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miércoles, 31 de octubre de 2012

ORO ROJO

Resulta un tanto sorprendente que las unicas incursiones en el mundo del cine del escritor Alberto Vazquez- Figueroa como director(en cuya novela “El Perro” está basada “Rottweiller” de Brian Yuzna), sean tan de género y tan palomiteras a pesar del tufillo serio que desprenden.
Claro, que solo realizó dos películas, porque obviamente, se le da mucho mejor escribir que dirigir. Una de ellas es “Manaos” y la otra esta “Oro Rojo”.
Un marinero llega a una isla llamada Providencia, donde un dictador tiene a toda la población muerta de hambre. Pronto pierde el pasaporte y se verá inmerso en un mundo de corrupción donde el unico sustento de los habitantes, son los cuatro pesos que se les da cuando venden su sangre. Junto con un mendigo que come ratas, se verá envuelto en más de un asunto turbio.
La película es una co-producción hispano-mexicana, que por nuestra parte produjeron los hermanos Reyzabal –dueños de Izaro Films, y productores de muchas de las películas de Pajares y Esteso- y que en un afán de explotarla en ambos países, lograron juntar a dos actores de peso en cada uno de ellos. Hugo Stiglitz por la parte Mexicana y José Sacristán en la parte española, como el marinero y el mendigo respectivamente. En la promoción, en Mexico se destacaba como protagonista a Hugo Stiglitz, mientras que en España se explotaba el protagonismo de Sacristán. No obstante, pasó un tanto inadvertida en las salas de ambos países.
Sin embargo, la película no está nada mal. El ambiente apocalíptico que se respira por cada uno de sus fotogramas la sitúa muy por encima del cine español de aquella época, si bien cagaditas como el forzado aspecto de vagabundo que luce José Sacristan, o los esbirros del dictador que van vestidos del llanero solitario, le confieren un tufillo cutre, que si no te lo dicen, te crees que estás viendo una de aventuras de Juan Piquer Simon, lo cual teniendo cuenta quien es el director, es siempre un acierto.
De ritmo lento, necesario eso si, entre que Hugo Stiglitz no para quieto (folla con putas, le dan de hostias, se fuga de una prisión en medio del mar, se enamora de una tía que no folla porque al estar apartada de la civilización sobrevive comiendo queso de cabra…) y que José Sacristán sueltas fisolofadas baratas cada dos por tres (“¿Qué comer carne de rata puede traer enfermedades? ¿Más que no comer?”) lo cierto es que la peli pasa tan ricamente y tan entretenida.
En el reparto, caras conocidas como Antonio Gamero, Terele Pavez, Alfredo Mayo, Monica Randal o José Riesgo, lo que es lo mismo, Julián de Barrio Sesamo.
Para pasar un ratillo.

lunes, 11 de mayo de 2015

GULLIVER

Amparada en ser una adaptación libre de “Los viajes de Gulliver” de  Jonathan Swift, lo que verdaderamente ofrece esta película, es la poca vergüenza del director Alfonso Ungría. Pero la poca vergüenza se vio justamente castigada. Lástima que ese castigo que destruyera la película, fuera proveniente de las últimas  cuchilladas de la asquerosa y vil censura.
Resulta que el director Ungría, vio la película de Werner Herzog “Los enanos también empezaron pequeños” sobre una sociedad de enanos que se rebelan, y como aún no se había estrenado en España, aprovecha  la ignorancia habitual del publico de este país y se junta con Fernando Fernán Gómez para, con dos cojones, y sin reconocerlo en ningún momento, plagiar la idea y el concepto de aquella. La única manera de defenderse de esta acusación es, como ya he dicho antes, el ampararse en que adapta “Gulliver”… pero en realidad, y con unos toques castizos, nos cuenta prácticamente lo mismo que la de Herzog, sin la pericia de aquél, por supuesto y  nada de “Los viajes de Gulliver”.
Así tenemos a un delincuente que escapa de la policía y, tras un accidente, acaba en un remoto pueblo perdido y desértico, habitado por enanos. Estos le recogen y es testigo de la sociedad de la que forman parte, con sus dictaduras, jerarquías y en torno al mundo del espectáculo –tauromaquia y teatro-.
Como el hombre es más fuerte que ellos, hará que las cosas en ese pueblo se pongan de su lado y, ofreciendo casinos y todo tipo de ocio a los enanos,  pronto tomará el poder, con las consecuencias que esto pueda acarrearle.
Rodada en 1977, la película no consiguió ser estrenada hasta dos años después. La censura la dejaba completamente amputada, se cebaron con una escena en la que, en teoría, se mostraba una felación, y otras tantas en las que los enanos cometían fechorías (o no). Entre eso, y que las distribuidoras no querían estrenar un producto tan peculiar, se quedó en las latas hasta que, pasados dos años, se estrenó de tapadillo, desplazándose hasta los cines, unos 48.000 míseros espectadores.
Desde los primeros fotogramas, detectando el plagio, la película ya me resulta antipática  y, según va avanzando, me voy aburriendo, me va cayendo más gorda y me  pongo de mala hostia. Además, es el precedente de lo que poco después vendría con la dichosa Ley Miró. Encima, la versión que yo he visto, no tiene la famosa escena de la felación.
Mala no, lo siguiente. Y pedante. Y pretenciosa.
Junto a Fernán Gómez, toda la cuadrilla de enanos del cine español de los setenta y ochenta: José Jaime Espinosa (“Cristóbal Colón de oficio descubridor”, “La Momia Nacional”, “La loca historia de los tresmosqueteros”) o José Rivera “Caracolillo” (“La Biblia en pasta”) junto a actores de tamaño normal de la talla de (jejeje!) José Riesgo.
En cuanto al director Alfonso Ungría, empezó su carrera con una película de prestigio como fue “El hombre oculto”, para pasar a una boicoteada por los mismos productores y nunca estrenada, “Tirarse al monte”. Siguió con típico cine español de mierda, como “África”, donde vemos las tetillas a ElenaAnaya, “El deseo de ser piel roja” o ese panfleto donde un grupo de profesionales nos dejan claro lo comprometidos que son (jajajajajajaja!!) titulado “¡Hay Motivo!”
Que mal me cae todo este universo.

martes, 25 de enero de 2011

OPERACION MANTIS (EL EXTERMINIO DEL MACHO)

La etapa más decadente de Paul Naschy, tiene como zenit esta película. El actor y director se apuntó al “Spoof”, creyéndose percusor del género en España, cuando ya lo habían hecho, sin mucho éxito Mariano Ozores y Manuel Summers, por lo que el hostión fue considerable. En co-producción con Japón (ya saben, Masurao Takeda) como venía siendo habitual en esa época, para esta comedia, se le concedió a Naschy el mayor presupuesto que había manejado nunca. No se recuperó nada. Y claro, la culpa nunca fue suya, fue del co-guionista Joaquin Oristell y de que la película era demasiado sofisticada y adelantada a su tiempo, no como las de Mariano Ozores que demandaba el público. Que poquita vergüenza tenías Jacinto.
La única verdad, es que la película da absoluta vergüenza ajena, por todo en general, y por Paul Naschy en particular. Si no eres cómico no te metas a hacer monerías, porque vas a hacer el ridículo. Y él lo hace de todas las formas posibles, sirviéndose para ello de los mas variopintos disfraces. Verle de punk cantando y "subnormaleando" es de antología, pero en plan negativo… da mucha penita.
Tras el asesinato de una influyente mujer, una organización feminista llamada “Matriarka”, planea el exterminio del macho, dejando solo 200 tipos influyentes para la perpetuación de la especie. Tres Súper espías son enviados para solucionar el tema.
La saga que intenta parodiar Paul Naschy es la de James Bond. No se puede ser menos acertado… desde los años 60, se han hecho parodias de Bond. A mediados de los 80 ¿quién quería ver otra? Y menos en manos de Paul Naschy, que si, que con el terror se ganaría a posteriori cierto prestigio, pero en comedia… Si no tienes ni puta gracia y encima quieres sostener el peso cómico de un largometraje entero, hay que ser un tipo con mucha confianza en si mismo… Y también en la película, puesto que al finalizar, prometían una secuela… como si no hubiéramos tenido suficiente.
Si el descalabro funciona en algún sentido, es en su patetismo. Es tan triste ver gags pretendidamente graciosos, y buenos actores cómicos que no atinan, que al final te tienes que reír. Siendo la peli mas difícil de conseguir de Paul Naschy (con permiso de "Las noches del hombre lobo", que no se sabe ni si existe) la convierte en una joyita, rareza y curiosidad.
Dirigida y co-escrita por el propio Naschy, además de él intentando hacerse el gracioso interpretando a un Rasputín que te vende caramelos a ritmo de chascarrillo (“¡Que cosas tiene mi Zarina!” como guiño al “!Que cosas tiene mi novio¡”, que se convirtió en una popular coletilla ochentera), tenemos en el reparto a la inevitable Julia Saly, José Sazatornil “Saza”, que protagoniza una escenita junto a una araña de plástico totalmente inmóvil, de lo peorcito que he visto en mi vida, José Luis López Vázquez, Antonio Gamero, Freda Lorente, José Riesgo, Fernando Bilbao…
La verdad es que el despropósito es tal, que siendo la peli mas cara que realizó Paul Naschy, sin embargo parece la mas barata, y es que me da a mi que el presupuesto se fue en pagar a todos estos actores, a quienes, dicho sea de paso, se ve en un estado de gracia menor y muy poquito entusiasmados.

lunes, 28 de junio de 2010

TERROR EN EL TREN DE LA MEDIANOCHE

Hacía tiempo que andaba yo detrás de ver esta película, y cual ha sido mi sorpresa al ver que salió en dvd hace un tiempo.
Eso si, para la escueta edición, le han quitado del título el “la” con lo que se queda en TERROR EN EL TREN DE MEDIANOCHE. Claro, es que si no, parece que se hace referencia a los bollos “las medianoches”. De hecho, mi mujer me preguntó que película iba a ver, y al contestarle se echó a reír, puesto que pensaba que el título hacía referencia a dicho bollo. Pensó que era una comedia. Y no es una comedia, pero os juro que me he reído más que si me hubiera puesto lo último de Adam Sandler, por ejemplo.
Un jefe de estación de pueblo, ve pasar de vez en cuando un extraño tren, que no está en el itinerario, a las 12 de la noche. Eso le motiva a ir también de vez en cuando al cementerio a profanar tumbas, siguiendo sus instintos. Por otro lado, le cuenta el fenómeno al cura, que le aclarará que ese tren pasa solo cuando alguien muere en el pueblo, y le advierte que con el mundo de los muertos no se juega. Investigan sin éxito este caso, mientras intercede el cura, para que el jefe de estación se case con la zorra del pueblo, que no puede dejar su coño quieto.
Increíble. Lo que he sentido viendo esta película, es justo la sensación que quiero sentir cuando me pongo una peli soberanamente chunga.
Hay muy poquitos actores; los clásicos Rafael Hernández y José Riesgo…, si, el Julián de BARRIO SESAMO. Hernández el jefe de estación y Riesgo el cura.
Rafael Hernández, un tipo calvo, siempre viejo, feo y un pelín grimoso, además es el galán de la función… ¿Cómo osan? Hay una escena en la que el cura, intentando llevar por buen camino a la zorra, le pregunta que con que joven del pueblo le gustaría casarse, a lo que responde que con el jefe de estación. – “Muy buena elección”- contesta el cura. Ella no es que sea el mega-pivón, pero ¿Quién coño se puede creer que una moza de más o menos buen ver, beba los vientos por Rafael Hernández? Hilarante.
De 1980, lo bueno de esta peli, es que trata de ser una de terror realista, que se estampa violentamente contra un muro y no consigue ninguno de sus propósitos: es mas lenta que un día sin pan (en serio, no he visto película mas eterna), los pocos efectos especiales de los que se dispone, son tan malos, que siempre aparecen en pantalla, bien con la cámara desenfocada, o en planos de menos de un segundo, para evitar lo pobre del asunto (como ejemplo, la escena en la que Hernández desentierra a una difunta y vemos muy de pasadillo el cadáver, verde, porque el muñeco debía ser de vergüenza ajena).
Se introducen en el guión, gags cómicos propios del vaudeville de la época, que en absoluto vienen a cuento en una trama tan rural y tan seria, como por ejemplo, las varias confusiones del prota, que cree ver fantasmas cuando son vecinos, o uno muy celebrado: el tren, cuando hace acto de presencia, viene acompañado de una música de órgano totalmente crispante. En una conversación telefónica con el cura, el prota asegura oírla, y pronto viene el estúpido gag, cuando el cura le dice que en realidad está escuchando una cinta de música de iglesia… ¡¡QUE ESTUPIDEZ TAN GRANDE!! La sola idea de meter ahí ese gag, se convierte en una genialidad.
¿Y da miedo la peli? En absoluto. Pero consigue crear una atmósfera agobiante, pero agobiantísima, acelera el corazón incluso (¡en serio!) gracias a la banda sonora, a base de ¿theremin? y órgano de iglesia, tocado fatal, como si le hubieran dejado los instrumentos a un retrasado mental. Y resulta ser lo mas efectivo de la película, pues, sin los artífices saberlo, consigue poner al espectador realmente nervioso… y suena mucho esa música.
En definitiva, que me ha encantado lo que he visto. Una peli española genuinamente de terror, tan, tan mala y tan, tan divertida (sin pretenderlo tampoco), que desde ya forma parte de mis chungadas favoritas. Una autentica joya, vaya.
Dirige Manuel Iglesias, director que no se ha prodigado mucho, pero que a parte de esta obra maestra dirigió títulos como JÓVENES VICIOSAS o LA ZORRA Y EL ESCORPIÓN.

viernes, 17 de abril de 2015

ODIO MI CUERPO

Lo que León Klimovsky nos ofrece con esta película, es una historia de planteamiento del todo descabellado, a la par que interesante, para luego, una vez pasado ese planteamiento, ir descendiendo el interés de lo que se nos cuenta hasta importarnos un pito todo el conjunto. Y es que, bajo una fachada de cine fantástico rudo, lo que aquí tenemos es un panfleto pro-feminista de aquellos de “ponte en mi lugar”, que quizás en el año 1974 resultase rompedor, pero hoy en día es de lo más exagerado y poco creíble. Cada hombre que aparece en esta película es poco menos que un criminal sexual, a la vez que cada mujer que aparece (excepto la protagonista y ahora verán el por qué) es una retrasada mental.
Un individuo bastante mujeriego conoce a una mujer en una fiesta loca. Gracias a los efectos del alcohol, tras la fiesta, acaban teniendo un accidente de tráfico que les dejará los órganos internos bastante jodidos. Sus cuerpos dan a parar a manos de un científico loco que hace un trasplante de cerebro, es decir, el cuerpo de ella está intacto, pero tiene serios daños en el cerebro, mientras que el cuerpo de él está destrozado, pero su cerebro perfecto; así pues, le ponen el cerebro de él, en el cuerpo de ella.
Una vez adaptado el cerebro al cuerpo, este individuo tiene que hacer su vida lo mejor posible y resolver sus asuntos pendientes como hombre, cosa esta que, al ser mujer, no será tan fácil ya que tendrá que soportar los envites de aquellos que se la quieren follar (o sea, todos los tíos que se cruzan en su camino) y consentir la discriminación en el terreno laboral. Sin embargo, a la hora de seducir a alguna señorita, el problema no es que estas quieran o no, que quieren, el problema es que no puede penetrarlas…
La verdad es que arranca muy bien, como una película de corte fantástico. Y lastima que sigan por ahí los derroteros, porque justo en el momento en el que nuestro protagonista asume que está encerrado en un cuerpo de mujer y se escapa del hospital donde le han encerrado, la cosa ya me da exactamente lo mismo y me aburro, pero por el contenido social que se empeña en ser, sin llegar a serlo tampoco. Una lástima. Con todo, está entretenidilla. Y, como no, el humor involuntario hace de las suyas en mayor o menor medida.
En el reparto tenemos a Manuel de Blas (“Y si no, nos enfadamos”) dando vida al protagonista cuando es hombre y  Alexandra Bastedo (“Cabo de Vara”, “Batman Begins”) cuando es mujer, dando una interpretación muy convincente, con esas caras de asco cuando algún macho le toca, porque, claro, está interpretando a un hombre, y  la verdad es que lo hace muy bien. Secundándolos tenemos a Narciso Ibáñez Menta y Gemma Cuervo como los dos locos que trasplantan cerebros, Manolo Zarzo que ante la negativa a follar de nuestro/a protagonista entra en cólera, como es natural (irónicamente, lo digo), Eva León, Blanca Estrada, José Riesgo, Álvaro de Luna o Luis Ciges.
Klimovsky es conocido por dirigir “La noche de Walpurgis” entre otras películas de Paul Naschy, ser uno de los nombres visibles de nuestro “Fantaterror” y ser un director, a todas luces, sobrevaloradísimo.

lunes, 28 de julio de 2014

BUSCANDO A PERICO

Antonio del Real, que tiene la particularidad de ser, sin comerlo ni beberlo, el único director español actual que hace un tipo de cine muy deudor de “La Españolada”, paradójicamente, inició su carrera como un miembro más de “La nueva comedia española”, es decir, que viene de un cine distinto al que hace ahora. Esto es, que al igual que los Colomos y  Truebas de turno, del Real hacía un tipo de comedia contemporáneo, marcado por la transición y la izquierda de inicios de la década de los ochenta, dónde la política, la delincuencia, la droga y el post modernismo formaban parte de esa nueva comedia, dejando atrás todos los tópicos de lo que la comedia española había sido hasta ahora. Es decir, comedia para “progres”. Y si en 2006 del Real se atrevió a hacer algo tan fuera de época como es “Desde que amanece apetece”, en 1982, y tras el éxito que supuso su opera prima “El poderoso influjo de la vida”, rueda algo tan actual para su momento como fue “Buscando a Perico”, dónde, quinquis, fachas, rojos y cocaína, forman el particular universo de esta película.
Un aristócrata de viaje por algún exótico país latinoamericano, se trae a España un cargamento de cocaína oculto en un paquete de cocos. Su ayudante, que se encarga de ellos de vuelta a españa y que ignora lo que los cocos contienen en realidad, los deja en el asiento trasero del coche. Al día siguiente, cuando va a comprar el periódico, dos quinquis le roban el coche, estando dentro de él los cocos con la coca y el hijo de este, Perico. Y de ahí el título “Buscando a Perico”. A partir de ahí, mafia, policía, drogadictos y demás morralla, entran en escena, buscando a los dos “Pericos”, con las situaciones cómicas que esto acarreará.
Hay que ver con lo moderna que resultaba esta película en su momento, lo desfasada que se queda a día de hoy. Teniendo buen recuerdo de ella de haberla visto años atrás, el volver a verla ha sido un ejercicio soporífero, a pesar del ritmo endemoniado que gasta la película.
Vendría a ser un remedo a la española de “Los Locos del Cannoball”, en la que muchos y variopintos personajes van a por algo a la carrera, todo ello convenientemente adaptado  al españolismo ochentero y haciendo alarde de lo políticamente incorrecto, como era común en el humor de aquellos días, recién salido el país de una dictadura. Y no dudo que la combinación en la época fuera explosiva – de hecho, fueron a verla más de 500.000 espectadores al cine, pero dónde de verdad tuvo tirón la película, fue en los vídeo clubs- pero a día de hoy no funciona en absoluto. No conseguí reírme nada de nada, a pesar de la predisposición que tengo yo con este tipo de productos. Ni tan siquiera entretenerme. Con la de cosas que pasan. Ya es difícil.
El reparto, plagado de grandes como Luis Escobar, Antonio Gamero, Agustín González, Santiago Ramos, Guillermo Montesinos, Ricardo Palacios o Charly Bravo, es además excéntrico hasta el punto de tener en sus filas destacadas presencias de la televisión infantil de aquellos días comoFernando Chinarro (“El gran circo de T.V.” “El loco mundo de los payasos”) o José Riesgo (“Terror en el tren de media noche”) y Juan Ramón Sánchez, Julián y Chema, respectivamente en “Barrio Sésamo” y que aquí interpretan a un mafioso y a un heroinómano respectivamente, o del mundo de la canción como puedan ser Caco Senante, o el criminal Teddy Bautista, en un rol que parodia al Alex DeLarge de “La Naranja Mecánica”.
Curiosa. Pero no ha aguantado el visionado. Una lástima, porque quería que me gustase, pero…

viernes, 11 de marzo de 2022

SÁBADO, SABADETE

“Sábado, Sabadete” se concibe en una mala época para el cine “S”, justo cuando este está en declive, el porno legalizado y el subgénero emitía ya sus últimos estertores.
Sin embargo, y teniendo en cuenta lo paliza que era a rasgos generales el cine de dicha clasificación, “Sábado, Sabadete” es también una de las películas más divertidas y con inventiva de cuantas se rodaron.
Como he explicado en anteriores reseñas, Rodjara, su director, se lía la manta a la cabeza porque necesita dinero para completar su película de animación “El pequeño vagabundo”, y con lo que gana dirigiendo “Sábado, Sabadete”, sufraga los gastos de su proyecto de animación. Y aun siendo una película con todas las carencias propias del cine “S”, también deja claro que Rodjara era un director, al menos, distinto a los que, de manera alimenticia, se incorporaban al cine erótico. Como que tiene algo más de estilo.
La cosa es sencilla; cinco alegres jovenzuelas se van de vacaciones al campo con el fin de acampar y pasar una temporada en un entorno rural. En consecuencia, y poniéndose en pelotas cada cinco minutos,  se las tendrán que ver con paletos de enorme miembro viril a los que las chicas complacerán sin mayor problema. Asimismo la película cuenta con una subtrama en la que una de las chicas no tiene por norma acostarse con el primero que llega, lo que creará un conflicto entre sus liberadas amigas, que la tomarán por lesbiana.
Siendo “Sábado, Sabadete” más una película de despelote que de escenas de folleteo —desde luego no complacerá a los amantes del soft— cuenta con una baza fuerte que es su sentido del humor. Entre despelote y despelote, despliega un arsenal de gags, unos más afortunados que otros, que ayuda a que el visionado sea soportable. Sin ir más lejos, me entró la risa tonta cuando un  guarda forestal baja por el monte con un burro, y le dice a este que “hay cosas de la vida que él jamás entenderá porque es muy burro”. Una chorrada, pero a mí me hizo gracia.
Por lo demás, lo de siempre: Mucho alboroto, chicas pizpiretas y vodevil barato en lo que puede que sea una de las últimas películas del cine “S” y, al igual que su director, una de las más olvidadas, pese a la reivindicación de nicho que de un tiempo a esta parte se viene haciendo del amigo Rodjara.
Con Ricard Reguant como ayudante de dirección, cuenta en su blog que, durante el rodaje,  hubo tiempo para ligarse a alguna de las chicas y que resultó una filmación divertida, destacando también el hecho de que una de las actrices secundarias fue apuñalada por su novio, que estaba pasado de drogas, al tiempo que rodaban la película. Por suerte no falleció, pero estos hechos dejaron conmocionado al equipo del film.
Por otra parte, la película está trufada de caras conocidas del cine español, esos actores de profesión que tenían que comer y se apuntaban a un bombardeo; mejoran la película las intervenciones de Rafael Hernández (posiblemente uno de los mejores secundarios del cine español, injustamente ninguneado y olvidado), el entrañable José Riesgo (Julián de “Barrio Sésamo”) y, en un papel ínfimo, un primerizo Ramón Langa aparece brevemente acreditado bajo el seudónimo de Ramón L. Cartón. Nada relevante y, si no conoces el dato, ni notarás su presencia.
Otra curiosa película del no menos curioso Rodjara, y hasta aquí el ciclo. Por lo menos hasta que consiga agenciarme sendas copias de sus últimos títulos de animación “Una novia para 7 hermanos” y “Ali-Babá (El tesoro)”.

jueves, 24 de enero de 2013

EL SEXO ATACA

Si hay una pareja cómica que de verdad se adelantó a su tiempo, que en los años en lo que se estilaba era contar chistes, apostaban por un humor ferozmente surrealista a base de diálogos absurdos, y que además supieron ganarse al público con ese humor, esos fueron Tip y Coll. Sobretodo en sus primeros años. Ya avanzados los ochenta y entrando en los noventa, que aun permanecían en activo,  su humor fue flojeando, eso si, tras 30 años de carrera humorística. A mi lo que me vuelve loco es el look que se gastaban, vestidos de enterradores.
Su paso por el cine, sin embargo, no fue muy brillante. La mayoría de sus intervenciones se limitaban a cameos en películas cómicas para lucimiento de otros cómicos, y la película que hicieron para lucimiento propio, “La garbanza negra que en paz descanse” es algo flojilla.
Por otro lado, no hay director que haciendo un tipo de cine extraño, entre el arte y ensayo y la mamarrachada, y que adaptaba a nuestro cine subgéneros extranjeros como el “Spoof”, la cámara oculta e incluso, mucho más suavizado, eso si, el “mondo”, que conectara tan bien con el publico popular y llenara las salas como Manuel Summers.
Lógicamente, la unión de los humoristas y el director, no podía ser nada malo.
“El Sexo Ataca”, al igual que “Urtain, el rey de la selva… oasí”, coquetea con el género “Mondo” en su vertiente más sexual y blanca, al estilo “Estamos hechos así ¡Ayuda!” o “America de noche prohibida”. Y a parte es la película en la que más se lucen Tip y Coll, y la mejor que hicieron, por supuesto. El guión está escrito a pachas entre Tip y Coll y Summers y estos son los maestros de ceremonias de los extractos que vamos viendo, imágenes de archivo, chistes escenificados, skechts, animaciones y entrevistas a gente especialmente garrula de las calles, vamos a suponer que de Lepe (de dónde era originario el director), explicando, de la manera mas surrealista posible, los intríngulis del sexo, las filias y demás curiosidades.
El título original de la película es “El sexo ataca (primer acto)” ya que, como pasó con “La Biblia en pasta”, Summers quería hacer más entregas de la película, pero como la taquilla en estas ocasiones no era muy alta, ambos  proyectos de saga se quedaron en los primeros títulos.
Es especialmente graciosa la introducción de la película, donde vemos a un presentador de televisión advirtiéndonos que estamos ante una película asquerosamente machista, en la que solo se mostrará el sexo femenino, pero que cuando el estado, la democracia y el gobierno estén preparados, no tendrán inconveniente en mostrar también el sexo masculino. Así durante toda la película vemos a las señoritas en pelota picada, y a los caballeros que las acompañan en  gayumbo largo.
También nos cuentan, a modo de ficción, el rodaje y posterior montaje y doblaje de una película porno, extracto este que resulta especialmente simpático y con el que se cuenta con la presencia del director Leon Klymovsky y donde se “denuncian” los dobles de cuerpo y las dobles versiones, todo ello con un sentido del humor incisivo, que camuflado de chuflilla, va a poner el dedo en la yaga.
Hilarantes resultan las entrevistas a la gente del pueblo, dónde el propio Summers pregunta a las personas de más bajo nivel social cosas tan sencillas como ¿Qué es un orgasmo?. ¿Qué es el clítoris?. ¿Qué es el onanismo?... Las respuestas de la gente son cuanto menos sorprendentes, y dejan claro algo que ya sabíamos: que la gente es tonta. De hecho todo el documental gira en torno a lo mismo, lo idiota que es la gente y lo poco informada que está acerca del sexo.
En las escenificaciones, contamos con la presencia de  no- actores habituales de las películas de Summers como Celedón Parra, y otros profesionales como Gracita Morales, Emilio Fornet, Cristina Galvó o José Riesgo (el entrañable Julián de Barrio Sesamo) y la presencia, además de Kilmovsky, de Jorge Grau.
En definitiva, una película muy divertida e interesante, con el sello del director  en cada uno de los fotogramas, provocadora y adelantada a su tiempo, que recomiendo encarecidamente.

lunes, 4 de agosto de 2014

DUELO DEL DRAGÓN Y EL TIGRE

Las “Brucexploitation” trajeron como consecuencia, que los clones de Bruce Lee se volvieran estrellas zetosas que lograban atraer culos a las butacas. Por eso, Bruce Le (con una sola “e”) llegado un punto de su carrera en el que era consciente de que, a pesar del nombre impuesto para el cine que recaía sobre sus hombros, explotar la imagen del pequeño Dragón ya era una cosa secundaria, se lanzó a la piscina con estas cosas de artes marciales contemporáneas mezcladas con unas buenas dosis del cine de agentes secretos, la locura reinante en este tipo de productos aquella época, y los elementos primordiales a la hora de fabricar un éxito: Sexo, violencia y modernismo.
Por eso, Bruce Le, para esta película cargó todo de esos elementos, más uno que, también, se puso de moda en el cine de kung fu serie Z de aquellos años: El Europeísmo.
Así que en esta ocasión, Le, se alía con los italianos en la producción y se viene a rodar a España una historia en la que él es el elegido, junto al agente Inglés Richard (interpretado por el pobre Richard Harrison, al que estos putos Chinos tanto putearon) para encontrar una formula secreta que circula en manos malosas. Esta formula, descubierta por científicos españoles posteriormente asesinados, puede ser súper perniciosa para la humanidad, así que deben encontrarla como sea, contando que mientras que el Inglés es un mujeriego que puede echarlo todo a perder por oler un coño, el Chino es un ser impulsivo y violento. Echarlo todo a perder, no es para nada descabellado.
Lo que es descabellada es la puta película, de las más malas de esta gentuza que me he echado a los ojos y no del todo divertida, como parecía en un principio. Lo que, como siempre digo, es motivo de elogio en esta casa, y no de denuncia.
Y es que, si de primeras apunta a que todo va a ser un desmadre incomprensible, pulpero y postmoderno como lo era “La saga de Bruce Lee” (aquella en la que todos los clones de Bruce Lee aparecen juntos), pronto la cosa pierde fuelle y pasa a ser una peli de artes marciales de las mas flojas, con unas coreografías de lo más sosas, y con un imperante aburrimiento por bandera. Pero destacaré que la primera media hora es un tremendo delirio con tetas por todos lados;  Solo por el partido de tenis que juegan las chicas del harén de Richard Harrison, ya merece la pena ver la película, porque si los desnudos gratuitos siempre están a la orden del día en este tipo de films, en este ya no es que sean gratuitos, es que se consigue que te descojones de una bella señorita de enormes tetas… porque, ¿Qué coño hacen jugando al tenis con toda la indumentaria del tenis femenino, pero haciéndolo con las tetas al aire? Todo eso acompañado por cámaras lentas que realzan esos movimientos mamarios.
Por otro lado, siempre es habitual que en estas pelis, todo el mundo sepa hacer Kung fu… Vale que Richar Harrison haga sus movimientos, pero ver a Tito García, secundario del cine español de toda la vida, que aparecía en las películas de “Parchís”(pincha aquí para ver su jeto), haciendo un par de movimientos de Kung Fu… eso es para mear y no echar gota. Vamos lo mejor de la película.
Por otro lado, decir que si los Japoneses años atrás se colgaron la medalla de hacer una escena de Kárate con un hombre enfrentándose a un toro en un tendido, Bruce Le tomó buena nota de aquella película, “KarateBull Fighter”, y aquí plagia casi plano por plano ese enfrentamiento, solo que vemos claramente que cuando Bruce Le arrea al toro, este es claramente un muñecote, y lo entremezcla con planos del toro yendo a su bola por el tendido. No tuvo huevos a meterse con un toro de verdad. A su favor decir, que esta escena es, además de infinitamente más ridícula que la de “Karate Bull Fighter”, mucho menos violenta afortunadamente.
Y salvo estas estridencias tan míticas (“Duelo del Dragón y el Tigre” es una película muy popular, por lo obvio,  dentro del circuito de aficionados al cine de artes marciales) como reconocibles y que le otorgan valor a la cinta, el resto de la misma no es demasiado destacable, ni entretenida, ni rara. Eso si, la galería de secundarios, con los españoles a la cabeza, no tiene desperdicio. Junto a Bruce Le y Richard Harrison, y el anteriormente mentado Tito García, tenemos a Nadiuska, Bolo Yeung, José Riesgo o Hwang Jang Lee.
En la dirección solo sale acreditado Bruce Le, pero las malas lenguas dicen que Richard Harrison metió algo de baza, y que el hombre que de verdad la dirigió fue Luigi Batzella, responsable del “Nazixploitation” “La Bestia en calor” entre otras.
Mala… pero de esas con encantillo.

lunes, 10 de octubre de 2022

LE LLAMABAN J.R.

Durante el año 1982 en España, en tiempos en los que la televisión más que una opción de entretenimiento era religión, se emitió con gran éxito la teleserie —o más bien culebrón— “Dallas” creada por David Jacobs. Se convirtió, por obra y gracia de la providencia, en un fenómeno social a nivel internacional con gran calado, curiosamente, en nuestro país. De su poblada galería de personajes obtuvo especial popularidad uno en concreto bastante cabrón, J.R. Ewing, interpretado con total pericia por Larry Hagman. El tal J.R. era un magnate petrolero texano que utilizaba su poder, su influencia, la extorsión y la mentira para conseguir sus fines, y, a pie de calle, donde todo el mundo comentaba en petit comité las fechorías de esta figura, se comenzó a extender la inclusión de expresiones recurrentes en nuestro lenguaje que incluían a J.R. “Eres más malo que J.R.”, por ejemplo, salía de la boca de miles de españolitos en los primeros años de la democracia española.
Al mismo tiempo, triunfaba en televisión desde hacía casi una década el cómico Pepe da Rosa, que con una suerte de chascarrillos y cantando unas sevillanas satíricas en las que el cómico hacía alarde de un ingenio muy por encima de lo que se estaba acostumbrado en el humor de aquellos años, se metió al público en el bolsillo con tonadillas que aludían a la actualidad televisiva; Alcanzó el cenit de su éxito haciendo la sevillana “A J.R.” (a la que se le atribuye de manera casi oficial que es el primer rap escrito en nuestro país, aunque da Rosa lo ejecutó de manera inconsciente) en la que analiza a modo de tanguillo, con una mala leche muy marcada, los contenidos de la serie de marras, pero con anterioridad ya había triunfado con “Los cuatro detectives”, canción dedicada a Colombo, Banachech, McLoud y Kojack, personajes televisivos también muy queridos y, posteriormente, triunfaría con “Los lagartos de la tele”, sevillana dedicada a otro fenómeno televisivo como fue la serie “V”.
El caso es que su canción “A J.R.” y el furor general que estaba teniendo la serie “Dallas”, no podían pasar desapercibidos para el mundo del cine de la época que se adjudicaría una serie de éxitos de taquilla expoliando, a modo de parodia, los bombazos televisivos del momento. Nace así, orquestada por el mítico Paco Lara Polop, esta “Le llamaban J.R.” que parodia de forma muy cafre y a la española la trama de la serie “Dallas” con la popular canción de Pepe da Rosa siempre de fondo y con el total protagonismo del cómico sevillano.
El lujo americano de los escenarios de “Dallas” se ven aquí reducidos a poco más que un chalet con piscina, en lo que en la ficción viene a ser un cortijo andaluz de nombre Palace. Eso sí, el elenco, está compuesto por nombres de lo más granado del cine español dando vida a los gerifaltes de la teleserie americana en su versión castiza, por lo que la Sue Ellen de la serie original aquí vendría a ser rebautizada como Eli, la Pamela de “Dallas” aquí sería Canela, Bobby sería Tobi, y J.R. mantendría sus siglas, esta vez para dar nombre a un tal Jerónimo Romero.
Aquí J.R. sería el hijo de los guardeses de un cortijo andaluz que está a punto de ingresar en el seminario para ser cura, hasta que recibe la noticia de que va a heredar el macro-dominio de Palace, así como la empresa familiar, la Chorizo Egüik Company and Huevos Corporeision. A partir de ahí, el bueno de J.R. se convierte en poco más que un negrero y, al igual que sucedía en la teleserie americana, se desarrollan las tramas en torno a la extorsión, el chantaje y el abuso de poder, aderezado todo con unas gotitas del todavía coleante destape autóctono y mucho humor de sal gruesa, haciendo especial hincapié en los chistes homófobos. Todo un muestrario de incorrección política que haría las delicias de la infame Carolina Iglesias y el resto de comicastros millennials abanderados del “buenismo” y que han puesto de moda la palabra “cancelación”. Estos son la nueva censura, pero ese sería otro asunto. Aquí no habían ni nacido.
Además la película, supongo que rodada deprisa y corriendo, aparece en los cines en un momento en el que la serie original está de especial actualidad, puesto que en el final de la temporada que se emitiese en aquél momento de 1982, al J.R. original le pegan un tiro, cosa que deja al país en suspense a la espera de la siguiente temporada. “Le llamaban J.R.” aprovecha esa situación hasta las ultimas consecuencias siendo J.R. asimismo disparado al final de la película y dejando al espectador a dos velas, anunciando el desenlace de este acontecimiento en una próxima película que se materializaría un año después bajo el título de “J.R. Contraataca” (y que verán aquí reseñada próximamente).
A día de hoy, y cada vez menos, “Le llamaban J.R.” es recordada por el público mayor de 40 como un clásico del humor de los 80, pero en realidad se trata de un artefacto cuya vida útil se reduce a los dos o tres meses que la película habría de permanecer en cartel. Todo está rodado para que funcione en ese intermedio entre temporada y temporada, y mientras la canción de da Rosa sonara en radio y televisión. En 1985, tres años después de su estreno, “Le llamaban J.R.” ya era una película vieja.
Por lo demás, es mala, chabacana, por momentos ridícula y los chistes funcionan a duras penas, pero yo creo que es un producto que tiene en general cierta gracia, ya sea por los motivos por los que fue concebido, ya sea porque se trata del ejemplo de cine exploit que mejor refleja el carácter del español medio de aquellos años tanto detrás de la cámara como en la platea, que tomaba coñac, fumaba puros y veía en la tele la misa de los domingos, el fútbol, “Dallas” y escuchaba la música y se mondaba de la risa con el genial Pepe da Rosa.
El reparto, lleno de astros, lo componen nombres como los de Antonio Garisa, Guillermo Montesinos, Mary Santpere, Miguel Rellan, Alfonso del Real, Luis Barbero o el entrañable José Riesgo —Julián en Barrio Sésamo—, todos en estado de gracia y pasándoselo muy bien haciendo esta película, y actrices propias del destape, aquí quizás más vestidas que de costumbre, como puedan ser María Salerno, Pilar Alcón o Mónica Cano.
A mí, en general, me gustan este tipo de películas.
Pueden disfrutar de los fotocromos para cine, que ya colgamos en este blog en su momento, pinchando aquí.

lunes, 28 de mayo de 2012

LOS PALOMOS

“Los Palomos”, vendría a ser en la cinematografía española, lo más parecido a las películas de crímenes al estilo “Un cadáver a los postres” o “Diez Negritos”, en las que todo se enreda mucho, el espectador se lía, pero forma parte activa de la trama haciendo de detective, por su cuenta y riesgo, durante el visionado.
Un matrimonio de alto copete, invita a cenar en su casa a uno de sus empleados, un zoquete, pelota y lameculos y a su santa esposa, con el fin de liar las cosas, y hacer cargar al matrimonio con un asesinato que ellos habían cometido. En clave de comedia, la madeja se liará, se liará y se liará.
Esta película existe por varios motivos; en primer lugar, la exitosísima obra de teatro en la que se basa, “Los Palomos” de Alfonso Paso. En segundo, el fulgurante éxito de la pareja protagonista que había dado vida a los papeles protagonistas en el teatro, que no son otros que José Luis López Vázquez y Gracita Morales, dando paso a lo que sería una triunfal etapa para ambos actores. Y en tercer lugar, la dirección de Fernando Fernán Gómez, que mientras solventaba los mil y un problemas que tuvo par estrenar “El extraño viaje”, esa obra maestra, y mientras esperaba a que se le diera luz verde al proyecto “Ninette y un señor de Murcia”, se aburría tanto que aceptó hacer esta película de encargo, pero sin que el tuviera mucho aprecio al material sobre el que se pondría a trabajar. Quizás se trataba de una película menor para un autor de tanta prepotencia, y quizás por eso le salió tan divertida.
“Los Palomos”, es una comedia, negra, negrísima, que pasa en un solo escenario, con muy poquitos actores y que se solventa, sobretodo, por la labor actoral de José Luis López Vázquez, que se enfrenta al texto con la eficacia y velocidad de una metralleta. Diálogos absolutamente tronchantes, tramas y subtramas brillantemente resueltas, todo ello concentrado en hora y veinte minutos de metraje, que pasan en un suspiro, gracias al arsenal de carcajadas que nos proporciona. Quizás demasiado teatral en algunos momentos, se le echan en falta algunos escenarios más. Por otro lado, y a pesar de ser una comedia muy española de los sesenta, destaca por encima de otras de mayor repercusión, por la mala leche que se gasta.
Geniales, también, el resto del reparto, Fernando Rey, Mabel Karr, Manuel Alexandre, Julia Caba Alba y Xan Das Bolas. Como detalle fricoso, decir que la banda sonora a base de ritmos jazzeros, la firma un tal Daniel J. White, seudónimo con el que firmaba sus partituras Jesús Franco. Cosa que no es de extrañar si tenemos en cuenta, que mientras que el tío Jess se hacía un huequecito en el mundo del cine y Fernán Gómez triunfaba por todo lo alto, ambos se corrían unas juergas muy gordas, cerraban bares y charlaban acerca de sus aficiones. Vamos, que eran mazo de colegas.
Muy divertida, malsana y recomendable.
Desde aquí quiero dar las gracias a mi amigo Wally Week, que me la descubrió, me la metió por los ojos, y finalmente, me la regaló en dvd para que la disfrute tantas veces como quiera.

lunes, 7 de octubre de 2013

AUTOPSIA

Se ve que el amigo Juan Logar, que no hizo buenas migas con Paul Naschy desde “Agonizando en el crimen” (cuyo guión es de su autoría, pero esto ya sería otra historia), director de "Autopsia" y de “Transplante de un cerebro”, era un auténtico sensacionalista y amante de lo escabroso. Ríete tú de los Italianos.
Por algún extraño motivo, este hombre tenía mogollón de imágenes de archivo de contenido de lo más grimoso… así que, qué mejor manera de explotar esos archivos que confeccionando películas donde meterlos, exhibirlos, alimentar el morbo del público, y de paso, sacarse unas pelillas. Obviamente, Logar, no se forró, pero a algún morbosillo sí que logró hacer acudir a las salas. O al menos, mucho más que cualquier película española actual, o de unos años hacia atrás.
El tema es: Tenemos aquí imágenes de una autopsia, de la guerra de Vietnam, y alguna cosilla más. Mucho material, solo falta el relleno… ¿Cómo se soluciona? Rodando una historia sobre un corresponsal de guerra que tras filmar en súper 8 escenas de destrucción en dicho conflicto, consternado decide hacer un documental sobre la muerte, entrevistando a famosos y filmando una autopsia. ¿Que las escenas de archivo quedan frías una vez montadas? No pasa nada, ponemos la voz en off del corresponsal  filosofando sobre la existencia y los horrores de la muerte, mientras suena una bonita música clásica en el soundtrack ¡Y ya tenémos película!.
Esto es, más o menos, lo mismo que un “Mondo” Italiano, pero dentro de la mala baba y el oportunismo que destila, está servido con un poco más de gracia, además de contar con rostros populares de  nuestro cine para que resulte más atractivo, si cabe, el ir a ver como rajan un cadáver. Así, como corresponsal de guerra tenemos a Juan Luis Galiardo sosteniendo el peso de la película, y como médico forense a Jack Taylor  .
Amarillista y morbosa a más no poder.
Como se supone que el corresponsal está haciendo un documental sobre la muerte, pregunta al respecto a famosos cuya profesión tiene más o menos riesgo, así vemos al torero Palomo Linares, que asegura que le gustaría morir en la plaza, el motociclista Ángel Nieto, al que no le gusta ni hablar o pensar en ello, o el dato más inquietante; se entrevista a Félix Rodríguez de la Fuente, que en esta película predijo su propia muerte. Dice: “Yo hace poco estuve volando con mi avioneta por el Orinoco, y si esta hubiera fallado, obviamente, me hubiera estrellado y hubiera muerto”. Años después, el amigo de los animales, murió, exactamente, de un accidente de avioneta. Lo que me extraña es que con el sensacionalismo más de baratillo que hay ahora, no se haya puesto de moda esta peli por lo de la premonición de de la Fuente… claro, que eso será, únicamente, porque los desgraciados que hacen sensacionalismo y televisión desconocen la existencia de "Autopsia".
Además de Taylor y Galiardo, tenemos en el reparto caras conocidas como las de, aparte de los entrevistados, María José Cantudo, AntonioMayans o Eva León.
Curiosa… y hasta divertida, si se le echan cuentas al despropósito.