité para, una vez publicado, acortarla al nivel de la decepcionante escueta respuesta. Suerte que lo hice, porque hubiese quedado como un ignorante. Es decir, como el ignorante que soy. Semanas después, visité la casa de nuestro viejo amigo Pajarillo y, ¿adivinan qué reposaba en el suelo encima de un puñado de cintas de vídeo?, pues sí, "Riot in 42nd street" titulada para la ocasión en su edición hispánica "Violencia en 42nd street" y distribuida sin mucho ahínco por "Five Video" (atención, pregunta: ¿por qué ese título y no "Violencia en la calle 42"?, ¿se imaginan a los típicos palurdos videocluberos de fin de semana intentando leer lo de "cuarentaydónnndddd"?. Supongo que la idea era aproximarse fonéticamente a la franquicia de moda entonces, "Pesadilla en Elm Street", si no, no me lo explico).
Cuando le pregunté por ella a Kincaid, su respuesta fue de lo más preclara y concisa: "Los productores se quedaron sin dinero a mitad de producción. Lo que existía se montó como se pudo y se estrenó en un cine de la calle 42 por unos cuantos días y únicamente por razones fiscales". Lo curioso del caso es que, vista hace menos de 24 horas, no he notado de ninguna manera su caótica gestación. Vale, no soy el más atento de los espectadores, y mucho menos cuando se trata de una ponzoña zetosa... pero, carajo, no sé, en términos generales me ha parecido como cualquier otra peli de Kincaid, solo que menos divertida al no incluir monstruos, mutantes o robots. ¿Quién sale más perjudicado ante tal afirmación, el cineasta o el espectador?, saquen conclusiones.
Un ex-convicto llega a su antiguo barrio. Concretamente al cine donde curraba y en el que mató accidentalmente a un individuo que vendía drogas en plena sesión matinal. El dueño es su padre, y por ahí pulula el hermano, un pandillero que le detesta. Decidido a emprender una nueva vida, convierte el lugar en una sala de fiestas, algo que no sienta nada bien al mafioso que dirige el antro situado justo delante. La cosa se complica tanto que, en la inauguración, los malos se presentan y arrasan con todos, incluido el padre del prota, quien decidirá tomar cartas in the asunto.
Resulta bastante evidente que la caratula daría mucho juego para una de nuestras habituales entradas dedicadas a la materia, ya que nada de lo que aparece en ella está en la peli. De hecho, el protagonista lleva bigote, sí, pero NO es negro. Está claro que "Five Video" robó la imagen de alguna otra peli y ni se molestaron en usar la acuarela correcta para cambiar el tono de piel. La moza de atrás, tan feliciana ella, tampoco sale... aunque sí hay strippers. De hecho, estas son lo más normal y moral de todo el pifostio, ya que "Violencia en 42nd street" va plagada de los habituales integrantes de cualquier lumpen que se jacte de serlo: prostitutas, drogatas, mafiosos, quinquis y/o punkis (Chris McNamee, la crestuda oficial de la época que has visto en "Mutantes en la universidad", "Street Trash" o la misma "Cazador de mutantes" de Kincaid). Incluso la gente normal, de a pie, también es de lo más ruda y mal educada. De hecho, Kincaid se deja las pestañas intentando recrear un ambiente casi apocalíptico donde todo el mundo es desagradable con el prójimo, las putas pegan a sus clientes, los patinadores se matan entre ellos y aquí suelta tacos hasta el apuntador. De lo más forzado, poco natural y, sí, descojonciable. Y es que la famosa calle 42 ya tenía fama de eso, de vertedero donde podías encontrar la peor gentuza, ya fuera en la calle como dentro de los muchos cochambrosos cines dedicados a proyectar las más perniciosas muestras de cine exploitation (y a las pruebas me remito, echa un vistazo a los carteles y marquesinas que aparecen en la peli y podrás encontrarte con títulos tan representativos como "Orgy of the she devils" de Ted V. Mikels, "The gore gore girls" de H.G.Lewis o la tercera parte de "Penitenciaria"). Luego vino no se quién y arrasó con la basura, convirtiendo el lugar en una especie de "paraíso perdido" para todo amante del cine chungo y zetoso, hoy día totalmente mitificado a base de libros, documentales y pelis que lo incluyen en sus tramas. También se le conocía como "The Duce", de ahí la canción final de "Violencia en 42nd street" titulada "Violence in the duce". Interesante, ¿verdad?.
La puñetera peli es puro Tim Kincaid en todos los sentidos. Tosca, patosa, recargada de diálogos, montaje escaso y con un regusto almidonado y altamente precario. Como es de ley, lo mejor lo tenemos en sus ingredientes desacomplejadamente exploitation, es decir, sexo y violencia. Secuencias como cuando la stripper anima a los mirones que la rodean a correrse gustosamente o los entrañables toques gore, que incluyen una jocosa decapitación y un cachivache puntiagudo atravesando un rostro. Aunque seguramente la guinda la ponga la matanza durante la inauguración del local, donde todos los comensales fenecen a balazos y con muy poco estilo (por si no queda claro, nos lo repiten a cámara lenta). Luego tenemos los elementos risibles, que también son muchos, destacando el aspecto de algunos personajes, las poco briosas peleas cuerpo a cuerpo (rodadas casi en plano secuencia, algo muy Kincaid), patéticas actuaciones musicales en la sala de fiestas y un comediante de esos de micrófono que es pa darle de tortas hasta en el DNI (y fallece durante el tiroteo, algo que nos invita a suspirar plácidamente).
"Violencia en 42nd street" es una auténtica cacota. Todas las pelis de Tim Kincaid lo son (y él lo sabe), solo que, como decía, molan más si hay algo de ciencia ficción y terror en la trama. No es el caso que nos ocupa, obvio. Aún así, con un poco de paciencia, un par de amigotes, algo que picar y ganas de reír, podría funcionar.
Y entre tanta podredumbre, un joven Jeff Fahey poniendo caras y posturitas. Quien le iba a decir en aquella época que lograría escapar de los viles tentáculos de la serie Z para, un porrón de años después, y tras unas cuantas pelis de peso, volver a dejarse atrapar y recaer en tan pantanosos terrenos. Trágico y sórdido. Claro que si le aplicamos el sentido de la sordidez de Tim Kincaid, básicamente lo acabamos convirtiendo en una comedia.

lunes, 26 de octubre de 2020

LAS PESADILLAS DE FREDDY

El próximo día 31 es Halloween, festividad a la que no tenemos ninguna manía en "Aquí Vale Todo" (y que pensamos puede convivir perfectamente con la propia). Por ello, esta semanita se la vamos a dedicar estrictamente al género del terror y aledaños, comenzando hoy Lunes con todo un clásico... aunque en vertiente "povera".
Siempre me ha escamado que se incluya la saga de "Pesadilla en Elm Street" en la etiqueta de "slasher" junto a "Viernes 13" o "Scream". Para nada creo yo que encaje, por su generoso elemento sobrenatural y, sobre todo, su asesino, un personaje excesivo y charlatán carente de toda áurea inquietante. Sin embargo, sí hubo una ocasión en la que Freddy Krueger estuvo cerca de considerarse "slasher" y fue en el primer capítulo de la serie de televisión "Las pesadillas de Freddy", lógicamente esputada a partir de su gran éxito.

Al narrar el origen del personaje, antes de su paso a sueñilandia, tenemos un Freddy con toda la carne pegada a los huesos y que mata en el mundo físico, agazapándose en la oscuridad para atacar. A mi, toda esta parte, me encaja perfectamente en los parámetros del cine de acuchillamientos. Pero claro, luego vienen los padres de las víctimas que, enfadados al ver al de las garras librarse de la silla eléctrica, corren hasta su guarida y le prenden fuego. Entonces sí, de ahí pasamos a terreno conocido (externo ya al del "slasher" puro). Los sueños, las visiones surrealistas y un Freddy bocazas e irritante que se toma la revancha.
De este modo, lo que queda es una especie de versión condensada y extremadamente sosa de una típica peli de "Pesadilla en Elm Street". Los elementos truculentos brillan por su ausencia, siendo una época en la que aún no se permitía mostrar sexo y violencia en la caja tonta.
Dirige Tobe Hooper ¿Se imaginan lo que, en otras circunstancias, habría significado que el responsable de "La matanza de Texas" firmara un capítulo de la serie de Freddy Krueger? ¿Sensacional, verdad?. Pues no. El hombre se aburre tanto con la materia, que nos contagia. Y lo que son 45 minutos de duración parecen alcanzar dos horas interminables. Una pena. Y un mal arranque para una serie que, en un principio, pretendía comerme entera e ir comentando capítulo a capítulo. Pero, ciertamente, resultó una experiencia tortuosa. Terrible. No es que fuese mala, más bien lo siguiente. Es horrorosa y todos los episodios, durando esos 45 minutos, se hacen eternos. Tanto aquellos que incluyen a Freddy en la trama (y que se aferran exactamente a la misma premisa: Personaje -normalmente adolescente- sufre las torturas "light" por parte del de las garras a base de surrealismo, situaciones extrañas, ridículas y terriblemente cansinas) como los que únicamente le otorgan el cargo de "host" (igualmente insufribles).
Es cierto que eventualmente encontramos rostros curiosos (Lar "Viernes 13 - 7" Park-Lincoln, Lori Petty, Jill Whitlow, Diane Franklin, George Lazenby, Bill Moseley, Jeffrey Combs, William Butler, Dick Miller, Charles Cyphers, Tracey Walter, Wings Hauser, Sandahl Bergman, John DiSanti y Brad Pitt!!) o firmas igualmente curiosas (Tom "Viernes 13 - 6ª parte" McLoughlin, Mick Garris, Ken Wiederhorn, Tom DeSimone, John Lafia, Dwight H. Little, William Malone), pero no sirve absolutamente de nada. Supongo que las prisas por realizar el producto y agenciarse unos cuantos milloncejos más les pasaron factura a los de "New Line". Por eso he decidido olvidar mi intención inicial de reseñar todos los capítulos limitándome, en plan testimonial, al primero (básicamente porque trata el origen de Freddy).
Mal, mu mal, totalmente desaprovechada.

lunes, 9 de junio de 2014

NON APRITE QUELLA PORTA 3

Un claro ejemplo de lo interesante y caradura que era la escena “ExploitationItaliana lo tenemos con este “Non aprite quella porta 3”, conocida fuera de Italia con el título, más apropiado, de “Night Killer”. Pero es que este caso de 1990 roza lo patético y se zambulle de lleno en la estupidez supina. Y si algún sector del público cayó en el engaño, merecido se lo tiene, porque hay que ser imbécil para caer, a esas alturas, en una estafa como esta, tan italiana, por otro lado.
Resulta que en Italia, a la saga de “La Matanza de Texas”, se la conoce como “Non aprite quella porta”, que se ve que para los títulos, los italianos, son tan acertados e ingeniosos como los españoles. Y como era habitual en su cine de terror, en 1990, un par de años después de que “The Texas Chainsaw Massacre 2”, aquí conocida como “Masacre en texas 2” y en Italia como “Non aprite quella porta 2” se estrenara, al productor  Franco Gaundenzi, con unos cuantos años de estafas fílmicas a sus espaldas, se le ocurrió estrenar una tercera parte –falsa- de esa mítica franquicia para aprovechar el tirón de la misma. Así que se estrenó esta película de Claudio Fragasso, firmando, como era habitual, como Clyde Anderson, que en realidad sería un plagio/remedo/copia/homenaje de la saga de “Pesadilla en Elm Street”, con un sosias de Freddy Krueger, que de puro chapucero, da absoluta grima. Si, como lo leen… los italianos, con dos cojones más gordos que los del caballo de Espartero, vendieron un plagio de “Pesadilla en Elm Street” como secuela de “La Martanza de Texas”, justo el mismo año en el que se estrenaría la secuela original americana. Que no coincidieran en salas de exhibición, fue solo una coincidencia.
Solo por esto, ya merecía la pena localizarla y echarle un ojo, tarea que no ha sido del todo fácil, puesto que la película no se estrenó nunca en España y, durante la búsqueda, me topaba siempre con copias de “La Matanza de Texas III” original, que en Italia igualmente se tituló “Non aprite quella porta 3”. Pero finalmente di con ella. ¿Y qué decir de la película? ¿No lo adivinan? Pues si, se trata de una puta mierda infecta y aburrida, carente del gore que en un principio promete, lenta de cojones y con una fotografía tan mala que apenas vemos lo que ocurre en la pantalla, por estar todo oscuro como el culo de un mono. Una película que por momentos se torna insoportable y que viene acompañada, gracias a dios, de un humor involuntario y una serie de gilipolleces grotescas que justifican, nunca su visionado, pero si la reseña.
Resulta que a una señora “MILF” a la que le gusta lamentarse mientras se mira los pechos en el espejo, es acosada por un monstruo de cara desfigurada y largas uñas, que le dice muchas guarradas. En una de estas, viola y apaliza a la señora, que cuando sale del hospital sigue atormentada por este monstruo. Mientras la policía investiga, el monstruo se liga a unas cuantas gachises a las que mata de diversas (y según cree Fragasso, variopintas) maneras, hasta que descubrimos quien es en realidad el puto monstruo.
Yo les he hecho una sinopsis mas o menos entendible, pero les aseguro – y no es cosa de la barrera idiomática pues el inglés en el que está rodada la película es tan básico y la pronunciación tan mediterránea, amen de los cuatro diálogos de mierda que la peli tiene, que no me costó nada entenderla- que el argumento de esta película es confuso a más no poder. Confuso por no decir que inexistente, o bien el propio inútil de Fragasso estaba escribiendo una metáfora sobre los celos y la infidelidad, de la misma forma que afirmó en su momento, que  Monster Valley” (título con el que se editó en españa“Troll 2”, que nadie lo recuerda…), era una metáfora sobre la vida y la alimentación.
El caso es que no se entiende un carajo de lo que ocurre ahí.
Lo bueno de la película son las cagadas. El Freddy Krueger de rigor, se resuelve a base de una máscara de látex rígida y amorfa con la boca abierta, a través de la cual, vemos la boca del actor que hay debajo de ella. Por no hablar de la mano de largas uñas, otro puto guante de goma que, al chocar contra la pared, sus uñas se doblan porque son de goma y doblarse es lo que hace la goma cuando, estando hueca, choca contra una pared… pero Fragasso parecía no saberlo porque el plano en el que, claramente, estas uñas se doblan, no solo no es repetido e incluido en el montaje final, sino que, el hecho de que sus uñas se doblen –porque son de goma- no es óbice para que acabe con sus víctimas  siempre de la misma manera, que es atravesándoles el cuerpo a las señoritas, con estas uñas –de goma- que, sin embargo, se doblan cuando chocan contra una pared. Y el hecho de que las asesine siempre igual (salvo alguna excepción) es porque Fragasso, así reutiliza el único plano de esas uñas atravesando el cuerpo que rodó. ¡Que bonito! ¿Verdad?
El caso es que deberían tener ya media película rodada cuando se debieron dar cuenta de que su monstruo era una chapuza, así que justifican esa mierda, convirtiendo, de golpe y porrazo, a nuestro monstruo en señor humano que se pone una mascara y un guante de goma, en una fábrica de látex... “Así, no será tan cantoso que es una puta careta y unos guantes de goma”, debieron pensar en producción. “Mostramos que es un asesino que usa estos objetos y asunto solucionado”. Pero claro, imbéciles italianos de las pelis de mierda, si es un señor que se pone  unas uñas de goma  por motivos meramente estéticos ¿Cómo atraviesa los estómagos de las señoritas con ellas? Porque después de desvelarnos que es un guante de látex, sigue atravesándolas… En fin, un absoluto despropósito.
El caso es que, como siempre, y siendo un puto coñazo insoportable, entraría de cabeza en la, tan selecta categoría de “Malas que son buenas” por méritos propios, porque, a todos los efectos, es mucho más divertida que “Troll 2” y sin duda, mucho mas cafre, chapucera, estúpida y genuinamente mala. Y ni una gota de sangre, eso si… tetas a mansalva.
En el reparto Peter Hooten, visto en “Aquél maldito tren blindado” u “Orca, la ballena asesina”, Tara Buckman que salía en “Los Locos del Cannonball”, la serie “Las pesadillas de Freddy”, “Xtro II” o “Noche depaz, noche de muerte” y Mel Davis que no hizo una puta película más en su vida.
Fragasso, es un puto fracaso.
Adjunto un fotocromo de la película, solo para que vean que chulada y para que, al igual que a mí cuando lo vi, les entren ganas de ver  la película. Si merece la pena hacerlo o no, eso ya es otra puta historia.


sábado, 6 de febrero de 2021

PESADILLA EN DELMER HOUSE

Mi interés en ver esta película era básicamente antropológico y venía motivado por la vil y más rastrera de las nostalgias. Seguramente los de mi quinta recuerden la llamativa y bellísima caratula y, sobre todo, el descarado título español. Sí, eran los tiempos en los que la primera aventura de Freddy Krueger lo había petado, así que uno de nuestros avispados distribuidores tuvo la descacharrante idea de pillar un telefilm canadiense del año 1982 (dos menos que el clásico de Wes Craven), originalmente bautizado "Till Death Do Us Part" (es decir, "Hasta que la muerte nos seapre"), titularlo "Pesadilla en Delmer House", mangar la tipografía de "Pesadilla en Elm Street" (+ el "elm" de "Delmer", innecesario remarcar que en la peli no se refieren a la "house" en ningún momento con ese nombre) y currarse una ilustración propia de un slasher (el asesino jamás tira de gancho para cometer sus fechorías, por supuestísimo). ¿Picamos? Pues yo no. Supongo que por entonces ya tenía aprendida la lección, y aunque me tiraba mucho la curiosidad, nunca jamás la alquilé, ni la vi, hasta ayer por la tarde, cortesía de la amabilidad y el talento rastreador de mi amigo Enorm.
Tres parejas en permanente conflicto llegan hasta la mansión de un famoso psiquiatra, dispuestas a recuperar el amor a base de terapias bastante extravagantes. Alguien ataviado con unas botas negras comienza a matarlos. Lo normal tras el primer crimen hubiese sido salir pitando de allí, pero no, los pacientes se quedan y el homicida continúa con lo suyo. ¿Quién será el culpable?
Básicamente estamos ante un "whodunit" de manual, con regusto a Agatha Christie rancia, todo lo elemental y desalmado que tocaría por su condición telefílmica, aunque, eso sí, luciendo puntuales arrebatos absurdos que agradeces. Por ejemplo, la pareja de sexagenarios con él soltándole sin cesar crueles e hilarantes insultos a ella. El mismo psiquiatra, en apariencia mucho más tarado que sus pacientes. O sendos escuetos más poco inspirados momentos de humor. Tampoco son moco de pavo los títulos de crédito, a base de recolectar, tal y como si se tratara de un trailer cualquiera, algunos de los momentos de la película que nos disponemos a deglutir ¿¿??
Naturalmente, el recuento de cadáveres es escaso y la sangre prácticamente nula. No la esperen, como tampoco esperen un despliegue de tremebundos efectos especiales porque, ni por el forro.
Y pasa lo que pasa, que al sentarme esperando una pedazo de mierda de proporciones bíblicas, me he encontrado con algo semi-simpático, semi-digerible y semi-entrañable que, desde luego, no es para conservar ni volver a ver. Pero ahí queda. Al menos ahora ya puedo ponerle cuerpo a aquella mítica caratula.
En el reparto destacan algunos rostros reconocibles. Especialmente si hablamos de la tocha de Matt CRAVEN (la coincidencia de apellidos no creo que fuera inspiración para el distribuidor), que le viene ideal al farlopero que interpreta y al que hemos visto en chorrocientas películas, destacando por adecuada "Cumpleaños mortal". También les sonará James Keach, básicamente por ser el hermano de Stacy y encarnar al instructor cabrón de "Locademia de conductores". Y finalmente damos con Jack Creley, el misterioso "Brian O'Blivion" del clásico "Videodrome" y que hace el papel de marido mal hablado (que su personaje se apellide Kroog, leáse "Krug", tampoco creo que fuera inspiración para el distribuidor).
Timothy Bond, director, (podríamos referirnos a él chistosamente como Timothy "Dalton as James" Bond) se pasó media vida currando en la tele. Entre sus pocos largos para cine destaca "Cosecha Mortal", cuya reseña fue escrita por Aratz en nuestro pest-seller.
El guion lo firma Peter Jobin, en cuyo curriculum localizamos un episodio de la serie "Misterio para tres" ("Friday the 13th: the series" en v.o.) y, sobre todo, el libreto completo de "Cumpleaños mortal" en cuyo rodaje, supongo, haría buenas migas con Matt Craven.
A saber...

sábado, 10 de enero de 2015

HOUSE 3

A raíz del fenómeno Freddy Krueger muchos fueron los productores avispados que intentaron subirse al carro del dinero fácil rodando epopeyas horroríficas situadas en el mundo de los sueños y las pesadillas.
De entre todos esos desalmados hombres de negocios destacó Sean S. Cunningham, frustrado / resignado papá de la franquicia "Viernes 13", y no porque su apuesta resultara ni mejor, ni más estimulante, sino por su vinculación previa con Wes Craven, creador de "Pesadilla en Elm Street", con quien durante los setenta se asoció para esputar la epatante y clásica "La última casa a la izquierda". Ya suena un tanto rastrero que Cunningham robara a su ex-partner, pero la cosa empeora si comparamos las tramas de esta "House 3" con "Shocker, 100.000 voltios de terror", película del mismo Wes Craven en la que, auto-plagiándose, intentaba repetir el éxito del de las garras. Son sumamente parecidas y ambas vienen fechadas en el mismo 1989, lo que aún añade más misterio.
Un súper-asesino del copón bendito es capturado y llevado a la silla eléctrica. Una vez sentado y enchufado, tarda un huevo en palmarla. Muerto su cuerpo físico y convertido en una especie de electro-fantasma, se tomará la revancha puteando a conciencia al policía que le detuvo.
Leída la trama de base, además de corroborar el mentado parecido con "Shocker", nos percatamos de que su vinculación con las dos "House" previas es prácticamente nula. Efectivamente, que se la bautizara como la tres fue cosa de los productores, que por algún motivo desconocido pensaron que funcionaría de fábula en el mercado no-yanki. Pal autóctono conservó el original, "The Horror Show", muy "cool"... demasiado incluso para la peli que parapeta. ¿Por qué?, pues porque "House 3" es, ante todo, terriblemente previsible, formuláica y angustiosamente aburrida. Sin alma. Que sí, que está decentemente facturada a un nivel técnico, pero eso a mí ya no me impresiona ni me vale.
Curiosamente estamos ante un producto que sirve de casi perfecto puente entre el terror ochentero, del que toma prestado un gore sorprendente en su gran guiñolismo (cadáveres metidos en trituradoras, cuerpos mutilados por doquier, incluso una niña decapitada) y el terror noventero, como cierto humor mal incorporado –práctica esta que los supuestos expertos otorgan a la década de los 80, pero que yo no comparto- y, obvio, el abuso de sustos baratos (el gato saliendo disparado del interior del armario a ritmo de "marramiau!". Mira que he convivido con felinos muchos años y jamás he visto ninguno que se encerrara dentro del armario y se quedara ahí, esperando en silencio durante horas, a que algún incauto abriera la puerta) o de efectos especiales grotescos que arrasan con toda posible verosimilitud y malrollismo. A pesar de este último dato, "House 3" sufrió los temibles envites de la censura, que se encargó de hacer desaparecer para siempre algunos momentos de puro "shock" (que no "Shocker"), como este mismo que les dejo aquí al ladito, con el protagonista abriéndose el pecho de par en par y mostrando su sufrido corazón.
Viendo "House 3", las deudas que arrastra con la calle Elm saltan a la vista. Dejando a un lado todo el tema de pesadillas y surrealismo de andar por casa, tenemos la inevitable fábrica humeante como guarida del malo, el sótano misterioso con su descontrolada caldera y un asesino que mata desde un plano sobrenatural, puede suplantar personalidades y gasta un nombre tan chanante como el de "Max Jenke". Añádanle al pack una tendencia a hacerse el graciosillo y adoptar formas monstruosas totalmente "kruegerianas". El gran problema aquí es que esa actitud desenfadada no le pega nada siendo como es -sobre todo antes de mutarse a pseudo fantasma- un personaje fundamentalmente desagradable y antipático. Su risa burlona o su estúpida conversión a "monologuista macabro" en uno de los peores gags de toda la puta película, se notan extremadamente y erradamente forzados. Tal vez en ese sentido funcione mejor la mención de Don Johnson como la polla más deseada por la platea adolescente en aquellos tiempos. Claro que ahí entramos en el terreno de la comedia involuntaria.
En el reparto localizamos a peña tan carismática como el eterno Lance Henriksen. Brion James en su salsa -hacer de malo se le daba muy bien- explotando al máximo ese inimitable careto de pervertido. La preciosa Dedee Pfeiffer como teenager desbocada (incluida escena de ducha, aunque la doble de cuerpo canta tanto como esas negras prendas indiscretas que lleva encima de las tetas –¡rima!-). Aron Eisenberg es el bizarro adicto al heavy metal de andrógina sexualidad. El legendario Lawrence Tierney se reserva un rol la mar de escueto. También nos damos de bruces con el televisivo Matt Clark, Terry Alexander (el prota "de color" de "El día de los muertos") y Lewis Arquette (cabecilla del clan Arquette y que llegó a participar en cosas como "Porquis 13" –no confundir con “Porky´s 13 en Vietnam”-).
Y lo que tenemos tras las cámaras es puro culebrón. Aunque el director oficial que aparece en los créditos es el prematuramente fallecido James Isaac (responsable de "Jason X" o "Pig Hunt", después de cambiar el taller de efectos especiales por la silla del dire), en realidad "House 3" arrancó con otro al volante, el Neozelandés David Blyth ("Death-Warmed Up/Experimento Mortal") en una desesperada y fallida intentona por labrarse una carrera hollywoodiense. Desconozco qué motivó su despido, pero probablemente no sea una historia precisamente bonita.
Como tal vez tampoco lo sea el hecho de que uno de los co-guionistas, Allyn Warner (de notable carrera previa en televisión y que después de "House 3" no volvería a hacer nada más), decidiera aparecer acreditado como Alan Smithee... ya saben, el pseudónimo oficial que todo profesional del cine utiliza cuando reniega de su labor, generalmente por intromisión de un ente ajeno. Al otro escribiente, Leslie Bohem, las cosas le fueron mejor. Debutaba con "House 3" y seguiría con la casi ofensivamente lógica quinta parte de "Pesadilla en Elm Street" (imagino que su expolio sería lo suficientemente correcto como para que los productores de la saga original le consideraran una opción válida), "Sin escape (Ganar o morir)" pa luciminto de Van Damme, "Pánico en el túnel" pa lucimiento de Stallone, la risible "Un pueblo llamado Dante´s Peak", el super-batacazo "El Álamo - La leyenda" o la "story" de "La hora más oscura".
De los efectos especiales se responsabiliza la inevitable "KNB Group" y de la música el eterno socio de Sean Cunningham, Harry "Viernes 13" Manfredini. Y ya que hablamos de la famosa saga, también localizamos a Kane Hodder ejerciendo de "stunt". Una gran familia feliz.
Para despedirnos, algo de friquismo (¡¿más?!): No podía pasar por alto el cartel de la película. Aunque suene redundante... que levante la mano el que no haya visto esa misma mano abierta en tropecientos mil posters más. Sí amigos, estamos ante uno de aquellos inolvidables iconos de la subcultura del “jetismo caratulil” que tanto nos pone, muy representativa de los años 90. Algún día dedicaré un artículo/repaso a todo ello, lo mismo que a las secuelas falsas que el mercado italiano se sacó de la manga con "La casa" como palabro recurrente. Aunque esputada a raíz del primer "The Evil Dead", dicha franquicia de mentirijilla afectó también -lógicamente- a los "House" producidos por el Sr. Cunningham, incluida aquí esta tercera parte que en esos lares se lanzó como "La Casa 7", nada más y nada menos.
Pero todo ello lo dejamos para más adelante... de momento quédense con que "The Horror Show" es rematadamente mediocre y recomendable de modo exclusivo a completistas del terror yanki con más moral que el Alcoyano.

viernes, 11 de febrero de 2011

FANGORIA´S WEEKEND OF HORRORS 1986

¡¿Qué devoto del cine de horror -como yo, vamos- no daría su alma para visitar una de las célebres "Weekend of Horrors" que la revista "Fangoria" organiza en los USA desde hace años?!. Encontrarte con míticos personajes de la farándula, asistir a sus charlas y presentaciones o adquirir toda clase de cachivaches en los numerosos stands. Ahhhhh (esto es un suspiro), amigos, si existe algo hoy día que todavía despierta en mi sensaciones primarias y alegrías infantiles, eso es el cine de terror. Adórolo, a pesar de decepciones y sinsabores. Y sigo en ello. Por ese motivo si un servidor de ustedes tuviera dinero y no fuese una pobre rata, sería el tiparraco más feliz del planeta revoloteando cual mariposilla por los mentados findes del horror fangorianos. Algo que sospechaba desde hace tiempo, y que se ha visto confirmado durante el visionado de este estupendo video-documental.
Y es que claro, háganse una idea, si visitar un "Weekend..." actualmente ya sería molón, ¡imagínense en 1986!, en plena mitad de la década dorada del horror moderno. Ahí tenemos al actor Clu Gulager, de "El regreso de los muertos vivientes" y "Feast", asegurando que los films del momento, como entonces fueron "Re-Animator" o "Pesadilla en Elm Street", serían los clásicos del futuro. ¡¡Tu si que sabías, Clu!!. Al amigo le acompañan nombres tan ilustres como los de Robert Englund (que jovencito!!), Wes Craven, Tom Savini, Dan O´Bannon, Rick Baker o un Tobe Hooper pre-acabado exultante y que protagoniza uno de los más entrañables momentos del vídeo, la entrega de premios a los cortometrajes de la velada (todos paridos en Super 8 o 16mm). Algunos de ellos pintan muy graciosos, y es del todo sorprendente encontrarse con la versión americana, y ochentera, del realizador underground catalán J.C.Gallardo!. Pero la lista de nombres continúa: la sobrevalorada Elvira (yo no lo trago, oiga!, ni siquiera sus melones me ciegan tanto), Forrest J. Ackerman, John Carl Buechler mostrando un cacho de su entonces nuevísima "Troll", Steve Miner (que dice, claramente, dedicarse al horror por dinero), William "Roger Cobb" Katt, Dick Miller, Walter "Star Trek" Koenig e hijo o una imberbe Jennifer Aspinall dando pie al trailer de "El Vengador Tóxico" (en la que ella se curraba los efectos especiales).
A nivel fílmico también saborearemos secuencias de los dos primeros "Pesadilla en Elm Street", de "House, una casa alucinante" o de "Invasores de Marte" versión Hooper/Cannon. 
Uno de los elementos más gozables del vídeo, es ver a los putos fans rulando entre stands y hablando de sus pelis favoritas. Mítico, sobre todo por las pintas de jevillarro que algunos gastan. En este apartado destaca el concurso de disfraces, donde asoman toda clase de fermosas aberraciones (me hicieron especialmente gracia los tíos disfrazados de "Cazafantasmas") y la subasta a precios muy módicos. Uno de los items vendidos es, nada menos, un poster promocional de "Commando" que ¡¡yo tengo!!.
En fin. ¿Qué más decir?, pues que cuando terminó de poco no se me saltan las lágrimas. Nostalgia pura, caballeros. Y orgullo, también, orgullo de pertenecer a la comunidad de los horrormaníacos. Y a mucha honra!!!.