miércoles, 21 de febrero de 2024

MINUTOS MUSICALES 19: LOS RARITOS

Hemos hablado mucho por aquí de bandas afiliadas al universo "Crass", pero hoy toca una un tanto especial, diferente y, en cierto modo, "demasiado sofisticada" para semejante entorno. ¡Cuidao! sin desmerecer a las otras, que las hay muy válidas. Estoy hablando de "The Mob", uno de aquellos combos que, consumidos en pleno fervor juvenil por sonidos estridentes y velocidades desbocadas, saben a poco dada su tendencia a los llamados "medios tiempos". Pero reescuchados más viejuno, te das tardía cuenta que molaban y molan. En ocasiones hay que esperar al momento adecuado para gozar ciertas cosas. Hoy puedo decir que, aunque disfruto el -único- disco oficial de "The Mob" de modo casi (y remarco, casi) íntegro ("Let the tribe increase"), son sus temas más reposados, atmosféricos y, también, deprimentes (la quejosa voz de su frontman suena a constante aullido agonizante) mis favoritas. Comenzando por "I wish" (arrebatadora en su brillante sencillez, compositiva y gramaticalmente) y chapando con "My life, my world", que les dejo al final del rollo.
En un mundo justo, "The Mob" sería una banda ultra-reputada e intocable al nivel de "Joy Division" (a quienes me recuerdan levemente), en la sucia sociedad que nos rodea, eminentemente idiota, pos no... pero casi mejor que se sigan manteniendo así, en la penumbra, bien undergroundadamente. Después de todo, de lo contrario no los escucharía por considerarlos demasiado populares. Sí, así de esnob soy.


La primera vez que tuve conocimiento de "Theatre of Hate" ("Teatro del odio", ¿existe un nombre más molón?) fue localizando, entre la colección de singles perteneciente a mis hermanos mayores, uno editado en su día en España. Contenía justo sus dos "hits", "¿Do you believe in the westworld?" y mi favorito, el que les cedo al final del tsunami de desvarios, "Propaganda". Es el más cañero de su catálogo, eminentemente reducido a un LP (luego hubo más, pero tardiamente, así que no interesan) y donde denotan sus orígenes punkistas. Efectivamente, como la mayoría de ingleses con aspiraciones rockeriles del periodo, Kirk Brandon comenzó con el punk ortodoxo ("The Pack"), luego pasó al llamado post-punk con "Theatre of Hate" (una corriente que aprovechaba la energía del punk, pero conducida a vertientes más... errrr... ¿experimentales?) y concluyó con un combo de sonidos "aceptables", aunque sin llegar al comercialismo pútrido, manteniendo siempre cierta entidad "artística", "Spear of destiny". Tal vez me molen dentro de quince o veinte años (si llego), hoy me quedo con el teatro del odio.
Yo y buena parte del sector punko, ya que, actualmente, Kirk Brandon continúa visitando "escenarios especializados" para tocar los viejos temas. Desde sus "hits" (el mentado "¿Do you believe in the westworld?"), pasando por arrebatos rockeristas ("Legion", "Eastworld") a, también, aquellas composiciones más calmadas pero no menos disfrutosas ("The Hop", "Anniversary")