lunes, 5 de febrero de 2024

PURPLE RAIN

“Purple Rain”, film de culto en ambientes estrictamente musicales, es una película para el lucimiento de las habilidades de Prince en el más amplio sentido de la palabra.
Sucede que cuando un artista es lo que vulgarmente se dice “más grande que la vida”, se conciben películas muy peculiares para ellos. No son largometrajes con estructuras corrientes y molientes y, sus argumentos, meros pretextos para huir de la etiqueta “documental”, suelen ser bizarros o surrealistas, y a veces, —y más con el paso del tiempo— muy ridículos.  A “Moonwalker” de Michael Jackson le sucedía esto y, por supuesto, le ocurre también a “Purple Rain”. Madonna no sería una excepción, si bien, la diva mantuvo paralelamente una carrera como actriz, aunque sus dos películas con fines exactamente similares a las de Jacko o Prince, “¿Quién es esa chica?” y “Buscando a Susan desesperadamente”, sí mantendrían una estructura más estándar, más accesibles al gran público, aunque la cantante no quedaría exenta de mostrar su excentricidad con aquella mamarrachada titulada “En la cama con Madonna” en la que, esta vez sí con apariencia "documental”, no duda en coleccionar extravagancias tales como proponerle sexo a Antonio Banderas estando presente Ana Leza, su esposa en aquel entonces.
La otra finalidad de este tipo de películas es la de promocionar el elepé en ciernes del artista que las protagoniza. Otro ejemplo: “Ciudad sangrienta” de Run-DMC.
“Purple Rain” no es otra cosa que un film promocional del disco de Prince del mismo título, y en este sentido, lo importante es filmar de la manera más espectacular y emocionante posibles las actuaciones que, sobre un escenario, ejecutará Prince. El resto, lo que viene siendo el hilo argumental, está desarrollado al gusto del genio de Minneapolis, que al final es el que manda y, en consecuencia, obtenemos un guion que parece escrito por un deficiente mental.
Así, y cuidando extremadamente todos los aspectos técnicos de la película, nos cuenta la historia de “El chico”, un sosias del propio Prince que suele actuar para el público en un local en el que también actúa Morris Day. El caso es que “El chicho” no tiene el mismo tirón para el público que tiene Day, lo que generará una serie de disputas en torno al ámbito musical. En un segundo plano, “El chico” entablará una relación sentimental con otra cantante, Apollonia Kotero, que en un momento dado será seducida por Morris Day para intentar crear con ella un grupo femenino. “El Chico” se pondrá de mal humor… y hasta le curtirá el lomo a la chavala. Todo ello mostrado con vivos colores y contado como si se tratase de una fábula musical. Mucha lucecita, mucho neón y los protagonistas vistiendo con ropa de calle, pero yendo como si fueran disfrazados.
Por supuesto, no deja de llamarme la atención una de las tórridas escenas de sexo que tiene Prince con Apollonia Kotero, en la que vemos, sobre las bragas, pero de manera muy explícita, como Prince echa mano al coño de la Kotero, que dicho sea de paso, no pone impedimento alguno, amen de estar la tía como un queso de tetilla. El impacto que causa esa escena en el espectador de 2024, evidencia lo mucho que ha cambiado el cine en general, y las escenas sexuales en particular.
Al margen de todo esto, “Purple Rain” es una película de Prince, hecha exclusivamente pasa sus fans, que en pleno 1984 eran legión, y a gusto de sus fans. Y estos encantados de ver a Prince como centro de atención. Pero ¿Para el resto? No me considero fan de Prince en absoluto, aunque, según el álbum o la época, por lo general me gusta bastante. No es el caso del disco “Purple Rain”, en que considero se encuentra el Prince más popero y desechable, canciones machaconas y posmodernas (ya por aquel entonces) que no me tiran en absoluto.
La película me parece una fantochada de las más grandes que he visto. Cada dialogo, cada secuencia, cada plano que tiene que ver con Prince, me provocan poco más que vergüenza ajena. Todo lo contrario con Morris Day, el malo de la función, que hace mejorar la película con cada una de sus apariciones. Pero a rasgos generales es tan babosa, tan para el lucimiento de Prince, que no me genera más que profundo rechazo, por muy bien filmados que estén los números musicales, por muy buen diseño de producción que se gaste, o por su excelente fotografía. Esto es para incondicionales de Prince, desde luego, no para mí.
Contaba Prince que, poco antes del estreno, tenía pesadillas con la reseña que del film pudieran hacer Siskel & Ebert en su programa. De hecho, dijo algo así como “no quiero que ese tipo gordo de la tele me despedace”. Para su sorpresa, a Rogert Ebert le gustó mucho, hizo una crítica favorable y le metió cuatro de cinco estrellas.
“Purple Rain”, que costó 7 millones de dólares, recaudó 80, así que se convirtió en todo un éxito. Como era un producto raro, en nuestro país se estrenó de manera reducida en cines de arte y ensayo de la época, y con algún que otro año de retraso. Sin embargo, a pesar de lo que me parezca a mí, está considerada un hito cinematográfico que sirvió para convertir a Prince en una estrella aún más grande de lo que ya era.
Por supuesto, para la dirección, Prince contó con alguien que después le dirigiría en sus videclips, Albert Magnoli, cuyos mayores logros, a parte de este, fueron una comedia romántica de cierto tirón en los ochenta titulada “Días Rebeldes” y sustituir a Andrey Konchalovsky cuando este fue despedido de la dirección de “Tango y Cash”.
En los años 90 se estrenó una secuela no oficial de “Purple Rain” que para la ocasión dirigió el propio Prince, y que se tituló “Graffiti Bridge”. No les puedo asegurar que algún día caiga por aquí.