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martes, 26 de enero de 2010

JET MARBELLA SET

Tenía yo muchas ganas de ver esta película del gran Mariano Ozores. Una de las pocas inéditas para mi, de las ultimas que realizó y su gran fracaso, con el poco afortunado récord de haber atraído menos culos a las butacas que ninguna otra producción nacional del momento. Claro, tras pasarse cinco años rodando directamente para el vídeo club, volver a las salas y lograr semejante resultado, seguramente influyó para que, posteriormente, solo rodara una película más -"Pelotazo Nacional"- y dejara el cine.
Personalmente soy incapaz de ver algo negativo en la filmografía del maestro... hasta esta me gusta, pero sí que detecto cierta desidia a la hora de trabajar, pocas ganas de rodar en exteriores, el nivel de gags baja poderosamente y lo más curioso: se ventila la peli en pocos planos, fijos prácticamente todo el tiempo. El nivel de “enredo” también deja de ser tan brillante como lo había sido en sus títulos previos.
"Jet Marbella Set" cuenta la historia de dos traficantes de armas (Antonio Ozores y Guillermo Montesinos) que hacen negocios con un jeque árabe, y este, encaprichado con la novia del personaje de Montesinos, propone comprársela. De mientras, procuran dejarnos claro que en Marbella no hay una “Jet Set”, sino una panda de vividores que sobreviven con el lujo, fingiendo la existencia de esa misma “Jet Set”.
Pincha la peli. Por todos lados.
El problema está en que se estrenó en pleno 1991, y Ozores continúa haciendo lo que mejor sabe, y llevaba haciendo durante años, sin caer en la cuenta de que el público estaba cambiando y lo que antes era motivo de alegría y movía culos a las butacas, ahora era soez, machista y de poca calidad.
De todas formas, la Miró todavía vivía, y eso fijo que influyó en el estado anímico (y por lo tanto artístico) del director. De hecho, aún le jodieron más con su serie "El Sexólogo".
No obstante, con todo su caos, flojedad y dejadez, 
"Jet Marbella Set" se disfruta perfectamente a poco que tengamos sentido del humor. Y, al fin y al cabo, es un millón de veces mejor que "El perro del hortelano" ¿no creen?.

lunes, 13 de septiembre de 2010

NI SE TE OCURRA... (DEJAR DE VERLA)

Me dio por sacar los vhs, y vi que tenía esta película, la cual conservo por no poder conseguir en dvd, teniendo, no obstante el recuerdo de que se trataba de una película de lo mas deleznable. Que equivocado estaba. Habré visto esta peli tres o cuatro veces, siempre con el prejuicio ( y más en la época) de que “Cruz y Raya” eran unos humoristas de los mas asquerosos (así era y así es, aunque ahora por separado, y aunque haya disfrutado de la parodia de Al Pacino / Bobby De Niro de José Mota). Tras verla, y reflexionar fríamente sobre lo que acababa de ver, llego a la conclusión, de que es tal el desbarajuste, el cutrerío, la dejadez y que a pesar de todo esto la peli no funcionara mal en taquilla, que me quito el sombrero, la califico de “obra maestra en lo suyo” y entra a formar parte de mis “peores favoritas”. Las pretensiones de esta película, son tan meramente comerciales, que al final lo de menos es la propia película… Tenemos a “Cruz y Raya”, lo que es una garantía de taquilla, entonces, ¿para qué coño nos vamos a currar la película? Pero es que además, tiene la fortuna de, en su caos, contar con algunos de los gags tontos al más puro estilo “Spoof”, más graciosos que he visto en mi vida: El rubio, pide una caña en la barra de un bar, y este recibe una caña de bambú. Pide que “le pasen la china” y alguien le lanza a una mujer oriental. Alguien pide algo para picar, y recibe un pico de albañil, que se clava violentamente en la mesa y así toda la película… un “tour de force” de chorradas, con las que me entró la risa tonta, y que recordándolo, aún me dura. Sobre todo destaco la estúpida aparición de E.T. que no viene a cuento y con el peor chiste de la película, que no se puede contar, hay que verlo.
Y cuando digo que la peli es lo de menos, es porque, si en los títulos de crédito se dedican a mostrarnos sketchs mejores o peores, parece que al principio va a tener argumento, dos jóvenes estudiantes de “Artes escenitas Venezolanas” que al comprobar la poca salida que tiene su carrera, deciden buscarse la vida hasta que acaban de “espanta-clientes” en una discoteca. Justo en el momento que entran a trabajar en la discoteca, la película se sumerge en un caos narrativo, que no respeta cronológicamente los hechos (hay escenas que deberían salir antes que otras… mal montada, supongo que de manera voluntaria, da la sensación de que importaba tres cojones como quedara… ¡Increíble!) y si había una pequeña trama, esta desaparece a favor de los gags.
Además tiene una virtud; no solo es una película, que va. Es además ¡un jodido concierto de “La Frontera” filmado en cine!, si, para llegar a la hora y media y teniendo en cuenta que seguramente no existía un guión, entre escena y escena se nos cuela una actuacioncita del grupo de marras, que en la época ya no estaba ni de moda y se cantan unas siete canciones. A una media de tres minutos, tirando por lo bajo, por canción, unos 21 minutos de actuación en directo. Hay que tener dura la cara.
Pero el colmo de la jeta, está en lo siguiente: Se ve que el equipo de filmación, disponía de una discoteca, en la que transcurre el 70 % de la película. Pero claro, llenarla de extras para dar ambiente, supondría un pastón para la producción… ¿cómo solucionarlo? Pues de la manera más ingeniosas. Se inventan un personaje, el gerente de la discoteca (Guillermo Montesinos), que con tres clientes dice que tiene el bar lleno… “- A ver si se me despeja el local”, dice el hijoputa…. Con lo que prácticamente la película entera vemos en esa disco a “Cruz y Raya”, el gerente y el grupo “La Frontera” que no se baja del escenario… ¿no les parece genial la solución? Solventar una carencia con la creación de un gag, es obra de un genio, un maestro de la poca vergüenza. ¿Y quien anda detrás de esto? Pues no un cualquiera, si no Luis María Delgado, con una larga carrera a sus espalda, y todo un clásico de este blog. NI SE TE OCURRA, es su brillante testamento.
En el cast, nos encontramos con Concha Cuetos, Rafael Alonso, Ángeles Martín, Pedro Reyes, Antonio Gamero, Willy Montesinos o José Lifante. Un reparto de lujo ¡encima¡.
Tremenda, si la ven con los ojos que le corresponden a esta película, verán que es una genialidad y la disfrutarán tanto como yo la disfruté. Es una locura. Y lo más curioso, es que en la época, no hubo ninguna habladuría acerca de la calidad de esta película.
Producida por Warner Española, ¿A que esperan estos gilipollas para hacer una edición especial con los extras que existan en DVD? Y más ahora que José Mota triunfa en televisión.

viernes, 6 de julio de 2018

QUE NOS QUITEN LO BAILAO

“Que nos quiten lo bailao” resulta una rara avis dentro de nuestra comedia. Una película netamente valenciana —puramente mediterránea— que juguetea con un género tan nuestro como es la parodia histórica tan en boga los primeros años de la década de  los 80 y  que traía consigo filmes de mayor calado popular que el que nos ocupa, como puedan ser “Juana la loca… De vez en cuando” de José Ramón Larraz, “Cristóbal Colón… de oficio descubridor” de Mariano Ozores o “El Cid cabreador” de Angelino Fons, y con el musical, incluyendo numeritos (impagable el protagonizado por Joan Moleón) absolutamente deudores de la revista. Sin embargo, y a diferencia de los títulos anteriormente nombrados, “Que nos quiten lo bailado” tiene más mala leche y aspiraba a tener un público más intelectual que las otras películas más destinadas a un público de corte popular. Así,  “Que nos quiten lo bailao” tiene todo el tiempo los ojos puestos en el cine de Monty Python rozando, por momentos, el plagio. Si en “Los caballeros de la mesa cuadrada”, cuando el Rey Arturo llega al castillo de Camelot y al advertir la presencia de este ante el resto de caballeros uno de ellos responde que es una maqueta, en “Que nos quiten lo bailao” cuando Fray Jacinto divisa el Alcázar,  uno de sus acompañantes dice que vaya mierda. No es el mismo gag, pero prácticamente es el mismo.
La película transcurre en algún lugar de Valencia, más o menos durante el siglo XV o XVI durante la convivencia de moros y cristianos por aquellas tierras. Y no tiene un argumento propiamente dicho, Una secuencia tras otra va transcurriendo entre diálogos descacharrantes, números musicales y un humor muy particular, pero si que hay un ligero hilo conductor en el que la hija de los marqueses de Mocorroño es vendida como esclava, y en el harem del sultán Al Parrús, esperará a ser rescatada por sus padres mientras es usada para uso y disfrute del sultán y sus amigotes, por ejemplo, siendo su culo exhibido en una especie de ruleta humana de la suerte.
El argumento es de lo menos, aquí lo que prima es que el humor marque el avanzar de la película.
Así, tenemos un divertimento de lo más surrealista, que pese a estar fuertemente influenciado por los Phytom, y gracias a lo autóctono de esos numeritos musicales y de revista, no deja de ser una película de lo más personal. Amén de ser una joya ignota de la que poco se ha sabido hasta ahora, con escasos 178.000 espectadores en salas de cine.
Muy divertida e interesante.
El elenco, salvo por los actores principales interpretados por profesionales de la talla de Joan Moleón, Guillermo Montesinos o Impar Ferrer, está compuesto de las gentes del pueblo dónde se rodó, Luchente, lo que dota a la película de unos rostros y personajes de lo más grotescos, que son otro de los puntos fuertes del film. De hecho, Luchente tiene una importancia vital en esta película, no solo por el elenco, sino también por la cooperación que el mismo pueblo tuvo durante la preproducción de la película, ayudando al personal técnico de la misma a reconstruir un viejo convento abandonado que en la película recrearía una alcabaza. Asimismo, Luchente sería el lugar dónde la película se estrenaría mundialmente.
Dirige la película Carles Mira, director eminentemente Valenciano cuya carrera transcurriría casi en su integridad en su tierra natal, que además de esta joya dirigió cosas menos interesantes como la olvidable “El Rey del Mambo” o “Con el culo al aire” protagonizada por Ovidi Montllor.

viernes, 14 de octubre de 2022

J.R. CONTRAATACA

Secuela directa de “Le llamaban J.R” y rodada inmediatamente después de aquella con el fin de seguir capitalizando la franquicia que Paco Lara Polop se había sacado de la manga a costa (y pitorreo) de la serie “Dallas”, y sin pagar ningún tipo de copyright al respecto (que se sepa).
Esta secuela, “J.R. contraataca”, es un poco más de lo mismo aunque sustancialmente peor, pero inconscientemente incorrecta, brutalmente incorrecta diría yo, porque la premisa principal consiste en curarle un repentino homosexualismo que le ha venido a J.R. Con ese comportamiento inadecuado no tiene derecho a heredar el emporio Palace y, entre unos y otras, procurarán devolverle la hombría de las maneras más básicas y elementales, mientras por otro lado lidia con los chupópteros.
Al final del anterior film, y al igual que en la temporada en curso de la serie que parodia, a J.R. le pegan un tiro dejando la puerta abierta para esta secuela que comienza con J.R. ingresando en el hospital y descubriendo el espectador que no ha muerto a causa del disparo, solamente tiene un perdigón incrustado en un testículo. Contrata así un guardaespaldas enano (interpretado por un enorme Pepe Carabias) que vigilará que ninguna fémina se acerque a J.R., pues al mantener sexo peligra la salud de su testículo.
Por otro lado, entes envidiosos que ansían el poder de Palace, conspirarán contra el potentado inyectando hormonas femeninas en el whisky que este bebe a diario,  generando así una homosexualidad repentina en nuestro protagonista.
La sal más gruesa, la homofobia más salvaje y el peor de los gustos juntos de la mano en este guion de Juan José Alonso Millán dirigido por el propio Lara Polop, que se ventilan todo el trabajo en un par (o tres) de jornadas con la idea de estrenar pronto y recoger los frutos antes de que se pase el tirón de la serie.
Suena a tópico, pero el humor de la película es tan basto y se ceba tanto con los homosexuales —incluso llegan a definir el termino “pederasta” como “maricón perdido”— que a día de hoy sería tristemente cancelada. De hecho, me pregunto sinceramente si no será este el hecho por el que la película no está, como sí lo está su antecesora, circulando libremente en plataformas de streaming, ni que sea Flixolé, con completa libertad. Por suerte, siempre nos quedará la mula.
Poco más que decir… al margen de esta curación del gay J.R. made in Pepe da Rosa —que asimismo se adjudica parte de su argumento en los créditos—, la película es cutre y chabacana a más no poder, mala como un delincuente, sin embargo su visionado resulta entrañable si no nos tomamos muy en serio el mismo y, lógicamente, naturalmente y mientras se tenga sentido del humor, se ríe uno mucho con los chistes de maricones, más que porque sean buenos, simplemente porque existen y porque hoy serían condenados a muerte. Por supuesto, los espectadores sabíamos a lo que veníamos.
Por lo demás, Antonio Garisa, Mary Santpere, Guillermo Montesinos, José Carabias etcétera, etcétera, como en la primera, se lo pasan divinamente frente a las cámaras soltando diálogos cafres y haciendo su dinerito.
“Le llamaban J.R” llevó a los cines a casi un millón de espectadores; se estrenó en el momento preciso. “J.R. contraataca” por el contrario llegó ya con la fiebre de “Dallas” un tanto paliada, apenas movilizó a los cines de barrio a doscientos y pico mil espectadores. Muy poco.
Al final de la película un Pepe da Rosa metidísimo en el rol de J.R. amenaza con un contundente “¡Volveré! ¡Volveré!” a sus enemigos. Obviamente no hubo trilogía, y da la sensación de que mientras la producción trabajaba en esta secuela, ya se olía que no iban a hacer muchas más películas con el personaje.

lunes, 28 de julio de 2014

BUSCANDO A PERICO

Antonio del Real, que tiene la particularidad de ser, sin comerlo ni beberlo, el único director español actual que hace un tipo de cine muy deudor de “La Españolada”, paradójicamente, inició su carrera como un miembro más de “La nueva comedia española”, es decir, que viene de un cine distinto al que hace ahora. Esto es, que al igual que los Colomos y  Truebas de turno, del Real hacía un tipo de comedia contemporáneo, marcado por la transición y la izquierda de inicios de la década de los ochenta, dónde la política, la delincuencia, la droga y el post modernismo formaban parte de esa nueva comedia, dejando atrás todos los tópicos de lo que la comedia española había sido hasta ahora. Es decir, comedia para “progres”. Y si en 2006 del Real se atrevió a hacer algo tan fuera de época como es “Desde que amanece apetece”, en 1982, y tras el éxito que supuso su opera prima “El poderoso influjo de la vida”, rueda algo tan actual para su momento como fue “Buscando a Perico”, dónde, quinquis, fachas, rojos y cocaína, forman el particular universo de esta película.
Un aristócrata de viaje por algún exótico país latinoamericano, se trae a España un cargamento de cocaína oculto en un paquete de cocos. Su ayudante, que se encarga de ellos de vuelta a españa y que ignora lo que los cocos contienen en realidad, los deja en el asiento trasero del coche. Al día siguiente, cuando va a comprar el periódico, dos quinquis le roban el coche, estando dentro de él los cocos con la coca y el hijo de este, Perico. Y de ahí el título “Buscando a Perico”. A partir de ahí, mafia, policía, drogadictos y demás morralla, entran en escena, buscando a los dos “Pericos”, con las situaciones cómicas que esto acarreará.
Hay que ver con lo moderna que resultaba esta película en su momento, lo desfasada que se queda a día de hoy. Teniendo buen recuerdo de ella de haberla visto años atrás, el volver a verla ha sido un ejercicio soporífero, a pesar del ritmo endemoniado que gasta la película.
Vendría a ser un remedo a la española de “Los Locos del Cannoball”, en la que muchos y variopintos personajes van a por algo a la carrera, todo ello convenientemente adaptado  al españolismo ochentero y haciendo alarde de lo políticamente incorrecto, como era común en el humor de aquellos días, recién salido el país de una dictadura. Y no dudo que la combinación en la época fuera explosiva – de hecho, fueron a verla más de 500.000 espectadores al cine, pero dónde de verdad tuvo tirón la película, fue en los vídeo clubs- pero a día de hoy no funciona en absoluto. No conseguí reírme nada de nada, a pesar de la predisposición que tengo yo con este tipo de productos. Ni tan siquiera entretenerme. Con la de cosas que pasan. Ya es difícil.
El reparto, plagado de grandes como Luis Escobar, Antonio Gamero, Agustín González, Santiago Ramos, Guillermo Montesinos, Ricardo Palacios o Charly Bravo, es además excéntrico hasta el punto de tener en sus filas destacadas presencias de la televisión infantil de aquellos días comoFernando Chinarro (“El gran circo de T.V.” “El loco mundo de los payasos”) o José Riesgo (“Terror en el tren de media noche”) y Juan Ramón Sánchez, Julián y Chema, respectivamente en “Barrio Sésamo” y que aquí interpretan a un mafioso y a un heroinómano respectivamente, o del mundo de la canción como puedan ser Caco Senante, o el criminal Teddy Bautista, en un rol que parodia al Alex DeLarge de “La Naranja Mecánica”.
Curiosa. Pero no ha aguantado el visionado. Una lástima, porque quería que me gustase, pero…

viernes, 19 de diciembre de 2014

AMANECE COMO PUEDAS

De igual modo que hemos hablado otras veces del cine andaluz, es de recibo  hablar sobre otras corrientes cinematográficas regionales, incluso más minoritarias que esta,  de nuestro país.
Con este “Amanece como puedas”, se pretendía poner en el mapa el cine Valenciano, y todos los medios cinematográficos, revistas especializadas, programas de T.V. sobre cine, se hicieron eco de esta película allá por 1989. Se supone que la película iba a estar realizada en Valencia y con equipo Valenciano –pero, curiosamente, gran parte del elenco actoral está compuesto por Catalanes- y en teoría  la cosa podía convertirse en un pequeño éxito que sería sonado. Pero no lo fue. De hecho el cine Valenciano como corriente, no tuvo la entidad que si tuvo el andaluz; así que como industria independiente, la cosa no fraguó.
Pero la cosa tiene su gracia: Resulta que en el papel esta película se tenía que haber titulado “Benifotrem” porque la  historia transcurre en un pueblo ficticio llamado así. Pero claro, “Benifotrem” es un juego de palabras en valenciano, que aunque en la película se explica que significa “Descendientes de ramera”, quienes saben valenciano afirman que significa “ven a follar”. Sea como fuere –porque yo no se valenciano- los productores tuvieron miedo de que un título tan políticamente incorrecto les diera problemas y como “Amanece que no es poco” acababa de tener un discreto éxito y “Agárralo como puedas” estaba en alza,  pues se estrenó con ese horroroso y engañoso título que expolia, obviamente, los dos anteriores. Luego en los títulos de crédito, debajo del título oficial, pone entre paréntesis “Benifotrem”, pero vamos, que les dio lo mismo porque la película fue un fracaso de taquilla que no logró congregar más de 45.000 espectadores, y ya no se volvió a escuchar hablar de la cinematografía valenciana, al menos, como corriente cinematográfica.
La peli es  lo que, debido a la peli de Robert Altman, a mí me gusta  llamar un “Shortcut”, es decir, una película que cuenta muchas historias entrelazadas. En este caso, las de una serie de personas de ciudad que no se conocen y que, por circunstancias de la vida, acaban pasando un fin de semana en el costero pueblo de Benifotrem. Todos ellos vivirán supuestos momentos hilarantes, cómicos y enloquecidos.
En realidad, la comedia es de lo más serena. Es un verdadero coñazo cuyos gags, pretendiendo ser graciosos, no lo son en absoluto. Pretende ser moderna…No obstante resulta rancia y además, no se entiende un carajo porque aunque se escribieron un montón de personajes y un montón de situaciones que les ocurren a estos, lo que no hay, es una historia. Además que es una completa chapuza toda ella y dan ganas de quitarla a mitad de visionado. Sus ganas de vivir me horrorizan, que diría Robert Crumb: La película es tan “enrollada” y “en la onda” que para que no quede duda de ello, cuenta con banda sonora, e incluso, una actuación dentro de la peli de aquél grupo musical ochentero, tan irritante hoy y tan cachondo en la época como eran“Los Inhumanos”, así pues, con ello les digo todo. Mala a rabiar.
Buscando info por ahí, me topo con esta crítica en un diario, que paso a transcribirles, porque me ha hecho mucha gracia leerla: “Produce sonrojo contemplar las imágenes de esta aberrante retahíla de burdos gags, supuestamente chispeantes y con humor levantino. Un guión inexistente, un montaje chapucero y unos diálogos de encefalograma plano dan como resultado una de las peores películas de la década. Y no es una exageración”. Bueno, se me ocurren muchas películas peores que esta de la década de los ochenta, de me ocurren como doscientas peores que esta de los noventa, pero si, esta peli manda cojones.
En el reparto tenemos rostros populares como los de OvidiMontllor, Guillermo Montesinos, Juanjo Puigcorvé, Roberto Hernández, QuetaClaver o Rafael Moleón
Dirigiendo y escribiendo los gags, Antoni P. Canet, que años después se granjeó un prestigio gracias a su documental “Las alas de la vida” sobre un médico que padecía la enfermedad de Atrofia sistemática múltiple. Un documental de corte social bastante competente y digno. Mejor, porque desde luego, la comedia no era lo suyo.

lunes, 10 de octubre de 2022

LE LLAMABAN J.R.

Durante el año 1982 en España, en tiempos en los que la televisión más que una opción de entretenimiento era religión, se emitió con gran éxito la teleserie —o más bien culebrón— “Dallas” creada por David Jacobs. Se convirtió, por obra y gracia de la providencia, en un fenómeno social a nivel internacional con gran calado, curiosamente, en nuestro país. De su poblada galería de personajes obtuvo especial popularidad uno en concreto bastante cabrón, J.R. Ewing, interpretado con total pericia por Larry Hagman. El tal J.R. era un magnate petrolero texano que utilizaba su poder, su influencia, la extorsión y la mentira para conseguir sus fines, y, a pie de calle, donde todo el mundo comentaba en petit comité las fechorías de esta figura, se comenzó a extender la inclusión de expresiones recurrentes en nuestro lenguaje que incluían a J.R. “Eres más malo que J.R.”, por ejemplo, salía de la boca de miles de españolitos en los primeros años de la democracia española.
Al mismo tiempo, triunfaba en televisión desde hacía casi una década el cómico Pepe da Rosa, que con una suerte de chascarrillos y cantando unas sevillanas satíricas en las que el cómico hacía alarde de un ingenio muy por encima de lo que se estaba acostumbrado en el humor de aquellos años, se metió al público en el bolsillo con tonadillas que aludían a la actualidad televisiva; Alcanzó el cenit de su éxito haciendo la sevillana “A J.R.” (a la que se le atribuye de manera casi oficial que es el primer rap escrito en nuestro país, aunque da Rosa lo ejecutó de manera inconsciente) en la que analiza a modo de tanguillo, con una mala leche muy marcada, los contenidos de la serie de marras, pero con anterioridad ya había triunfado con “Los cuatro detectives”, canción dedicada a Colombo, Banachech, McLoud y Kojack, personajes televisivos también muy queridos y, posteriormente, triunfaría con “Los lagartos de la tele”, sevillana dedicada a otro fenómeno televisivo como fue la serie “V”.
El caso es que su canción “A J.R.” y el furor general que estaba teniendo la serie “Dallas”, no podían pasar desapercibidos para el mundo del cine de la época que se adjudicaría una serie de éxitos de taquilla expoliando, a modo de parodia, los bombazos televisivos del momento. Nace así, orquestada por el mítico Paco Lara Polop, esta “Le llamaban J.R.” que parodia de forma muy cafre y a la española la trama de la serie “Dallas” con la popular canción de Pepe da Rosa siempre de fondo y con el total protagonismo del cómico sevillano.
El lujo americano de los escenarios de “Dallas” se ven aquí reducidos a poco más que un chalet con piscina, en lo que en la ficción viene a ser un cortijo andaluz de nombre Palace. Eso sí, el elenco, está compuesto por nombres de lo más granado del cine español dando vida a los gerifaltes de la teleserie americana en su versión castiza, por lo que la Sue Ellen de la serie original aquí vendría a ser rebautizada como Eli, la Pamela de “Dallas” aquí sería Canela, Bobby sería Tobi, y J.R. mantendría sus siglas, esta vez para dar nombre a un tal Jerónimo Romero.
Aquí J.R. sería el hijo de los guardeses de un cortijo andaluz que está a punto de ingresar en el seminario para ser cura, hasta que recibe la noticia de que va a heredar el macro-dominio de Palace, así como la empresa familiar, la Chorizo Egüik Company and Huevos Corporeision. A partir de ahí, el bueno de J.R. se convierte en poco más que un negrero y, al igual que sucedía en la teleserie americana, se desarrollan las tramas en torno a la extorsión, el chantaje y el abuso de poder, aderezado todo con unas gotitas del todavía coleante destape autóctono y mucho humor de sal gruesa, haciendo especial hincapié en los chistes homófobos. Todo un muestrario de incorrección política que haría las delicias de la infame Carolina Iglesias y el resto de comicastros millennials abanderados del “buenismo” y que han puesto de moda la palabra “cancelación”. Estos son la nueva censura, pero ese sería otro asunto. Aquí no habían ni nacido.
Además la película, supongo que rodada deprisa y corriendo, aparece en los cines en un momento en el que la serie original está de especial actualidad, puesto que en el final de la temporada que se emitiese en aquél momento de 1982, al J.R. original le pegan un tiro, cosa que deja al país en suspense a la espera de la siguiente temporada. “Le llamaban J.R.” aprovecha esa situación hasta las ultimas consecuencias siendo J.R. asimismo disparado al final de la película y dejando al espectador a dos velas, anunciando el desenlace de este acontecimiento en una próxima película que se materializaría un año después bajo el título de “J.R. Contraataca” (y que verán aquí reseñada próximamente).
A día de hoy, y cada vez menos, “Le llamaban J.R.” es recordada por el público mayor de 40 como un clásico del humor de los 80, pero en realidad se trata de un artefacto cuya vida útil se reduce a los dos o tres meses que la película habría de permanecer en cartel. Todo está rodado para que funcione en ese intermedio entre temporada y temporada, y mientras la canción de da Rosa sonara en radio y televisión. En 1985, tres años después de su estreno, “Le llamaban J.R.” ya era una película vieja.
Por lo demás, es mala, chabacana, por momentos ridícula y los chistes funcionan a duras penas, pero yo creo que es un producto que tiene en general cierta gracia, ya sea por los motivos por los que fue concebido, ya sea porque se trata del ejemplo de cine exploit que mejor refleja el carácter del español medio de aquellos años tanto detrás de la cámara como en la platea, que tomaba coñac, fumaba puros y veía en la tele la misa de los domingos, el fútbol, “Dallas” y escuchaba la música y se mondaba de la risa con el genial Pepe da Rosa.
El reparto, lleno de astros, lo componen nombres como los de Antonio Garisa, Guillermo Montesinos, Mary Santpere, Miguel Rellan, Alfonso del Real, Luis Barbero o el entrañable José Riesgo —Julián en Barrio Sésamo—, todos en estado de gracia y pasándoselo muy bien haciendo esta película, y actrices propias del destape, aquí quizás más vestidas que de costumbre, como puedan ser María Salerno, Pilar Alcón o Mónica Cano.
A mí, en general, me gustan este tipo de películas.
Pueden disfrutar de los fotocromos para cine, que ya colgamos en este blog en su momento, pinchando aquí.