viernes, 16 de enero de 2009

LAS CHICAS DE COPACABANA

De todas las películas de Jess Franco consumidas por estos doloridos ojos, mi favorita la vi por primera vez anoche, "Las chicas de Copacabana".
Tres jovencitos (dos chicos y una chica) residentes en París, que se llevan tan bien y se quieren tanto que incluso hacen tríos, deciden irse de vacaciones a Brasil, con el fin de tirarse a todo lo que se mueva.
Con esta premisa, las situaciones cómicas 
y los enredos se repiten, dando como resultado una agradable comedia de faldas de las de toda la vida.
Es como una de Ozores, pero muy afrancesada. Es decir, que mientras que las del maestro Mariano despiden un tufillo machista muy agradable, todo sea dicho, esta es más bien hippiosa, el amor libre, la despreocupación de cuando uno es joven, sexo sin prejuicios…
Y lo mejor de todo es que es super entretenida, una rareza en el cine de Franco, ya que está montada con ritmo, casi de video-clip y la cámara no para de moverse, aunque sea a trompicones. Eso si, está mas descuidada de lo normal. Contiene imágenes de archivo y cantan a 300 kilómetros. Luego dudamos, porque hay planos en los que salen los actores, tan mal iluminados y quemados, que parecen también imágenes de archivo… con lo que uno llega a la conclusión que igual todas esas imágenes del carnaval de Copacabana no son de archivo, sino la total dejadez del director.
Por otro lado, tiene una escena de enredo, con el protagonista escondido en la habitación del hotel en el que están sus cinco amantes, evitando que su padre irrumpe allí y las descubra, que es digna del mejor Ozores, del de "Qué gozada de divorcio" o "Cuatro mujeres y un lío". Pero es que, claro, ambos han mamado de Billy Wilder, y eso no se les ha reconocido nunca.
En definitiva, que 
"Las chicas de Copacabana" se ve con agrado, el pajero encontrará sosiego y, total, es una hora y veinte de entretenimiento masivo. Algo que no suele ser común en la filmografía del director.
A pesar de ello, fue un fracaso estrepitoso. Yo hay cosas que no entiendo.