Inciso merece el mencionar, que no entiendo como esta
película no tiene más nombre, y más con la, ya instaurada, “Cultura Zombie” que
propicia que se escriban libros provenientes del tema, incluso, por gente ajena
al cine de terror.
Un individuo recibe por correo un viejo televisor. En ese
televisor lo único que se ve es una antigua película de zombies, Y aunque el individuo desenchufa esa tele,
esta sigue funcionando. En una de estas, que uno de los zombies de la película,
sale del televisor y se papea al tipo este. Pasan los meses, y una familia se
muda a la casa dónde ha ocurrido esto, y la tele sigue dentro de la casa, así
que, como es de prever, y con la ayuda de un tipo que conoce bien el televisor
este al que llama “el televisor de la muerte” ya que lo tuvo en su poder y se
dedicó a enviarlo por correo para librarse de él, pues tendrán que hacer frente
a estos zombies televisivos.
Obviamente, la película es más una comedia que otra cosa,
como ya he dicho, que pretende parecerse a “El regreso de los muertos
vivientes”, sin llegar, ni de lejos, a la genialidad de aquella. Ni tan
siquiera es mejor que cualquier película de zombies de la época. Pero si que
tiene ciertos atributos y/o ideas que la convierten en una cosa terriblemente
original y novedosa, más allá de que los zombies salgan del televisor sin que
eso sea nunca explicado. A saber: La película es terriblemente simpática, los
zombies son simpatiquísimos así mismo. Y es simpática en su conjunto, porque en
verdad, los protagonistas “vivos” por llamarlos de algún modo, caen bastante
mal. Y aún siendo una película claramente inclinada hacia la
comedia, la poca pericia, sobretodo, en lo que a diálogos se refiere, la
convierten, a su vez, en una comedia involuntaria.
Por otro lado, no creo que esté descubriendo las sopas de
ajo cuando, supongo, que la falta de presupuesto se vio más que acusada en cuanto a temas de iluminación; la película, toda ella, sucede a plena luz de
día, e incluso, en exteriores en pleno campo, con lo que las posibles dosis de terror que parecía
prometer la peli a su inicio – Esa
cabeza zombie que asoma por el televisor y que inspecciona la zona, da un
poquillo de yuyu- se desvanecen con tanta luz brillante. Una falta de atmósfera
total, pero muy agradecida.
De gore anda servida en su justa medida, y otra vez apelo a
la originalidad, porque a mí me sorprendió mucho el ver que, cuando parten a un
zombie por la mitad, este tiene en su interior ¡ratoncitos vivos que le roen
por dentro!
Y lo que de verdad me tiene ganado de esta película, es el
concepto de zombies. No porque uno lleve gafas, otro vaya vestido de novia, o
usen armas para matar a la gente (que eso ya lo hacían los de “La invasión de
los zombies Atomicos”… no, no es por eso, que también. Es por el hecho de que
son zombies con manías, manías muy particulares: Para empezar, son zombies que
no saben que son zombies, ergo se creen que están vivos. Esto provoca que, si
te comportas de manera normal con ellos,
estos no te ataquen ni nada, porque no se acuerdan de que son zombies. Por otro
lado, su punto débil son los espejos, ya que un zombie, no soporta verse muerto
en el espejo. Y luego están las formas de matarlo, que esto ya, es el autentico
despiporre: Como ya están muertos, no hay formas de matarlos, pero si reúnes a
unos pocos en un sitio cerrado, estos pronto se vuelven locos y mueren. Por
otro lado, y teniendo en cuenta que de primeras ellos se creen que están vivos,
la otra forma de matarlos, es matarlos con normalidad, es decir, que si le
metes al zombie de navajazos, este cae al suelo muerto, porque es lo normal
cuando te apuñalan… y de ahí una de las frases más celebradas del film: “Qué
hijo de puta, le metes cuatro flechazos y cree que está muerto”.
Así que, que quieren que les diga, solo por estas cositas,
la película a mi me tiene ganado, y eso
que yo tengo “zombiefobia”… pero ver al zombie que se cree muerto cuando le han
lanzado cuatro flechas… eso es divertidísimo.
El director y productor de la película, es el pobrecillo
de Rober Scott, al que habría que apodar
Juan Palomo, y que si con “La muerte viaja en vídeo” debutó como director, con
su siguiente película “Ratdog” se despidió de esto de la creación de películas,
pasando a ser meritorio y segunda unidad de infinidad de series de televisión o
de “Drácula: un muerto muy contento y feliz”.
En cuanto a los actores, puede que Michael Saint Michaels,
les suene por el exótico nombre, pero no se prodigó en cine demasiado más, al igual que el resto de compañeros, que no
nombraré, porque sus carreras son irrelevantes.
Ya les digo, un divertimento que cae muy bien, y una ponzoña
a reivindicar.
¡Ah! Olvidaba decirles que el maquillaje de los zombies, hay
alguno que es una mierda, poco más que tíos pintados, pero otros, como el del que sale de la tele, están muy, pero que
muy bien.