viernes, 7 de mayo de 2021

CASO CERRADO

“Caso cerrado”, la última película que protagonizó Marisol, es una rara avis dentro de su carrera. Todos sabemos que Marisol sufrió una infancia difícil llena de abusos y  explotación infantil por culpa de los contratos firmados con el productor Manuel Goyanes que, prácticamente, decían que Marisol era de su propiedad. La adolescencia le fue a la zaga, pero ya cuando consiguió liberarse de esos contratos a mediados de los años 70, Marisol conocería al bailarín Antonio Gades con el que se casaría y junto al que desarrollaría cierta militancia en el partido comunista. Esta militancia duró hasta que se separó de Gades allá por 1986 y, un año antes, y consecuencia de esos últimos años de militancia, rueda esta película.
Marisol hacía ya tiempo que se había quitado el nombre artístico haciéndose llamar Pepa Flores que es su nombre real.
Andaba ya la actriz y cantante medio retirada cuando le hicieron llegar este guion de Gonzalo Goicoechea y del director de la misma, Juan Caño Arecha, amigo personal de la actriz y camarada del partido. Ella, advirtió que lo más probable es que no la hiciera, pero aún así, se leería el guion ya que tenía costumbre de hacerlo con todos los guiones que escribían pensando en ella.
De todas formas, Caño y Goicoechea no tenían todas consigo ya que la película se produciría en cooperativa y no disponían de dinero para pagar a la actriz.
La sorpresa del director fue mayúscula cuando esta le llamó diciéndole que, pese a que no tenía pensado hacer más películas, esta, que tenía un contenido respetable y, más o menos, compatible con su militancia, sí que la haría. Cuando Caño Arecha le dijo que no podía pagarle su caché, ella le replicó que no estaba hablando de dinero, que le estaba diciendo que sí que hacía la película. Luego ya, cuando llegaran los beneficios en taquilla, se llevaría la parte que le correspondiera.
La cosa va de un matrimonio judío que se ve envuelto en problemas el día que él, que es empleado de banca, descubre que en su sucursal se están ejecutando movimientos no muy legales. Como por otro lado el individuo es objetor de conciencia y no hizo la mili (con la mala prensa que esto trae socialmente dentro de los círculos bienpensantes), sus compañeros aprovecharán para cargarle el muerto a él, por lo que ingresará en prisión por los pufos que le han encalomado. Todo esto no le sienta bien a su esposa que lo único que quiere es llevar una vida normal sin líos políticos, por lo que, poco a poco, ella irá pasando de él y dedicandose a sus cosas.
Puede que a Pepa Flores le gustase el guion y aceptara rodarlo a cuenta de lo que se sacara, pero lo cierto es que, a la hora de interpretar su papel, parece como si le importara un bledo estar en la película. Durante muchos años se nos quería vender la moto de que, más allá de la pizpireta imagen que Marisol ofrecía durante su infancia y adolescencia, esta era una gran actriz a la que no se le había dado la oportunidad de demostrarlo. “Caso Cerrado” es una mala película de factura muy baja, dirigida con poca solvencia y montada de manera confusa, por lo que en todo momento el resultado queda raro y cuesta entender el argumento. Pero desde luego, Pepa Flores no ayuda a que la película tire para adelante porque está espantosa. Actúa a trompicones y lo mismo alza la voz que susurra en la misma escena. Incluso, años después, cuando le preguntaron por esta película, ella respondió que “podía haberlo hecho mil veces mejor”.
Como fuera, la película pasó por el festival de cine de San Sebastián donde el público abandonaba sus butacas a mitad de proyección, así como recibió unas críticas fastuosas y su paso por los cines fue prácticamente anecdótico; acumuló unos irrisorios 183.000 espectadores cuya recaudación no sirvió ni para cubrir los gastos, por lo que Pepa Flores no vio ni un duro de su trabajo. Esto fue el remate del tomate, y si la actriz ya estaba pensando en retirarse, esta película tirando a mierdosa  le convenció de, ahora sí, retirarse del cine por siempre jamás. Y eso es exactamente lo que hizo.
Por otro lado, cuando se separó de Gades en 1986, la actriz se desvinculó de todo activismo político para volverse a su Málaga natal y vivir anónimamente. Sus apariciones públicas son escasas, siempre para medios pequeños y locales e, incluso, cuando le concedieron el Goya de honor el año 2020, rehusó ir a la ceremonia a recoger el premio siendo sus hijas, Celia Flores y María Esteve, quienes se personaron a recogerlo.
“Caso Cerrado” es su lamentable testamento fílmico, una película de una fuerte carga política que se ejecutó con unas manazas más grandes que las de André el gigante y que pasó inadvertida allá donde fue programada. Su único interés radica en el morbo que pueda suscitar (o no) el visionar la última película que haría Marisol en su vida. Yo tenía bastante.
Por otro lado, en papeles secundarios, tenemos a Lola Gaos, Santiago Ramos o un jovencito Antonio Banderas que se comía  el mundo y que, paradójicamente y en contraposición a este bodrio, se llevó el Fotogramas del plata, los premios que concede la revista del mismo nombre, al mejor actor aquél año 1986. “Caso Cerrado” sería uno de los títulos que figuran en la filmografía del célebre Pirri, que ofrece un cameo interpretando, como no, a un macarra drogata que va a entrar en prisión.
Por su parte el director, Juan Caño Arecha, no volvería a hacer cine prácticamente, quedando sus referencias audiovisuales relegadas, casi dos décadas después, a un par de trabajos documentales televisivos siendo el más destacable el dedicado a su amigo Antonio Gades con “Antonio Gades, la ética de la danza”. Esta película casi se queda en una anécdota.