
¿Por qué "Los depredadores..." es una de las mejores pelis de Jesús Franco?. Fácil, porque es un mero encargo de los franchutes que nuestro cineasta se limita a realizar del modo más profesional posible. Salvo la obvia referencia al universo del "Dr.Orloff" (encarnado por el habitual Howard Vernon quien, por cierto, sale acompañado por Lina Romay en un papel minúsculo), un personaje muy apegado a la filmo del director de "Bloody Moon / Colegialas Violadas" (otra de sus obras más tragables), el resto no tiene nada de su cine... no hay zooms a mansalva (aunque los hay), no abundan los absurdos delirios surreales y en general, la estética es muy comedida, intentando acercarse al máximo al "look" del cine americano. Naturalmente no lo consigue, dando como resultado una cosa muy fría y acartonada, pero el esfuerzo bien merece un visionado.
Helmut Berger (super soso... cosa que beneficia a su personaje) es el doctor "Flamand", director de un respetado hospital dedicado a rejuvenecer a viejas ricachonas. Una de estas, descontenta, le ataca lanzándole ácido a la cara. El doc logra esquivar el líquido, que acaba estampado en la faz de su querida hermanita, con los desfigurantes resultados esperables. A partir de aquí empieza la obsesión de "Flamand" por encontrar una mujer atractiva a la que extraerle la piel del rostro y pegársela a su igual. Cosa que hará con ayuda de su enfermera (la más que sexy, y actriz porno según el día, Brigitte Lahaie) y un médico ex-nazi. Una de las secuestradas será una modelo farlopera (Caroline Munro), cuya desaparición alertará a su señor padre (Telly Savalas, cuya actuación se limita a cuatro paredes y poner caras de póker), quien recurrirá a las artes de un duro detective (Chris Mitchum) para que la localice.
Berger, Vernon, Lahaie, Munro, Savalas, Mitchum... sí, ustedes lo han dicho, el reparto es de lo más interesante y exótico. Muy "euro-trash". Por lo demás, "Los depredadores de la noche" se erige como un film razonablemente entretenido, con bastante ritmo, y que no decepciona en cuanto a erotismo y, sobre todo, gore, muy gráfico y generalmente facturado por un matón de inquietante aspecto a las órdenes del Doctor "Flamand".
En Francia se dio mucho bombo a esta peli, sobre todo en la prensa especializada, y es que el verdadero astro de la misma es su productor, René Chateau, también guionista bajo el alias de "Fred Castle". Un tipo que se dedicaba a la distribución y un buen día decidió tirar la casa por la ventana produciendo este film. El que no repitiera la experiencia probablemente se deba a que la cosa no acabó de funcionar.
Al final, lo más odioso son las horterísimas canciones pop que suenan... en especial la de los créditos iniciales, que además de horripilante, se repite al menos como 4 o 5 veces a lo largo del metraje. ¡Cristo!, ni "Hostel" oiga.