sábado, 3 de febrero de 2024

VIRUS

Partamos de la base que ya en su época, cuando me pasaba el día nadando entre hemoglobina de procedencia ítalo parlante (mayormente cortesía de individuos tan poco recomendables como Lucio Fulci, Umberto Lenzi o Aristide Massaccesi), consideraba "Virus" una de las aportaciones más flojuchas al "género", por así llamarlo. Sobre todo porque, seguramente, estaba entre las primeras que vi y las expectativas pesaban. Fue tal el poco entusiasmo obtenido, que no había vuelto a hincarle el diente -nunca mejor expresado en este caso- desde aquel primer intento.
Unos veteranos del Vietnam regresan a la civilización portando un virus que les vuelve caníbales, tal cual. A pesar del cambio de aires, no podrán contener las ansias alimenticias y la liarán parda, siendo perseguidos por las autoridades, mientras a su paso van dejando un generoso reguero de cuerpos mordisqueados e infectando a otros con su hobby.
Conocida también como "Apocalypse domani", "Cannibals in the Streets" o "Cannibal Apocalypse", la película cuenta con un chorro de ingredientes para hacerla triunfar. A la dirección, todo un clásico en lo suyo, Antonio Margheriti (generalmente oculto tras el alias de Anthony M. Dawson). En el co-guion, otro que tal baila, Dardano Sacchetti. De los efectos de maquillaje se encarga un tercer grande, Giannetto De Rossi. Siendo co-producción entre Italia y España, José Frade viene a encabezar la movida. Y el reparto está a la altura: John Saxon, Giovanni Lombardo Radice o Ramiro Oliveros, entre otros ligados al llamado "eurotrash". Y sin embargo, a mi "Virus" me sigue sin acabar de funcionar. Le reconozco un arranque solvente. Algunas buenas ideas (esa vecinita adolescente que se pirra por los huesos de Saxon). Y, obvio, la generosa ración de violencia, en especial los destellos más truculentos -y populares- como el agujero en el estómago de Lombardo Radice o el "apretujón" de ojos. El gore es licuoso y detallado, pero menos que los excesos de Fulci, y es que al colega Margheriti, tal y como leí en una entrevista, no le molaba demasiado eso de mostrar higadillos. Lo hacía porque, siendo el solvente artesano que era, daba al mercado lo que pedía a gritos. Pero no gozaba en el proceso, y esas cosas se notan. Luego tenemos al mentado Lombardo Radice, cuya actuación roza los límites del exceso y el histrionismo. Esos caretos como de constreñido, me cargaban de chaval y lo han vuelto a hacer ahora.
Creo que mi verdadero problema con "Virus" es que, en esencia, NO es una película de terror. Es más de acción. Un thriller si lo prefieren, en el que, eventualmente, unos tipos se comen la carne de otros, pero abundan más los disparos que los sustos. Me aburrió un poco, sobre todo con la persecución final. Así que, no, el tiempo no me ha reconciliado con ella.