Uno de los títulos clásicos del "cine de supervivencia", subgénero este encabezado por "Deliverance", y uno de mis favoritos. Su cartel me producía escalofríos de chaval. Se hizo en 1980, pero tiene un lógico regusto a los 70, por su estética, su ritmo (tranquilo, contemplativo en algunos aspectos, pero no pausado), sus estupendos actores y su sentido de la violencia, cruda y directa.
Una patrulla de la Guardia Nacional de Louisina sale de prácticas por la fabulosa y fotogénica zona de los pantanos. Se topan con los lugareños y, a causa de una inoportuna broma mal entendida, estalla el conflicto. A partir de ese instante, jugarán al gato y al ratón... situación que los soldados llevarán en franca desventaja. Uno tras otro, irán cayendo ante las trampas mortales o las balas de los habitantes de la zona.
Un Walter Hill en plena forma despega su capacidad para hablarnos de situaciones límite y tipos duros. Actores del calibre de Keith Carradine, Powers Boothe, Fred Ward, Peter Coyote o Brion James ponen rostro a unos personajes desesperados (todos hombres, no hay mujeres en papeles relevantes... hoy se buscarían la vida para colar una de algun modo). Intérpretes de esos que quizás no sean muy muy famosos, pero destilan carisma y su presencia siempre es agradecida.
El director logra que te "encariñes" con todos ellos, a pesar de ser algo antipáticos y/o gilipollas. De modo que sus muertes te llegan a saber francamente mal, aunque solo sea por, eso, ser una panda de pobres idiotas que no merecían ese fin y menos a causa de una broma. La tensión se va manteniendo a lo largo de todo el metraje, hasta su estupendo climax final, desarrollado en una aldea (y en la que, por cierto, hay imágenes reales del sacrificio y despellejamiento de un cerdo... aunque rodado con bastante menos mala leche de cómo lo haría un italiano) y en el que, inevitablemente, estalla la violencia que pondrá punto y final a la batalla. Luego, la huida de los supervivientes y el extraño pero fascinante desenlace.
Una pequeña joya a descubrir.