
El caso es que "La matanza de Texas" tuvo el honor, en el 2003/4, de dar arranque oficial a dicha fiebre remakeadora. Y como ya dije en su momento, no lo hizo demasiado mal. Su éxito empujó al "producer" Michael Bay a parir una segunda entrega que, dado el final de la primera, lógicamente solo podía optar por ser una precuela, una en la que se narrara el origen de todo el putiferio. Para dirigirla contrató al soseras de Jonathan Liebesman, rey de la mediocridad y responsable de la reciente "Invasión a la tierra" y, claro, así quedó.
Fui al cine a ver "La matanza de Texas: El origen", y salí con la sensación de que lo único salvable eran las secuencias en las que un jovenzuelo "Leatherface" se ponía las botas a base de sierra mecánica puesto que, afortunadamente, a nivel de gore el film que nos ocupa no está ni tan mal (tratándose de un producto mainstream, claro).Vista ayer noche, ni tan siquiera esto me puso palote... pero tampoco puedo decir que el resultado sea una basura. Simplemente es un producto medianamente correcto para ver una vez y pasar a otra cosa. Sin más. Liebesman imita la estética que Marcus Nispel aplicó a su remake, recrea algunos momentos clave del film original de Tobe Hooper (mala idea esta, ya que comparativamente sale perdiendo por puntos) y da mayor protagonismo a R.Lee Ermey. Nos cuenta cómo la familia en cuestión se estrenó en el canibalismo, cómo "Leatherface" se estrenó con la sierra mecánica... y con la costumbre de taparse el rostro con la faz de otro. Y de por medio, unos chavalillos listos para ser torturados y devorados (cosa esta que yo haría gustosamente con la rubia cañón de grandes senos, Diora Baird).
Ustedes mismos.