
Pero centrémonos en este "Necromancer" (curiosamente distribuido por Columbia), un despipote francamente gilipollas sobre una chica violada que busca venganza a través de la magia negra, hasta que la cosa se va de madre y decide detener al demonio que ella misma ha despertado.
Como buen producto de tercera fila, todo en el es absurdo. La chica violada y su amiga ven un anuncio en un periódico (un obvio recorte pegado con cola) en el que una pitonisa se ofrece, precisamente, para ayudar a aquellos que buscan venganza... ¿!!?. Las chavalas van y en menos de cinco minutos se encuentran en una habitación, con la bruja, viendo objetos moverse y rayos por todas partes. ¿Quedan traumatizadas?, que va, se van a casa, se toman una copita y se parten el culo. De entre medio aparece un especie de "nerd" aspirante a satanista (que, como el resto del reparto, se supone jovenzuelo aunque esté interpretado por un tipo más que adulto... ¡y lo del skate no cuela!) que quiere ayudar a la prota, pero cuya función carece de sentido, pues lo matan sin aportar mucho o nada a la trama. Encima, todo ello con un nivel muy escaso de gore (al final un poco) y unos efectos especiales tercermundistas (la máscara demoníaca ya es fea de por si, pero es que los ojos superpuestos son de escándalo). Por supuesto, tanta nulidad intenta ser compensada con la amiga Elizabeth mostrando su más que apetecible cuerpo (aunque seguro que ella creía estar interpretando a un personaje profundo y atormentado) y, por aquello de que para gustos los colores, muchos varones musculados luciendo únicamente calzoncillos.
Al final, lo mejor es Russ Tamblyn en el papel de un profesor la mar de golfo. De hecho, es quien aporta la sutil nota de humor voluntario y logra dos de los pocos momentos realmente potables de la función.
Para ver con los amigos, y olvidar pasados 5 minutos.