viernes, 23 de mayo de 2014

LA MANSIÓN DE CTHULHU

Por norma general, Juan Piquer Simón, no ha hecho más que caquitas. Eso que le quede claro  a sus fans. Porque de un buen puñado de películas, solo dos de ellas son más o menos dignas. Serían “Slugs” y “La Grieta”. Y serian más o menos dignas porque parecen series B Americanas cutrecillas, pero no porque sean grandes películas. Porque si nos ponemos cabezones, la verdad es que no hay ni un solo “maestro del terror” a nivel nacional. Y cuando digo ni uno, me refiero a que el fantástico español en general es una mierda… y es por eso que lo adoro.
Pero en el caso de Piquer Simón, que tanto dinero acumuló con sus películas en las taquillas americanas –aunque solo fuera porque la gente iba a reírse de ellas-  es el caso de una decadencia absoluta. Resulta difícil creer que tras “Slugs” y “La Grieta”, Piquer Simón rodara una serie de películas tan, tan, tan malas.  Pasó de ser un director de género pasable y digno, a ser el puto ñordo hasta que falleció, siendo, probablemente, uno de sus mayores despropósitos este “La Mansión de Cthulhu”  que nos ocupa.
La cosa va de unos macarras que por tema de cocaína y un asesinato a sus espaldas en un parque de atracciones, acaban raptando a un mago y a su familia durante su huída, y llegan a una mansión en cuyo interior se suceden una serie de fenómenos extraños que darán cuenta de todos y cada uno de ellos.
No hay mucho que decir en verdad. Una historia lineal con personajes planos que van muriendo a lo largo del metraje. Y si algo salvo de este trocito de mierda blandurria, serían los maquillajes y los f/x, que, simpáticos y artesanales, no causan el efecto que deberían por culpa de una realización del todo incompetente. Y es que Piquer Simón despertaba mis simpatías, pero, a la vista de cualquiera está en que es muy limitadito.
Me resulta especialmente graciosa toda la primera parte de la película, puesto que está rodada en el desaparecido parque de atracciones del centro comercial “Parque Sur” en Leganés, parque este de corta vida y que con sus cuatro atracciones y  el estilo de estas, era más parecido a una feria que al “Gran parque de atracciones” que decía ser. No obstante, siendo reconocible todo ello, incluido el gran cartelón de “Norauto” que a principios de los noventa portaba dicho centro comercial, le confiere a la película un tono aún más cutre del que ya de por si tenía, y tienes que llevarte las manos a la cabeza cuando descubres que esta película se rodó con la vista más en los USA que en España, y ya te tienes que deshuevar de la risa cuando una de las escenas la ruedan justo delante del puesto de perritos calientes que había allí, cuyos carteles de “Hot Dog” estaban en Inglés, para que diera un poquito el pego y que pasara por americana. Así pues, es muy divertido, también, como el “segurata”, de look totalmente español, nombra a sus compañeros del parque de atracciones con nombres Ingleses. Tremendo.
Y si bien esta primera parte de la película me hace más o menos gracia, también es verdad que cuando ha de venir lo bueno, cuando el grupito de protagonistas se adentra en la mansión, la cosa se torna soporífera, y el aburrimiento más asesino hace acto de presencia, jodiéndose la diversión. Ni tan siquiera unas muertes, más o menos, burras, salvan la película de la quema. Un horror.
Por otro lado decir que los fans de H.P. Lovecraft en particular y el fandom en general, ponen en Internet el grito en el cielo porque Cthulhu no aparece en toda la película (¡Ja! Como si ese fuese su principal problema). Y ahí si que voy a defender yo la película, porque, que no veamos  los tentáculos a Cthulhu, no quiere decir que no esté por ahí… Obviamente, los protagonistas van a la mansión dónde él se aloja. De hecho hay una puerta con un gran pasillo, dónde una cámara subjetiva (a lo porno gonzo) nos deja claro que esa cámara es él, y que es allí dónde se encuentra…además ¿de quién iban a ser obra si no los fenómenos paranormales? ¿Del espíritu Santo? ¡No! son de Cthulhu que se los va cargando de forma creativa. Ignorantes… de hecho, que no salga el bicho, intuyo, que porque no había ni una peseta para construirlo, es casi lo único bueno de la película.
A nivel comercial, en un principio, tenía que distribuirla en cines “Lauren Films”, pero, conscientes de que esto era un desbarajuste que no solo no les iba a proporcionar dinero, sino que se podían reír de ellos el resto de distribuidores, aplazaron su estreno en salas hasta tal punto, que nunca llegó a hacerlo, saliendo directamente en vídeoclubs, y con las copias contadas. No obstante, algún pase con entrada al público se debió dar, ya que los datos del ministerio de cultura indican que la película recaudó 5, 71 € que dejaron en taquilla 5 espectadores. Sería el típico pase para justificar en estreno.
En USA, tuvo similar distribución, pero no le fue mucho mejor que aquí.
El principio de la decadencia de Juan Piquer Simón… ¿o eso fue con “Viaje al centro de la tierra?
En el reparto tenemos a Frank Finlay  que vimos en “Lifeforce” pero que estuvo toda su vida en mierdecillas y series de televisión, Luis Fernando Alvés, que ahora mismo no recuerdo que programa de tele 5 en los 90 presentaba,  Frank Braña, cuya presencia no queda clara en la película y además ¡No habla! y Emilio Linder, cuya aparición es vista y no vista… le matan a navajazos dentro de una atracción a los tres minutos de aparecer en escena.
Insufrible.