sábado, 1 de mayo de 2021

TALES OF THE THIRD DIMENSION IN 3-D

Combinar mi corta edad, la lectura de una de mis primeras -o la primera!- revistas especializadas de origen franchute y el cartel alucinante de aquella película extraña, fue fulminante. Entendí de ipsofacto que, adentrándome en todo eso del cine de terror y fantástico, me esperaban un montón de sorpresas jugosas y estrambóticas que me llevarían hasta mundos inexplorados y únicos. Ya ven lo que dio de si el puñetero cartelito de una ignotísima producción del año 1984 surgida de la factoría de Earl Owensby, ese magnate del cine zetoso que nadie ha reivindicado aún debidamente. Y sin embargo, he tardado décadas en degustarla íntegra. Primero porque era imposible de localizar (no consta que llegara a nuestras tierras). Segundo, porque cuando pude gracias a que alguien la subió entera a YouTube, estaba únicamente en inglés, que aunque lo entiendo, no tanto como querría. Y tercero, porque mi interés se había diluido con el tiempo. Sin embargo, hace poco, justo a raíz de reencontrarme con el cartel, cogió fuerzas de nuevo. Así que corrí a YouTube y me la comí entera... eso sí, con las limitaciones comentadas. Ténganlo en cuenta a la hora de juzgar mis impresiones.
Tenemos tres historias. La primera gira en torno a unos vampiros que quieren adoptar un niño. El que se agenciarán resultará ser un hombre lobo, su mayor enemigo natural. Tontuna. La segunda es la peor, por ser la más aburrida y anodina, aquella en la que pasan menos cosas. Un par de ladrones de tumbas obligan al enterrador del cementerio a que les diga donde se ocultan las mayores riquezas bajo tierra -asesinándolo de paso-, una vez allí, tendrán muchos problemas. Y finalmente, llegamos a la "mejor" del pack. Aquella que suele llevarse las críticas más positivas, y la única que ha generado que la peña cuelgue extractos en YouTube. Unos niños van a pasar la Navidad a casa de la abuela. Esta se queda sin pastillas y comienza a denotar tendencias asesinas. El final delirante es de traca (y del que tomaron buena nota los Hermanos Polonia para su "Feeders 2: Slay Bells"). Aquí el humor resulta mucho más evidente y mal-lechado. Ya al inicio alucinamos cuando el padre se saca el cinturón y comienza a atizar con saña salvaje a uno de sus retoños. Y luego, pues todos los intentos homicidas de una yaya con un catálogo de muecas interminable. Los críos lo hacen muy bien, especialmente ella. Esta es la historia que "salvaría" al largometraje del olvido absoluto.
Algo bueno que podemos decir de "Tales from the third dimension" es que su cartel no engaña nada. Ni pizca. Todo lo que vemos, está en la película. Cosa de agradecer conociendo como conocemos las sucias estratagemas de los productores de segunda o tercera regional. Está ese esqueleto simpático, introduciendo las historias muy educadamente a base de discursos pomposos (nada que ver con las maneras de un Tío Creepy). También los buitres con la cara de Stan Laurel y Oliver Hardy. Y, efectivamente, la peli es en 3D. No porque la haya podido gozar de esa manera, pero lo evidencia que cada dos por tres lancen objetos a cámara.
También es evidente que la inspiración viene de la mano de "Creepshow". No creo que sean delirios de un fanático de mi porte, lo demuestran la combinación de humor y terror y, por supuesto, el mismo esqueleto como introductor. No olvidemos que el clásico de George A. Romero fue un "hit" en su época, y cuando algo lo peta, los buitres (sin las facciones del gordo y el flaco necesariamente) surgen de sus guaridas para intentar sacar tajada. Las consecuencias zetosas de "Creepshow" fueron unas cuantas que estaría bien recolectar algún día. Así a bote pronto, me vienen "Historias de miedo flipantes", "Screamtime" o "Scary Tales" representado al gremio SOV.
Volviendo a "Tales of the third dimension", pues bueno, ya se pueden imaginar el percal: En general es bastante aburrida. Sosilla. Los efectos especiales gastan cierta tosquedad, pero derrochan muchísimo encanto (sobre todo los muñecotes habladores o las maquetas). No esperen gore, porque no hay. Ni pizca. Da la impresión que los responsables apuntaran más hacia una platea juvenil.
Earl Owensby aparte (que se encarga de dirigir los interludios con el esqueleto parlanchín), encontramos a directores/guionistas con curiosas y dispares trayectorias. Todd Durham dirigiría ese mismo 1984 un "spoof" de "Star Wars" titulado "Hyperspace" (adelantándose a "Spaceballs") y terminaría ligado de por vida a la famosa saga "Hotel Transilvania" como responsable de la story y los personajes. Thom McIntyre venía del exploitation y nunca lo abandonó. Y a Worth Keeter ya lo conocen. Hemos hablado de él en este blog unas cuantas veces.
En el reparto solo reconocí dos rostros, los del gorderas William T. Hicks, quien haría buenas migas con Keeter, interviniendo así en sus dos pelis sobre Duncan Jax. Y el de Leon Rippy, el único que tuvo una genuina carrera posterior. Le hemos visto en un puñado de títulos perfectamente mainstream, siempre como secundario carismático, a las órdenes de peña del calibre de Spielberg o Eastwood. Echen un ojo a "la secretaria" y flipen.
Como dato curioso, mentar que uno de los asistentes de producción es Phil Smooth, quien un año después se pondría manos a la obra con su propio largometraje, el ultra-costroso "Dark Power".