jueves, 1 de mayo de 2014

VAMPIRESAS 1930

Detecto, tras ver muchas películas del eterno tío Jess, que funciona a base de etapas Es decir, según la época en la que se encuentra dirigiendo, sus películas pillan un estilo u otro. Digamos que en cada etapa hace, pizca más o menos, la misma película. Así que esta entraría de lleno en su “primera etapa" Y todas y cada una de ellas dejan bien claro que estamos ante un verdadero autor, de los de "aquella manera", ya desde esta primera etapa, pues viendo unos pocos planos, sabemos si tal o cual película es suya o si es de otro director. Con esto quiero decir, que las primeras pinceladas de su estilo – puede que un estilo de mierda, si, pero del todo personal-  ya están más que diferenciadas en sus primeras películas, las más académicas.  “Tenemos 18 años” era una cosa rara que iba cargada de unas maneras y un ritmo poco habituales en Franco en su carrera posterior, pero, aún así, podíamos vislumbrar a la perfección, que se trata de una de sus películas. Incluso de las mejores.
Bien pues con esta “Vampiresas 1930” les digo absolutamente lo mismo; era una cosa rara que iba cargada de unas maneras y un ritmo poco habituales en Franco en su cine posterior. Sin embargo, ciertos encuadres, trompicones de la cámara, desenfoques, planos generales exteriores y demás parafernalias, demuestran que es una película 100% Franco. Y es que, si en sus anteriores películas vemos que se ceñía a unas normas establecidas en la realización de películas, aquí ya se pasa todo eso, un poquito, por los cojones. Y añadan, también, que la incapacidad por la que, al menos en mi casa, Franco es famoso, ya es aquí patente.
Imagen, historia, desarrollo, concepción, narrativa… todo eso está ya descuidado, no hasta el límite, pero si haciendo a Jess apuntar maneras, las mismas que le llevaron a ser conocido como un cineasta libre. ¿Qué quiere decir esto? Pues que a principios de los sesenta, cuando en el cine español ya había un “star system” reconocible que hacía funcionar las películas por si solas, Franco tuvo los cojones, la suerte, y la (in) capacidad de rodar un coñazo inconexo. Salvando las distancias, que dentro de los muchos coñazos que el abuelo rodó, este se puede ver. Una comedia musical con Antonio Ozores, Lina Morgan, Antonio Garisa y Manuel Alexandre, que en absoluto funciona, que no tiene gracia, y que está muy, muy lejos de películas de aquella época como “Los Tramposos”, por poner un ejemplo. Como peli de la época, es una pedazo de mierda. Ergo, ahora si, llego a la conclusión que Jess Franco era un inútil que convirtió aquella inutilidad en arte, vendió la moto, hizo creer que lo suyo era otro rollo, nos vendió lo del anti academicismo, y aquí, cuando todavía su forma de hacer cine no era, además, su discurso, queda claro que se trataba de lo peorcito en cineastas vivos. Así que, evidentemente, la película, como comedia española de los sesenta es una porquería. Ahora, como película de Jess Franco… entonces estamos ya ante otro asunto. Y desde luego, hay que verla con las retinas ya hartas de Franco.
Cuenta la historia de unos músicos que se dedican al cine, en plenos años treinta, tienen que enfrentárselas con el cine sonoro que llega con fuerza y se ven metidos en un entuerto con una orquesta de negros llamada Vampiresas 1930… o algo así, porque hay que hacer malabarismos para entender el argumento, y yo ya no puedo hacer muchos…Y si dejamos a un lado esos guiños a “Con faldas y a lo loco” o “El cantor de Jazz” que los estudiosos de Franco se empeñan  en reseñar con el fin de hablar bien de esta mierda,  yo diré que lo bueno no son ni las referencias, ni los guiños. Es más, estos son incluso obvios. Lo bueno de la película, es el propio Jesús Franco, su mundo y su universo. Porque si bien esta película no funciona a niveles de entretenimiento (cosa esta por otro lado, que ha de ser así en el universo Franquiano), si que hay que decir, que Franco era un absoluto adelantado a su época y, en plenos años 60, dónde la mayoría de cineastas hacían algún chascarrillo sobre “lo Beatnick” sin saber muy bien de que iba la cosa en sus películas, Franco se convierte en el director más moderno de aquel entonces, construyendo una película  que gira en torno a unos músicos de Jazz. Tócate los huevos, Manuel. No folclóricos ni nada de eso, músicos de Jazz. Y viendo anoche la película, me di cuenta de eso, que era un adelantado a su época, y  dentro de sus escasas posibilidades y mínimo talento, un innovador.
Con todo, a fin de cuentas, y a pesar de sus casi dos horas, a los fans de Jess, se la recomiendo.
Por otro lado decir que Jess Franco, fue el descubridor de una pareja cinematográfica que sería fructuosa tanto dentro de la comedia española, como de la revista; la formada por Antonio Ozores y Lina Morgan. Él los juntó delante de una cámara por primera vez, él  dio un papel protagonista, por vez primera, a Lina Morgan, en el cine.
Cuando se distribuyó en vídeo a mediados de los años ochenta, todos los protagonistas de esta película ya eran veteranos. Lina Morgan en concreto, daba mucho dinero con su imagen en esos años, más que por su cine, por sus obras de teatro grabadas en vídeo  (“Vaya par de gemelas” o cosas así). Así pues, aprovechando el tirón de estas obras, las distribuidoras, tomando como reclamo una fotografía de alguna de sus revistas a modo de carátula, estrenaron en alquiler la película, haciéndola pasar por una de estas obras de teatro…y varios serían los que picaron, por supuesto.
Como el póster original capitaneado por la supuesta protagonista del film, Mikaela -¿quién cojnes será – es muy feo, adjunto el fraudulento.