miércoles, 28 de mayo de 2014

LA MUERTE VIAJA EN VIDEO

Con un culto en los USA fuera de todo precedente –El grupo Hardcore “The Video Dead”, debe su nombre a esta película-  y con tres o cuatro acólitos en las hispanias que no le pillan el punto, básicamente, porque sus cerebros están llenos de serrín, “La muerte viaja en vídeo” es, entre muchas otras referencias que tiene la película, una consecuencia directa y más que deudora de “El regreso de losmuertos vivientes”. Pero no se trata de un mero remedo o un “exploitation” al uso. Tiene suficientes cosas buenas para tenerla en consideración a pesar de lo malucha y barata que es y notarse de las fuentes de las que chupa.
Inciso merece el mencionar, que no entiendo como esta película no tiene más nombre, y más con la, ya instaurada, “Cultura Zombie” que propicia que se escriban libros provenientes del tema, incluso, por gente ajena al cine de terror.
Un individuo recibe por correo un viejo televisor. En ese televisor lo único que se ve es una antigua película de zombies,  Y aunque el individuo desenchufa esa tele, esta sigue funcionando. En una de estas, que uno de los zombies de la película, sale del televisor y se papea al tipo este. Pasan los meses, y una familia se muda a la casa dónde ha ocurrido esto, y la tele sigue dentro de la casa, así que, como es de prever, y con la ayuda de un tipo que conoce bien el televisor este al que llama “el televisor de la muerte” ya que lo tuvo en su poder y se dedicó a enviarlo por correo para librarse de él, pues tendrán que hacer frente a estos zombies televisivos.
Obviamente, la película es más una comedia que otra cosa, como ya he dicho, que pretende parecerse a “El regreso de los muertos vivientes”, sin llegar, ni de lejos, a la genialidad de aquella. Ni tan siquiera es mejor que cualquier película de zombies de la época. Pero si que tiene ciertos atributos y/o ideas que la convierten en una cosa terriblemente original y novedosa, más allá de que los zombies salgan del televisor sin que eso sea nunca explicado. A saber: La película es terriblemente simpática, los zombies son simpatiquísimos así mismo. Y es simpática en su conjunto, porque en verdad, los protagonistas “vivos” por llamarlos de algún modo, caen bastante mal. Y  aún siendo una  película claramente inclinada hacia la comedia, la poca pericia, sobretodo, en lo que a diálogos se refiere, la convierten, a su vez, en una comedia involuntaria.
Por otro lado, no creo que esté descubriendo las sopas de ajo cuando, supongo, que la falta de presupuesto se vio más que acusada  en cuanto a temas de iluminación;  la película, toda ella, sucede a plena luz de día, e incluso, en exteriores en pleno campo, con lo que  las posibles dosis de terror que parecía prometer la peli  a su inicio – Esa cabeza zombie que asoma por el televisor y que inspecciona la zona, da un poquillo de yuyu- se desvanecen con tanta luz brillante. Una falta de atmósfera total, pero muy agradecida.
De gore anda servida en su justa medida, y otra vez apelo a la originalidad, porque a mí me sorprendió mucho el ver que, cuando parten a un zombie por la mitad, este tiene en su interior ¡ratoncitos vivos que le roen por dentro!
Y lo que de verdad me tiene ganado de esta película, es el concepto de zombies. No porque uno lleve gafas, otro vaya vestido de novia, o usen armas para matar a la gente (que eso ya lo hacían los de “La invasión de los zombies Atomicos”… no, no es por eso, que también. Es por el hecho de que son zombies con manías, manías muy particulares: Para empezar, son zombies que no saben que son zombies, ergo se creen que están vivos. Esto provoca que, si te comportas de manera normal  con ellos, estos no te ataquen ni nada, porque no se acuerdan de que son zombies. Por otro lado, su punto débil son los espejos, ya que un zombie, no soporta verse muerto en el espejo. Y luego están las formas de matarlo, que esto ya, es el autentico despiporre: Como ya están muertos, no hay formas de matarlos, pero si reúnes a unos pocos en un sitio cerrado, estos pronto se vuelven locos y mueren. Por otro lado, y teniendo en cuenta que de primeras ellos se creen que están vivos, la otra forma de matarlos, es matarlos con normalidad, es decir, que si le metes al zombie de navajazos, este cae al suelo muerto, porque es lo normal cuando te apuñalan… y de ahí una de las frases más celebradas del film: “Qué hijo de puta, le metes cuatro flechazos y cree que está muerto”.
Así que, que quieren que les diga, solo por estas cositas, la película  a mi me tiene ganado, y eso que yo tengo “zombiefobia”… pero ver al zombie que se cree muerto cuando le han lanzado cuatro flechas… eso es divertidísimo.
El director y productor de la película, es el pobrecillo de  Rober Scott, al que habría que apodar Juan Palomo, y que si con “La muerte viaja en vídeo” debutó como director, con su siguiente película “Ratdog” se despidió de esto de la creación de películas, pasando a ser meritorio y segunda unidad de infinidad de series de televisión o de “Drácula: un muerto muy contento y feliz”.
En cuanto a los actores, puede que Michael Saint Michaels, les suene por el exótico nombre, pero no se prodigó en cine demasiado más,  al igual que el resto de compañeros, que no nombraré, porque sus carreras son irrelevantes.
Ya les digo, un divertimento que cae muy bien, y una ponzoña a reivindicar.
¡Ah! Olvidaba decirles que el maquillaje de los zombies, hay alguno que es una mierda, poco más que tíos pintados, pero otros, como el  del que sale de la tele, están muy, pero que muy bien.