viernes, 2 de febrero de 2024

ME GUSTAN LAS PELIS

Película canadiense indie y festivalera ganadora de mogollón de premios que, a grandes rasgos, se deja ver. Está entretenida y no hace ningún tipo de aspaviento, pero, según va avanzando, cae antipática. Porque es tan indie, la historia que cuenta es tan de las películas indies, la estética que se gasta es tan indie —incluso la época en la que se ambienta la película es indie (el año 2002) —, que, al final, por exceso de “indismo”, más que una película indie parece una parodia del cine indie.
Un adolescente obeso, con serios problemas sociales y obsesionado con el cine, decide que quiere estudiar dirección cinematográfica en Nueva York. Para ello necesita 90.000 dólares que cree conseguirá trabajando en el que, por otro lado, es un puesto de trabajo ideal para él: un videoclub de franquicia al estilo de Blockbuster, llamado Secuelas. Allí entabla una extraña relación con su encargada, una treintañera sin demasiada suerte. El gran ego del muchacho, y su idea de estudiar cine, le llevará a tomar un par de decisiones no muy inteligentes, y perder al único amigo que tiene. Y poco más… una película minimalista concebida muy al gusto de los hipsters, quizás porque su directora, la debutante Chandler Levack, también lo sea.
"Me gustan las pelis" se basa en momentos autobiográficos de Levack, de cuando de adolescente trabajó en un videoclub, y utiliza a un joven gordo para que haga de sí misma, porque según ella así escapa del estereotipo de directora que solo cuenta historias por y para mujeres. Y en un principio podría colar, si no fuera porque el discurso femenino que podíamos esperar de una directora de estas características lo pone en boca de la encargada del videoclub, así que al final, Levack responde al estereotipo del que dice huir, porque solo lo camufla poniendo a un gordo purulento en primera línea y dando su discurso a un personaje secundario.
Al margen de eso, es muy curioso cómo uno parece empatizar con una película por su temática y título y poco a poco se va poniendo en su contra. Y es que el protagonista, el obeso resabiado y obsesivo encarnado por Isaiah Lehtinen, cae gordo, gordísimo, casi dan ganas de matarlo. En el afán de la directora por conseguir un carácter muy particular (un híbrido entre un nerd y un pedante), una vez más, como si fuera una parodia, parece que ha pedido prestado a Wes Anderson uno de sus personajes. “Me gustan las pelis” no acaba siendo odiosa, pero le falta muy poquito.
Tiene gracia que, siendo el film canadiense, esté financiado por Telefilm Canadá, a través de unas ayudas que dan a cineastas emergentes. Como si fueran subvenciones, vaya. Lo mismo que pasaba en los años 70 y 80 con las películas de terror o sex comedies que se aprovechaban de este tipo de ayudas rodando como un churrero hace churros, por lo que podíamos decir que, de no ser por la época en la que estamos, “Me gustan las pelis” encajaría como película canuxploitation (¡Ja!).
A destacar la intervención de Romina D’Ugo, la actriz que interpreta a la encargada del videoclub. Con un ligero aire a Demi Moore de jovencita, no solo me ha gustado mucho su presencia en pantalla, su forma calmada de interpretar, sino que me parece una de las mujeres más bellas que se puede ver hoy en día en una película. Lástima que se prodigue poco. Como el cine canadiense en general.