En muchas películas, el nombre de algunos personajes, perdura en nuestra memoria incluso más que las películas en las que aparecen. Como muestra el de los protas, de esta hortera y entrañable película ochentera : Brian Flanagan ( Tom Cruise) y Doug Coughlin (... Y su ley de Coughlin) (Bryan Brown).
No se por que extraño motivo, ayer me vinieron a la cabeza esos dos nombres, y como consecuencia de esto la película, que adquirí en DVD hace ya algún año, pero que no había visto desde hace un montón de tiempo.
Con muy buenos recuerdos de mi pre adolescencia y el del día que la vi por primera vez en el cine Benares (¡que tiempos, coño¡), me dispuse a verla.
Y se mantiene fresca, terriblemente hortera, pero muy fresca, sin trompicones de ritmo y sin que el rastro del tiempo haga mella en ella; Vale, las pintas son muy de los 80, los peinados causan hasta risa, pero salvando esas obviedades, la película podría muy bien estar rodada hace apenas un par de años. Eso sí, de aspecto físico, Tom Cruise está ahora exactamente igual que hace 20 años. Que suerte tiene el tipo...
El Ambicioso Brian Flanagan, tras acabar el servicio militar, decide que lo que quiere es hacerse millonario. Intenta probar suerte como Yuppie, pero como lo único que tiene es una etiqueta de anís del mono, de casualidad una noche entra en una taberna donde conocerá al filosofo Doug Coughlin, que le enseñará todos los malabarismos necesarios para ser un buen Barman.
Entre unas cosas y otras, Flanagan conocerá a Elisabeth Sue, a la que preñará y dejará tirada por tirarse a una ricachona y convertirse en un mantenido ( el sueño de todo vago que se precie de serlo).
Lo que me ha llamado la atención en este nuevo visionado, a parte de que la película está muy bien, es lo machistas, vagos y crueles que son nuestros protagonistas masculinos, que entre vacile y vacile con las botellas, todavía tienen tiempo de hacer apuestas para ver quien liga antes, o para levantarse las novias mutuamente, todo esto acompañado de un lenguaje soez, que yo agradezco mucho. Me hacen mucha gracia los tacos en las pelis, que le vamos a hacer...
Y es una de esas pelis multi genérica, con toques de drama, comedia, romanticismo... o sea que no sé en que saco meterla.En definitiva, que ya no se hacen películas como las de antes...
No se por que extraño motivo, ayer me vinieron a la cabeza esos dos nombres, y como consecuencia de esto la película, que adquirí en DVD hace ya algún año, pero que no había visto desde hace un montón de tiempo.
Con muy buenos recuerdos de mi pre adolescencia y el del día que la vi por primera vez en el cine Benares (¡que tiempos, coño¡), me dispuse a verla.
Y se mantiene fresca, terriblemente hortera, pero muy fresca, sin trompicones de ritmo y sin que el rastro del tiempo haga mella en ella; Vale, las pintas son muy de los 80, los peinados causan hasta risa, pero salvando esas obviedades, la película podría muy bien estar rodada hace apenas un par de años. Eso sí, de aspecto físico, Tom Cruise está ahora exactamente igual que hace 20 años. Que suerte tiene el tipo...
El Ambicioso Brian Flanagan, tras acabar el servicio militar, decide que lo que quiere es hacerse millonario. Intenta probar suerte como Yuppie, pero como lo único que tiene es una etiqueta de anís del mono, de casualidad una noche entra en una taberna donde conocerá al filosofo Doug Coughlin, que le enseñará todos los malabarismos necesarios para ser un buen Barman.
Entre unas cosas y otras, Flanagan conocerá a Elisabeth Sue, a la que preñará y dejará tirada por tirarse a una ricachona y convertirse en un mantenido ( el sueño de todo vago que se precie de serlo).
Lo que me ha llamado la atención en este nuevo visionado, a parte de que la película está muy bien, es lo machistas, vagos y crueles que son nuestros protagonistas masculinos, que entre vacile y vacile con las botellas, todavía tienen tiempo de hacer apuestas para ver quien liga antes, o para levantarse las novias mutuamente, todo esto acompañado de un lenguaje soez, que yo agradezco mucho. Me hacen mucha gracia los tacos en las pelis, que le vamos a hacer...
Y es una de esas pelis multi genérica, con toques de drama, comedia, romanticismo... o sea que no sé en que saco meterla.En definitiva, que ya no se hacen películas como las de antes...