martes, 6 de mayo de 2014

EL MIRÓN Y LA EXHIBICIONISTA

Así como el que no quiere la cosa, y aunque ya reseñé una película porno de Jess Franco aquí, hace algún tiempo, “El ojete de Lulú”, digamos que, posiblemente, las del tío Jess sean las únicas películas porno que ustedes vean por aquí reseñadas, primero porque me pegué anoche una maratón porno Franquiana –son cortas- y  porque al igual que con sus películas estándar, el porno de Jesús Franco no es porno; es otra cosa. Otra cosa más desagradable y menos sexy que el porno convencional. Y sin embargo, y como ya he dicho en otras ocasiones, el cine porno de Jess Franco, es más entretenido y divertido que cualquiera de sus comedias.
Claro que la comedia en este caso, viene que ni al pelo, porque parece que Franco no concibe el folletéo sin diversión, ergo los momentos mas lúcidos de comedia de Jess Franco están, paradójicamente, en sus películas porno.
Sin embargo, esta “El mirón y la exhibicionista”, sería de aquellas la más seria.
Cuenta la historia de un individuo que, prismáticos en mano, espía a su vecina cuando esta está tocándose o cuando sube a casa algún maromo para follarselo. Ella sabe que es espiada y esto le excita.
Bueno la peli, no es muy allá, está entretenida y listo, que ya es mucho. Pollas de actores  de la escudería Franco que hicieron porno, sin ser actores porno, y así pasa, que aquello no se levanta. Cosa que a la cámara de Jess parece no importarle lo más mínimo.
Lo gracioso es que esta película culmina con un pajote de “El mirón” del título”, que se resuelve con primeros planos del individuo mirando por los prismáticos y planos de este mismo pajeándose ¡con la misma mano con la que está sujetando los prismáticos! Una de esas chapuzas del tio Jess, que una vez más quería darle a su querida Lina Romay más protagonismo del que merecía, haciendo ver que era ella la directora de la película, firmando esta bajo el pseudónimo  de Lulu Laverne, que a su vez, es el pseudónimo que uso la Romay para protagonizar la cinta. Ya no cuela, aunque hay quien afirma que estas películas las dirigían ambos al alimón. Pudiera ser.
Más que nada, y volviendo a la escena final de masturbación del “mirón”, me queda clara una cosa, a juzgar por la chapuza de planos. Quien se pajéa, que incluso, llega a derramar su semilla asquerosamente contra el objetivo de la cámara, no es el habitual José Miguel García (también conocido como Morgan Childrum, como Joan Marille o más jocosamente como Jean Morcillón en “El ojete de Lulú” o como “Evaristo Pichales” en “Entre pitos anda el juego”). No lo digo gratuitamente, la polla de quien se masturba en primerísimo primer plano delante de la cámara, no concuerda con la de García. Es aún mas pequeñaja y los huevos más colganderos –a juzgar por lo visto en otras películas-. Es más se trata de una polla ridícula que casi queda cubierta por la mano masturbadora. Y esto que voy a decir, no es seguro, claro que no, no está contrastado ni he escuchado por ahí nada similar, pero yo diría, que quien se masturba delante de la cámara es el propio Franco. Es una corazonada. Si alguien lo supiera a ciencia cierta, que lo ponga en los comentarios…
Observaciones aparte, digamos que la película está graciosa, tiene algunos ramalazos estilísticos que llaman la atención ( esa fotografía oscura y el inquietante fondo negro en el que opera “El Mirón”, junto con la iluminación casi de película de terror), incluso la trama está bastante bien para ser una peli porno. Y es que, oigan, a ver si al final, lo mejor de la filmografía de Jesús Franco van a ser sus pelis porno…
Eso si, para masturbarse viéndola, no vale. Aunque cierto amigo mío me confesó, que le llega a excitar más que una peli porno normal y corriente.